viernes, 31 de octubre de 2008

Maldito amor.


Renuncio, cojo las maletas y me alejo de quien fui, de todo lo que escribí, de todo lo que viví, me alejo aunque me persiga incansable, aun más cercano que mi sombra, aun más poderoso que mi mente, no puedo controlarlo, me araña, me seduce, me atrapa, me quema, me hipnotiza, me duele, me cansa, me agota, me suplica, me reduce a la mita de mi ser, me hace dependiente, me estrangula con su mirada, me patea como un balón desinflado, me usa para el sexo,me abandona cuando más le quiero, me desplaza, me hace crear y cantar canciones estúpidas, me congela, me hace beber en la cantina mientras sospecho mi tragedia, me dice que no me pertenece, me hace escribir y entristecer mi blog.

Observa, mira hay fuera el resto de blogs, ¿de que hablan la mayoría, de alegrías?, no, de penas y ¿de qué tipo de penas?, de penas por amor, no pierdas más el tiempo en dedicarle tus palabras a ese maldito, no tiene sentido, si hablas de él te conviertes en parte de él y también estarás maldito cuando pase un tiempo y te haya atrapado definitivamente, sal ahora si puedes y deja de mencionarle en tu blog, gastamos tanto tiempo inútil, alabando a ese que dice ser el bien y no hace más que dañarnos, maldigo al amor, si, !!!!que me escuche bien fuerte!!!!, lo maldigo, no tengo miedo a represalias, lo maldigo por lo injusto que es, por lo que me agota, por lo que me indigna, por las frases que tengo que escuchar que van en su nombre, por lo poderoso que se cree, por lo que me seduce, por lo que me engaña, por lo que me reduce a la nada....


Dejo de alabarte para maldecirte, para reprocharte lo que haces con las personas, porque las transformas en muñecos atontados, que se creen que todo lo pueden con amor, por esos besos que se convierten en falsos cuando pasa el tiempo, te maldigo por lo que eres y por en lo que me has convertido.

No pienso volver a escribir en tu nombre, no pienso recordarte, no creas que me as vencido, en verdad en este momento te estoy venciendo yo..... aunque te muestres impasible sabiendo que un día me arrodillaré ante tus pies, recuerda: eso nunca ocurrirá, ya no.

jueves, 30 de octubre de 2008

Etapa oral.


Siendo pequeño le retiraron muy pronto el chupete y por ello decidió usar su dedo pulgar para poder chupar algo mientras dormía, chuparse el dedo le transportaba a un estado de tranquilidad, sosiego, relajación y sueño que le conducía rápidamente a los brazos de Morfeo y siempre acompañado de su vieja almohada suave a la que acariciaba con su otra mano, moviendo su dedo índice y pulgar en círculos con un trozo de la tela en medio de los dedos.

Esto le duró hasta los doce años de edad, cuando se vio obligado a dejar de chupar su dedo por cuestiones adolescentes, entonces decidió meterse otras cosas en la boca que le reportaran ese placer y tranquilidad que le daba chuparse el dedo, fue ahí cuando empezó a fumar, sustituyo su pulgar por ese objeto humeante que se introduce en la boca, se aspira y como resultado devuelves al aire un humo blanquecino repleto de partículas tóxicas, el dedo era más sano pero menos estético y la estética ganas muchas veces sobre la salud.

No solo empezó a fumar, poco después entendió que por su boca podrían meterse otras cosas que le reportaran placer así que también se introducía vasos de alcohol que le producían placer a corto plazo , se convertían en su refuerzo positivo. A la edad de dieciocho años ya era todo un experto bebedor, había aborrecido unos licores pero otros le encantaban, no era oficiálmente alcohólico pero si un gran bebedor.

También introducía dentro de su boca grandes cantidades de comida, el placer de comer le reportaba enorme felicidad, no tenía problemas de engordar, sus genes se portaban bien con él y le permitían comer grandes cantidades de alimentos sin que ello hiciera resentir su silueta, era un chico delgado, en épocas incluso delgado en extremo.

A los veinti pocos las grandes cantidades de comida que ingería le pegaron un susto ya que empezó a engordar de sobremanera, sus genes parecían no poder ganar la batalla a tanta comida, por ello tuvo que recortar esas cantidades de alimento hasta quedarse en un estado normal, la comida era otro de sus agentes preferidos que le reportaban placer a corto plazo pero que se volvían en su contra, pasado un tiempo.

Un poco antes de los veinte años empezó a comprobar que también había otra cosa que le producía mucho placer y por la cual acabaría entregando parte de su vida a esa causa, aquello que le reportaba tanto placer era besar.

Los besos se convirtieron en su obsesión, no había nada que le gustara más que besar, en algunas ocasiones incluso pensaba que besar le reportaba más placer que el sexo, para él el sexo era secundario pero besar no, nunca.

En un principio se quedaba sorprendido por un comentario que les solían hacer las chicas que con él estaban, pero a la cuarta vez que oyó ese mismo comentario o similar dejó de sorprenderle y empezó a verlo como algo cotidiano. Las chicas a las que besaba, solían hacerle la misma pregunta:


"¿Siempre has sido tan cariñoso y besucón con las otras chicas con las que estuviste?"


En los primeros momentos cuando oía esa pregunta él se preguntaba a si mismo si es que su comportamiento no era el normal, ¿los otros chicos no las besaban tanto, no se mostraban tan cariñosos?, ¿cómo puede ser posible, si besar a alguien a quien quieres es de las mejores experiencias?, no lo entendía, poco después como ya dije se acostumbró a ser distinto en ese aspecto al resto de personas y empezó a ver normal que las chicas le preguntaran cosas de ese estilo, siempre en positivo, al menos en un principio a las chicas les gustaba ese cariño que les entregaba, como digo al menos en un principio.

A la pregunta de sí con las demás era tan besucón, él solía responder siempre de la misma manera:


"Soy tan cariñoso y besucón con alguien, solo si me inspira ese sentimiento y esas ganas de besar."


En gran medida esto era cierto, no besaba a todas por igual, habían chicas a las que no le gustaba besar porque no sentía que recibía ningún refuerzo, hay veces que besas a alguien y no surge una chispa interna que te haga pensar que tienes que volver a repetir lo de acercarte a su boca, porque no te ha producido el placer que creías que te iba a aportar y te das cuenta que no hay química, pues a esas chicas no las besaba igual que a las chicas que si le transportaban a un estado de felicidad oral, es más, las chicas que no besaban a su gusto corrían la mala suerte de no volver a ser besadas nunca y a pasar al rincón de los olvidos. La muchacha podía ser más o menos guapa pero el requisito básico era que sus besos le reportaran felicidad.

Empezó a comprender en aquellos momento que las cosas que le producían mayor placer, tranquilidad y relajación era todo aquello que se introducía por la boca, estaba anclado en la llamada etapa oral donde el mayor placer se obtiene a través de la boca.

Nunca pudo reponerse de esta etapa, al menos se mantenía en un cierto equilibrio, porque las personas atrapadas en este estadio solían acabar siendo viciosos, ya se puede entender que los individuos en los que su mayor refuerzo proviene de la boca pudieran acabar volviendose unos alcohólicos, fumadores y obesos. En este caso concreto, a él le interesaba más besar que cualquiera de las demás cosas que pudiera introducirse por la boca para que le causaran placer.

Era un pobre diablo, pero al menos su vicio era sano.

lunes, 27 de octubre de 2008

No puede ser verdad



Anoche quedé con ella. Sí, quede con ella, tanto que me decía que no quería volver a verme y allí estaba a mi lado, sonriéndome. Hacia una noche excelente, no sentía ni frío ni calor, todo andaba en calma, me encontraba con ella en una cafetería al aire libre, un lugar elegante, sillas cómodas y no de esas de hierro que a los diez minutos de aposentarte sientes la necesidad de cambiar continuamente de postura, ¿qué pasa con esas sillas?, ¿Son para que te tomes algo rápido y te vayas para dejar el sitio a los siguientes consumidores, o qué?, bueno no quiero irme por las ramas, me centraré en lo sucedido anoche. Aquella cafetería tenía unas sombrillas color plata que nunca antes había visto en ningún otro lugar, que le daban un toque glamuroso a aquel establecimiento, en ese momento empecé a pensar que, que hacía yo en ese sitio, ah sí quedar con ella.

La tenia sentada al lado mío, siempre decíamos que las parejas que ya no estaban enamoradas se sentaban una enfrente de la otra para tener contacto visual únicamente pero que las parejas en las cuales había chispa y pasión se sentaban una al lado de la otra para tener contacto de tipo táctil y poder darse arrumacos y besos más allá del simple contacto visual, a no ser claro que tuvieran hijos, en ese caso ambos se sentaban uno al lado del otro y el resto de sillas para los peques, en nuestro caso no habían churumbeles a los que prestar atención. Ella estaba a mi lado y no enfrente, me miraba y sonreía como lo hacia antes cuando se dibujaba en su rostro esa chispa indiscutible que hacia que permaneciera atenta a mí en todo momento y yo atento a ella por supuesto, pero esa chispa iba a intervalos, aparecía y desaparecía de su rostro como si en su cabeza se librara una guerra de dos bandos opuestos.

Parecía que tenía algo que contarme, pero antes de dejarla hablar acerque mis labios a ella y le di un beso en la frente, un beso con intenciones fraternales, me encanta besar a la gente que me encanta y por ello no pude contenerme y la besé aunque fuera en la frente, ella se dejó, seguía sonriendo y al ver su reacción quise besarla pero esta vez de manera menos fraternal y bajé mis labios hacia su mejilla, un beso suave, cálido, lento, volví a respirarla, hacia tanto que no la tenía tan cerca, esa sensación de vuelta a casa después de un desastre o una tragedia, esa extraña relajación ansiosa. No pude evitarlo y la seguí besando por su cara, sus ojos, su barbilla, su boca, sus manos, ella tranquila, se dejaba hacer, sonreía a veces, otras cerraba sus ojos como rememorando momentos pasados, pero noté que su cara no era la de siempre, algo había de distinto en ella, no era amor, ni siquiera se estaba dejando llevar por recuerdos antiguos, era compasión, pura y dura compasión, en ese momento ella me frenó para decirme:


"Soy lesbiana". Siguió sonriendo para darle un cariz no tenso a la situación.


Yo quedé paralizado, también con una sonrisa para no desentonar en aquella extraña conversación, pero mucho me temo que mi sonrisa se dibujaba algo estúpida, congelada, solo podía pensar: "no puede ser, no puede ser, no puede ser verdad."


" ¿Eres lesbiana?". Acerté a decir. Recuerdo como ella se me quedaba mirando asintiendo un sí con la cabeza. Pasaron unos minutos aunque para mí se hacían eternos como largas horas, mirándonos bajo un tenso silencio angustioso y enrarecido por nuestras sonrisas, parecía como si solo fuera una anécdota macabra, la chica de mi vida era lesbiana.


Ella empezó a mirar a otras chicas que se acercaban a la cafetería donde nos hallábamos, miraba con deseo, me miraba a mí y se reía, yo no tuve más remedio que seguirle el juego:


"¿Te gusta esa chica que está ahí sentada?" le pregunte yo en un intento de normalizar lo que ella acababa de contarme.


" Esta muy bien, es guapísima ¿verdad?" Me respondió ella mientras la miraba entre disimulando y comiéndosela con la vista, no puedo dejar de recordar como miraba a esa chica y a las otras chicas que se encontraban cerca, era como abrazar ya el final por siempre, ¿cómo se va a volver a enamorar de mi si ahora es lesbiana?, ¿cómo voy a reconquistarla?, imposible, olvídate ya, que frustración.


No podía creer que pudiera estar hablando de ese tema con la que había sido mi novia un mes atrás, que solo había pasado algo más de un mes desde nuestro último chispazo sexual, ¿cómo era posible?


En ese momento casi no podía disimular mi estado de shock, seguía sonriendo pero por dentro mi cerebro gritaba llorando que aquello no podía estar pasando, una sensación de impotencia recorrió mi cuerpo en ese momento, deseé no estar allí. Me alegra que ella quisiera sincerarse pero aún no estaba preparado para oír semejante cosa, no era el momento oportuno.


Me desperté con esa sensación de impotencia.

Si, era un sueño, un macabro sueño que me creí a la perfección, soñé que mi ex quería quedar conmigo para decirme que era lesbiana cuando yo pensaba en el sueño que lo que quería era reconciliarse conmigo. Un mal sueño que me ha tenido en jaque todo el día.


Que día más raro llevo hoy, en la siesta he vuelto a tener un sueño parecido. Ahora que estaba empezando a olvidar mi pasado reciente, me vienen estos sueños, maldito organismo torturador, déjame dormir tranquilo.

jueves, 23 de octubre de 2008

Aquellos sitios en los que has estado y nunca más volverás a estar.



Un día descubrí que a veces estamos tumbados en un lugar que creemos que nos pertenece y apenas lo valoramos, pasamos sobre él como sombras creídas, repletas de nosotros mismos, sin percatarnos que de un día para otro ese lugar será inaccesible para nosotros y por ello, no podemos darnos cuenta del maravilloso encanto que puede tener ese rincón, en mi caso hablo de habitaciones.


Una vez, la última que dormí en aquella habitación que creía que en parte me pertenecía, sin ser presuntuoso creo que por entonces un trocito de ella también era mio, me di cuenta tumbado boca arriba y temiéndome venir un final de historia romántica, que ese podría ser mi último día allí acostado en esa cama que me acunaba y me puse a observar los detalles de aquella habitación, sus colores, los adornos de las paredes, la ropa sucia del suelo, los ositos de peluche tirados a un lado esperando a que yo me levantara de esa cama para que ellos pudieran volver a adornarla, las sombras que se creaban, los contrastes de luz natural con artificial, su olor, ese olor característico y especial que une a la habitación con la persona que en ella habita, los cojines de colores azules, en definitiva todo lo que en ese momento me rodeaba, de lo que estaba envuelto y creía que también me pertenecía pese que aquella habitación no era mía.

Todo lo observaba y empecé a pensar que quizás nunca más me encontraría ahí acostado, tranquilo, relajado, pensando que estaba como en casa, que jamás pisaría las baldosas de ese suelo que en ese momento me eran tan familiares, que nunca más besaría a esa chica tumbada en aquella cama, nuestra cama, todo eso me entristecía de sobremanera.

Y así ocurrió, nunca más supe de aquella habitación aunque la recuerdo con todo detalle, gracias a que me quedé observándola para inmortalizarla en mi recuerdo, ya no puedo volver a pisarla porque mi presencia allí esta vetada.


Ahora cuando duermo en cama ajena, suelo mirar alrededor, observar con detalle donde duermo por sí algún día me destierran de allí, valoro cada minuto que paso en esa habitación porque no se cuando será la última vez que la pise, siempre pienso: "¿será esta la última vez en la que yo que me encuentre en este lugar?".


¿Cuántos rincones se habrán olvidado ya de mi?, ¿Cuántos rincones me quedan por observar?, ¿Qué lugar será el definitivo del cual nunca me echaran ni del que yo querré huir?


En este momento te digo que valores aquel rincón donde te encuentras acostado con tu ser amado, por si en un futuro no pudieras regresar a él.


¿Recuerdas ahora esos lugares únicos a los que no vas a poder volver porque tu presencia allí ya no es grata o esos lugares que uno mismo abandonó por cuenta propia pero que siguen grabados en nosotros por todo aquello que vivimos en esa estancia?. Un lugar que te pertenecía pero que te borró de su lista de bienvenidos, aquellos sitios en los que has estado y nunca más volverás a estar.

martes, 21 de octubre de 2008

Cambios de estado, abstracto como la vida misma.


Muestra interés, deja de mostrarlo, se añade a mi conversación, de repente huye porque la vida no le sonríe en ese momento, se enfada consigo misma, desaparece... Vuelve con una sonrisa, quiere verme, pero no porqué está demasiado ocupada, se ríe, incluso parece reírse de mí, cambia de estado, esta no disponible, deja de sonreír, ¿si acababas de decirme que eras feliz?, ya no. No sabe que le pasa y si lo sabe no esta dispuesta a decírmelo porque entre otras cosas no es de mi incumbencia, tiene sueño, quiere irse pero me hace caso y se queda, quiere hablar, en seguida silencio...., quiere irse, "mejor hablamos en otro momento, cambios hormonales", se aleja. ¿Mañana como me saludará?, ¿soy yo el que le provoca esos cambios?, no lo sé, a penas la conozco, un sensor interno me dice que me aleje, que si es así ahora imagínate si te enamoras, puede ser una película de terror. Me sigue, sigue mis escritos, me lee, me busca, me manda un zumbido, le hago caso, cesa, "hoy no estoy de humor". Mi cabeza se empaña, soy demasiado sensible a los cambios de los demás y más si encima me importa lo suficiente como para tenerme preocupado, me pregunta, se interesa por mi, me dice: "espera", espero.... espero en balde porque ya no me contesta, se va, ya volverá y me saludará como si nada, yo como si todo, pero en silencio para que no se me note. Es abstracto pero me atrae tanto como lo repudio, me tiene en sus manos y aun no es nadie en mi vida. Vuelvo a ser yo, a ella no le gusta, se interesa por mis cambios....., "¿qué te pasa?", si aun no me lo ha dicho ya me lo dirá, no puedo estar esperando a vientos favorables, entiéndelo, se que lo entenderás un día si, un día no, debido a tus cambios de estado, debes cuidar eso o te pueden arrastrar a algún lugar peligroso....... Tu comportamiento es abstracto y solo tengo un cuerpo al que no puedo maltratar con tus cambios, con tu sonrisa, con tu mal humor, con tu cercanía lejana......

domingo, 19 de octubre de 2008

La historia de Evans


Estoy despierto pero sigo con los ojos cerrados. Centro mi atención en mi boca, !Dios!,la tengo seca, pastosa es como si hubiera estado toda la noche bebiendo vasos de ceniza, tengo que dejar de fumar tanto.... como me duele la cabeza, mi cerebro patalea como un niño maltratado dentro de mi cráneo, ¿por qué lo maltrato de esta manera?.... Me da mucho miedo abrir mis ojos... Efectivamente no se donde estoy durmiendo, miro a mi alrededor, esta habitación es nueva. Me gusta quedarme mirando estas habitaciones que visito, me quedo observando sus posters, como están colocados los objetos, sus armarios, nada me pertenece y aquí estoy durmiendo como si lo que me rodeara fuera parte de mi y no es así, esta habitación no la volveré a pisar nunca más, fotografio mentalmente sus rincones, al menos quiero un recuerdo de ella, un recuerdo de quien fui.... Me cuesta hasta moverme.... ¿pero que hice anoche?, ¿donde están mis recuerdos?...como me cuesta reorganizar pensamientos, esta vida que llevo no tiene que ser buena, no, no lo creo... Miro a mi derecha, hay una chica morena durmiendo... la recuerdo bailando, al lado de ella duerme un chico.... a mi izquierda dos chicas más, estamos todos durmiendo en esta cama enorme que parece preparada para este tipo de eventos, la que esta pegada a mi salta en mi cerebro, !!te recuerdo!!, anoche en aquella discoteca, te acercaste a proponerme algo, recuerdo mi alegría al oír su propuesta....no puede ser que apenas recuerde como llegué hasta aquí, tengo que cambiar de vida... recuerdo gemidos de la chica morena, muchos gemidos mezclados...... estamos...si estamos en este momento todos sin ropa.... como me apetece beber agua con un poco de azúcar o un zumo, si un zumo, dicen que para la resaca es buena la vitamina c..... tengo que cambiar de vida....la chica que tengo pegada a mi se mueve, parece que se ha despertado pero también sigue con los ojos cerrados, se coloca de lado hacia mi cuerpo, pone su pierna en medio de las mías y su mano apoyada en mi pecho.... definitivamente esta despierta.... comienza lentamente a bajar su mano por mi cuerpo, rebasa la zona del ombligo y sigue bajando lentamente, coloca su mano en mi y empieza a acariciarme, la miro, ella me mira y sonríe con dulzura....sigue acariciándome.... ahora mismo ya no quiero cambiar de vida.........

viernes, 17 de octubre de 2008

Hay una huella



No puede ser. ¿Por qué hay una huella en esta caja que dije que nadie más volvería a tocar?, ¿cuando me descuidé?, ¿anoche?, pero si estuve atento para que nadie tocará mi caja de los trozos por componer y de la sangre oxidada.


Esa huella me suena, es del color de la incertidumbre, del sabor del beso susurrado y del tamaño de tus dedos.


No puede ser. De verdad que descuidado soy, y mira que me avisó con sus ojos de malvada, "en cuanto te descuides te robaré esa frase que estas a punto de decir y encima tocaré tu caja."


Y la muy malvada la rozó dejando una huella, ¿la dejaría a propósito para que yo la viera o se le olvidaría limpiarla por huir como una fugitiva tramposa?


¿Ahora que hago yo?, ya esta seca y no se puede lavar, ahora me toca sufrir por estas incertidumbres, ¿por qué quiso tocar mi caja?, ¿para qué la quiere?, las últimas personas que la tuvieron en sus manos poco después no sabían que hacer con ella y me la devolvieron cada vez más rota, ¿para eso me la piden?, ¿y tu qué?, ¿por qué me miras así, descarada?.


La verdad es que tu huella queda muy bien con el color rojizo de mi caja, la dejaré ahí por si tengo que buscarte algún día.


Maldita sea hay una huella en mi caja.

jueves, 16 de octubre de 2008

Lo que más me gustaba es lo que más odio.

Reflexionando un poco y mirando en mi pasado amoroso me he dado cuenta que lo que más me gustaba es ahora lo que más odio, bueno quizás la palabra odio es demasiado elevada, incluso hasta par mi corazón, así que si no es odio, si es recelo, resquemor, dolor o rabia. Me explicaré.

Un día (mejor dicho en este caso, noche) me fijé en alguien que más tarde consideraría especial, me fijé en un principio en su amplia sonrisa, en su manera extrovertida de expresarse, tenía ese algo que la hacía diferente.
Hablaba con naturalidad y gracia, en eso tan especial me fijé y poco después me enamoró. Maldita sea la hora en la que me enamoré de ella por esos gestos que la hacían tan simpática, porque no obstante no iba a se él único que se fijara en ellos como era obvio, otros también vieron en ella esa gracilidad de expresiones, tanto es así que por su extroversión, conocía gente nueva y uno de esos nuevos amigos me la arrebató de mis manos, así que empecé a pensar que lo que más me gustaba de ella, esa extroversión y simpatía, fue al final lo que me alejó de la chica simpática, pero en ese instante solo lo presentí como una anécdota hasta mi siguiente relación.

Lo que me gustaba de la siguiente pareja que tuve era su independencia y manera de espantar moscardones (moscardón: chico pesado que habita en las discotecas), porque aquella forma de expresar su independencia me transmitía seguridad y me alejaba de la palabra celos, se estaba muy tranquilo a su lado, no necesitaba conocer más chicos. Pero quién me iba a decir a mí que un día se comportaría conmigo de la manera en la que se comportaba con los demás, tanto amaba su independencia que una tarde se acercó a mi para decirme que se alejaba, que prefería sus estudios y su vida de antes. Así que de nuevo aquello que tanto me gustaba se acabó convirtiendo en lo que acabaría con la relación. Es una ironía lo sé, pero no sé si esto lo pienso yo solo o hay como yo más gente a la que le ocurre que lo que más le gustaba de su pareja poco después se convertiría en lo que más odiaba o en lo que acabó con la historia romántica. Si hay alguien así me gustaría escuchar o leer (en su defecto) su historia.

domingo, 12 de octubre de 2008

Maldita sea.

Maldigo mi vida y todo error que cometí, porque por mi culpa te he arrastrado a ti, no quiero que me veas ya que me avergüenzo de quien soy, de no llevar cuidado y de perjudicarte hasta el limite.

No se que hacer, ni como decirte que me perdones por esto que va a empañar por siempre tu visión sobre mi, déjame cuidarte y a la vez déjame alejarme, déjame tenerme miedo, no dejes nunca de hablarme, no me cojas manía, no sabia lo que ocurría, yo nunca quise perjudicarte, si por las noches ni dormía para cuidarte, como voy a querer hacerte el mal.... no se hacer nada bien.

Dentro de un tiempo quiero que me abraces y que junto con nuestras ultimas lágrimas me digas todo ha pasado, que estas bien, que estoy perdonado, que me sonrías y que vuelvas a ser esa chica alegre que un día me conquistó. PERDÓN.
(Para los ojos suspicaces: esto no tiene nada que ver con infidelidades.)

viernes, 10 de octubre de 2008

La primera y la última


Toda historia de amor se compone como mínimo de dos canciones, la primera y la última, el inicio de la relación y su triste final.


Aun recuerdo aquella canción que escuchaba cuando me enamoré por primera vez, todavía se me erizan los pelos, es algo increíble, porque ya aquella historia está completamente acabada pero ese recuerdo se sigue grabando en mi cuando escucho de nuevo esa vieja melodía.


Una canción que te llena de felicidad recordar cuando estas con tu pareja, pero que sin embargo cuando la historia culmina, ya no puedes escucharla, es como si te clavaran mil puñaladas en el corazón, sin concesión alguna, sin remedio, sin piedad, sin resentimientos, y no puedes escuchar esa melodía, a veces ni siquiera otra canciones del grupo que la cantaba ni nada relacionado con ello.


Hace bien poco tuve que salir corriendo de aquel lugar nocturno cuando presentí que iba a sonar esa mal intencionada canción, tan solo fue escuchar el inicio de los acordes y ya me recorrió por mi cuerpo una sensación de tristeza y de desasosiego enormes, acompañada de otra sensación de ansiedad que hacia que aquel lugar se volviera cada vez más pequeño hasta que parecia que conseguía atraparme con sus paredes, encerrado con esa insoportable canción que tanto me gustaba en antaño. Salí de allí con la cara descompuesta con una pequeña lágrima recorriendo mi mejilla, huyendo de aquel mal tratador lugar, huyendo de mis recuerdos, huyendo de ella, huyendo de todo. Esa maldita canción primera queda grabada para bien o para mal en tu maltrecho cerebro, en tu imborrable recuerdo.


La última canción, es una canción de cura, que sirve para calmar tus heridas, una canción con la que llorar la perdida, con la que llorar tu desgracia, una melodía que dicta compasión hacia ti mismo, que te reclama tanto como tu a ella, es un sonido que te lleva de nuevo a la calma, la canción que te sirvió para olvidarla y comenzar de nuevo, esta canción tampoco se olvida en la vida y pasará un tiempo, largo tiempo y al escucharla viajaras al final del verano en el que ella te dejó y recordaras como con esa canción olvidaste el sufrimiento.... solo una sensación de superación y nostalgia invadirá tu cuerpo en ese momento, después.... después querrás escuchar nuevas canciones.

martes, 7 de octubre de 2008

No tan lejos


Arrastrado, vislumbrando el camino, pero con pocas fuerzas para saber a donde quiero ir. Parece claro que todos viajamos en el mismo tren porque queremos ir a mismo sitio, otros prefieren ir en bicicleta, dicen que para disfrutar mejor del paisaje mientras llegan a su destino, otros van en avión para recorrer el mismo camino pero en menos tiempo, cada uno elige su manera de llegar, a mi me echaron del tren y ahora me toca ir andando.


Al parecer no soy el único al que han echado del tren, detrás de mi veo una persona con una pequeña maleta de viaje que también ha bajado, quizás a ella no la echaron sino que se bajo por cuenta propia y decidió ir andando, se cansó de las comodidades del tren y prefirió llegar con el sufrimiento de aguantar todo el camino con un calzado que se va gastando, deteriorando a cada paso que da.


Me detengo a esperarla, la curiosidad me puede, tengo que preguntarle porqué bajó del tren y ahora hace el camino a pie. Se acerca con una sonrisa hacia mi, se detiene, me mira y dice:


"Si a donde queremos ir no esta tan lejos"


"¿ Como estas tan segura?"- dije yo.


"Porqué podemos parar donde quieras y ese será el lugar a donde nos dirigíamos"


"¿Dices que cualquier sitio puede ser el bueno?, ¿podemos parar ahora mismo y habríamos llegado a nuestro destino?"


"¿Te gusta este sitio para asentarnos?- respondió ella".


"La verdad es que no, me parece inhóspito y algo desagradable".


"Pues entonces aún no hemos llegado, cuando llegamos lo sabrás de sobra".


Me quedé mirándola, tenía esa determinación de las personas que saben lo que quieren a cada momento, a lo mejor en su interior albergaba tanto miedo como yo por no saber en verdad cómo, ni dónde, ni de qué manera se llegaba a nuestro destino, pero si lo tenía, lo disimulaba muy bien. Quería saber más de ella, me intrigaba, era una desconocida que a cada paso que dábamos se iba haciendo más familiar, tenia la sensación de que si existí en otra vida, seguramente ya me habría cruzado con ella en ese pasado. Quería acompañarla hasta el final de su camino.


"¿Puedo hacerte compañía hasta que lleguemos a nuestro destino?"- pregunté yo.


"Me lo pensaré mientras caminamos juntos"- respondió ella con una sonrisa.


Y así caminamos uno al lado del otro, paso a paso, palabra tras palabra sabiendo que en verdad nuestro lugar de destino no estaba tan lejos......



viernes, 3 de octubre de 2008

Chico fragil (miradas)



Andaba siempre despacio medio alicaído, buscando con la mirada un rostro que le comprendiera, un rostro que dibujara entendimiento, necesitaba una mirada femenina que le transportara a un lugar seguro.

No todo el mundo mira igual, al pasar por delante de las personas pueden obviarte, pueden mirarte fugazmente, pueden mirar hacia el lado contrario de tu cara, pueden mirar al suelo o pueden clavar su pupila en la tuya y en este último caso es algo extraño, porque en ese segundo surge como una especie de interrogante cuando esas miradas se cruzan, la persona pasa, mira y se aleja pero ese instante se queda como grabado en la memoria por unos momentos y lo recuerdas. Puedes pensar muchas cosas como: que ojos tan bonitos tenía, me suena su cara, ¿por qué se me habrá quedado mirando? o incluso puedes no pensar en nada pero esa mirada que se cruza puede dejarte por un instante absorto, aunque poco después la sensación se desvanezca.

El chico frágil, había pasado más de un cuarto de su vida analizando esas miradas fugaces que se clavan en la retina, miradas pasajeras que unas veces le llenaban de energía y otras le devolvían a su estado alicaído.

Se había convertido en una necesidad mirar a los ojos del resto del mundo, es como si dijera con ello: “por favor sácame de esta situación de tristeza con tu mirada de comprensión”. Otras veces solo quería observar caras porque esto le producía una sensación de bienestar, cuando uno mira una cara agradable se siente momentáneamente bien y apetece seguir mirándola siempre desde el respeto al espacio vital del otro. Otras veces solo quería sentirse observado por las pupilas ajenas, cuando uno mira a alguien a los ojos suele ocurrir que de manera instintiva el otro te devuelve esa mirada, él algunas veces quería sentirse vivo, que los demás supieran que está ahí, que existe.

Este chico frágil puede estar en cualquier autobús de cualquier línea esperando una respuesta de una mirada en concreto, mírale, sonríele no te cuesta nada hacer feliz con tu mirada a este chico frágil y triste. Tus ojos pueden alegrarle el día sin que lo sepas a ese muchacho que puede ser cualquier persona con la que te cruzas por las calles y con la que mantienes por unos instantes la mirada.

miércoles, 1 de octubre de 2008

De Zion a Babilonia III (Estado Cero)



Mis maletas estaban en la entrada o en este caso en la salida....


Babilonia tiene algo de especial y arrebatadoramente envolvente, en parte por las personas que habitan en él, ya que son encantadoras y absorventes con sus sonrisas que incitan a la locura, la lujuria y el desenfreno, en parte por las posibilidades de distracción que ofrece, es el paraíso para aquel que huye de recuerdos que le atormentan, que huye del dolor o del desamor como era mi caso, enamorado perdidamente de Zion.


Aquí me encuentro de nuevo en el bar donde me reservan la silla para que mis desgastados riñones trabajen cómodamente en el regazo de la cantina, el camarero con su sonrisa perversa me invita a beber y me dice: "¿lo mismo de siempre?", "si, mi vodka con redbull, por favor", respondo yo, arriba el dj al ver mi presencia pone la canción que tantas veces pedí en mi estancia en Babilonia, (me equivocaría otra vez), mi copa, mi canción y un cigarro me esperan, otra vez esa sensación de familiaridad, otra vez de nuevo en Babilonia.


Hay chicas a mi alrededor, chicas que miran y que miro pero de las que aún no estoy dispuesto a servirme ni de las que se servirán de mi para acallar sus fuegos internos, no estoy dispuesto a regalarme ante cualquiera.

Prefiero sosegar mi alma y cuerpo primero, reflexionar sobre lo que hice mal y mejorar lo que se hacer bien.


Recuerdo a Zion, sigue siendo imnotizante para mi todo lo relacionado con este lugar, aunque voy notando que poco a poco se irá borrando de mi memoria lo especial que era ese sitio en el que siempre dormía plácidamente. De mi estado de depresión sale en pequeñas cantidades un estado de neutralidad y de calma interior al que yo llamo Estado Cero (ni frió, ni calor), caracterizado por apatía, somnolencia y neutralidad ante mis emociones internas, el amor que sentía se va apagando y con ello mi estado mental de intranquilidad. Al Estado Cero se llega distrayendo la mente con otras preocupaciones y distracciones como son estudios, trabajos o cualquier tipo de cosa que te mantenga lejos de los pensamientos de vacío que produce la perdida de algo a lo que amas.


Días de Estado Cero se combinan con días de querer volver a saber algo de Zion, mandar una carta, llamar al embajador de Zion lo que sea para volver a estar en contacto, poco a poco el Estado Cero se comerá definitivamente a estos estados de regresión al sufrimiento y un día me levantaré siendo yo mismo de nuevo.

DELIRIOS Y LOCURA

DELIRIOS Y LOCURA

Delirios y otros problemas

Bienllegados a la pagina donde todos vuestros delirios serán recompensados con miradas de incomprensión y rechazo amable.
Nos movemos incesantemente por sendas incautas, ataques de locura anonimos y vulgaridades encendidas por el alcohol de cualquier cantina.
No vengo a vender nada de valor ni a regalar una sonrisa verdadera, vengo para quedarme sentado mientras tu disfrutas de la ignorancia de los demás.
Vengo para quedarme sentado entre tus historias de a media tarde, para escucharlas, leerlas y enmudecer al ver que todos somos tan parecidos, tan complejamente simples.....
Me siento y te escucho. Sientate y escuchate. Sentemonos a escucharnos.Escuchame si puedes.