jueves, 10 de febrero de 2011

La escuela ideal

Mi escuela ideal sería aquella independiente del Estado y de los gobiernos de turno que cambian las leyes según su parecer, desde un punto de vista político y alejado de la ciencia pedagógica, que impone como han de ser las nuevas instituciones y sus profesores pero que no aportan las ayudas y recursos necesarios para llevar a cabo las reformas, no mejoran la formación inicial del profesor para que este adquiera su identidad como tal, sobre todo en lo que respecta a secundaria, y no regulan adecuadamente la formación continua, siendo el sistema de “cursillos” el que esta instaurado, quedando este sistema incompleto, sesgado y de corto alcance, no mejorando sustancialmente las capacidades y nuevas competencias que han de adquirir los profesores. Y por su puesto mi escuela ideal al estar fuera de gobiernos, adquiere mayor autonomía tanto para la organización en sí, como para los docentes, pues estos al fin adquieren mayores responsabilidades y derechos sobre la educación, pasando de ser una “semi-profesión” como la denominan algunos sectores a una profesión de pleno derecho.

Mi escuela ideal se basa en el aprendizaje colaborativo tanto de los profesores como de los alumnos, todos colaboran en el proceso enseñanza-aprendizaje, para que en definitiva los alumnos alcancen la autonomía y auto-regulen su aprendizaje. Me gustaría que todos los profesores se adscribieran a lo que algunos entendidos lo han llamado “comunidades de aprendizaje docente”, donde los centros escolares dejan de ser islas individuales de cada profesor y todos colaboran conjuntamente y reflexionan sobre como están aprendiendo los alumnos y evalúan los procesos tanto del aprendizaje de los discentes como de la enseñanza de los docentes. Con este plan se consigue que los profesores remen todos en conjunto sobre el mismo rio y con el mismo barco, se preocupen por cuidar en conjunto todos los detalles de la educación, se conviertan en seres creativos e innovadores y asuman una identidad de profesor (que nada tiene que ver con ser un especialista licenciado en matemáticas, pues uno no es matemático, sino profesor de matemáticas, se han de preocupar no de transmitir información sino de educar).

En definitiva un centro influenciado por las ideas de Rousseau respecto a que la escuela se convierta en un lugar agradable, preocupado por el niño, visto este como el centro de la educación y utilizando los recursos naturales que el mundo nos ofrece, los niños saldrán a menudo de los muros de la institución para estar en contacto con la naturaleza y con los recursos naturales disponibles y siempre se realizara el proceso de enseñanza-aprendizaje bajo los intereses y aprendizajes previos del alumnado, pues la motivación intrínseca de estos es el motor que ha de mover todo el proceso, quedando el profesor como guía, orientador y ofrecedor de recursos para que los alumnos elijan que quieren aprender, cuando y como.

Las nuevas tecnologías sustituirán a la saliva, la pizarra y el libro de texto, tres elementos conservadores y obsoletos de nuestra educación actual. La saliva del profesor dejara de ser el elemento clave de la enseñanza, quedando relegada a un segundo plano, pues por fin la información no solo la tienen las instituciones, sino que vuela “libre” como esporas por doquier y la misión del profesor es canalizar esa información y lograr que el alumnado sea critico con ella y sea capaz de discernir y modificar esta información para pasarla a conocimiento y destilarlo definitivamente en sabiduría. La saliva solo se usa para guiar el proceso y no para ser el centro del proceso. La pizarra y su alérgico polvo de tiza, queda relegada por las nuevas tecnologías y sus infinitas posibilidades educativas, los centros poseerán ordenadores individuales para cada alumno, se ahorrará papel y se eliminará el libro de texto, pues este solo es una manera sutil de adoctrinar al alumnado y al profesor, pues ir más allá de él parecía convertirse en un pecado capital y no terminar sus contenidos una falta grave que conllevaría a penitencia extrema. Todo eso se acabó, los ordenadores son el instrumento clave y la información que de ellos emana, el cáliz sagrado, donde los alumnos elegirán los temas a desarrollar, las películas que quieren ver (pues los gobiernos si dejaran que se descarguen contenido cultural gratis para todos los alumnos: películas, libros en pdf, etc.) y podrán elegir las conferencias más interesantes de los científicos, deportistas y personas de la cultura que desean escuchar.

Pues otro elemento clave de mi escuela ideal, es crear una sala teatro-conferencia, donde cada cierto tiempo y elegido por el alumnado, una eminencia en los deportes, en la ciencia actual o cualquier persona de interés, de una charla a los alumnos referida al tema que quieren tratar, (por ejemplo si se está hablando de futbol, traer a un futbolista de elite para la charla, si se habla de ciencia traer a Punset etc). Pues de nuevo el gobierno de turno fomentará esta posibilidad sobre todo a través de los recursos económicos pertinentes. La motivación y el interés del alumnado no está en seres inalcanzables, difuntos de la historia, sino en aquellos que pueden ver y oír, estos si son el ejemplo a seguir para nuestros discentes.


Por último esta escuela ideal, no tiene muros, los padres son libres de entrar y de salir, de acompañar a sus hijos en el proceso de enseñanza-aprendizaje, de acudir a las charlas sobre los temas de interés, los ciudadanos utilizaran cada rincón del centro como armazón cultural, la escuela ya no se ve como aquel lugar que solo huele a niños y profesores, ahora huele a cultura general y a infinitas posibilidades de aprender sea uno niño, adolescente, adulto o sénior. Pues si queda claro que el ser humano es un ser educable a lo largo de todo su ciclo vital, no tienen sentido cerrar las aulas a tan solo ciertas edades, pues esto contradice la novedosa sabiduría científica al respecto.

Y que mejor lugar que el centro escolar para seguir formándose toda la vida.

miércoles, 9 de febrero de 2011

La escuela actual

Si hoy fuera mi primer día como profesor en un centro público me encontraría un tipo de escuela en transformación. Una escuela que acoge a gran diversidad de alumnado, con sus posibilidades infinitas y sus limitaciones a mejorar, una escuela con algunos de sus profesores implicados, con otros profesores que solo desean dar su materia y alejarse lo más pronto posible del centro, con profesores quemados, indefensos, que no han sido reeducados y “reformados” para abarcar las nuevas competencias que se les piden y que solo saben transmitir conocimientos y poco saben o quieren saber de educar. Un centro que adolece de demasiada individualidad y libertad de cátedra, donde reina el “sálvese quien pueda” y el “cada uno a lo suyo”, un centro donde el profesor innovador es un ser extraño que posee una enfermedad que ya se le curará, según el pensamiento del resto de compañeros.


Pero no todo es melancolía y frustración, también hay profesores en mi escuela actual, que quieren ir más allá de los establecido, quieren innovar e intentar lograr que sus alumnos sean seres autónomos y críticos con la información que les rodea y que estos alumnos puedan llegar a auto-regular su proceso de aprendizaje. Tienen ilusión por educar y lo más importante han adquirido y mantienen una identidad de profesores/educadores.

La escuela actual tiene sus muros cerrados a la sociedad, lo que se vive dentro de ella poco tiene que ver con la vida en sociedad, pues entre otros aspectos no es necesario memorizar los libros de los que disponemos en las bibliotecas o la información de internet, ya que en la actualidad brota la información por doquier y no es necesario almacenarla en la memoria puesto que en el mundo real no se nos hacen exámenes superficiales de lo que vamos aprendiendo.

Los muros están cerrados a todos aquellos que no sean alumnos y profesores. No se hace otra cosa que no sea dar clase, no brota la cultura en la escuela, no se utilizan los espacios para hacer teatro, cine o pintura, la escuela debe abrirse a cualquier persona que quiera utilizar las instalaciones de manera cultural sea profesor, alumno o vecino sin hijos, como un espacio de ocio/cultura más dentro de nuestras sociedades, eso no ocurre en mi escuela actual.

Si ocurre, que están floreciendo nuevos pensamientos a favor de abrir la escuela y destruir sus muros separatistas, nuevos pedagogos, nuevos profesores que desean un aire renovado, no viciado de las organizaciones educativas. Ellos también están en mi escuela actual, aunque no sean mayoría, de momento.

En mi escuela actual se evalúan a los alumnos con exámenes como criterio superlativo, dejando fuera de la evaluación aspectos importantes como la observación de la evolución del alumno, su generalización de los aprendizajes a otros ámbitos, si bien se valora estos cometidos, al final el peso recae sobre un examen de 10 puntos de corte memorístico y se está dentro o fuera, aprobado o suspenso según la capacidad memorística y la capacidad vomitiva de información que cada alumno tenga. Es decir solo se valora el CI, dejando fuera o dentro pero infravalorada a la Inteligencia Emocional. No se cuidan, ni se enseñan, ni se evalúan, aspectos fundamentales para la socialización del alumno como es la capacidad de autocontrol y la empatía, esenciales para triunfar en la vida (en el sentido de ser verdaderamente feliz y querido por los demás).

Pero unos pocos profesores de mi escuela empiezan a darle importancia a estos aspectos emocionales, preponderando estos sobre la memoria y el famoso CI. Profesores preocupados por educar de manera integral al alumno.

Las nuevas tecnologías se abren paso en mi escuela, la pizarra y la tiza comienzan a ser fotografías del pasado, añoradas por unos, denostadas por otros. Se empieza a interactuar con los nuevos “juguetes educativos”, los ordenadores y sus programas diseñados para mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje. Los alumnos se divierten más pero aun no se le está sacando el máximo rendimiento a estas nuevas posibilidades de educar, pues su aplicación es demasiado reciente. Algunos profesores de mi escuela añoran el polvo de tiza y se oponen a las nuevas tecnologías, afirmando que así a los niños de hoy se les va a olvidar escribir con bolígrafo, mientras que los profesores más progresistas comienzan a sacarle partido a estas nuevas tecnologías y ven infinidad de aplicaciones divertidas y motivadoras que llevar a cabo.

Por ello indico que la escuela de hoy es una escuela en transformación, pues en ella habitan seres del pasado (profesores que no quieren cambiar sus viejos roles de transmitir información únicamente) con seres del presente (los profesores que aceptan sus nuevas competencias para educar a sus alumnos abarcando las nuevas ideas científico-pedagógicas) que han de mirar forzosamente al futuro de sus alumnos y de la escuela como organización si quieren que esta no acabe quedando obsoleta, atrasada y conservadora y que al final no cumpla las funciones que de ella se demandan, siendo por fin la profecía que afirmaría Reimer: “La escuela ha muerto”, una profecía cierta, una escuela destinada a morir en obsolescencia.

DELIRIOS Y LOCURA

DELIRIOS Y LOCURA

Delirios y otros problemas

Bienllegados a la pagina donde todos vuestros delirios serán recompensados con miradas de incomprensión y rechazo amable.
Nos movemos incesantemente por sendas incautas, ataques de locura anonimos y vulgaridades encendidas por el alcohol de cualquier cantina.
No vengo a vender nada de valor ni a regalar una sonrisa verdadera, vengo para quedarme sentado mientras tu disfrutas de la ignorancia de los demás.
Vengo para quedarme sentado entre tus historias de a media tarde, para escucharlas, leerlas y enmudecer al ver que todos somos tan parecidos, tan complejamente simples.....
Me siento y te escucho. Sientate y escuchate. Sentemonos a escucharnos.Escuchame si puedes.