miércoles, 27 de noviembre de 2013

¿Mi pareja o yo, somos dependientes afectivos? Una de las infecciones más virulentas de las relaciones modernas: la dependencia afectiva patológica.

Con la caída del antifeminismo y la promulgación de que hombres y mujeres éramos y somos iguales, con la llegada del individualismo protegido por las ideas capitalistas y con la posibilidad de rebatir los gustos paternos acerca de quién sería nuestra pareja, nace el amor romántico.

Y con el amor romántico, las mentes de casi todos los individuos (al menos en occidente) cambian y empiezan a concebirse las relaciones de pareja de otra manera, de la forma que lo hacemos en la actualidad: nos juntamos por amor (enamoramiento y/o atracción física).

Pero como todo suceso en la vida de los seres humanos, esto conlleva una serie de ventajas pero también ciertos inconvenientes, la gran  ventaja a destacar es:

·         La libertad de elección: nuestros padres ya no tienen la potestad de elegir por nosotros, por el bien de la familia, por la acumulación de riquezas o prestigio, ahora podemos elegir con quien mantenemos relaciones afectivo-eróticas, basándonos en la atracción física, la cercanía, y los presentimientos (presentimos que es la pareja adecuada, más tarde,  a veces demasiado tarde, concebimos que tales presentimientos eran erróneos o por el contrario Cupido nos bendijo con buen ojo y el amor sigue fluyendo).

Y por otro lado uno de los grandes inconvenientes del amor romántico es:

·         La dependencia emocional o como Arun Mansukhani[1] lo denomina: “la dependencia interpersonal patológica (DIP)”. Al elegir por enamoramiento a nuestras parejas y no por imposición, podemos caer de forma rápida en la dependencia insana o patológica, porque si la pareja viene impuesta, podemos mantener un tipo de dependencia económica o de cualquier otro tipo, pero será menos frecuente caer en dependencia afectiva patológica que si basamos la elección en el enamoramiento (la dopamina en nuestros cerebros crea adicción y de la adicción a la dependencia hay un paso).

Así pues, podemos definir dependencia emocional patológica como el proceso por el cual una persona no es capaz de mantener vinculaciones significativas sanas (tanto de pareja, como familia, como amistades).

La dependencia en seres humanos existe y es un proceso necesario, ya que todo individuo sano necesita vincularse a otro u otros para sentirse seguro y refugiado en momentos de debilidad, busca proximidad emocional, afectiva y erótica y protesta o se siente mal cuando la persona importante para él/ella se aleja.   Entendemos por ello que una independencia absoluta del resto de seres humanos también es patológica, ningún extremo es saludable.

Por lo que nos convertimos en personas con dependencia interpersonal patológica cuando sucede, siguiendo las ideas de Arun Mansukhani, las siguientes circunstancias:

·         Cuando hay cambios en los estados de ánimo pasando de una hiperactivación (miedo, ira, enfado) a una hipoactivación (tristeza, desgana), cuesta mantener un equilibrio emocional.

·         No podemos gestionar bien nuestras emociones, la autorregulación interna es defectuosa, por lo que cuando nos sentimos mal, no podemos tranquilizarnos a nosotros mismos y recurrimos a cosas externas (llamar a la pareja de forma inminente para solucionar el malestar, ingerir sustancias para calmarse, etc.)


·          Nuestro comportamiento con los demás se desequilibra: o necesitamos una proximidad excesiva del otro o por el contrario  huir de él/ella.

·         Por miedo a que nos abandonen o rechacen, controlamos y vigilamos el comportamiento de nuestra pareja (recuerde que todo lo dicho también sirve para familiares y amigos, no solo para la pareja, podemos ser dependientes en varias áreas afectivo-sociales).  A veces es como si necesitáramos herir o traicionar a nuestra pareja, atacándoles donde más les duele o forzando infidelidades, por ejemplo.


·         Nuestra autoestima está baja, con un auto-desprecio que puede llegar a ser profundo, por lo que a veces podemos compadecernos de nosotros mismos y victimizar nuestras conductas: “soy así, no lo puedo cambiar”, "todo es por mi culpa”.

En definitiva, toda persona necesita depender de los demás de vez en cuando, echamos de menos a nuestros amigos, familiares y parejas, necesitamos que nos protejan cuando nos sentimos indefensos o tristes, necesitamos vincularnos a las personas que creemos merecen nuestra estima, el problema radica cuando se pasa de esta dependencia necesaria, a un estado de ansiedad y malestar que no te deja crecer como persona, pues te ancla al otro de manera tóxica: podemos echar mucho de menos a nuestra pareja cuando nos vamos de viaje, lo patológico comienza y hace su aparición cuando no nos podemos ir de viaje porque sino echaríamos demasiado de menos a nuestra pareja, si la dependencia nos deja impedidos a la hora de realizar nuestra vida cotidiana, hemos caído sin duda en una “dependencia interpersonal patológica (DIP)".

Ahora puedes reflexionar ¿tú, tu pareja o ambos, sois dependientes interpersonales patológicos?



[1] Datos hallados en: García, A. y Cabello, F. (2013). Actualizaciones en sexología clínica y educativa. Huelva: Universidad de Huelva.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Monotonía y deseo ¿Cómo afecta la rutina al deseo y excitación sexual en la mujer?

La Real Academia de la Lengua (RAE), define monotonía de la siguiente manera:

1. f. Uniformidad, igualdad de tono en quien habla, en la voz, en la música, etc.
2. f. Falta de variedad en cualquier cosa.

Esta falta de variedad  produce un estado perceptivo/sensitivo de rutina en la vida de la persona que la padece, afectando a las vivencias personales eróticas y excitatorias de distinta forma según seamos hombres o mujeres.

Las conexiones cerebrales del deseo sexual y emocional, están más disociadas  en hombres que en mujeres, esto quiere decir que los hombres pueden separar más claramente sus deseos sexuales de sus experiencias emocionales que las mujeres, ya que en estas hay una mayor correlación entre el deseo y la afectividad. Un ejemplo que clarifica de forma potente esta afirmación es el siguiente:  cuando a una pareja se le muere un hijo, el hombre poco después de este terrible suceso, puede pedirle a su pareja mantener relaciones sexuales, siente tanta tristeza como su mujer, pero al estar disociado su deseo sexual de su estado emocional, puede tener ganas de relacionarse eróticamente, mientras que la mujer al poseer mayores conexiones entre el deseo sexual y lo emocional,  en la gran mayoría de casos, referirá anhedonia y falta de deseo sexual unido a su estado emocional negativo. En definitiva los hombres pueden tener una discusión de pareja y un estado afectivo negativo con esta y aun así desear mantener relaciones sexuales con ella, mientras que en la mujer, si su estado emocional es negativo con la pareja, esta circunstancia va a repercutir directamente en su deseo sexual.

Si trasladamos lo expuesto hasta ahora a una situación de monotonía en la relación de pareja, podemos comprobar los efectos de esta en el deseo sexual y la excitación en la mujer.

El círculo vicioso que provoca la rutina/monotonía en la mujer podría ser el siguiente:

  1. Percepción de rutina en la convivencia con la pareja (estado emocional negativo) o al menos sensación de aburrimiento o decaimiento. A veces puede que no se sea consciente del aburrimiento, pero presiente o nota que algo le pasa.
  2. Al percibir rutina/monotonía, su estado emocional decae, afectando a sus deseos sexuales con la pareja
  3. Percepción del deseo sexual inhibido o decaído, no piensa en sexo o no desea mantener contactos sexuales con su pareja.
  4. Al percibir que ya no tiene ganas o no piensa de manera erótica con respecto a su pareja, aparecen pensamientos circulares sobre sus sentimientos acerca de su relación amorosa: “¿por qué ya no tengo ganas de tener sexo con mi pareja?, ¿es que ya no me pone? ¿Le estaré dejando de querer?”
  5. Estos pensamientos circulares incrementan su estado emocional negativo con lo que repercute directamente en su deseo sexual, siendo aun más inhibido.
  6. Su pareja se percata que ella ya no le busca sexualmente o rechaza los intentos de este, él presiona intentando conversar, procurando que ella se excite, pudiendo provocar frustración y sentimientos de rechazo en él y ansiedad, estrés y sentimientos de agobio en ella.
  7. Estas presiones del hombre inhiben aun más su deseo sexual y repercuten igualmente de forma poderosa en su estado emocional negativo.
  8. El circulo vicioso continua, retroalimentándose de la manera que hemos expuesto, si no se rompe este círculo, la mujer puede decidir abandonar la relación.
Puede que el hombre sea paciente y comprensivo, no atosigando a su pareja a mantener relaciones eróticas, esperando a que ella aclare su estado de confusión, lo cual, en la mayoría de casos, la mujer lo agradecerá, por lo que el círculo vicioso no se intoxicará tanto, pero aun así la mujer mantendrá un discurso mental entre su falta de deseo y su estado emocional negativo, por lo que también, si no se remedia, puede acabar en ruptura.

Debemos tener en cuenta y siguiendo los argumentos citados, que la mujer puede alcanzar mayores picos de deseo sexual cuando a la vez le acompaña un estado emocional positivo, es decir cuando siente que está enamorada y es feliz junto a su pareja. En muchas parejas cuando están en su pico alto de enamoramiento y felicidad amorosa, suele ser la mujer la que comience o incite a mantener relaciones eróticas pues su deseo sexual se encuentra muy elevado, por lo que en un número considerable de veces van a  ser ellas las que tiren del lado erótico de la relación.  

Si una mujer vivía su relación amorosa de forma intensa, con un estado emocional positivo repercutiendo en su deseo sexual favorablemente y más tarde se encuentra en un estado de rutina, donde su deseo sexual se ha inhibido, puede perfectamente preocuparse por lo que le está pasando internamente con respecto a su relación de pareja.

Y el deseo repercute en la excitabilidad. Para el sexólogo Pedro La Calle[1], la excitación en la mujer depende de las experiencias y emociones, por lo que debe dejar a un lado sus pensamientos y cogniciones y vivir o buscar experiencias (con su pareja) para recuperar su estado de excitabilidad y deseo. Para él lo fundamental en el deseo es que haya una relación entre este y una experiencia emotiva positiva, ya que cuando falta la excitación subjetiva (sensación y percepción de su estado de excitación) repercute negativamente en la excitabilidad fisiológica: lubricación y tumescencia, es decir si hay excitación subjetiva, ella percibe psicológicamente que está excitada, se produce una excitación genital (lubricación), si esto no se da puede aparecer dolor (por falta de lubricación, tensión muscular) o el desinterés sexual, incluso aunque haya un orgasmo posterior. En definitiva para La Calle, en la mujer, la satisfacción sí depende de la relación de pareja que tenga, por lo que puede tener orgasmos pero sentirse insatisfecha.

¿Qué podemos hacer entonces para volver a un estado de emoción positiva y recuperar el deseo perdido?
Si ha seguido mis argumentos hasta ahora, sabrá que una de las formas para volver a estados emocionales positivos y con ello a recuperar el deseo sexual, es aplacando  y destruyendo la monotonía reinante.

Primero, la mujer, como dice La Calle, debe abandonar sus pensamientos y cogniciones y buscar o dejarse llevar por nuevas experiencias, con lo que se requiere un ingrediente básico y fundamental: MOTIVACIÓN. Sin motivación no hay motor de cambio, si nos dejamos arrastrar por nuestros pensamientos negativos, nos apagamos y flaqueamos rindiéndonos al cauce de la pasividad, habremos dejado morir una relación que aun puede renacer. La motivación, es la luz que va a guiar el proceso de la salida de la monotonía. Sin pensamientos negativos y con motivación tenemos las herramientas perfectas para escalar el valle de la rutina. Él también necesita incrementar su motivación, no podemos hablar solo de motivación en ella, él es también corresponsable de de la monotonía en la relación (aunque el responsable de la sexualidad y placer sexual de uno mismo, es uno mismo), por lo que ambos han de trabajar para cambiar este estado, y la motivación es el alimento fundamental para el cambio.
   
Tenemos que tener en cuenta  que a parte de la rutina hay otros enemigos que afectan al aburrimiento sexual, como es la falta de tiempo por una vida demasiado ocupada por el trabajo. Puesto que, como dice la Doctora en Psicología, Psicóloga clínica y Sexóloga yCo-Fundadora (1983) y Co-directora del Instituto de Psicología, Sexología y Medicina Espill, María Pérez Conchillo[2], para tener una vida sexual satisfactoria debemos conseguir dos ingredientes fundamentales:

  • Un lugar o lugares, donde abandonarnos a las experiencias eróticas. Si vivimos con hijos, compañeros o en lugares donde no hay espacio para la privacidad y la intimidad, es difícil dejarse abandonar (sobrevienen las prisas, el “si nos pillan”, etc.)
  • Tiempo: sin tiempo necesario, podremos tener experiencias sexuales fugaces “expresitos” que pueden estar bien para desahogar tensiones pero no es recomendable para mantener relaciones eróticas de calidad.
Si ya tenemos motivación por parte de ambos, hemos dejado de lado los pensamientos negativos y hemos buscado espacio y tiempo suficientes, estamos más que predispuestos a salir adelante y acabar con la aterradora y casi mortal monotonía.

Teniendo como guía  algunas de las estrategias e ideas que recomienda Pérez Conchillo  para acabar con el aburrimiento sexual, vamos a recomendar las siguientes tácticas y ejercicios:

  • Evocar imágenes: Pensar en sexo, provoca ganas de tener sexo. Las palabras y las imágenes provocan estados mentales. Hay que volver a recuperar la autoerótica, dedicar, mientras se está en un autobús, en la espera del médico, por ejemplo, a rememorar sucesos eróticos pasados, fantasías sexuales agradables, etc. Pensar en los momentos eróticos  intensos o atractivos vividos con la pareja, pueden renovar nuestras ganas de volver a intentarlo. Para las personas poco imaginativas siempre existen otros mecanismos como la literatura erótica, vídeos o películas que agraden e incentiven la excitabilidad.
  • El deseo no viene solo: para prevenir la monotonía debemos saber que tenemos que cultivar nuestra erótica cada día, lo que la autora denomina: “cultivar nuestro capital erótico”, si no trabajamos todos los días o al menos con frecuencia nuestra autoerótica  y la erótica con la pareja, la rutina puede acecharnos tras las sábanas. No podemos acostarnos en la cama esperando a que aparezca el deseo por sí solo.
  • Pensar que la pareja también es un objeto de deseo para los demás: Imagínese que se encuentra en un pub o restaurante acompañado de amigos y rodeado de desconocidos, piense que su pareja no solo le atrae a usted, hay más ojos que le acechan, utilice estos pensamientos para incrementar su deseo en la pareja y ponernos las pilas de nuevo para reconquistarle, como dice Conchillo: “somos objeto de deseo para la pareja y para los demás”.
  • Escribe tus propias fantasías eróticas en colaboración con la pareja: La idea es que penséis que os han contratado para llevar a cabo un guión de una película muy erótica y que debéis escribir para ello. Esto incrementa la complicidad en la pareja tanto sexual como emocional, luego podéis llevar a cabo la fantasía sexual del guión o dejarlo en mera fantasía, siempre respetando la decisión de la pareja.
  • Trabajar con los sentidos: La música es un instrumento que nos devuelve o transmite emociones, poner canciones sugerentes o canciones que sean significativas para la pareja, acompañado de otros artilugios aromáticos, con luz tenue, puede incentivar el deseo y las ganas de cercanía erótica/amorosa.
Estas son algunas de las estrategias basadas en las ideas de Pérez Conchillo para acabar con la monotonía emotiva y sexual. Teniendo en cuenta todo esto y con un poco de imaginación, podéis sacar nuevas ideas para llevarlas a cabo vosotros mismos. Lo importante es no dejar morir la relación amorosa por el hastío y que si el aburrimiento se está apoderando de la relación saber que se puede salir de este estado con algo de esfuerzo y motivación, que no todo está perdido, pero eso sí, actúen para cambiar, por que los cambios gratificantes no suelen aparecer por sí solos.



[1] Datos sustraídos de su ponencia en el III Congreso Mundial de Sexología Médica celebrado en Málaga, España (8-10 de noviembre de 2013).
[2] Datos sustraídos de su taller en el III Congreso Mundial de Sexología Médica celebrado en Málaga, España (8-10 de noviembre de 2013).

martes, 5 de noviembre de 2013

Indefensión aprendida, efecto "Double Bind" y relaciones de pareja. Cuando nuestra pareja critica todo lo que hacemos.

¿Qué ocurre cuando nuestra pareja, hagamos lo que hagamos, todo  le parece mal y nos critica? Cuando esto sucede podemos caer en la denominada indefensión aprendida.

Podemos definir la indefensión aprendida como el proceso de pensamiento por el cual una persona cree que las consecuencias son independientes de su conducta, pensando que son incontrolables, dando como resultado que su conducta sea no hacer nada al respecto: “haga lo que haga siempre obtendré el mismo resultado negativo”, así pues el sujeto aprende a comportarse pasivamente ya que tiene la sensación de no poder hacer nada al respecto.

Esta teoría fue desarrollada por M. Seligman, tras someter a un animal (perro) a descargas eléctricas sin que pudiera escapar, con el tiempo, este animal no realizaba ninguna conducta de escape y quedaba pasivo ante las descargas, incluso aunque la jaula quedara abierta.

Cuando nos sentimos tan indefensos ante resultados negativos que no esperamos, pues no son contingentes a nuestras conductas, aprendemos a no luchar y sí a dejarnos invadir por la pasividad. Si nuestra pareja, hagamos lo que hagamos, todo le parece mal, más temprano que tarde, provocará que no actuemos de ninguna manera, nos abandonaremos al vendaval de la descarga emocional negativa de ella, a la espera de que la tormenta antes o después se disipe, dejándonos mojar, con el riesgo de caer enfermos.

Unas personas son más influenciables y quedan atrapadas con mayor facilidad por esta indefensión aprendida, sobre todo sujetos que creen que las cosas malas que les ocurren se deben a su personalidad o inteligencia limitada, por ejemplo (factores internos): “se enfada conmigo porque me lo merezco ya que soy una persona muy estúpida”  y que las cosas buenas se deben al azar o la suerte, este tipo de personas caen con mayor frecuencia y de manera mas sebera en la indefensión aprendida.

La indefensión puede vincularse a otro término denominado “Double Bind” o “Doble Vínculo”, designado así por el antropólogo Gregory Bateson, este efecto se produce cuando nos demandan dos acciones que son incompatibles y no llevar a cabo una de ellas, provoca una consecuencia negativa, por lo que hagamos lo que hagamos, salimos perdiendo. Como afirman Allora et Al. en: Double Bind. Una introducción a Blue-collar Suite No.2: Lear’s Song[1]: “la base de un double bind es un mensaje con dos demandas contradictorias funcionando en niveles de lógica o discurso diferentes. El mensaje no puede ser ignorado, y cualquiera que sea la respuesta a una de esas dos demandas, implica automáticamente fallar a la otra”. Así pues, si nuestra pareja demanda un beso cada vez que llegamos a casa y a la vez quiere que hagamos otra conducta, como dejar los zapatos en el zapatero nada más llegar, se produce este efecto, ya que si hacemos la primera, se enfada pues llevamos los zapatos puestos, pero si hacemos la segunda, también se enfada porque no hemos ido corriendo a saludarla, resultado: hagamos lo que hagamos está mal, provocando al final un estado de indefensión aprendida.  

En definitiva, si nos enfadamos por todo lo que hace nuestra pareja, podemos producir en ella este efecto, no consiguiendo las metas que nos proponemos, que es que cambie la conducta que nos molesta o por lo menos que entienda lo que nos aflige, y tampoco podemos pedir imposibles, como dos acciones a la vez opuestas, pues todo esto al final provoca que nuestro amado/a se bloquee y no haga nada, solo esperar a que se nos pase el enfado, aunque por dentro sus niveles de ansiedad y frustración aumentarán y empezará a vernos como estímulos aversivos y esperará a que estemos durmiendo para entrar en casa, para no tener que ver nuestras caras de enfado, si es que antes no decide dejarnos de una vez por todas.

DELIRIOS Y LOCURA

DELIRIOS Y LOCURA

Delirios y otros problemas

Bienllegados a la pagina donde todos vuestros delirios serán recompensados con miradas de incomprensión y rechazo amable.
Nos movemos incesantemente por sendas incautas, ataques de locura anonimos y vulgaridades encendidas por el alcohol de cualquier cantina.
No vengo a vender nada de valor ni a regalar una sonrisa verdadera, vengo para quedarme sentado mientras tu disfrutas de la ignorancia de los demás.
Vengo para quedarme sentado entre tus historias de a media tarde, para escucharlas, leerlas y enmudecer al ver que todos somos tan parecidos, tan complejamente simples.....
Me siento y te escucho. Sientate y escuchate. Sentemonos a escucharnos.Escuchame si puedes.