La Real Academia de la Lengua
(RAE), define monotonía de la
siguiente manera:
1. f. Uniformidad,
igualdad de tono en quien habla, en la voz, en la música, etc.
2. f. Falta de variedad en cualquier cosa.
Esta falta de variedad produce un estado perceptivo/sensitivo de
rutina en la vida de la persona que la padece, afectando a las vivencias
personales eróticas y excitatorias de distinta forma según seamos hombres o
mujeres.
Las conexiones cerebrales del
deseo sexual y emocional, están más disociadas en hombres que en mujeres, esto quiere decir
que los hombres pueden separar más claramente sus deseos sexuales de sus
experiencias emocionales que las mujeres, ya que en estas hay una mayor
correlación entre el deseo y la afectividad. Un ejemplo que clarifica de forma
potente esta afirmación es el siguiente:
cuando a una pareja se le muere un hijo, el hombre poco después de este
terrible suceso, puede pedirle a su pareja mantener relaciones sexuales, siente
tanta tristeza como su mujer, pero al estar disociado su deseo sexual de su
estado emocional, puede tener ganas de relacionarse eróticamente, mientras que
la mujer al poseer mayores conexiones entre el deseo sexual y lo emocional, en la gran mayoría de casos, referirá
anhedonia y falta de deseo sexual unido a su estado emocional negativo. En
definitiva los hombres pueden tener una discusión de pareja y un estado
afectivo negativo con esta y aun así desear mantener relaciones sexuales con
ella, mientras que en la mujer, si su estado emocional es negativo con la
pareja, esta circunstancia va a repercutir directamente en su deseo sexual.
Si trasladamos lo expuesto hasta
ahora a una situación de monotonía en la relación de pareja, podemos comprobar
los efectos de esta en el deseo sexual y la excitación en la mujer.
El círculo vicioso que provoca la
rutina/monotonía en la mujer podría ser el siguiente:
- Percepción
de rutina en la convivencia con la pareja (estado emocional negativo) o al
menos sensación de aburrimiento o decaimiento. A veces puede que no se sea
consciente del aburrimiento, pero presiente o nota que algo le pasa.
- Al
percibir rutina/monotonía, su estado emocional decae, afectando a sus
deseos sexuales con la pareja
- Percepción
del deseo sexual inhibido o decaído, no piensa en sexo o no desea mantener
contactos sexuales con su pareja.
- Al
percibir que ya no tiene ganas o no piensa de manera erótica con respecto
a su pareja, aparecen pensamientos circulares sobre sus sentimientos
acerca de su relación amorosa: “¿por
qué ya no tengo ganas de tener sexo con mi pareja?, ¿es que ya no me pone?
¿Le estaré dejando de querer?”
- Estos
pensamientos circulares incrementan su estado emocional negativo con lo
que repercute directamente en su deseo sexual, siendo aun más inhibido.
- Su
pareja se percata que ella ya no le busca sexualmente o rechaza los
intentos de este, él presiona intentando conversar, procurando que ella se
excite, pudiendo provocar frustración y sentimientos de rechazo en él y
ansiedad, estrés y sentimientos de agobio en ella.
- Estas
presiones del hombre inhiben aun más su deseo sexual y repercuten igualmente
de forma poderosa en su estado emocional negativo.
- El
circulo vicioso continua, retroalimentándose de la manera que hemos
expuesto, si no se rompe este círculo, la mujer puede decidir abandonar la
relación.
Puede que el hombre sea paciente
y comprensivo, no atosigando a su pareja a mantener relaciones eróticas,
esperando a que ella aclare su estado de confusión, lo cual, en la mayoría de
casos, la mujer lo agradecerá, por lo que el círculo vicioso no se intoxicará
tanto, pero aun así la mujer mantendrá un discurso mental entre su falta de
deseo y su estado emocional negativo, por lo que también, si no se remedia,
puede acabar en ruptura.
Debemos tener en cuenta y
siguiendo los argumentos citados, que la mujer puede alcanzar mayores picos de
deseo sexual cuando a la vez le acompaña un estado emocional positivo, es decir
cuando siente que está enamorada y es feliz junto a su pareja. En muchas parejas
cuando están en su pico alto de enamoramiento y felicidad amorosa, suele ser la
mujer la que comience o incite a mantener relaciones eróticas pues su deseo
sexual se encuentra muy elevado, por lo que en un número considerable de veces
van a ser ellas las que tiren del lado
erótico de la relación.
Si una mujer vivía su relación amorosa
de forma intensa, con un estado emocional positivo repercutiendo en su deseo
sexual favorablemente y más tarde se encuentra en un estado de rutina, donde su
deseo sexual se ha inhibido, puede perfectamente preocuparse por lo que le está
pasando internamente con respecto a su relación de pareja.
Y el deseo repercute en la excitabilidad.
Para el sexólogo
Pedro La Calle,
la excitación en la mujer depende de las experiencias y emociones, por lo que
debe dejar a un lado sus pensamientos y cogniciones y vivir o buscar
experiencias (con su pareja) para recuperar su estado de excitabilidad y deseo.
Para él lo fundamental en el deseo es que haya una relación entre este y una
experiencia emotiva positiva, ya que cuando falta la excitación subjetiva
(sensación y percepción de su estado de excitación) repercute negativamente en
la excitabilidad fisiológica: lubricación y tumescencia, es decir si hay
excitación subjetiva, ella percibe psicológicamente que está excitada, se
produce una excitación genital (lubricación), si esto no se da puede aparecer
dolor (por falta de lubricación, tensión muscular) o el desinterés sexual,
incluso aunque haya un orgasmo posterior. En definitiva para
La Calle, en la mujer, la satisfacción
sí depende de la relación de pareja que tenga, por lo que puede tener orgasmos
pero sentirse insatisfecha.
¿Qué podemos hacer entonces para
volver a un estado de emoción positiva y recuperar el deseo perdido?
Si ha seguido mis argumentos
hasta ahora, sabrá que una de las formas para volver a estados emocionales
positivos y con ello a recuperar el deseo sexual, es aplacando y destruyendo la monotonía reinante.
Primero, la mujer, como dice La Calle, debe abandonar sus
pensamientos y cogniciones y buscar o dejarse llevar por nuevas experiencias,
con lo que se requiere un ingrediente básico y fundamental: MOTIVACIÓN. Sin motivación no hay motor de cambio, si nos dejamos arrastrar
por nuestros pensamientos negativos, nos apagamos y flaqueamos rindiéndonos al
cauce de la pasividad, habremos dejado morir una relación que aun puede
renacer. La motivación, es la luz que va a guiar el proceso de la salida de la monotonía.
Sin pensamientos negativos y con motivación tenemos las herramientas perfectas
para escalar el valle de la rutina. Él también necesita incrementar su
motivación, no podemos hablar solo de motivación en ella, él es también corresponsable
de de la monotonía en la relación (aunque el responsable de la sexualidad y
placer sexual de uno mismo, es uno mismo), por lo que ambos han de trabajar
para cambiar este estado, y la motivación es el alimento fundamental para el
cambio.
Tenemos que tener en cuenta que a parte de la rutina hay otros enemigos
que afectan al aburrimiento sexual, como es la falta de tiempo por una vida
demasiado ocupada por el trabajo. Puesto que, como dice la Doctora en
Psicología, Psicóloga clínica y Sexóloga y
Co-Fundadora (1983) y Co-directora del Instituto de Psicología,
Sexología y Medicina Espill,
María Pérez
Conchillo,
para tener una vida sexual satisfactoria debemos conseguir dos ingredientes
fundamentales:
- Un lugar o lugares, donde
abandonarnos a las experiencias eróticas. Si vivimos con hijos, compañeros
o en lugares donde no hay espacio para la privacidad y la intimidad, es difícil
dejarse abandonar (sobrevienen las prisas, el “si nos pillan”, etc.)
- Tiempo: sin tiempo necesario,
podremos tener experiencias sexuales fugaces “expresitos” que pueden estar
bien para desahogar tensiones pero no es recomendable para mantener relaciones
eróticas de calidad.
Si ya tenemos motivación por
parte de ambos, hemos dejado de lado los pensamientos negativos y hemos buscado
espacio y tiempo suficientes, estamos más que predispuestos a salir adelante y
acabar con la aterradora y casi mortal monotonía.
Teniendo como guía algunas de las estrategias e ideas que recomienda
Pérez Conchillo para acabar con el aburrimiento sexual, vamos
a recomendar las siguientes tácticas y ejercicios:
- Evocar imágenes: Pensar en sexo,
provoca ganas de tener sexo. Las palabras y las imágenes provocan estados
mentales. Hay que volver a recuperar la autoerótica, dedicar, mientras se
está en un autobús, en la espera del médico, por ejemplo, a rememorar
sucesos eróticos pasados, fantasías sexuales agradables, etc. Pensar en
los momentos eróticos intensos o
atractivos vividos con la pareja, pueden renovar nuestras ganas de volver
a intentarlo. Para las personas poco imaginativas siempre existen otros
mecanismos como la literatura erótica, vídeos o películas que agraden e
incentiven la excitabilidad.
- El deseo no viene solo: para
prevenir la monotonía debemos saber que tenemos que cultivar nuestra erótica
cada día, lo que la autora denomina: “cultivar
nuestro capital erótico”, si no trabajamos todos los días o al menos con
frecuencia nuestra autoerótica y la
erótica con la pareja, la rutina puede acecharnos tras las sábanas. No
podemos acostarnos en la cama esperando a que aparezca el deseo por sí
solo.
- Pensar que la pareja también es un
objeto de deseo para los demás: Imagínese que se encuentra en un pub o
restaurante acompañado de amigos y rodeado de desconocidos, piense que su
pareja no solo le atrae a usted, hay más ojos que le acechan, utilice
estos pensamientos para incrementar su deseo en la pareja y ponernos las
pilas de nuevo para reconquistarle, como dice Conchillo: “somos objeto
de deseo para la pareja y para los demás”.
- Escribe tus propias fantasías eróticas
en colaboración con la pareja: La idea es que penséis que os han contratado
para llevar a cabo un guión de una película muy erótica y que debéis
escribir para ello. Esto incrementa la complicidad en la pareja tanto
sexual como emocional, luego podéis llevar a cabo la fantasía sexual del
guión o dejarlo en mera fantasía, siempre respetando la decisión de la
pareja.
- Trabajar con los sentidos: La
música es un instrumento que nos devuelve o transmite emociones, poner
canciones sugerentes o canciones que sean significativas para la pareja,
acompañado de otros artilugios aromáticos, con luz tenue, puede incentivar
el deseo y las ganas de cercanía erótica/amorosa.
Estas son algunas de las
estrategias basadas en las ideas de Pérez
Conchillo para acabar con la monotonía emotiva y sexual. Teniendo en cuenta
todo esto y con un poco de imaginación, podéis sacar nuevas ideas para
llevarlas a cabo vosotros mismos. Lo importante es no dejar morir la relación amorosa
por el hastío y que si el aburrimiento se está apoderando de la relación saber
que se puede salir de este estado con algo de esfuerzo y motivación, que no
todo está perdido, pero eso sí, actúen para
cambiar, por que los cambios gratificantes no suelen aparecer por sí solos.