domingo, 30 de marzo de 2014

La pansexualidad: ¿otra forma de diversidad sexual?

La diversidad del ser humano es uno de los grandes valores que poseemos como especie, pues nos enriquece y nos protege, alimentando nuestra sabiduría cultural. Y dentro de esta amalgama  de diferencias, hayamos también diversidad en nuestra sexualidad.

Nuestra orientación sexual no es unísona, pese a los planteamientos heterocentristas a los que hemos sido expuestos durante tantos siglos, las minorías cada vez son menos minorías cuando nos damos cuenta de la exuberante y  extensa ramificación de la que es participe el ser humano, somos tan diversos,  que al final somos múltiples minorías que difuminan el sentido de lo único y normal.

bandera de la pansexualidad.
Dentro de la orientación sexual hayamos personas heterosexuales, homosexuales y bisexuales, apareciendo dos “nuevas concepciones” de las que se está empezando a hablar: la asexualidad[1] y la pansexualidad.

Podemos definir pansexualidad como la orientación sexual por las que nos atrae otra persona sin hacer distinciones de sexo o  género.  Expresan que pueden enamorarse de la personalidad de otros sin importarles si es hombre o mujer, si tiene pene o vagina, por lo que se centran en el interior: forma de pensar, de comportarse, etc.

La diferencia con la bisexualidad radica, en que las personas bisexuales si diferencian y atienden al sexo y al género a la hora de sentir atracción, es decir los pansexsuales a parte de sentirse atraídos por varones (género y biología), mujeres (género y biología) también pueden sentirse atraídos por personas transexuales, intersexuales e intergéneros (personas que no se sienten identificadas ni con los roles masculino ni femeninos).

Pero ¿las mujeres y hombres  transexuales son diferentes de las mujeres y hombres no transexuales o cisexuales[2]? ¿Tenemos que distinguir hilando tan fino o este discriminar tan específico puede acabar convirtiéndose en un tipo de transfobia y cisexismo?

La persona transfóbica es, por ejemplo, la persona a la que le gustan las mujeres, pero rechaza a las mujeres transexuales por el simple hecho de serlo y da igual que esta persona a la que le gustan las mujeres sea heterosexual, bisexual, homosexual o pansexual.

La persona cisexista es la persona que niega que hombres y mujeres transexuales son iguales que los hombres y las mujeres no transexuales o cisexuales.   

Y como afirma Ainara Ruíz en el blog de notas de su facebook[3] sobre la pansexualidad: “SI ALGUIEN CREE NECESARIO CREAR (O USA) UN TÉRMINO DIFERENTE PARA DESIGNAR A LAS PERSONAS QUE NO DISCRIMINAN A LAS PERSONAS TRANSEXUALES (frente al término anterior que lo deja sin matización para designar quienes si discriminan) COMO SI ESTAS PERSONAS ABARCARAN A ALGO MÁS, DIFERENTE DE HOMBRES Y MUJERES, ES UNA PERSONA CISEXISTA (al igual que sería racista el que viera necesario el hablar de "seres humanos y negros", como si las personas de raza negra no fueran seres humanos)”.

La polémica está servida. Puede que las personas que utilizan el término pansexualidad estén diferenciando entre mujeres y hombres transexuales de mujeres y hombres cisexuales, y en vez de divulgar pensamientos enfocados a la  diversidad, lo que se están consiguiendo es una forma de cisexismo y transfobia.

Quizás la pansexualidad es un intento de ampliar nuestra visión y conciencia de la diversidad en lo referente a la orientación sexual, pero para algunos sectores, a veces hilar tan fino acaba convirtiéndose en una nueva forma de intolerancia.



[1] Para saber sobre asexualidad acudir al siguiente link: http://jalomanda.blogspot.com.es/2014/03/asexualidad-podemos-hablar-de.html

[2] Cisexual refiere a un término derivado del término cisgénero que se utiliza para describir a personas cuya identidad de género es concordante con su género biológico, es decir, que no se identifican con la identidad transgénero de la transexualidad. Datos hallados en: http://es.wikipedia.org/wiki/Cisg%C3%A9nero


miércoles, 12 de marzo de 2014

¿Qué es hacer Luz de Gas? Maltrato psicológico, manipulación y chantaje emocional en las relaciones de pareja.

Muchas relaciones de pareja se vuelven tóxicas cuando uno de los miembros o ambos comienzan a mantener interacciones contaminadas de manipulación, chantaje emocional y en definitiva maltrato psicológico.

El maltrato psicológico es un comportamiento que provoca en la victima inestabilidad emocional, pues la persona maltratadora continuamente infravalora la opinión de su pareja, la culpabiliza, la intimida y la desacredita, utilizando como medio el afecto que la victima siente sobre el agresor.

Y un tipo de maltrato psicológico que puede ocurrir en las relaciones de pareja es el llamado “luz de gas”.  Para  la psicóloga por la Universidad de Nueva York Rojas-Marcos: “Cuando alguien nos manipula y nos produce una enorme inseguridad sobre nosotros mismos y nuestra realidad, se denomina hacer luz de gas[1]”. Así pues cuando nuestra pareja quiere hacernos dudar de nosotros mismos, nos confunde, sentimos que perdemos la cabeza, dejamos de confiar en nuestro propio criterio, está utilizando contra nosotros este tipo de maltrato psicológico.

Cartel de la película Gaslight.
Se adoptó este nombre de “hacer luz de gas” por un film llamado “Gaslight (1940)”, del director George Cukor, (la película se conoce en español como “Luz que agoniza”[2]), donde el protagonista masculino lleva casi a enloquecer a su pareja, pues intenta convencerla de cosas que no son reales.

La persona victima de este maltrato llega a pensar que se está volviendo loca, pues su realidad no coincide y es opuesta a la realidad que le cuenta su pareja, con la finalidad de convencerla y manipularla en su favor. La victima puede llegar a tener sentimientos y pensamientos como los siguientes:

·         Percepción de que está perdiendo el sentido de la realidad, ya no sabe lo que vio o no vio, provocándole confusión y desconcierto.

·          Inseguridad.

·         Daños en su autoestima, por la desacreditación continua y los sentimientos de culpabilidad, pues su pareja echa las culpas de cualquier fallo (sea real o no)  a la víctima.

·         Aislamiento progresivo de amistades y familia.

·         Altos niveles de ansiedad y estrés.

·         Dependencia extrema hacia su pareja-agresor.

Y el agresor suele actuar de una determinada manera a la hora de hacer luz de gas, algunas de sus conductas pueden ser:
·         El agresor enamora a la víctima, con lo que establece una relación especial.
·          La vida social de la victima empieza a reducirse, pues el agresor la limita, con diversos chantajes (celos, racionalización de argumentos, utilizando frases como: “debemos estar juntos”, etc.).
·         Manipula la realidad con el objetivo de conseguir dominar a la pareja, controlar y anular su voluntad.  Esgrime frases como: “Con lo inteligente que eres, no entiendo como no compartes mi punto de vista”, con lo que provoca confusión pues por un lado llama inteligente a la víctima y por otro la embauca para que acabe opinando como considera el agresor.
·         Poco a poco va introduciendo la duda sobre los actos, creencias y sentimientos de la víctima, para desconcertarla y que al final sea el agresor el que decida ante cualquier toma de decisión.
·         Aprovecha los estados de nerviosismo y agresividad que pueda tener la víctima para afianzar sus razonamientos, aduciendo que no está siendo cabal y que es muy impulsiva, cuando este estado de nervios lo ha provocado la persona agresora, pues induce a la victima estrés y frustración, por lo que es normal que antes o después salte o se enfurezca.

En definitiva una persona que hace luz de gas lo que intenta es controlar y anular la voluntad de su pareja, dominándola para que pierda el control de su realidad y no pueda tomar decisiones, ya que el agresor es quien desea tomarlas por ambos.

Una relación basada en el chantaje, la manipulación y el maltrato psicológico es una relación intensamente tóxica, de la cual la mejor opción en todos los casos es buscar alternativas o si se está sufriendo, ponerle fin cuanto antes. Una relación de pareja se ha de basar en la tolerancia y el respeto mutuo, con la manipulación ambos valores se pudren, consumiendo así a la propia relación.



[1] Datos hallados en: Rojas-Marcos, L. (2010). El sentimiento de culpa. Santillana Ediciones Generales: Madrid.
[2] Datos hallados en: http://www.filmaffinity.com/es/film270165.html. La sinopsis de la misma página dice: En la Inglaterra victoriana, una bella mujer (Ingrid Bergman) se casa con un famoso pianista (Charles Boyer). La felicidad desaparece cuando en la casa, donde años atrás se cometió un asesinato, la mujer empieza a oír extraños e inexplicables ruidos; mientras tanto, su marido la atormenta hasta hacerla creer que se está volviendo loca

domingo, 9 de marzo de 2014

Asexualidad: ¿Podemos hablar de orientación o identidad asexual? Diversidad sexual.

El ser humano es un ser sexuado por naturaleza, tiene interés en el sexo y lo manifiesta de múltiples maneras. Pero una nueva corriente parece estar emergiendo: personas que no sienten deseo o interés sexual y que se han autodenominado asexuales.

Bandera de la asexualidad.
En 2001 aparece un grupo virtual denominado Comunidad virtual AVEN: Asexuality Visibility and Education Network.  Para ellos la Asexualidad “es la falta de atracción sexual. Los asexuales en general son muy diferentes los unos de los otros: algunos sienten atracción romántica, algunos no. Algunos sienten excitación física, algunos no. La asexualidad no es lo mismo que el celibato. El celibato es una decisión de abstenerse de la intimidad sexual, mientras que la asexualidad es una orientación que consiste en la falta de atracción sexual[1]”.

Por lo que podemos encontrar dentro de la asexualidad, ciertas tipologías y diversidad:

·         Asexuales románticos o arrománticos: según si sienten deseo romántico hacia otra persona o no.

·         Asexuales con apetito sexual o sin él: encontramos los que tienen apetito sexual que autocontrolan (o es bajo) y los que no manifiestan este apetito.

·         Asexuales románticos con apetito sexual, asexuales románticos sin apetito sexual, asexuales no románticos con apetito sexual, asexuales no románticos sin apetito sexual, según deseen tener relaciones románticas o no y según tengan apetito sexual o no. Todas estas tipologías no son fijas, pues una persona puede estar entre varias o cambiar a lo largo de su ciclo vital.

·         Asexualidad primaria o secundaria: primaria si nunca experimentaron deseo sexual, o secundaria  si experimentaron deseo sexual en un pasado y ya no lo manifiestan.

Pero si entendemos  la sexualidad como un ente  más complejo y  más amplio que la simple penetración o genitalidad, la pregunta que se hace necesaria es la siguiente: ¿las personas que se identifican como asexuales, no manifiestan ningún tipo de afecto sexualizado como dar o recibir abrazos, besos, acariciar o ser acariciados, masajear, no mantienen ningún tipo de contacto cercano con el otro?

En teoría una persona asexual no tiene interés sexual (o es escaso) hacia otras personas, pero este desinterés también ha de estar en otros comportamientos que abarcan la sexualidad y no solo el mero acto genital, han de mostrar desinterés en dar o recibir caricias, besos etc. Primero parece necesario entender que es sexualidad para después poder definirnos como personas asexuales, puesto que si estas personas manifiestan otros comportamientos sexualizados y lo único que no desean es un acercamiento genital, posiblemente el término asexual no defina con exactitud su condición o estilo de vida. 

Lo que sí parece claro es que las personas asexuales conciben  la asexualidad como un estilo de vida y se quejan de que la sociedad presenta el sexo como una obligación[2].

En definitiva, está emergiendo una comunidad de personas en las que la atracción y el deseo sexual aparecen disminuidos, latentes o incluso desaparecidos. Donde el sexo es visto como una obligación y no desean mantener contactos sexuales (¿genitales?) aunque si puedan sentir atracción romántica.  

Muchas de estas personas no necesitarán saber si este estilo de vida viene determinado por un fenómeno biológico o si es una opción social por la que han decidido optar, pero la curiosidad científica está experimentando cierto interés en este nuevo movimiento. De momento parece que el 1% de la población de Reino Unido desvela que es asexual[3].

La diversidad en cuanto a la sexualidad del ser humano es amplia y no debemos constreñir  los intereses, orientaciones e identidades que las personas desean manifestar, no debemos ridiculizar y sí entender y tolerar, puesto que la tolerancia abre el camino a la felicidad compartida.



[2] Datos hallados en: Cabello, F. et Al. (2013) Actualizaciones en sexología clínica y educativa. La asexualidad ¿una nueva orientación sexual? (cap.29, pág. 353).
[3] Datos hallados en: http://es.wikipedia.org/wiki/Asexualidad