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Hoy viernes, entro en una protesta pacífica,
es más bien un reencuentro, ya no necesito dos días de aventuras para
olvidarla. Es un paso. Pues de eso se trata, de vomitar y dejar que salga y
mañana sábado volver a la euforia, aunque suele ser un espejismo, del cual el
domingo te devuelve a la realidad. Pero hay veces que aparece la aventura y te
hace cambiar los esquemas. Ya me pasó en abril ¿Quién me dice que las aventuras
se han acabado? Y sabiendo que los domingos te devuelven a la realidad, me
guardo un as en la manga. Una nada con expectativas de algo. Un domingo de
juegos para no perder del todo la esperanza de comenzar aventuras.
Todo esto se debe a que tú y yo hemos
sido un fin de semana. El viernes una promesa, el sábado una vivencia y el
domingo un recuerdo.