Roberto pasó por delante de aquella farmacia y le vino a la memoria un pasado recuerdo. Recordó cuando entraba con ella a comprar condones, se acordó de esa cara de complicidad cuando entraban juntos a comprarlos, esos ojos vivos que sentían cierta vergüenza, aquel instante en el que ella se abalanzaba al mostrador algo nerviosa y pedía la caja que a él le gustaba, aquella roja. A él le encantaba verla pedir los preservativos, esa tímida voz que salía de ella, esa mirada hacia atrás sonriéndole, era un momento tan de ellos dos, con tanta complicidad que sentía que aun la amaba más. La joven dependienta evitaba sonreír pero era inevitable porque se palpaba la torpeza de lo vergonzoso, sí, van a hacer el amor nada más llegar a casa, es cierto, se les nota, lo saben todos los presentes.
Hoy Roberto mira hacia el interior de la farmacia pero ya no la oye pedir los condones, ya no está esa mirada cómplice por ningún lado y quizás son otros ojos los que la ven pedirlos y sonrojarse, otros ojos cómplices que no son los de Roberto, por ello hoy Roberto recuerda y eso le pone triste. Mañana no pasará delante de aquella farmacia.
hace bien en evitar el pasado efímero que no volverá.
ResponderEliminarSaludos desde la ausencia.
si yo tuviera que evitar lugares de Murcia con recuerdos, no quedaría esquina libre :D
ResponderEliminarun saludo
uf! cuanto entiendo de eso...
ResponderEliminarEl pasado quedó atrás... Lo único que tienes ahora es tu presente, tómalo.
Saludos :)