jueves, 11 de junio de 2009

Algo más que puro sexo

Del romanticismo pasaron a esas miradas lascivas que embadurnan los cuerpos, pensamientos que salen desde lo más recóndito del cerebro hasta los poros de la piel excitada de los dos enamorados, pasaron de pagina con cada beso que se hacía más ardiente, más profundo, más húmedo y más mortal. Las manos se acercaban a lugares calientes y escondidos, la calle cambió de color y ya no importaba si los búhos se escandalizaban de aquello que empezaban a contemplar, cualquier lugar es un buen lugar para arrancar los prejuicios sobre la manera de demostrar la pasión. Ella bajo su mano y la depositó dentro del pantalón y con un contoneo suave logró ensalzar lo más puramente masculino. Él acercó sus dedos despacio hasta notar que se mojaban cálidamente. Ya no había freno, sus miradas estaban demasiado cambiadas como para parar los sentimientos hormonales que estaban segregando, cualquier chispa provocaría un cortocircuito sexual y ellos ya estaban engrasados de gasolina dopada con feromonas, era inevitable que buscaran un recóndito espacio para seguir dejándose llevar por el lado de los fluidos del amor. Escondidos pero a la vista, ella se deshizo del lastre que es tener ropa cuando no se necesita, solo dejo parte vestida por si tendrían que salir corriendo. A la intemperie de cintura para abajo mostrando su cuerpo rasurado, ella le cogió primero del brazo para colocarlo en la posición que más les convenía en ese instante y después de su acalorado miembro para introducirlo allá donde se le reclamaba, solo en ese momento sabían que aquello que hacían no era nada malo, ni impúdico, ni vergonzoso, no era tiempo de pensar sino de moverse, de bailar sin música o con otra música distinta que es la que aportan los jadeos en el hueco de la escalera, sonando como barítonos en aquel lugar con eco seguían balanceándose, ella chocando sus rodillas insensibles contra la escalera y el sentado dejándose llevar por aquello tan fascinante. No eran dos chicos rebeldes, solo era el amor que fluía entre ellos que en ese instante se había convertido en sexo, en algo más que puro sexo, en lujuria por el roce con el otro, en pasión por sus cuerpos, en lugares prohibidos a la espera de ser pillados in fraganti, haciendo lo que más les gustaba en ese instante, sintiendo el calor del otro y la humedad que aporta la fricción de algunos lugares del cuerpo. Poco antes del fin ella le acarició de tal modo que él estalló de placer y ella se sofocó contrayéndose. Ambos estaban más felices que avergonzados asique se miraron, sonrieron, se dijeron te quiero y quedaron un rato abrazados, sabiendo que habían echo algo más que puro sexo.

2 comentarios:

  1. Chico, me has subido los colores!

    Visto así, nadie puede criticarlo, pero ponte a explicárselo así a la vecina que va a bajar la basura, que verás tú...

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  2. Vaya! hermoso texto sobre el sexo con amor, el erotismo es tambien una tierna caricia.

    Saludos lejanos.

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