viernes, 7 de enero de 2011

Algo mas que puro SEXO (versión completa)

Estoy despierto pero sigo con los ojos cerrados. Centro mi atención en mi boca, !Dios!, la tengo seca, pastosa es como si hubiera estado toda la noche bebiendo vasos de ceniza, tengo que dejar de fumar tanto.... como me duele la cabeza, mi cerebro patalea como un niño maltratado dentro de mi cráneo, ¿por qué lo maltrato de esta manera?.... Me da mucho miedo abrir mis ojos... Efectivamente no sé donde estoy durmiendo, miro a mí alrededor, esta habitación es nueva. Me gusta quedarme mirando estas habitaciones que visito, me quedo observando sus posters, como están colocados los objetos, sus armarios, nada me pertenece y aquí estoy durmiendo como si lo que me rodeara fuera parte de mi y no es así, esta habitación no la volveré a pisar nunca más, fotografío mentalmente sus rincones, al menos quiero un recuerdo de ella, un recuerdo de quien fui.... Me cuesta hasta moverme.... ¿pero que hice anoche?, ¿donde están mis recuerdos?...como me cuesta reorganizar pensamientos, esta vida que llevo no tiene que ser buena, no, no lo creo... Miro a mi derecha, hay una chica morena durmiendo... la recuerdo bailando, al lado de ella duerme un chico.... a mi izquierda dos chicas más, estamos todos durmiendo en esta cama enorme que parece preparada para este tipo de eventos, la que está pegada a mi salta en mi cerebro !te recuerdo!!, anoche en aquella discoteca, te acercaste a proponerme algo, recuerdo mi alegría al oír su propuesta....no puede ser que apenas recuerde como llegué hasta aquí, tengo que cambiar de vida... recuerdo gemidos de la chica morena, muchos gemidos mezclados...... estamos...si estamos en este momento todos sin ropa.... como me apetece beber agua con un poco de azúcar o un zumo, si un zumo, dicen que para la resaca es buena la vitamina c..... tengo que cambiar de vida....la chica que tengo pegada a mí se mueve, parece que se ha despertado pero también sigue con los ojos cerrados, se coloca de lado hacia mi cuerpo, pone su pierna en medio de las mías y su mano apoyada en mi pecho.... definitivamente esta despierta.... comienza lentamente a bajar su mano por mi cuerpo, rebasa la zona del ombligo y sigue bajando lentamente, coloca su mano en mi sexo y empieza a acariciarme, la miro, ella
me mira y sonríe con dulzura....sigue acariciándome.... ahora mismo ya no quiero cambiar de vida.........

Tanta dulzura en una chica que apenas conozco, me ruboriza a la vez que me embriaga, la erección se hace inminente y en sus pupilas leo que ese hecho le satisface, abre su pequeña pero caliente boca para abrazarme entre sus labios, dejando leves rastros de saliva por dónde camina, bajando cada vez más, hasta lograr que pase de un estado de ruborización a un estado de exaltación sexual, necesito que siga bajando, ella lo sabe y comienza a lamerme, con sus dos manos en mi sexo, no deja de pensar que es ella ahora la que tiene todo el poder y eso la excita casi tanto como a mí que me lama cada centímetro de mi dureza, no dejes de hacerlo y mírame mientras lo haces…

Él antes no era así, era un chico enamorado de una sola mujer, le cambió la vida el sentimiento de rechazo que provoca que no te vuelvan a mirar con amor sino con la más cruda de las indiferencias. Por eso ahora bebe, sale, visita a la luna, bebe, fuma, mira lascivamente a las chicas que le sonríen, bebe, lame pezones cuando le dejan, sigue bebiendo y acaba tan perdido entre nubes etílicas que cada vez que se levanta no recuerda bien quien es ni donde se encuentra.

Todo comienza cuando se despierta, bebe un zumo para acallar a su moribundo cerebro, se viste y empieza a pensar en ella, se enciende un cigarro, se masturba pensando en el vello púbico de la que fue su novia predilecta, luego se pone más triste y añora el romanticismo perdido, añora su sonrisa, los latidos de su corazón cuando ponía su cabeza entre sus pechos turgentes, añora incluso lo que más odiaba de ella y sobre todo incesantemente recuerda cada cosa que hicieron juntos y con mayor intensidad, la primera vez que hizo el amor con ella y lo reescribe en su diario en tercera persona, como si él no fuera el que lo vivió, sino como un espectador fetichista, voyeur y sadomasoquista, porque mientras lo escribe, le duele, sangra por dentro y llora por fuera. Escribe con añoranza y ternura, una y otra vez la misma historia:

“Del romanticismo pasaron a esas miradas lascivas que embadurnan los cuerpos, pensamientos que salen desde lo más recóndito del cerebro hasta los poros de la piel excitada de los dos enamorados, pasaron de pagina con cada beso que se hacía más ardiente, más profundo, más húmedo y más mortal. Las manos se acercaban a lugares calientes y escondidos, la calle cambió de color y ya no importaba si los búhos se escandalizaban de aquello que empezaban a contemplar, cualquier lugar es un buen lugar para arrancar los prejuicios sobre la manera de demostrar la pasión. Ella bajo su mano y la depositó dentro del pantalón y con un contoneo suave logró ensalzar lo más puramente masculino. Él acercó sus dedos despacio hasta notar que se mojaban cálidamente. Ya no había freno, sus miradas estaban demasiado cambiadas como para parar los sentimientos hormonales que estaban segregando, cualquier chispa provocaría un cortocircuito sexual y ellos ya estaban engrasados de gasolina dopada con feromonas, era inevitable que buscaran un recóndito espacio para seguir dejándose llevar por el lado de los fluidos del amor. Escondidos pero a la vista, ella se deshizo del lastre que es tener ropa cuando no se necesita, solo dejó parte vestida por si tendrían que salir corriendo. A la intemperie de cintura para abajo mostrando su cuerpo parcialmente rasurado, ella le cogió primero del brazo para colocarlo en la posición que más les convenía en ese instante y después de su acalorado miembro para introducirlo allá donde se le reclamaba, solo en ese momento sabían que aquello que hacían no era nada malo, ni impúdico, ni vergonzoso, no era tiempo de pensar sino de moverse, de bailar sin música o con otra música distinta que es la que aportan los jadeos en el hueco de la escalera, sonando como barítonos en aquel lugar con eco seguían balanceándose, ella chocando sus rodillas insensibles contra la escalera y el sentado dejándose llevar por aquello tan fascinante. No eran dos chicos rebeldes, solo era el amor que fluía entre ellos que en ese instante se había convertido en sexo, en algo más que puro sexo, en lujuria por el roce con el otro, en pasión por sus cuerpos, en lugares prohibidos a la espera de ser pillados in fraganti, haciendo lo que más les gustaba en ese instante, sintiendo el calor del otro y la humedad que aporta la fricción de algunos lugares del cuerpo. Poco antes del fin ella le acarició de tal modo que él estalló de placer y ella se sofocó contrayéndose. Ambos estaban más felices que avergonzados asique se miraron, sonrieron, se dijeron te quiero y quedaron un rato abrazados, sabiendo que habían hecho algo más que puro sexo”.

Cuando termina de escribirlo, el carácter le cambia, de la tristeza pasa a un estado de frustración y rabia, sus ojos se inyectan en venenosa ira y sale despedido hacia el primer bar abierto, en busca de un nuevo día de sexo vacio que acalle su triste existencia, intentado inútilmente conseguir de los cuerpos ajenos algo más que puro sexo, redención.

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