jueves, 16 de junio de 2011

El país de las decisiones difíciles.

Ella estaba dejando de ser feliz, no lo entendía pues tenía todo lo que deseaba, todo menos una cosa, poder salir a conocer el mundo, ser independiente. Tenía algo que mucha gente lleva añorando toda su vida encontrar a una persona que la quisiese de verdad, absolutamente entregado, cariñoso y real, muy real. Pero ella estaba desconcertada porque quería vivir y sabia que sino salía al exterior por el tiempo que fuera necesario se arrepentiría toda la vida, pero claro si salía podría perder a la persona que mejor la había tratado desde entonces. Tuvo que trasladarse del país de la felicidad y despreocupación al país de las decisiones difíciles. Serian muchos consejos los que oiría, como: “chicos hay a montones pero experiencias de la vida a esas edades no tantas”, lo que no sabía era que el amor no se encuentra tan fácilmente como uno piensa, que el olor que te transporta a la calma placentera no lo tienen todos los chicos que conocerá, que las frases mágicas no puede pronunciarlas cualquiera y es que en la vida al final solo se acaban conociendo dos o tres personas realmente importantes como para vivir con ellas por siempre. Pero ella se ahogaba, tuvo que parar, cerrar sus ojos y decidir.
Ahora comienza a ser libre, a dejar atrás lo que llegó a ser, a empezar a ser otra nueva persona transportando sus antiguos aprendizajes, volviendo a sonreír. Deja atrás paralizado a aquel chico que había decidido compartir su vida, no mirar más allá de los ojos de ella, un chico alegre, noble y fiel.
Ella a veces piensa como hubiera sido su vida con él. Él piensa, piensa y piensa en cómo rehacer su vida de nuevo.

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