Nunca antes había sentido tanto dolor como el que siento, la razón es porque nunca antes había sentido tanta alegría de vivir, tanto equilibrio, tantas ganas de hacer cosas con una persona en concreto. Me estremezco y no es una manera de hablar, me estremezco y me entran escalofríos muy extraños, supongo por la falta de sueño y de alimento. He dicho tantas tonterías últimamente para intentar recuperarla que incluso la he alejado más, jugársela a la última carta no se lo recomiendo a nadie, si quieres que aun conserven una buena imagen de ti. Pido perdón absoluto y espero que el tiempo pase y borre mi error y que al final gane lo positivo que un día vio en mí sobre las tonterías últimas que he cometido. No quiero divagar filosóficamente, no quiero metáforas, ni hipérboles, esto es solo dolor sincero, duro y agónico.
Todas las personas de mi alrededor, se quedan incrédulas al saber nuestro fracaso, no se lo esperan, creen que éramos perfectos el uno para el otro y lo éramos salvo en la diferencia horaria de nuestras vidas. No sé si algún día estas dos vidas de tiempos separados puedan llegar a correlacionarse, a ir a la par, ni siquiera sé si ella lo desea ya, pues su idea romántica en un principio fue esa, alejarse, vivir y volver para quedar serena y en paz consigo misma y conmigo.
Todo está lejano y solo quiero dormir, dormir 8 meses y despertar sano, alegre, pensando solo en las cosas buenas del pasado y olvidando los desperfectos de no ser seres perfectos.
Y miro a mi hurón, el también se ha quedado sin novia, sin amiga de juegos, sin compañera de paseos, él no lo sabe, pero seguro que lo intuye mientras salta juguetonamente.
Y miro la cartelera del festival al que fuimos y falta la estrella más importante que hace que los conciertos tengan sentido.
Y miro las carteleras del cine y ya ninguna película es lo suficientemente buena para entrar.
Y miro como se aleja queriendo besar otros labios que no son los míos, esos labios que decían palabras sin sentido como tachiseti o chililio o hachimomo, nuestro propio vocabulario enriquecido con sonrisas cómplices.
Y no quiero que me traigan esa pizza que inventamos, con los ingredientes perfectos, porque ya no tengo hambre.
Y no quiero bañarme en la playa donde comíamos patatas de bolsa, mientras escuchábamos reggae.
Y no quiero subir a la casa que olía de aquella manera especial, olía a felicidad, esa casa ahora vacía, con una jaula menos y un hueco más.
Y no quiero pensar que me olvida o que me odia o que no siente nada de nada si le hablo, no quiero pensar que me borra, que le da a eliminar a todas las fotos digitales que nos hicimos, eliminar el tuenti, Messenger o facebook, que se vaya de mis delirios, de mi vida.
Quiero recoger las maletas y salir hacia otro mundo, pero ahora estoy estancado en la parálisis de mi dolor, de mi pena y sobre todo de mi gran decepción porque ella ya no es ella, sino su sombra borrosa y cambiante. Cuando te vuelva a ver no seremos iguales a quienes fuimos.
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