¿Por qué ocurre, con cierta frecuencia, que quedamos con
alguien con fines neutrales y acaban produciéndose confusiones de tipo sexual,
aun teniendo pareja?
La idea central es la siguiente: Todos los seres humanos
cuando quedan con alguien del sexo contrario (o del mismo sexo, según
preferencias eróticas) emplean elementos sexuales ya sean conscientes o
inconscientes a través de la comunicación no verbal, aunque no deseen hacer
nada de tipo sexual, es lo que se conoce como conducta de Flirt o semi-corte o encuentros semi-sexuales.
Cuando estamos predispuestos a un encuentro sexual lo denominamos
corte (hacer la corte), por ello denominaremos semi-corte a esta situación en la que no queremos nada sexual
pero sin embargo nuestro cuerpo envía señales sexuales al otro.
En español la conducta de Flirt, se conoce como flirteo,
para la Real Academia de la Lengua,
el flirteo se define como: “conquista
amorosa de transcendencia efímera”.
Sinónimos de flirteo serian: coqueteo, aventura, galanteo.
Simbolizan una especie de juego entre dos personas que aunque no desean nada
sexual, se provocan mutuamente, sobre todo de manera inconsciente y a través de
la comunicación no verbal.
Por último con encuentros
semi-sexuales, nos referimos a
encuentros neutrales, como pueden ser la
reunión de dos compañeros de trabajo que hablan de negocios, o dos compañeros
de clase que comentan un trabajo, o un profesor y una alumna que discuten sobre
algún tema o un terapeuta que explica lo que le sucede a su paciente, en estos
encuentros no se pretende a priori nada sexual, pero se producen sin embargo, a
través de signos corporales, un acercamiento de tipo semi-sexual, lo que puede
conllevar a errores cuando uno de los dos protagonistas se hace consciente de
que la otra persona esta flirteando y tendrá dos opciones: rechazarlo o seguir el juego.
Para rechazar
estas conductas y que la conversación se vuelva de nuevo lo más neutral
posible, el Doctor Albert E. Scheflen, especialista
en comunicación no verbal, propone que las personas pueden realizar alguna de
estas tres manifestaciones:
• Insistir de manera no ansiosa de que se trata de una
reunión de negocios, o de trabajo, de clase o una terapia, etc. Al insistir
hacemos consciente de que se trata de un acercamiento neutral, nadie pretende
otra meta que no sea solventar el problema de trabajo, de clase…
• Mandando señales de comunicación no verbal incompletas,
quizás ambas personas estén sentadas una enfrente de la otra, lo que provoca
sentimientos de intimidad, pero sin embargo tienen parte de su cuerpo enfocando
hacia otros miembros o hacia el resto de la sala.
• Negación formal, mencionando al novio/a o marido, para
que quede claro el mensaje: “somos
amigos, el hueco de amante ya está ocupado”.
¿No se ha sorprendido a sí misma/o, hablando a un compañero de su pareja, sin saber muy bien por qué lo menciona, pero siente la necesidad
de nombrarle y decir: “tengo pareja”?
Seguramente la respuesta provenga, de que percibe que hay
algo más que un encuentro neutral entre ambos y por ello siente la necesidad de
poner una barrera que prevenga de errores, mal entendidos e incluso de
sensaciones de atracción por parte de ambos.
La otra opción es seguir
el juego del flirteo, teniendo en cuenta de que si a ambos se les hace
consciente de que hay algo más allá que una reunión de compañeros, se pasará de
la semi-corte, directamente a la corte. Es por esto que es tan fácil que los
nuevos encuentros con gente que en un principio no nos atraían, puedan acabar
atrayéndonos, porque siempre hay un componente sexual en nuestras relaciones, citas
y conversaciones.
Debemos aclarar que, con lo mencionado hasta ahora, no
pretendemos provocar el caos en las parejas desconfiadas, pues lo expuesto,
para las personas recelosas puede ser una gran revelación y la excusa para
sentirse celosos con derecho y propiedad. Siempre hay que confiar en nuestra
pareja, la confianza es un paso seguro
hacia la salud psicológica.
En definitiva, se procede sexualmente cuando nos reunimos
con finalidades no sexuales a través de la comunicación no verbal, por señas
que muestran interés, que expresan: “Usted
me gusta. Míreme soy atrayente”. Y nunca hay garantía de que no se pase de semi-corte
a corte, en cualquier momento uno de los dos o ambos pueden ser conscientes de
este juego sexual y entrar a ello para ver qué ocurrirá después.
Por último, algunas explicaciones plausibles de porque nos
comportamos sexualmente aun cuando no deseamos hacerlo, pueden ser las
siguientes:
• Es una conducta
innata del ser humano, expresamos sexualidad, nuestra genética nos
predispone a que cada encuentro tenga un sentido sexual, en definitiva, a
nuestros genes no les gusta perder el tiempo.
• Lo utilizamos como método de influir en el otro, una de los elementos o comportamientos más
influyentes en el ser humano, es todo lo relativo al apartado sexual. Existen
investigaciones que estudian, a través de electrodos, que hace nuestro cerebro cuando
vemos sexo o imágenes sexuales y los resultados muestran que nuestros cerebros
se encienden como si de fuegos artificiales se tratara, surge una explosión de
conexiones neuronales y la atención se focaliza en los elementos sexuales. Por
lo que mandar mensajes de este tipo a otra persona la predispone a estar atenta
y dejarse influir.
• Con referencia a lo anteriormente dicho, podemos mandar
estas señas sexuales para llamar la
atención de la otra persona. Cuando en una reunión nos sentimos aburridos
y/o menospreciados, quizás podemos activar a los demás mandándoles señales
semi-sexuales y recobrar el interés de los demás en nosotros.
Parece que no podemos escapar al poder y la influencia
del sexo, ni siquiera, creyendo que para nada nos atrae cierta persona, pues
nuestros cuerpos, sin saberlo conscientemente, se estarán mandando señales que
al final pueden llevar a confusión o a un nuevo romance, así somos y así parece
que seguiremos siendo.
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