Cuando
deseamos disfrutar de una relación erótica y tenemos la oportunidad de hacerlo,
llegado el momento, nuestros sentidos se agudizan, la piel cambia y se ruboriza,
focalizamos nuestra atención en todo el
proceso erótico, pues uno se hace completamente consciente de las
modificaciones de su cuerpo y mente, estamos realmente despiertos, pero ¿podemos
mantener relaciones eróticas estando dormidos y no acordarnos de lo sucedido al
día siguiente?
La
ciencia parece dar una respuesta afirmativa. A la conducta de mantener
relaciones eróticas con uno mismo o con otra persona, mientras estamos dormidos,
se le ha denominado sexomnia: la persona
realiza actos eróticos dormida, de forma inconsciente y al despertar no recuerda lo
sucedido.
En
el DSM-V[1],
dentro de los trastornos del sueño-vigilia, aparecen las parasomnias, definidas como trastornos del despertar del sueño no
REM. Y dentro de las características de las parasomnias aparecen el
sonambulismo y los terrores nocturnos. Estas características, según el DSM-V, son (hemos obviado los terrores
nocturnos, pues se alejan de la pretensión de este artículo):
Parasomnias[2]:
A. Episodios recurrentes de despertar incompleto del
sueño, que generalmente se producen durante el primer tercio del período principal
del sueño, y que van acompañados de una (…) de las siguientes características:
1. Sonambulismo: Episodios repetidos en los que
el individuo se levanta de la cama y camina durante el sueño. Durante el episodio
de sonambulismo, el individuo tiene la mirada fija y en blanco; es
relativamente insensible a los esfuerzos de otras personas para comunicarse con
él y sólo se puede despertar con mucha dificultad.
B. No se recuerdan los sueños o el recuerdo es mínimo
(p. ej., solamente una única escena visual).
C. Amnesia de los episodios está presente.
D. Los episodios causan malestar clínicamente
significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del
funcionamiento.
Dentro del sonambulismo, en el DSM-V, se especifican dos tipos: Con ingestión de alimentos relacionada con el sueño y con comportamiento sexual relacionado con el sueño (sexsomnia).
Por lo que para el DSM-V, la
sexomnia se sitúa dentro de los trastornos del sueño-vigilia, en el apartado
de parasomnias, en la modalidad de sonambulismo, en el subtipo: con
comportamiento sexual relacionado con el sueño.
Es un comportamiento nuevo
para la ciencia médica (se conoce desde hace aproximadamente diez años), poco
estudiado y que requiere de más investigación. De momento se afirma que alrededor
de un 19% de la población mundial padece de sonambulismo[3] y un
número menor de personas padece sonambulismo con comportamiento sexual
relacionado con el sueño, por lo que el porcentaje
de sexomnia es realmente bajo en lo que respecta a la población mundial.
La prevalencia de este
trastorno es superior en hombres que en mujeres, los datos hallados afirman
que: “el 11% de los hombres y hasta el 4% de las mujeres han tenido algún
tipo de contacto o experiencia sexual involuntaria mientras duermen[4]”.
Las conductas típicas, durante
el sueño, que realiza una persona con este trastorno son:
- Caricias: a sí mismo o a la persona que duerme a su
lado.
- Masturbación: a sí mismo o a la persona que duerme a su
lado.
- Gemidos
- Búsqueda de relación
sexual, a veces de carácter agresivo.
Otros síntomas no sexuales
relacionados que pueden aparecer son:
- Bruxismo
- Micciones nocturnas
(enuresis).
- Apnea del sueño
- Terrores nocturnos
Los
elementos que pueden provocar la aparición del trastorno pueden ser la
ansiedad, el estrés, privación de sueño y/o el consumo de alcohol y de drogas. No
queda constatado que el deseo de mantener relaciones eróticas, antes de dormir,
sea uno de los elementos que inciten la aparición de la conducta. Pero en la
actualidad se desconocen las causas de la sexomnia, por lo que se requieren
nuevas investigaciones a este respecto. El
tratamiento que se propone es de corte psicológico a través de intervención
terapéutica, y psiquiátrico, recomendándose el uso de Clonazepan, si el resto
de medidas no fueran suficientes.
El
estudio pionero con el que se acuño el termino de sexomnia, fue realizado por el Neuropsiquiatra
Colin Shapiro, en Canadá, desde la Asociación de Psiquiatras de
Canadá, dando como resultado un artículo titulado: “Sexsomnia—A New Parasomnia?”[5], del cual podemos extraer lo siguiente:
“Objetivo: Describir una parasomnia
distinta que implica una conducta sexual, lo que hemos llamado sexomnia.
Método: Se han utilizado una serie de
casos, como base para la descripción de la sexsomina.
Resultados: Se describen once pacientes con
distintos comportamientos de naturaleza
sexual durante el sueño. La sexomnia tiene algunas características distintivas
que lo separan de sonambulismo.
Conclusión: Aparece un número significativo de
pacientes con este comportamiento inusual de parasomnia, que se identificaron
sólo después de que se les hicieran preguntas específicas, lo que sugiere que
el comportamiento es más común de lo que se pensaba”.
La televisión ha dado cuenta de este hecho, apareciendo
la sexomnia en series como “House”, concretamente en la primera
temporada (capítulo 1x17, titulado: Role Model), donde House comprueba
que una paciente ha tenido un aborto espontáneo, pero esta le dice que llevaba
un año sin mantener relaciones sexuales, por lo que el doctor acaba descubriendo
que ella padecía sexomnia. Desde esta perspectiva televisiva, podría parecernos
que la sexomnia es un trastorno inventado para dar juego a cualquier serie que
usa el morbo médico como entretenimiento, pero como hemos comprobado, parece
factible que lo que le sucede a esta paciente ficticia, pueda extrapolarse a la
vida real, aunque como hemos visto, el número de casos de este trastorno es escasamente
común.
Por último, transcribo una entrevista real,
realizada por mí, a una mujer (la llamaremos P), que presumiblemente (no está
diagnosticada médicamente) padece de sexomnia:
¿Recuerdas haber tenido algún episodio de sonambulismo en
tu vida?
P:
Sí, recuerdo unas 4 ó 5 veces en las que me he despertado en la cocina, andando
por el pasillo de casa o dando saltos en la cama.
¿Cómo definirias lo que te ocurre (sexomnia)? ¿Cómo te
diste cuenta? ¿Qué conductas realizaste?
P: Lo he vivido de dos maneras: Una en la que estoy soñando con algo
erótico y me empiezo a tocar a mi o a mi acompañante, y otra en la que
directamente me despierto manteniendo sexo con penetración, normalmente sentada
encima de mi pareja.
Con respecto a cómo me di cuenta, era muy evidente, me despertaba
tocándome, masturbando o practicando sexo con mi pareja. Normalmente me ha
pasado en noches en las que he tenido sexo y he dormido con mi pareja o en las
que he tenido ganas de tener sexo y las circunstancias me han privado de ello.
¿Cómo lo vives? ¿Qué sientes? ¿En algún momento eres
consciente de lo que ocurre?
P: Es algo que vivo con naturalidad, y que manifiesto a la persona que
duerme conmigo desde el principio. No es algo que me perturbe o me haga sentir
mal. Normalmente cuando comienzo a tocarme o a tocar a mi pareja, el juego
sigue hasta que en algún momento comienzo a ser consciente y por lo general
terminamos satisfactoriamente. Pero si es cierto que el alguna ocasión me han
despertado con un "¡¿Qué haces? ¿Ahora?", aunque no es lo habitual (jajaja).
También es cierto que cuando he dormido con alguna persona que no era mi
pareja, he intentado mentalizarme antes de dormir e incluso poner alguna
almohada por medio.
¿Crees que podría afectar a tu vida cotidiana o de
relaciones de pareja?
P: No, mi pareja actual disfruta con sorpresa de esos momentos. Lo único
malo es la falta de sueño.
La sexomnia, parece existir más allá de las series
de televisión, es un trastorno descubierto recientemente, del que se requiere
más investigación. La sexualidad se expresa a través de todas las facetas de
nuestra vida y parece, que para algunas personas, también, la exhiben mientras
duermen profundamente.
[1] Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos
mentales de la APA. Manual utilizado por psiquiatras y psicólogos.
[5]
El enlace a dicho artículo es el siguiente:https://ww1.cpa-apc.org/Publications/Archives/CJP/2003/june/shapiro.asp
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