Hoy traigo este libro de Hargreaves.
La posmodernidad es la reformulación nacida de la crisis de la modernidad, que da como resultado nuevas condiciones sociales y culturales. Lo económico se caracteriza por la flexibilidad y la concepción de la acumulación, lo político se centra en la globalización y en las identidades nacionales, lo social se caracteriza por la muerte de las certezas, lo organizativo se basa en instituciones flexibles y personas que trabajen para ellas con capacidad de movilidad y adaptabilidad, y en lo personal se rescata el valor de las emociones y la identidad individual. El relativismo y la incertidumbre son los elementos de primer plano de la posmodernidad.
Todo esto va a afectar a la escuela, la enseñanza y el trabajo del profesorado. Se establece una mayor complejidad en las tareas a realizar por el profesorado, ya no solo se imparte conocimiento sino que se abre el abanico a otros quehaceres pedagógicos: tutorías, nuevas metodologías, trabajo cooperativo, etc. La verdad, la realidad y la razón son inalcanzables para el entendimiento humano. Por lo que estos principios se regirán por el ideal pragmático, lo verdadero eso que es útil.
Podemos encontrar tres nociones de escuela: premoderna, moderna y posmoderna. La premoderna se caracteriza por basarse en el paternalismo, en trabajo con grupos pequeños, de carácter tradicional y con una visión localista de la enseñanza, escuela y barrio aparecen unidos. La moderna se caracteriza por la burocratización, la balcanizacion en departamentos que provoca luchas de poder entre el profesorado y centrado en la transmisión del conocimiento. La posmoderna se caracteriza por la flexibilidad, la adaptabilidad, la globalización, las emociones y la subjetividad.
Ninguna de las tres por sí misma es suficiente. Hoy nos movemos en un pastiche que intercala los tres modelos donde no sabemos muy bien a qué atenernos.
Con respecto al trabajo del profesorado podemos entender dos condiciones: profesionalización o intensificación. Desde la primera perspectiva se resaltan los cambios del rol docente y sus ampliaciones que suponen una mayor profesionalidad, donde el profesorado a de tomar un papel de liderazgo. La segunda postura hace notar el deterioro y la desprofesionalización del trabajo docente. Donde se multiplican las innovaciones en condiciones de trabajo precarizadas.
Propone la escuela organizada en mosaico móvil. Las organizaciones que pueden prosperar en el posmodernidad se caracterizan por ser flexibles, adaptables, colaborativas, orientadas a la resolución de problemas y con capacidad para aprender del ambiente. Las características de una organización en mosaico móvil es que posee límites difuminados, es flexible, dinámica, con capacidad de respuesta y entiende que se desenvuelve en un mundo inseguro, vulnerable y controvertido. Es una red de relaciones colegiales que minimiza los conflictos interdepartamentales, trabajando colectivamente.
Para afrontar la posmodernidad, la escuela no ha de volver a los modelos premodernos paternalistas, ni anclarse en los modelos burocráticos, de departamentos balcanizados con luchas de poder entre profesores que ofrece el modelo moderno, ni abrazar ciegamente las ideas posmodernas, más bien se trata de adaptar a la escuela a las necesidades presentes y futuras a través de organización en mosaico móvil.
En definitiva, la tarea ha de ser la de identificar, evaluar y representar un conjunto de modelos de reestructuración para crear opciones que los educadores apliquen y adapten a sus propios ambientes, en vez de tener que cumplir órdenes impuestas. La posmodernidad nos pide hacer cambios en la escuela, la enseñanza y el rol del profesorado.
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