Nectar en tus labios.
Bajando hacia tu cuerpo encontre mi camino, ciego en la oscuridad.
Tu, mi destino.
Tu alma mi conquista, no necesito mirarte para saber donde estas.
Cada minuto se encarga de llenarme de ti, cada segundo para suspirar en nuestro dulce cansancio por no querer aún dormir.
Paso a paso y según nuestros instintos dejamos fluir todos los elementos que hacen que la habitación cambie de color, de aroma y de sentir.
Solo necesito un suspiro para saber que no estoy sordo y que sigo recorriendo bien tu camino, no concluye aún pero esta cerca el fin.
Me abrazas como si fuera la primera vez que abrazas a la locura, descansamos.
Se hace la luz en nuestros rostros, me miras y sonries.
Te miro, me miras, sonreimos y en ese momento puedo apreciar bajo la luz tenue, tus mejillas coloradas que anuncian que en ti sucedió algo segundos atrás.
Tus mejillas coloradas me hacen sentir bien, me culpas sonriendo. Te creo, soy culpable y volveré a serlo.
Te doy un beso, me abrazas y tus mejillas siguen coloradas y lo seguiran estando bajo la luz tenue que nos hace dormir.
Y al abrir los ojos de lo primero que me acuerdo es de tu olor y de tus mejillas coloradas.
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