Andaba siempre despacio medio alicaído, buscando con la mirada un rostro que le comprendiera, un rostro que dibujara entendimiento, necesitaba una mirada femenina que le transportara a un lugar seguro.
No todo el mundo mira igual, al pasar por delante de las personas pueden obviarte, pueden mirarte fugazmente, pueden mirar hacia el lado contrario de tu cara, pueden mirar al suelo o pueden clavar su pupila en la tuya y en este último caso es algo extraño, porque en ese segundo surge como una especie de interrogante cuando esas miradas se cruzan, la persona pasa, mira y se aleja pero ese instante se queda como grabado en la memoria por unos momentos y lo recuerdas. Puedes pensar muchas cosas como: que ojos tan bonitos tenía, me suena su cara, ¿por qué se me habrá quedado mirando? o incluso puedes no pensar en nada pero esa mirada que se cruza puede dejarte por un instante absorto, aunque poco después la sensación se desvanezca.
El chico frágil, había pasado más de un cuarto de su vida analizando esas miradas fugaces que se clavan en la retina, miradas pasajeras que unas veces le llenaban de energía y otras le devolvían a su estado alicaído.
Se había convertido en una necesidad mirar a los ojos del resto del mundo, es como si dijera con ello: “por favor sácame de esta situación de tristeza con tu mirada de comprensión”. Otras veces solo quería observar caras porque esto le producía una sensación de bienestar, cuando uno mira una cara agradable se siente momentáneamente bien y apetece seguir mirándola siempre desde el respeto al espacio vital del otro. Otras veces solo quería sentirse observado por las pupilas ajenas, cuando uno mira a alguien a los ojos suele ocurrir que de manera instintiva el otro te devuelve esa mirada, él algunas veces quería sentirse vivo, que los demás supieran que está ahí, que existe.
Este chico frágil puede estar en cualquier autobús de cualquier línea esperando una respuesta de una mirada en concreto, mírale, sonríele no te cuesta nada hacer feliz con tu mirada a este chico frágil y triste. Tus ojos pueden alegrarle el día sin que lo sepas a ese muchacho que puede ser cualquier persona con la que te cruzas por las calles y con la que mantienes por unos instantes la mirada.
No todo el mundo mira igual, al pasar por delante de las personas pueden obviarte, pueden mirarte fugazmente, pueden mirar hacia el lado contrario de tu cara, pueden mirar al suelo o pueden clavar su pupila en la tuya y en este último caso es algo extraño, porque en ese segundo surge como una especie de interrogante cuando esas miradas se cruzan, la persona pasa, mira y se aleja pero ese instante se queda como grabado en la memoria por unos momentos y lo recuerdas. Puedes pensar muchas cosas como: que ojos tan bonitos tenía, me suena su cara, ¿por qué se me habrá quedado mirando? o incluso puedes no pensar en nada pero esa mirada que se cruza puede dejarte por un instante absorto, aunque poco después la sensación se desvanezca.
El chico frágil, había pasado más de un cuarto de su vida analizando esas miradas fugaces que se clavan en la retina, miradas pasajeras que unas veces le llenaban de energía y otras le devolvían a su estado alicaído.
Se había convertido en una necesidad mirar a los ojos del resto del mundo, es como si dijera con ello: “por favor sácame de esta situación de tristeza con tu mirada de comprensión”. Otras veces solo quería observar caras porque esto le producía una sensación de bienestar, cuando uno mira una cara agradable se siente momentáneamente bien y apetece seguir mirándola siempre desde el respeto al espacio vital del otro. Otras veces solo quería sentirse observado por las pupilas ajenas, cuando uno mira a alguien a los ojos suele ocurrir que de manera instintiva el otro te devuelve esa mirada, él algunas veces quería sentirse vivo, que los demás supieran que está ahí, que existe.
Este chico frágil puede estar en cualquier autobús de cualquier línea esperando una respuesta de una mirada en concreto, mírale, sonríele no te cuesta nada hacer feliz con tu mirada a este chico frágil y triste. Tus ojos pueden alegrarle el día sin que lo sepas a ese muchacho que puede ser cualquier persona con la que te cruzas por las calles y con la que mantienes por unos instantes la mirada.
Uuuuuuu...soy yo o cada vez escribes mejor?te ha dejado la novia o que?sigue aprovechando ese estado!!Ahi,triste! me encanta!!
ResponderEliminarMirada perdida busca mirada petulante para relacion de..lo que surja...este seria un buen anuncio...para ojos desgastados qe se cansaron de busca miradas interesantes...un buen colirio...yo te mirare ya sabes cn el ojo pa ya!!!!
ResponderEliminarA veces somos tan indiferentes a nuestro entorno, solo deseamos encontrar lo que buscamos, es cuando pasamos por alto unos ojos tristes o una simple sonrisa. Cambiare mi actitud pensando que quizas una mirada cruzada pudiera ser la tuya.
ResponderEliminarNadie repara en esos bonitos detalles hoy en día,todo lo resolvemos en torno a nosotros, el mundo nos ha hecho egoistas.
ResponderEliminarA partir de ahora voy a sonreir a todo chico frágil que encuentre por la calle...aunque me pueden tachar de loca.
jjajja me acabo de dar cuenta..que cabrito juanmi...
ResponderEliminar