Entendamos el enamoramiento y el amor dentro de un continuum, donde el punto medio es el equilibrio y el amor sano, y los extremos se muestran como perturbaciones y trastornos afectivos. En el extremo derecha encontramos la Filofobia y en el de la izquierda, la adicción al amor.
Podemos definir filofobia como un anormal miedo al amor, al enamoramiento y al compromiso. Lo manifiestan personas que se sienten impedidos para enamorase, lo que les comporta un sufrimiento y frustración enorme. La etiología de esta fobia parece de origen ambiental, es decir se aprendió en algún momento de la existencia de la persona, provocando una baja autoestima y un complejo de inferioridad . En la vida adulta los filofóbicos, suelen emprender relaciones tóxicas, o suelen ser ellos los que las intoxican, provocando profecías autocumplidas, puesto que incitan a la pareja con frases destructivas, a finalizar la relación y la pareja acaba cumpliendo la profecía impuesta por el filofóbico. Otras veces se enamoran de personas que no pueden conseguir, amores platónicos (amor no correspondido, que queda en el mero ideal) de los que saben ciertamente que no podrán ser correspondidos.
S. Carter y J. Sokol acuñan un término para describir las personas con miedo al compromiso “compromisofóbicos”, definiendo a estos como personas con un miedo aberrante a comprometerse en una relación amorosa, huyendo de las personas que parecen interesadas en ellos, interesándose por otras personas que también son “compromisofóbicas” , es decir otras personas que tampoco quieran asumir ningún compromiso.
Catalogan varios tipos de “compromisofóbicos”, entre los que podemos encontrar:
Gente programada para ser difícil y critica: gente práctica, del tipo de amor de Lee denominados pragmáticos o amor Pragma, donde se tiene muy en cuenta, de donde proviene el otro, si tiene estudios, de qué tipo de familia procede, cuál es su nivel económico, etc. Pero lo que los diferencia del amor Pragma, es que estas personas solo se fijan en las variables negativas con el propósito de no comprometerse, de no enamorarse.
Gente programada para una comunicación limitada: personas que no expresan sus sentimientos, se cierran en sí mismos, ponen barreras a la comunicación. Parece haber una relación con este tipo de personas y los de apego evitativo. La idea central de estas personas es convertirse en seres estancos, anti-comunicativos, para dificultar así la relación afectiva.
Gente programada para sentirse cómoda con los enfrentamientos: siempre buscan alguna excusa para discutir, su estimulo es la disputa, cualquier situación altera su estado. Posiblemente estas personas aprendieron en la infancia que la mejor manera de afrontar las relaciones era a través del enfrentamiento, este modelo de relación es el que utilizará después con su pareja.
Gente programada para provocar crisis: personas a las que le gustan los dramas, si no ven la vida como monótona y aburrida, sintiéndose vacíos. Suelen relacionarse con gente que también es problemática, ahuyentando a las personas que no son partidarias de los dramas. La crisis se utiliza como canalización para no mantener relaciones íntimas, la idea es huir de la intimidad del otro a través de la crisis.
Gente programada para elegir parejas inaccesibles: se sienten cómodos con otros “compromisofóbicos”. Dos suelen ser los motivos: se sienten entendidos y les resultan familiares estas relaciones. Puede haber un patrón afectivo en la infancia, como un padre inaccesible y áspero que no manifestaba su amor, que provoque la necesidad de buscar en la pareja este patrón de inaccesibilidad.
Gente programada para echarse atrás cuando alguien se acerca demasiado: personas que se agobian con facilidad ante la manifestación de amor de los demás. Hay una probable relación directa con las personas de apego evitativo, pues estas también se agobian ante las manifestaciones amorosas, no queriendo dar ni recibir amor.
Como podemos comprobar parece que se halla una relación comportamental entre los filofóbicos (“compromisofóbicos”) y las personas que tienden a un apego evitativo. Proveniente pues de una vinculación afectiva con padres que tienden a rechazar al niño o que se muestran incómodos expresando sus sentimientos y emociones. Las personas filofóbicas pueden haber sufrido una infancia compleja en cuanto a los sistemas afectivos que la familia utilizaba para interactuar con ellos, una disfuncionalidad que afectará a como ellos verán las relaciones posteriormente, siendo incapaces de tolerar las manifestaciones de amor de sus parejas, huyendo del compromiso que les provoca ansiedad o con distorsiones cognitivas que les llevan a creer que no son buenos para nadie y por ello han de alejarse de los demás, para no decepcionarlos con el tiempo.
Si el sufrimiento por no poder mantener una relación estable llega a estados intolerables, se debe plantear seriamente la consulta con un especialista en relaciones de pareja y terapia familiar, para subsanar el sufrimiento de la persona impedida para mantener relaciones amorosas.
Y no solo tienen problemas las personas que les es imposible mantener una relación, sino que aquellos que dependen de las relaciones también sufren, puesto que se sienten continuamente insatisfechos, con baja autoestima y se infravaloran. Este tipo de personas sufren un trastorno denominado “adicción al amor”.
Podemos definir la adicción al amor como una obsesión incontrolada hacia una persona, relación o romance (enamorados del amor) que dificulta mantener una relación sana y estable, provocando sufrimiento psicológico en la persona que la padece.
Tiene similitud con la dependencia emocional (incluso podemos añadir esta como un subtipo de adicción como veremos más adelante), con la diferencia de que en la adicción al amor se depende de la relación en sí y no de una persona en concreto, por lo que se tiende a repetir con reiteración las mismas conductas independientemente de la personalidad del amado. Los estudios indican que hay una mayor tendencia a que los hombres sean adictos al amor y las mujeres dependientes emocionales.
La adicción al amor deriva de una distorsión de la realidad, provocando un hambre insaciable de poseer al amado y un miedo irrefrenable al abandono, como ocurre en las personas con apego inseguro tipo ambivalente.
Podemos establecer tres tipos distintos de adicción al amor según donde pongamos el centro o el protagonismo del objeto de la adicción:
Adicción sobre una persona: o como hemos comentado antes, dependencia emocional sobre el amado. La persona es incapaz de vivir sin el otro, no puede lograr una independencia.
Adicción a una relación: adicción a la idea de tener una relación, sin importar como es la personalidad del amado, están enamorados de la idea de tener una pareja, una relación, más que de la persona en concreto. La persona a amar se convierte en un ello, la relación que se establece es de yo-ello, por lo que el amado, no es tratado como una persona, sino como un objeto secundario de la pareja, interponiendo la relación sobre las necesidades del otro.
Adicción al romance: búsqueda incasable del romance, de la pasión, del enamoramiento inicial. Estas personas se hallan enamoradas del amor romántico, del chute de emociones que ello le comporta. Búsqueda de la seducción y la conquista por encima de la relación o del otro. Se convierten en depredadores de la pasión. El objeto amado no es relevante sino las sensaciones que le producen, cuando estas se desvanecen cambian de pareja, en busca de nuevas sensaciones, quedan afectados por un síndrome de “Don Juanismo”.
Los tipos de adicciones sobre una persona o relación parecen entablar relación directa con el tipo de apego inseguro ambivalente, donde el miedo al abandono se apodera de ellos y necesitan constantemente manifestaciones de amor, mostrándose celosos y muy susceptibles a los cambios de la pareja, no dejando que tengan una vida independiente. En estos casos se tiene un miedo extremo al abandono y a la soledad, necesitan constantemente al otro o mantener una relación a toda costa, para acallar la sensación de vacío, abandono y soledad. Y como el resto de tipos de apego, la adicción al amor parece entablar sus bases en las relaciones que de niño, el adicto, mantenía con sus vínculos afectivos, teniendo relaciones ambivalentes de amor y rechazo por parte de sus padres, siendo castigados, golpeados, con correspondiente sensación de culpa de los padres y la consecuente manifestación de amor y arrepentimiento, conductas estas azarosas y errantes que provocan en el niño un sentimiento de ambivalencia hacia sus padres. Después estos patrones de conducta los repetirá en la vida adulta, mostrando un miedo intolerable al abandono y la soledad.
Por su lado la adicción al romance, parece encajar mejor en el tipo de apego evitativo, puesto que no se ama a una persona, sino a la sensación que produce la pasión inicial, no requiere de compromiso, no ha de explayarse manifestándose como es, sus sentimientos, solo ha de conquistar, buscando relaciones pasajeras, que nunca culmina, por miedo a las relaciones (compromisofobia).
En definitiva, los extremos del continuo del amor, hacen que la persona sufra, puesto que la sensación de vacío nunca desaparece, mostrándose continuamente frustrados, ya sea a corto o largo plazo, según el tipo de trastorno. Tanto huir patológicamente del amor, como aferrase a él son dos extremos perjudiciales para el ser humano, provocando relaciones tóxicas e infelicidad.
El equilibrio parece seguir siendo la cura de todos los males de la humanidad.
Podemos definir filofobia como un anormal miedo al amor, al enamoramiento y al compromiso. Lo manifiestan personas que se sienten impedidos para enamorase, lo que les comporta un sufrimiento y frustración enorme. La etiología de esta fobia parece de origen ambiental, es decir se aprendió en algún momento de la existencia de la persona, provocando una baja autoestima y un complejo de inferioridad . En la vida adulta los filofóbicos, suelen emprender relaciones tóxicas, o suelen ser ellos los que las intoxican, provocando profecías autocumplidas, puesto que incitan a la pareja con frases destructivas, a finalizar la relación y la pareja acaba cumpliendo la profecía impuesta por el filofóbico. Otras veces se enamoran de personas que no pueden conseguir, amores platónicos (amor no correspondido, que queda en el mero ideal) de los que saben ciertamente que no podrán ser correspondidos.
S. Carter y J. Sokol acuñan un término para describir las personas con miedo al compromiso “compromisofóbicos”, definiendo a estos como personas con un miedo aberrante a comprometerse en una relación amorosa, huyendo de las personas que parecen interesadas en ellos, interesándose por otras personas que también son “compromisofóbicas” , es decir otras personas que tampoco quieran asumir ningún compromiso.
Catalogan varios tipos de “compromisofóbicos”, entre los que podemos encontrar:
Gente programada para ser difícil y critica: gente práctica, del tipo de amor de Lee denominados pragmáticos o amor Pragma, donde se tiene muy en cuenta, de donde proviene el otro, si tiene estudios, de qué tipo de familia procede, cuál es su nivel económico, etc. Pero lo que los diferencia del amor Pragma, es que estas personas solo se fijan en las variables negativas con el propósito de no comprometerse, de no enamorarse.
Gente programada para una comunicación limitada: personas que no expresan sus sentimientos, se cierran en sí mismos, ponen barreras a la comunicación. Parece haber una relación con este tipo de personas y los de apego evitativo. La idea central de estas personas es convertirse en seres estancos, anti-comunicativos, para dificultar así la relación afectiva.
Gente programada para sentirse cómoda con los enfrentamientos: siempre buscan alguna excusa para discutir, su estimulo es la disputa, cualquier situación altera su estado. Posiblemente estas personas aprendieron en la infancia que la mejor manera de afrontar las relaciones era a través del enfrentamiento, este modelo de relación es el que utilizará después con su pareja.
Gente programada para provocar crisis: personas a las que le gustan los dramas, si no ven la vida como monótona y aburrida, sintiéndose vacíos. Suelen relacionarse con gente que también es problemática, ahuyentando a las personas que no son partidarias de los dramas. La crisis se utiliza como canalización para no mantener relaciones íntimas, la idea es huir de la intimidad del otro a través de la crisis.
Gente programada para elegir parejas inaccesibles: se sienten cómodos con otros “compromisofóbicos”. Dos suelen ser los motivos: se sienten entendidos y les resultan familiares estas relaciones. Puede haber un patrón afectivo en la infancia, como un padre inaccesible y áspero que no manifestaba su amor, que provoque la necesidad de buscar en la pareja este patrón de inaccesibilidad.
Gente programada para echarse atrás cuando alguien se acerca demasiado: personas que se agobian con facilidad ante la manifestación de amor de los demás. Hay una probable relación directa con las personas de apego evitativo, pues estas también se agobian ante las manifestaciones amorosas, no queriendo dar ni recibir amor.
Como podemos comprobar parece que se halla una relación comportamental entre los filofóbicos (“compromisofóbicos”) y las personas que tienden a un apego evitativo. Proveniente pues de una vinculación afectiva con padres que tienden a rechazar al niño o que se muestran incómodos expresando sus sentimientos y emociones. Las personas filofóbicas pueden haber sufrido una infancia compleja en cuanto a los sistemas afectivos que la familia utilizaba para interactuar con ellos, una disfuncionalidad que afectará a como ellos verán las relaciones posteriormente, siendo incapaces de tolerar las manifestaciones de amor de sus parejas, huyendo del compromiso que les provoca ansiedad o con distorsiones cognitivas que les llevan a creer que no son buenos para nadie y por ello han de alejarse de los demás, para no decepcionarlos con el tiempo.
Si el sufrimiento por no poder mantener una relación estable llega a estados intolerables, se debe plantear seriamente la consulta con un especialista en relaciones de pareja y terapia familiar, para subsanar el sufrimiento de la persona impedida para mantener relaciones amorosas.
Y no solo tienen problemas las personas que les es imposible mantener una relación, sino que aquellos que dependen de las relaciones también sufren, puesto que se sienten continuamente insatisfechos, con baja autoestima y se infravaloran. Este tipo de personas sufren un trastorno denominado “adicción al amor”.
Podemos definir la adicción al amor como una obsesión incontrolada hacia una persona, relación o romance (enamorados del amor) que dificulta mantener una relación sana y estable, provocando sufrimiento psicológico en la persona que la padece.
Tiene similitud con la dependencia emocional (incluso podemos añadir esta como un subtipo de adicción como veremos más adelante), con la diferencia de que en la adicción al amor se depende de la relación en sí y no de una persona en concreto, por lo que se tiende a repetir con reiteración las mismas conductas independientemente de la personalidad del amado. Los estudios indican que hay una mayor tendencia a que los hombres sean adictos al amor y las mujeres dependientes emocionales.
La adicción al amor deriva de una distorsión de la realidad, provocando un hambre insaciable de poseer al amado y un miedo irrefrenable al abandono, como ocurre en las personas con apego inseguro tipo ambivalente.
Podemos establecer tres tipos distintos de adicción al amor según donde pongamos el centro o el protagonismo del objeto de la adicción:
Adicción sobre una persona: o como hemos comentado antes, dependencia emocional sobre el amado. La persona es incapaz de vivir sin el otro, no puede lograr una independencia.
Adicción a una relación: adicción a la idea de tener una relación, sin importar como es la personalidad del amado, están enamorados de la idea de tener una pareja, una relación, más que de la persona en concreto. La persona a amar se convierte en un ello, la relación que se establece es de yo-ello, por lo que el amado, no es tratado como una persona, sino como un objeto secundario de la pareja, interponiendo la relación sobre las necesidades del otro.
Adicción al romance: búsqueda incasable del romance, de la pasión, del enamoramiento inicial. Estas personas se hallan enamoradas del amor romántico, del chute de emociones que ello le comporta. Búsqueda de la seducción y la conquista por encima de la relación o del otro. Se convierten en depredadores de la pasión. El objeto amado no es relevante sino las sensaciones que le producen, cuando estas se desvanecen cambian de pareja, en busca de nuevas sensaciones, quedan afectados por un síndrome de “Don Juanismo”.
Los tipos de adicciones sobre una persona o relación parecen entablar relación directa con el tipo de apego inseguro ambivalente, donde el miedo al abandono se apodera de ellos y necesitan constantemente manifestaciones de amor, mostrándose celosos y muy susceptibles a los cambios de la pareja, no dejando que tengan una vida independiente. En estos casos se tiene un miedo extremo al abandono y a la soledad, necesitan constantemente al otro o mantener una relación a toda costa, para acallar la sensación de vacío, abandono y soledad. Y como el resto de tipos de apego, la adicción al amor parece entablar sus bases en las relaciones que de niño, el adicto, mantenía con sus vínculos afectivos, teniendo relaciones ambivalentes de amor y rechazo por parte de sus padres, siendo castigados, golpeados, con correspondiente sensación de culpa de los padres y la consecuente manifestación de amor y arrepentimiento, conductas estas azarosas y errantes que provocan en el niño un sentimiento de ambivalencia hacia sus padres. Después estos patrones de conducta los repetirá en la vida adulta, mostrando un miedo intolerable al abandono y la soledad.
Por su lado la adicción al romance, parece encajar mejor en el tipo de apego evitativo, puesto que no se ama a una persona, sino a la sensación que produce la pasión inicial, no requiere de compromiso, no ha de explayarse manifestándose como es, sus sentimientos, solo ha de conquistar, buscando relaciones pasajeras, que nunca culmina, por miedo a las relaciones (compromisofobia).
En definitiva, los extremos del continuo del amor, hacen que la persona sufra, puesto que la sensación de vacío nunca desaparece, mostrándose continuamente frustrados, ya sea a corto o largo plazo, según el tipo de trastorno. Tanto huir patológicamente del amor, como aferrase a él son dos extremos perjudiciales para el ser humano, provocando relaciones tóxicas e infelicidad.
El equilibrio parece seguir siendo la cura de todos los males de la humanidad.
Soy adicto al romance. Sabía que tenía un problema y he buscado por internet. He encontrado varias paginas que hablan de este problema pero sin duda esta es la que describe mejor lo que nos ocurre a los que lo padecemos.Hace un mes y medio que he teminado con mis últimas relaciones. Digo últimas por que he llegado a estar con dos mujeres al mismo tiempo. En mis dias libres estaba por la mañana con una y por la tarde con la otra. He llegado a tal punto de desestructuración que para no avanzar en estas relaciones he fingido que un supuesto familiar les enviava un SMS (con un numero de telefono que eelas no conocian)donde les decía que yo había tenido un grave accidente de trafico y que yo había fallecido. Fui yo quien envio esos mensajes. Esas mujeres ahora creen que yo estoy muerto. Una de ellas pidio ir al hospital y la otra envió sus mas sentidas condolencias. Ahora soy consciente de que estoy enfermo.
ResponderEliminarSoy la persona que ha hecho el comentario anterior. Lo he escrito deprisa pues no tenia mucho tiempo. Ahora me gustaría volver a comentar con mas detalle.
ResponderEliminarSoy adicto al enamoramiento. Presentía que tenía un problema y busqué por internet. Hay muchas páginas que hablan sobre esto. Algunas lo describen como adicción al amor romántico o adicción al romance.
Nadie se puede hacer una idea de lo mal que se pasa y de lo que se llaga a sufrir a causa de este trastorno. Muchas personas, fundamentalmente hombres nos podrían mirar con una cierta envidia por el aparente éxito que tenemos con las mujeres. Nada más alejado de la realidad. A nadie le deseo la profunda infelicidad que esto produce.
Hace un mes y medio que termine con mis últimas relaciones. Digo últimas porque he llegado al extremo de estar con dos mujeres, es decir con dos relaciones al mismo tiempo. Incluso los días que tenía libres he llegado a estar con una por la mañana y con otra por la tarde. Pero cuando ha llegado el momento de dar un paso adelante y comprometerme más en la relación he dado marcha atrás.
He llegado a estar tan desestructurado psíquicamente que para terminar la relación con estas mujeres y cerrarme yo mismo el paso de volverlas a ver nunca más ideé un mezquino plan. He sido tan miserable de enviarles unos SMS haciéndome pasar por un supuesto familiar mío diciéndoles que yo había tenido un grave accidente de tráfico y que había fallecido. Esos mensajes los envié yo con una tarjeta prepago con un número que ellas no conocían. Esas dos mujeres ahora piensan que yo estoy muerto. Una pidió ir al hospital para verme y la otra envió sus más sinceras y sentidas condolencias. Ellas nunca sabrán que esos mensajes me estaban llegando a mí.
Durante la relación les prometí todo incluso lo que no podía cumplir. Esas dos pobres mujeres y otras más han sido víctimas de un enfermo adicto que las ha utilizado para obtener sus dosis de emociones amorosas. Me siento muy mal por lo que he hecho. Yo no tenía ningún derecho a utilizar a esas personas. Ahora solo pienso en poder curarme y pronto porque si no es así sé que buscaré a otra mujer con el único objeto de seducirlas para yo sentirme bien.
Si esto lo lee alguna mujer le pido que no me juzgue con demasiada dureza. Yo también soy en parte víctima de mi enfermedad. Parece que se me niega el poder amar con un amor maduro y comprometido como el resto de personas. Os aseguro que no lo paso bien haciendo esto. Es mayor el dolor que queda después de una relación que los momentos efímeros de felicidad que haya podido tener.
Gracias y un saludo.
Me parece asqueroso lo que has hecho, y me refiero al comentario del hombre que envió sms a mujeres diciendo que había fallecido. Soy psicóloga, y entiendo que tienes un trastorno de adicción o "don juanismo" , muchos hombres lo tienen, pero de ahí a hacer lo segundo es de seres viles y cobardes . Nada tiene que ver con tu adicción. Si te sientes tan mal deberías pedirles perdón y ya de paso te curas un poquito, te aseguro que lo pasarás muy mal pero cuando digas la verdad te quitarás un peso muy gordo de encima. Ya de paso te recomiendo que busques algún grupo terapeítico de autoauda , y no lo digo ya solo por ti ,si no por los cadáveres futuros que puede que sigas dejando en el camino. En real
ResponderEliminarHola.
ResponderEliminarEstoy muy enamorada de un chico con el que llevo un año y pico. El es perfecto. Lo es. Nunca había estado tan segura de querer estar con alguien y de querer llegar a efecto.
Pero los celos ya me han devorado por dentro y le estoy haciendo sufrir. él ya me dice cosas malas y nos hemos faltado ya el respeto y siento que ya esto no se sostiene. Me dice que soy un cáncer, porque le estoy jodiendo la vida y lo sé. No puedo controlar mis celos, no puedo. Tengo tanto miedo de que me abandone, de quedarme sola sin él...y me siento tan insegura de mi misma, pienso que todo el mundo me odia y que todos son mejores que yo. Vivo en un infierno interior...pero él es la única luz que tenía...Hace años pasé por una relación de maltratos y muy turbulenta. No sé que debo de hacer. Sé que debo dejarle de una vez para que así sea feliz, no quiero que sea un desgraciado, pero le amo, y tengo mucho miedo a sufrir, a empezar de nuevo, a mentalizarme de que debo de existir solo conmigo misma. Y sé que nunca voy a encontrar a nadie mejor que él...Gracias.
Creo que soy filofobica, tengo 17 años y cada vez que empiezo una relación con algún chico o veo que se convierte en algo más serio empiezo a ver defectos en ellos y ha sentirme incómoda con sus muestras de amor, aunque que yo sepa no recuerdo que en mi familia haya habido ningún tipo de problema a la hora de poder hablar o mostrar sentimientos, siempre he sido yo la que se ha apartado y cerrado y a la que no la gusta hablar de ellos aunque este último año me he abierto algo más. Me encantaría saber si tiene algún tipo de solución sin tener que acudir a un especialista, gracias.
ResponderEliminarSoy la de antes perdón por mis faltas ortográficas, ha sido mi corrector.
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