En una entrevista realizada a S. Freud, poco antes de morir, se le preguntó por las variables esenciales
para llegar a ser una persona madura y con buena salud psicológica, a lo que en
contra de todo pronóstico, esperando una larga parrafada, contestó
escuetamente: “Amar y trabajar”.
La pista real de esta respuesta
es la referencia que hace de ella Erik
Erikson, pues indicó que la había escuchado en Viena atribuida a Sigmund Freud, pero sin poder remitirla
a ningún lugar concreto de entre sus obras.
Antes de continuar vamos a definir el concepto
de ajuste psicológico. Por ajuste
psicológico podemos entender al proceso por el cual el ser humano se enfrenta
de forma adecuada a la vida cotidiana, manteniendo un equilibrio emocional, mental
y físico y se asocia al uso de estrategias de afrontamiento que le permiten
mantener un rendimiento psicológico adecuado, equilibrando las necesidades
internas con las exigencias ambientales. La persona que posee un ajuste
psicológico se adapta mejor al medio ambiente en el que habita, no se deja
afectar por los cambios y tiene una relación sana consigo mismo y con el
exterior.
Para el profesor
de psicología en la Universidad de Deusto, Enrique Pallarés Molins, con
respecto al ajuste psicológico y en relación a la concisa pero directa
respuesta de Freud, nos dice: “estar centrado y satisfecho en la vida de
pareja y en la vida profesional resulta clave para el ajuste psicológico y para
la salud mental del ser humano”. Parece que tanto amar como trabajar son
esenciales para que las personas se mantengan en un estado equilibrado de salud
psicológica y física, mantenemos nuestra mente ocupada en asuntos que hacen que
olvidemos e incluso superemos otros problemas de la vida cotidiana, traumas y
asuntos personales difíciles.
Por su lado, el trabajo se ha convertido en una herramienta básica para
perfilar nuestra personalidad y promover la satisfacción personal, recordemos
que en siglos pasados la gente se esforzaba por no tener que trabajar, pero hoy
como comenta José Luis Trechera Herreros, Profesor de Psicología del Trabajo en ETEA , Córdoba: “ el trabajo ha dejado de concebirse
como un lastre y una carga - “ganarás
el pan con el sudor de tu frente” -, para vivirse como un cierto castigo
el no poder acceder a él, con todos los problemas sociales y personales que
conllevan las situaciones de inestabilidad o paro”. Hoy en día el infeliz o
desajustado psicológicamente es la persona que no consigue obtener un puesto de
trabajo y no como en antaño el que trabajaba. Las personas ahora desean ser
agentes activos a largo plazo, quieren mantener una carrera profesional que les
aporte satisfacción y plenitud, por lo que el trabajo es una de las
herramientas básicas para alcanzar la felicidad, una personalidad madura y un ajuste
psicológico que promueve la salud y el bienestar.
Y el amor es la otra gran pieza del puzle, la pieza que nos mueve,
el motor que impulsa miles de actos, el gran responsable de que nos volvamos filántropos,
el elemento que nos ayuda a explorar el ambiente de forma segura, así el amor y
el trabajo pueden estar representadas por este elemento común: la
exploración del entorno. El niño que mantiene un vinculo afectivo seguro con
la madre, donde este recibe amor de forma adecuada, favorece que el pequeño
desee explorar el entorno; se establece un equilibrio entre el amor o vinculo
de la madre y la exploración del ambiente, por lo que el niño se siente lo
suficientemente seguro y feliz para salir a jugar, investigar y alejarse de la
madre de forma sana y equilibrada.
Cuando trabajamos, también exploramos el entorno, podemos salir
atemorizados, con miedos o por el contrario con ganas de averiguar que hay ahí
fuera que puede resultarnos placentero, por ello tanto el amor como el trabajo
son dos fuerzas indispensables que nos ayudan a madurar, a entendernos mejor a nosotros
mismos y nos aporta las ganas de salir a investigar el exterior; cuando tenemos
a alguien que nos quiere a nuestro lado, salir a trabajar parece un asunto
menos costoso, vamos con más ganas a todas partes, puesto que es un soporte
vital para explorar el ambiente y como
afirma Pallarés: “el adulto mentalmente sano es el que sabe
armonizar la vida profesional con la relación de pareja y de familia; lo cual
no siempre resulta fácil”. Mantener en equilibrio ambas facetas de la vida,
es el camino seguro hacia el ajuste psicológico y el bienestar personal.
Bibliografía:
Pallares, E. (2012). Psicología del amor. Para comprender mejor esta
fortaleza humana. Bilbao: Mensajero.
Trechera,
J.L: "Como gota de agua": la psicología aplicada
a las organizaciones. Disponible en: http://www.psicologia-online.com/articulos/2005/organizaciones.shtml
Datos sobre ajuste personal, disponible en: http://www.scielo.org.ve/scielo.php?pid=S0535-51332004000200002&script=sci_arttext
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