No sé cómo he llegado hasta aquí,
hasta la rendición, hasta el desplome de las armas y de las flores, no tengo ni
idea de quién soy, me he perdido de nuevo, te he perdido a ti. Eras tan
intensa, tan jovial, tan sana para mis neuronas, que parece que me he molestado
lo bastante para acabar con todo lo bueno que existía, me he esforzado en
hacerte sentir lo suficientemente mal como para salir a beber sin compañía,
como para caminar en soledad, como para desnudarme y quedarme tan transparente
que nadie pudiera reírse de mí. He
perdido a una gran heroína, una fuerza impulsadora de alegría y me siento ahora
como el vendedor de humo que te engañaba e incitaba a cometer actos impuros con
la inocencia del que todo lo sabe pero nada conoce, un vendedor de humo
avergonzado pues tu le has descubierto, no soy ni tan fuerte, ni tan seguro de mí
mismo, ni tan buen cuidador, no soy nada de nada, solo humo oscuro que envenena
tus pulmones. Pero ahora me conoces y puedes elegir sabiamente lo que te
conviene; y estar con alguien que vende sustancias toxicas no creo que se la
mejor opción ni siquiera la peor. Por eso te vas a alejar, dejando morir para
poder vivir, para aprender a vivir mejor. Y yo me auto-compadezco, pues he
perdido a alguien que me ha conocido como pocas personas y quizás sea eso, que
ahora me conoces y no soy el buen ejemplo que añoras todas las noches, me miras
y ya no ves lo que veías, ni lo que sentías y eso me hace pensar que cuando
alguien me conoce de verdad desea alejarse, pues no eres la única que abandona
esta habitación cuando sabe que la madera que la sujeta está podrida. Yo
seguiré durmiendo aquí, y con mis lágrimas pudriré aun más la consumida madera,
a ver si por fin se derrumba y puedo comenzar de nuevo, con la suerte de no
morir en el intento. Y te necesito mucho más de lo que aparento, pues bien
sabes que no se expresar mis emociones, te necesito entera, toda tú persona,
pues eras un apoyo de fuerza incalculable, una fortaleza dentro de mis endebles
muros de seguridad etérea y volátil.
Esta noche hablaremos de despedidas, de abrazos, de que en un futuro quizás volvamos
a navegar juntos y yo mientras hablas, solo podré escuchar los pasos que te alejan
de mí para siempre, porque cuando una pareja se dice hasta luego, es muy difícil
que con el tiempo pueda recordar el camino que le llevaba hasta las llamas de
la pasión y la cálida intimidad, pues estas sustancias son más endebles que las
cenizas y con el paso del tiempo se vuelven fútiles e insustanciales, como las
llaves que ya no abren ninguna puerta. Tú querrás dejar esta historia con una
sonrisa con brotes de amistad o con la sensación de poder mantener una fuerte relación
que va más allá de la amistad pero peor avenida que el amor verdadero y eso me
va a terminar de consumir, será como regalarme balas para mi nueva pistola
comprada expresamente para suicidarme, porque tienes que entender que aun así
habremos perdido la parte en la que nos sentimos únicos, entendidos y abrazados
con miles de sensaciones placenteras recorriéndonos mientras nos besamos, eso
se habrá perdido y con ello la sensación de lo que significa habernos encontrado
en este espacio y tiempo, en esta vida llena de incertidumbre.
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