Me apetecía hablar contigo, volver a sentir tu piel bajo las
palabras, camuflada, sensible, mágica, necesitaba oír un poco de tu alegría, tu
locura juvenil, que un rayo de luz me atravesara con tu verbo, con tu adjetivo,
tan fuerte, tan tú, que increíble es verte libre y amando el mar, pero le
envidio tanto, envidio a aquella persona que ahora se está cruzando contigo,
sin saber que tu eres tan grande en ese cuerpo tan pequeño, tan mágica en este
mundo sin sabor, ¿cómo me he podido equivocar tanto? Quise ir quitando poco a
poco cada pluma de tu libertad, como si me pertenecieras, como si yo odiara tu
plumaje, pero era tan solo miedo, miedo a ser yo mismo y que no te gustara, y
antes de que quedaras desplumada decidiste anidar donde el viento no te hace
daño, que tonto fui al querer comprarte una jaula de plata, cuando tu
necesitabas un mar de oro, una extensa colina de cuidados y a la vez de
independencia. Ya no puedo volver atrás y me da tanta rabia, me miro en el
espejo y veo a un viejo cazador que ha perdido su presa, yo no quiero ser ese,
yo quiero ser un pájaro como tú, que coincide de vez en cuando volando a tu
lado, que se posa en una rama y tú, porque lo deseas, te paras a mi lado y me sonríes,
y puedes irte cuando quieras, pero permaneces, coqueta, sensible, humilde y muy
viva, y al saber que eres libre no te molesta perder un poco de tu tiempo a mi
lado, he incluso me guiñas un ojo para que te siga. Eso fue al principio antes
de que me volviera un cazador despiadado, mi metamorfosis ha provocado este
desencanto. Me apetecía hablar contigo para que me recordaras donde vive la
felicidad y como se consigue. Echo de
menos tantas cosas de ti, que parece que te has quedado incrustada en mi ADN,
en mi cerebelo, en mi hipocampo, en mi memoria y nadie va a poder borrarte. Me decías
que te sentías una más de un montón de colecciones, pero es tan al revés, eres
tan gigante, tan superlativa, que nunca podrías ser una más, nunca serás una
más vayas a donde vayas, serás un ser autentico, con luz, con sabor intenso,
con tus rizos morenos que delatan que puedes llegar a ser muy coqueta, con tu mirada
viva que enciende la oscuridad y apaga la tristeza, con la dulce melodía de tu
voz que aun escucho y que no quiero olvidar, ese timbre tan característico que
me fascinaba, cerraba los ojos y te oía cantar susurrando a mi lado y sabia que
quería ser esa persona que habitaba tan cerca de ti.
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