Analicemos la actual polémica de
los Youtubers que se mudan a Andorra por el tema de los impuestos. Pero lo
haremos desde la perspectiva de la Verdad,
la Libertad, la Justicia y la Belleza, con mayúsculas.
Desde el ángulo de la Verdad, nos basaremos en la argumentación razonada. ¿Es una
argumentación razonada el hecho de que un Youtuber exponga que se marcha de
España porque paga más impuestos que en Andorra? Nada nos puede hacer pensar
que esta no es una argumentación racional, no falta a la verdad, es un hecho e
incluso una obviedad. Nada hay que reprochar desde esta visión.
Desde la vertiente de la Libertad, entendida como la
capacidad de tomar decisiones
autónomas, sin estar alienado o coaccionado. Desde este prisma, cada uno es
libre de elegir un destino en el que vivir, trabajar y establecerse. Nada hay
que recriminar desde este enfoque.
Desde el ángulo de la Justicia, entendida como el respeto al cumplimiento de la ley.
Desde este prisma, siempre y cuando se cumplan las condiciones legales, no se
produzca fraude de ley y se tengan en cuenta las premisas que Hacienda y los países
pongan como necesarias para que todo se haga de forma legal, nada hay que
reprobar. La pregunta de si es justo o no que una persona que nace y ha vivido
en España, obtenga ingresos elevados y
prefiera irse a otro país porque allí paga menos impuestos, lo vamos a debatir
desde el siguiente punto de vista. Pues concebimos ahí justicia como moral o
ético (una ética estética, por así decirlo) y la moral puede encuadrarse desde el
ángulo de lo bello como justo.
Desde el prisma de la Belleza, entendida desde dos ángulos:
el de la belleza como fraternidad y el procomún
y desde el ángulo de la estética
(juicio estético). Aquí la situación parece tornarse distinta.
Usando el enfoque de la belleza entendida
como estética o juicio de la estética,
podemos juzgar los actos como atractivos o armónico o disarmónico, estéticamente
hablando (una estética que conlleva una ética. No es estético porque nos invade
un sentimiento de "no ético" ). Salir de tu país para pagar menos impuestos,
sabiendo cual es la función de estos para la sociedad, puede atribuirse este comportamiento como poco estético, poco atractivo y armónico por insolidario
e individualista. Este sería el enfoque más superficial de la Belleza, su lado
estético o políticamente correcto por lo que se le pueden hacer objeciones.
Podemos vislumbrar que uno no tiene que actuar pensando si será políticamente
correcto o no (esa “supuesta” visión ética), pues puede tacharse hasta de
argumento populista. Se podrán aceptar estas objeciones, aunque la sensación de
fealdad y actitud poco ética/estética aún seguirá presente.
La Belleza entendida como fraternidad
y procomún. La Belleza provoca un sentimiento de unión con los demás, pues
nos descubrimos iguales cuando observamos universalmente algo bello. Y no hablamos
de ese parecer propio sino del sentido de Belleza que todos apreciamos ante una
puesta de sol, un monumento, o cualquier otro símbolo que, aunque uno muera (yo
muera), el resto del mundo seguirá observándolo como bello. Yo moriré con mi
percepción propia, pero al morir, la belleza de ese símbolo seguirá intacta
pues el resto de personas seguirán viendo Belleza. Y esa Belleza nos hace
concebirnos como fraternales, todos vemos lo mismo y sentimos lo mismo, vamos
en la misma dirección. Comprendemos, cuando apreciamos lo bello de forma compartida,
que la vida debe entenderse como hermandad, la belleza nos une. Y estamos
unidos por un procomún. El provecho
común de todo lo que tiene de aprovechable (sin un sentido neoliberal de mercancía
que hay que consumir) y disfrutable la cultura y la naturaleza. Es todo aquello
que heredamos, que disfrutamos y que en un momento dado esperamos legar. La
sanidad pública, la educación pública, son dos de esos bienes que se han de
mantener, disfrutar y legar. Los impuestos sirven para mantener este legado.
Son un tributo para mantener este procomún. Es lo opuesto al individualismo,
del sálvese quien pueda, del yo primero. Sin fraternidad, toda ciudadanía queda
coja, pues el sentido de Libertad, Verdad y Justicia, quiebra. De nada sirve
una Justicia sin Belleza, sin Fraternidad. Legislamos para proteger al prójimo.
De nada sirve la Libertad sin Fraternidad, sin Belleza. Somos libres para
disfrutar con los demás de este hecho, sin los demás no puedo ser libre. De
nada sirve la búsqueda de la Verdad sino es en y para con los demás.
Por todo ello, desde la visión de
la Belleza entendida como fraternidad y
procomún, es reprochable la conducta de mudarse a otro país con el objetivo
de pagar menos impuestos. La acción de cada persona repercute en los demás. Es
ingenuo pensar que nuestros actos no causan ningún impacto en los otros y menos
en un mundo tan interconectado. Mudarse para pagar menos impuestos significa
asestar un golpe a la Fraternidad, al procomún, a la Belleza. Y como hemos
dicho, sin Belleza, sin Fraternidad, empobrecemos la Libertad, la Justicia y la Verdad. La humanidad deja de ser tan libre, tan
justa y tan verdadera.
Que te vayas a Andorra significa
que dejas a un lado lo bello, lo fraternal, que poco te importa la Verdad, la
Justicia y la Libertad aunque estés apelando a ellas para justificarte. Dices
la verdad (“pago menos impuestos ahí fuera”), te amparas en lo legal de tus
actos (“no hago nada ilegal”) y apelas a tu libertad (“soy libre de ir a donde
quiera”) pero al mismo tiempo fallas a todas esas premisas pues arruinas tus
actos. Dejando de ser fraternal, te alejas de lo Bello, rompes la misma baraja que
dices estar defendiendo. Nos disparas en el pie y con ello te disparas en el
pie. La pena es que aún no ves que la sangre ya ha empezado a llegar al rio.
Pregúntate, ¿estoy siendo Fraternal con este acto? Si eres honesto, tu
respuesta es la misma que la mía. Pregúntate ¿te importan algo los demás, el
procomún? Buen viaje.
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