miércoles, 7 de mayo de 2008

La timidez

Nunca se atrevía a decirle nada. Pasaba por su lado, se miraban, esbozaban una sonrisa pero nunca se dirigían la palabra.
Ella soñaba con él, era inevitable.
Se veían a menudo y cada nueva inesperada visita hacia que su corazón latiera con tal fuerza que creía que si él se acercaba a ella podría escuchar los latidos de su tímido corazón.
Se juró que la próxima vez que lo viera le saludaría, iría más allá de esa estúpida sonrisa que se le quedaba al verlo.
Cuando lo tuvo en frente, en el último momento agachó su cabeza y ni siquiera pudo sonreirle, le pudo la presión, los pensamientos volaban en su mente,( lo haré, no la haré, no, no lo haré) y no lo hizo.
Pasó un tiempo, tiempo para la reflexión.
Estaba harta de su extrema timidez, ella nunca había sido tan tímida con nadie como con él.
No aguantaba más, iría a su encuentro, sin pensarlo, pensar mucho es actuar poco.
Allí lo tenia de nuevo acercándose a ella, sabia que si no hacia algo él tampoco lo haría porque también parecía ser casi tan tímido como ella.
Cuando él se acercó lo suficiente, ella le paró, le cogió de su brazo y le dijo:
"me gustas un montón y me encantaría conocerte". La mente de ella era un torrente de pensamientos y temores que iban y venían de un lado a otro pero un pensamiento de victoria empezó a sonar en su cabeza: "¡lo he hecho, lo he hecho!!".
Él la miró, su cara reflejaba sorpresa, cierta alegría pero también una noticia:
" Estos meses atrás no he dejado de pensar en ti, después deje de verte y la última vez que te vi ni siquiera me sonreíste, pensé.... pensé tantas cosas, llegué a pensar que había algo especial en nuestras miradas, pensé que solo eran ilusiones mías y por último pensé en olvidar esta fantasía, ahora he empezado una historia con alguien, lo siento."
No hicieron falta más palabras para destrozar el corazón de ella, intentó amarrar algo de orgullo, se despidió de él y marchó con media lágrima en su mejilla.
La timidez hace que nuestros movimientos sean lentos, incluso cuando la situación que vivimos sea favorable, nos volvemos torpes y desafortunados y cuando decidimos actuar a veces es demasiado tarde.
Ella puede sacar dos conclusiones de lo que ha vivido:
" No lo volveré a intentar nunca más"
" Al menos he sido lo suficientemente valiente para contarle lo que siento y lo volvería a hacer"
Si opta por la primera, volverá a pasarle lo que hasta ahora a vivido e incluso se acabará encerrando en si misma y perderá muchas oportunidades de ser feliz.
Si opta por la segunda ella se volverá valiente y decidida y aunque con cierta cautela, podrá vivir. Podrá vivir lejos del fantasma de la timidez.

2 comentarios:

  1. Lo peor de todo es que esta historia me suena... :(

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  2. nos conocemos????!!!! creí que esto solo me pasaba a mi, pero veo que no. Deberiamos crear una asociación o algo así.

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