lunes, 9 de julio de 2012

Parejas que funcionan. La Teoría de Gottman.

Para Gottman, la resolución de conflictos, la escucha activa y la comunicación fluida, solo mejoran en parte los conflictos serios de las parejas, pudiendo aminorar la intensidad de las discusiones, pero como él mismo reconoce, muchas parejas que discuten a gritos siguen manteniendo una actitud positiva hacia su amado y hacia el matrimonio. Como indica en su libro: Siete reglas de oro para vivir en pareja”:”Lograr que las parejas discutan de forma más “agradable” puede reducir su nivel de estrés mientras discuten, pero no basta para insuflar vida a un matrimonio en crisis”.

Pero por otro lado tenemos que tener en cuenta que la reducción de estrés es una clave importante para la salud de la pareja, como bien afirmaba Goleman, por lo que podríamos concluir que a pesar de que la comunicación fluida, la escucha activa y la resolución de conflictos no son la panacea específica para que un matrimonio continúe o se mantenga feliz, si que puede repercutir positivamente en la salud de los amados.

Gottman incluso va más allá, pues en sus indagaciones ha descubierto, que algunas de las parejas que investigó y que estaban satisfechas con su relación, mostraban diferencias significativas en cuanto a valores, actitudes, personalidad e intereses. Aunque bien es cierto que para que una relación sea fluida lo mejor es que se mantengan ciertas condiciones de personalidad y valores parecidos, pues así sin duda se ahorraran muchas discusiones y malentendidos. En definitiva, es importante tener aspectos similares a nuestra pareja, pero que estos por si solos no mejoran ni provocan que la relación sea más feliz.

Lo novedoso de la teoría de Gottman es que se centra en los aspectos positivos que hacen que una pareja funcione y sea feliz y no en los factores que promueven que esta fracase, como en otros tipos de terapias.

Así enuncia varios principios o verdades fundamentales a tener en cuenta a la hora de establecer que tipos de relaciones serán las más felices y productivas. A continuación explicaremos brevemente cuales son y en qué consisten:

Los matrimonios felices se basan en una profunda amistad: cada cónyuge tiene un gran conocimiento sobre el amado, conoce sus gustos, sus ilusiones, aspiraciones, esperanzas y sueños, manifestando su amor con grandes y pequeños gestos. Entre estos pequeños gestos podemos destacar: ir a un lugar que no nos hace ilusión pero acompañamos a nuestro amado porque a él si le gusta y lo hacemos encantados (no haciéndole ver que “nos debe una”), dejarle la parte de comida que más le gusta, preocuparnos por cómo le ha ido cierta entrevista o situación que le preocupaba, quitar algún elemento porque sabe que le molesta (como la cebolla en la tortilla) y otras pequeñas cosas que pueden parecernos triviales pero que son fundamentales para que la relación de pareja fluya y se mantenga la felicidad. Los pequeños gestos mantienen la amistad en la pareja. Esta amistad se basa en el contacto diario y la preocupación por el otro más que por procurar unas vacaciones apasionantes o agasajar con regalos colosales. Para Gottman: “La amistad aviva las llamas de la pasión porque ofrece la mejor protección contra los sentimientos negativos hacia la pareja”. Para Willi, los amantes deben ser algo más que amigos y mantener la pasión y un vínculo que los hace especiales, así que podemos concluir que un matrimonio feliz es un matrimonio que mantiene y cuida su amistad y además protege la pasión que mantienen y alimentan el vinculo especial que les une.

Los intentos de desagravio: Gottman define intento de desagravio como: “cualquier frase o acción -cómica o no- que impide que la negatividad aumente sin control”. Es una de las mejores armas que usan las parejas emocionalmente inteligentes, utilizándolas consciente y/o inconscientemente. Las parejas que mantienen una amistad positiva, mandan y saben recibir estos intentos de desagravios, acepándolos, rebajando así la tensión que puede surgir en cualquier discusión. Pero si la negatividad se adueña del matrimonio es difícil aceptar estos intentos, teniendo un escaso éxito. Los intentos de desagravio son tentativas para recuperar la conexión con el amado, que se está perdiendo a causa de una disputa, pudiéndose recobrar el sentido y el juicio del problema, no dejando que la amígdala y la vía inferior se apodere de la situación. Hacer una broma (sin sarcasmos ni ironías pues estos pueden perjudicar más que beneficiar) que rebaje la tensión, es un intento de desagravio que la pareja puede aceptar u obviar. Que un matrimonio prospere o se hunda depende en gran parte por como son mandados, recibidos y aceptados los intentos de desagravio y estos intentos a su vez se basan en la fuerza de la amistad de la pareja. Cuando se pierde el control en una discusión (cosa que ocurre en casi todas las parejas, sean sanas o tóxicas), lo importante es saber si la pareja puede restablecer el equilibrio con reparaciones efectivas y afectivas, es decir manteniendo el rencor a raya y esto se consigue volviendo a una sincera sensación de positividad y alegría y para ello los intentos de desagravio juegan un papel primordial.

Profunda sensación de transcendencia: las parejas felices dan sentido a su matrimonio y vida en común, se respaldan mutuamente y se aceptan como son. El respeto y la tolerancia son sus armas contra la desidia, la sinrazón y el rencor. Lo importante es que cada miembro de la pareja sepa que hay problemas que les serán irresolubles, no hallaran una solución que satisfaga a ambos, así que solo les queda adaptarse y aceptar al otro, con sus virtudes y defectos. Es una pérdida de tiempo intentar continuamente cambiar al otro, esto solo provoca frustración en ambas partes, puesto que los esfuerzos por cambiar al amado son en balde y estos mismos esfuerzos enfurecen al amado que ha de cambiar, pues no se siente aceptado por el otro. Discutir por formas de ser dispares, por la forma de interpretar la realidad o por valores y estilos de vida diferentes, conlleva solo a una frustración e impotencia que desbarajusta el equilibrio de la relación y daña al matrimonio. Por ello hay que ir más allá de la resolución eficaz de conflictos, en los casos que se sabe que estos son irresolubles (la resolución de conflictos, como su nombre indica es para problemas que tienen solución, para los demás es una pérdida de tiempo, que solo daña a la pareja, pues queda resentida y frustrada al no poder solucionar el conflicto y verse envuelta en pensamientos circulares y destructivos). Para Gottman la solución se establece de la siguiente manera: “Lo que necesitas es comprender las diferencias esenciales que provocan el conflicto entre tú y tu pareja, y aprender a vivir con estas diferencias honrándose y respetándose el uno al otro. Sólo entonces podréis dar un sentido a la relación”. Aprender a comprender al amado, no intentar cambiarlo y aceptarlo como es (dentro de los límites de lo sano y aceptable, nunca podremos respetar y aceptar a alguien que nos maltrata) son los ingredientes que provocan que la relación fluya sin rencores ni desavenencias.

Como hemos podido comprobar Gottman va más allá de las teorías terapéuticas que proponen la resolución de conflictos, la escucha activa y la comunicación fluida como mecanismos esenciales para mejorar la dinámica de la relación matrimonial. Estos tres factores se pueden emplear para problemas solubles, donde se hace necesario exponer las posturas enfrentadas para alcanzar un acuerdo que satisfaga a ambos, pero en el caso de los problemas irresolubles, esto no tiene ningún valor, ni sentido, ya que la solución solo proviene de la aceptación mutua, el respeto, la tolerancia y en evitar todo intento de cambiar al otro por el bien de la relación.

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