No puedo explicar porque elegí
ese camino, no me gusta creer en el destino ni en la fatalidad de que la
tostada siempre cae por el lado de la mermelada, no tengo supersticiones en mis
bolsillos y me da dentera creer en hadas, pero no puedo explicar porque sabía,
antes de llegar, que caminaría hacia ti sonriente como si te conociera de toda
la vida o como si la vida nos conociera a los dos y quisiera presentarnos
formalmente. No puedo explicar porque tu melancolía se respiraba en el aire,
como el olor del pastel de unos dibujos animados y yo con los pies por encima
del suelo, igual que un fantasma embriagado, me acercaba a ti. Y te vi. Con
esos ojos vivos, con esa cara de pequeña, con esos brazos abiertos y nos
quedamos sorprendidos y desde entonces no quisimos despegarnos, por si acaso
era un sueño, un espejismo, o las ganas de sexo que nos hacían creer que
alguien estaba al otro lado. Después te convertiste en fuego, en saliva, en
piel, lubricando todo mi estado, y necesitábamos contárselo a la almohada. Esperamos
sin dormir hasta que las ruedas y el volante de esta aventura nos condujeron al
mar, a la soledad, a la pasión desesperada.
Hoy aun nos quedan ganas de
volver a conocernos cada día un poco más, a emborracharnos sin querer mientras
el sol nos invita a entre-cerrar nuestros ojos a causa de su fuerte vitalidad,
a comer pequeños bocadillos que nos duran una eternidad, a sonreír y volver a
besarnos. Quieres hacerme el amor me dices, mientras sonríes coqueta e intensa
y yo te muerdo la oreja para no dejarte pensar en otra cosa que no sea
imaginarnos a ambos desnudos en alguna playa nudista de las afueras de nuestro
ser.
Y te alejas, pero intuimos que
volveremos a conectar, pese a los miedos del pasado y las incertidumbres del
futuro, porque al fin y al cabo somos valientes, y deseamos ser compatibles al
entrelazar las manos, al arrojar ideas y al saborear el placer del erotismo
carnal y salvaje. ¿Será la ventana de tu cuerpo compatible con la persiana del
mío? Sabes que deseas averiguarlo, espérame donde te dije y pronto lo sabremos.
pese a los miedos del pasado y las incertidumbres del futuro, volverenmos a conectar, ates o después llegará nuestro momento. terroncitos de azucar.
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