La sexualidad es una de las manifestaciones
más significativas que posee el ser humano por sus implicaciones fisiológicas, psicológicas,
emocionales y conductuales.
Mantener una sexualidad sana y
placentera conlleva en gran medida a que la persona se sienta en equilibrio
consigo misma y con su entorno. Y por ser uno de los acontecimientos más
relevantes también puede conllevar una serie de problemáticas cuando surge un
desajuste, ¿y cuáles suelen ser las fuentes más comunes de estos problemas sexuales?
De entre el espectro de causas, tres son las que más frecuentemente aducen las
personas que acuden a consulta:
- Falta de información (carencia de educación
sexual)
- Ansiedad acerca del sexo (por
falta de información, sentimientos de culpa, vergüenza, sentimientos de no
rendimiento, etc.)
- Dificultades de comunicación con la
pareja sobre temas sexuales (por falta de educación sexual, vergüenza,
estereotipos establecidos, etc.)
Veamos brevemente cada una de
estas causas:
- Falta de información
En ciertas generaciones
anteriores la educación sexual ha sido en el mejor de los casos un tema tabú,
mientras que en las generaciones actuales la problemática no es la falta de
información en sí, sino como esta se estructura en las mentes de los jóvenes,
pues hoy día poseen muchos medios para obtener información pero en multitud de
casos se introduce de forma desestructurada en los cerebros juveniles, acrecentando
el desconcierto, los mitos y falacias sobre las relaciones de pareja y la
sexualidad. Muchas personas que acuden a
consulta lo hacen claramente por una faltad de información sobre diversidad de
temas relacionados con su sexualidad y cómo afrontarla, por ello es tan
importante insistir en la necesidad de una educación sexual eficiente y profesional
introducida en la educación desde la infancia, abarcando todo el ciclo vital
del ser humano (educación sexual permanente).
- Ansiedad acerca del sexo
Muchos trastornos sexuales
provienen de unos elevados niveles de ansiedad provocados por la falta de
información (o información desestructurada), por sentimientos de culpa
acaecidos por una moralidad represiva que evalúa la actividad sexual como
negativa, censurable e incluso peligrosa, ocasionado vergüenza, culpabilidad y desequilibrios en las personas, e incluso
pueden aparecer problemas de ansiedad
provocados por ideas irracionales como creer que no se va a rendir
adecuadamente al mantener encuentros eróticos, con lo que se evita el contacto
sexual para sortear la crítica y las evaluaciones negativas. Entre los
trastornos más comunes afectados por la ansiedad se encuentran:
- La disfunción eréctil. La gran mayoría
de casos de impotencia provienen de estados de ansiedad que no permiten al
sujeto conseguir o mantener una erección funcional.
- Eyaculación precoz. Que puede ser
debido a inseguridad generalizada, rasgos de perfeccionismo, o creencias erróneas
sobre el propio rendimiento.
- Trastornos del orgasmo. Por ansiedad
adquirida que obstaculiza el funcionamiento normal del acto reflejo del
orgasmo.
- Vaginismo. La ansiedad provoca tensión
muscular que dificulta o impide la entrada del pene (dedos, tampones) en
la vagina ya sea debido a estrés generalizado, miedo al dolor, al
embarazo, traumas sexuales, conflictos morales o problemas con la pareja.
- Dificultades de comunicación con la
pareja sobre temas sexuales
Muchos problemas sexuales
aparecen por una comunicación inadecuada, ineficiente y escasa entre los
miembros de la pareja, ya sea por vergüenza, por falta de habilidades sociales
como la asertividad y la empatía, por falta de información y por ciertos roles
establecidos entre hombres y mujeres, donde el hombre no habla de sexo porque
cree que todo lo conoce y la mujer no habla de esta temática porque no está
interesada en ella (roles de supermacho y de pasividad sexual,
respectivamente).
Como conclusión podemos decir que
la educación sexual es fundamental y
básica para el ser humano, y que mucho sufrimiento actual de tantas parejas e
individuos podría prevenirse con esta educación profesional y responsable. La
falta de educación sexual, promueve en gran medida las otras dos causas, tanto
la ansiedad como la falta de comunicación eficaz en la pareja.
La sociedad actual debe apostar por una educación
integral del desarrollo humano, tanto cognitivo y social (matemáticas,
historia, etc.), como afectivo y sexual (relaciones de pareja y sexualidad),
sin desmerecer ni menospreciar a ninguna de ellas.