En
primer lugar, vamos a delimitar que entendemos por perversiones sexuales, por
parafilias y por último por peculiaridades sexuales:
- Perversión sexual: comportamiento caracterizado por fantasías y/o acciones no consideradas como naturales, osadas y extrañas, encaminadas a obtener placer erótico. Conductas sexuales que dentro de determinada época social no eran consideradas como normales pues no estaban dentro de las buenas costumbres. Se consideraban perversiones: la homosexualidad, transexualidad, el exhibicionismo, incluso el sexo oral, la penetración anal y la masturbación. La sexualidad estaba enfocada a la reproducción.
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- Parafilias: comportamiento y/o
ideación erótica donde la finalidad
de la sexualidad no se centra en la cópula (penetración puramente dicha),
sino en otras acciones que la acompañan. Según el DMS-IV para que una
parafilia se considere perjudicial para el individuo tiene que estar presente,
al menos, este criterio:
a) Las
fantasías, los impulsos sexuales o los comportamientos provocan malestar
clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas
importantes de la actividad del sujeto[1]
·
Peculiaridades sexuales/eróticas: característica de toda persona por el mero
hecho de ser sexuada. Tienen un valor positivo y se caracteriza por el término:
diversidad. Este alude al carácter amplio
de la imaginación, fantasías y comportamientos por los que el ser humano manifiesta su
erotismo y las diversas formas de vinculación.
Como puede comprobarse al
analizar las diversas definiciones, el criterio básico podríamos situarlo en la
adecuación o inadecuación de dichos
pensamientos y comportamientos. Y este criterio viene reflejado por otro igual
de importante, pues explica la evolución de la sexualidad al menos en
occidente: época histórica.
En la época de la moral Victoriana (1851-1901) y con las
teorías psicoanalíticas como bandera (Sigmund
Freud (1856-1939)) las manifestaciones sexuales que se salían de lo
cotidiano o de lo que marcaba dicha moral se consideraban como perversiones sexuales. Estas tenían un carácter
patológico y degenerativo, donde a mayor alejamiento de la norma y moral, mayor
grado de patología. Por lo que la
sexualidad poseía una losa juiciosa de negatividad y todo lo peculiar se
consideraba negativo para el individuo y por ende para toda la sociedad. No
importaba si realmente estos pensamientos o comportamientos eran o no dañinos
en sí mismos, como aclarará después el término parafilia, sino que lo que
imperaba era el decoro moral de la época (está bien visto o está mal visto).
Como podemos imaginar con el
paso del tiempo este término quedaba obsoleto, por lo que se recurrió a un
vocablo nuevo: parafilia. Según
Wikipedia[2]:
“En 1987 la Asociación Estadounidense de
Psiquiatría (American Psychiatric Association) eliminó el
término «perversión» del DSM
y de la terminología psiquiátrica mundial. De ahora en más se trata de «parafilias»”.
El término parafilia copó, entonces, el escalafón más alto para designar todas
las ideaciones y comportamientos sexuales que iban más allá de la cópula o diferían
de esta, con el requisito indispensable de que todas estas ideaciones y comportamientos
para ser considerados parafílicos han de ser perjudiciales para el individuo,
es decir atañe a su integridad física y psicológica, como se puede apreciar en
el criterio anteriormente mencionado.
Pero poco a poco la palabra parafilia fue tiñéndose de negatividad,
comenzando a considerarse como peyorativa, pues se vinculaba a una concepción
negativa y patologizante de la sexualidad. Por lo que desde la sexualidad positiva se empezó a acuñar
otro término que se ajustaba más a la realidad actual: peculiaridades eróticas.
Esta concepción es más amplia y
recoge a toda ideación o comportamiento erótico como fruto de la sexualidad
inherente al ser humano, sin patologizar, ni negativizar. Sin pecar de pueriles
y confiados, el término peculiaridad erótica también recoge la existencia de
que todo comportamiento puede convertirse en inadecuado, conllevando riesgos,
pero separa la sexualidad del riesgo, alejándola de la relación constante que
en el pasado había entre uno y otro vocablo.
Desde esta concepción no se
habla de normalidad o anormalidad, sino de diversidad,
de la gran cantidad de manifestaciones que cada individuo puede mostrar a la
hora de erotizarse.
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La sexualidad en la actualidad
quiere prescindir de los tabúes y del manto de negatividad del que ha sido envuelta durante tantos siglos
y por ello necesita de términos más precisos que alejen esta negatividad
reduccionista y que engloben en cambio, una visión más real, positiva,
saludable y beneficiosa.
[1]
Datos hallados en: http://www.psygnos.net/biblioteca/DSM/Dsmparafil.htm
[2]
Datos hallados en: http://es.wikipedia.org/wiki/Parafilia