La ansiedad es una respuesta innata de corte fisiológico,
psicológico y conductual que aparece ante las demandas externas y cuyo objetivo
fundamental es la supervivencia. Cuando nuestro organismo intuye que estamos en
peligro el sistema nervioso simpático se activa, provocando que el circuito de
la ansiedad se inicie para reaccionar de forma eficaz a dicho estimulo, por lo
que gracias a la ansiedad reaccionamos huyendo o atacando, en definitiva nos
ayuda a sobrevivir.
Así pues tiene una función
positiva, pero cuando este estado de ansiedad se dispara de manera continua y
ante estímulos que realmente no son peligrosos, tanto la ansiedad como el
estrés pueden afectar de forma negativa al organismo, pudiendo llegar a
convertirse en un trastorno de ansiedad.
Los síntomas de la ansiedad
aparecen porque el sistema nervioso simpático se ha puesto en funcionamiento,
este sirve para activarnos y sentimos entre otras manifestaciones:
palpitaciones, sudoración, respiración dificultosa, nauseas, malestar
abdominal, miedo, pérdida de control, etc.
Por lo que una activación prolongada de estos síntomas pone en riesgo
nuestra salud física y psicológica, afectando
a diferentes parcelas de nuestra vida cotidiana, entre las cuales puede
estar nuestra vida erótico-sexual.
La ansiedad puede tener unos
efectos nocivos, provocando una serie de problemas sexuales[1] como inapetencia sexual, pues la activación del organismo al pensar en
el estimulo que provoca la ansiedad puede bloquear las ganas de mantener
relaciones sexuales. También puede provocar disfunción eréctil y eyaculación
precoz, estas disfunciones tienen sus raíces en la ansiedad, pues detiene
la respuesta de erección e interfiere en el mantenimiento de esta una vez
alcanzada o causando una eyaculación temprana, por una sobre-activación del sistema nervioso simpático. Otro problema que provoca
puede ser la disfunción orgásmica,
ya que en esta existe una ansiedad adquirida que interfiere en el
funcionamiento normal del reflejo orgásmico, puede ser debido a una ansiedad
situacional asociada con el miedo a la intimidad interpersonal, ansiedad
crónica por estrés acumulado, ansiedad secundaria derivada del miedo al fracaso
sexual (temor a no rendir adecuadamente) y ansiedad provocada por conflicto
moral. También provoca la aparición del vaginismo[2],
por altos niveles de estrés y ansiedad asociados al miedo al dolor, daño o
embarazo o por historial de trauma sexual, problemas con la sexualidad o
conflictos morales. El circulo vicioso que suele producirse en este caso es que
tras el primer intento de penetración fracasado, el dolor y la ansiedad se
generalizan en los futuros intentos, perpetuando una tensión que irá en
incremento cada nueva vez que se intenta, consolidando al fin el vaginismo.
En definitiva tanto la ansiedad
general como la anticipatoria afecta de manera negativa a la hora de iniciar o
mantener relaciones eróticas, como afirma
Kaplan: “La ansiedad y la culpa
pueden hacer que una persona evite la vida sexual y/o restrinja su conducta
sexual[3]”.
[1]
Datos hallados en el Manual Terapéutico sobre el tratamiento de las
disfunciones sexuales de la AEPCCC
[2]
El vaginismo es un problema sexual femenino, en el que los músculos de la
vagina se contraen de tal manera que la penetración (de un dedo, el pene o
incluso un tampón) se hace difícil,
dolorosa o incluso imposible.
[3]
Datos hallados en: Kaplan, H. (2010).
Manual ilustrado de terapia sexual. La solución a los trastornos sexuales más
comunes. Debolsillo: Barcelona.
2 comentarios:
y cual seria un buen ejercicio para poder ver la ansiedad como algo llevadero? , pregunto por algun ejercicio para poder controlar la ansiedad en picos altos ,para controlarlo umpoco mejor en momentos puntuales
Los ejercicios que más se recomiendan son a través de la relajación. Hay muchas técnicas de relajación, alguna de ellas puede ajustarse a tu perfil. Échale un vistazo a esta página, quizás puedas sacar información valiosa sobre las distintas técnicas:
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