Con la caída del antifeminismo y
la promulgación de que hombres y mujeres éramos y somos iguales, con la llegada
del individualismo protegido por las ideas capitalistas y con la posibilidad de
rebatir los gustos paternos acerca de quién sería nuestra pareja, nace el amor
romántico.
Y con el amor romántico, las
mentes de casi todos los individuos (al menos en occidente) cambian y empiezan
a concebirse las relaciones de pareja de otra manera, de la forma que lo
hacemos en la actualidad: nos juntamos por amor (enamoramiento y/o atracción física).
Pero como todo suceso en la vida
de los seres humanos, esto conlleva una serie de ventajas pero también ciertos
inconvenientes, la gran ventaja a
destacar es:
·
La libertad
de elección: nuestros padres ya no tienen la potestad de elegir por
nosotros, por el bien de la familia, por la acumulación de riquezas o
prestigio, ahora podemos elegir con quien mantenemos relaciones
afectivo-eróticas, basándonos en la atracción física, la cercanía, y los
presentimientos (presentimos que es la pareja adecuada, más tarde, a veces demasiado tarde, concebimos que tales
presentimientos eran erróneos o por el contrario Cupido nos bendijo con buen
ojo y el amor sigue fluyendo).
Y por otro lado uno de los grandes inconvenientes del amor
romántico es:
·
La dependencia emocional o como Arun Mansukhani[1]
lo denomina: “la dependencia
interpersonal patológica (DIP)”. Al elegir por enamoramiento a nuestras
parejas y no por imposición, podemos caer de forma rápida en la dependencia
insana o patológica, porque si la pareja viene impuesta, podemos mantener un
tipo de dependencia económica o de cualquier otro tipo, pero será menos
frecuente caer en dependencia afectiva patológica que si basamos la elección en
el enamoramiento (la dopamina en nuestros cerebros crea adicción y de la
adicción a la dependencia hay un paso).
Así pues, podemos definir dependencia emocional patológica como el proceso por el cual una
persona no es capaz de mantener vinculaciones significativas sanas (tanto de pareja,
como familia, como amistades).
La dependencia en seres humanos existe y es un proceso necesario,
ya que todo individuo sano necesita vincularse a otro u otros para sentirse
seguro y refugiado en momentos de debilidad, busca proximidad emocional,
afectiva y erótica y protesta o se siente mal cuando la persona importante para
él/ella se aleja. Entendemos por ello que
una independencia absoluta del resto de seres humanos también es patológica,
ningún extremo es saludable.
Por lo que nos convertimos en personas con dependencia interpersonal patológica
cuando sucede, siguiendo las ideas de Arun
Mansukhani, las siguientes circunstancias:
·
Cuando hay cambios
en los estados de ánimo pasando de una hiperactivación (miedo, ira, enfado)
a una hipoactivación (tristeza, desgana), cuesta mantener un equilibrio
emocional.
·
No
podemos gestionar bien nuestras emociones, la autorregulación interna es
defectuosa, por lo que cuando nos sentimos mal, no podemos tranquilizarnos a
nosotros mismos y recurrimos a cosas externas (llamar a la pareja de forma
inminente para solucionar el malestar, ingerir sustancias para calmarse, etc.)
·
Nuestro comportamiento con los demás se
desequilibra: o necesitamos una proximidad excesiva del otro o por el
contrario huir de él/ella.
·
Por miedo a que nos abandonen o rechacen, controlamos y vigilamos el comportamiento
de nuestra pareja (recuerde que todo lo dicho también sirve para familiares
y amigos, no solo para la pareja, podemos ser dependientes en varias áreas
afectivo-sociales). A veces es como si necesitáramos
herir o traicionar a nuestra pareja, atacándoles donde más les duele o forzando
infidelidades, por ejemplo.
·
Nuestra
autoestima está baja, con un auto-desprecio que puede llegar a ser
profundo, por lo que a veces podemos compadecernos de nosotros mismos y
victimizar nuestras conductas: “soy así,
no lo puedo cambiar”, "todo es por mi culpa”.
En definitiva, toda persona necesita depender de los demás
de vez en cuando, echamos de menos a nuestros amigos, familiares y parejas, necesitamos
que nos protejan cuando nos sentimos indefensos o tristes, necesitamos
vincularnos a las personas que creemos merecen nuestra estima, el problema
radica cuando se pasa de esta dependencia necesaria, a un estado de ansiedad y malestar que no te deja crecer como persona,
pues te ancla al otro de manera tóxica: podemos echar mucho de menos a nuestra
pareja cuando nos vamos de viaje, lo patológico comienza y hace su aparición
cuando no nos podemos ir de viaje porque sino echaríamos demasiado de menos a
nuestra pareja, si la dependencia nos deja impedidos a la hora de realizar
nuestra vida cotidiana, hemos caído sin duda en una “dependencia interpersonal patológica (DIP)".
Ahora puedes reflexionar ¿tú, tu pareja o ambos, sois
dependientes interpersonales patológicos?
[1]
Datos hallados en: García, A. y Cabello, F. (2013). Actualizaciones en
sexología clínica y educativa. Huelva: Universidad de Huelva.
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