Las marcas publicitarias nos
venden tres características que aparecen unidas, indisolubles y ensambladas: belleza, juventud y éxito junto, por supuesto, al producto a vender. Y
¿qué ideas puede aportar la ciencia al respecto? ¿Los seres humanos conservamos
un aspecto o al menos más características juveniles que otras especies? En
caso afirmativo ¿para qué necesitamos mantener un aspecto jovial? Parece que en
gran medida la respuesta se encuentra en el deseo y atracción física.
La neotenia es el proceso que estudia como ciertas características de
un organismo siguen manteniéndose jóvenes, conservando una tipología infantil,
esta prolongación de rasgos juveniles en la vida adulta se denomina pedomorfismo.
Algunos rasgos físicos humanos
como nuestra cara pequeña, la voz más
aguda de la mujer y su tamaño más pequeño con respecto al hombre, son signos de
pedomorfismo que activan fisiológicamente el deseo sexual. La ausencia de vello
corporal, es otro factor si lo comparamos
con el resto de especies animales cercanas. Parece que los signos infantiles, como caras
pequeñas, ojos grandes y pupilas dilatadas (estudios realizados al respecto han
demostrado que nos atraen las personas con pupilas grandes, pues es signo de
que nosotros también le interesamos, ya que estas se agrandan cuando vemos un
estimulo llamativo) nos atraen desde la época de los protohomínidos. La
antropología, psicología evolutiva y la etología, intentan descubrir porque ciertos rasgos infantiles nos cautivan y entre los
diversos intentos de respuesta se halla la idea
de que en un principio nos atraían los seres que no parecían peligrosos,
sino dóciles, amables e inofensivos, por ello estas características infantiles,
podrían llevarles a la creencia de que el ser que tenían delante no era
peligroso, más bien sociable.
Otras características que
prolongamos desde que nacemos son: el
juego y la necesidad de sentirnos protegidos y queridos.
Somos de las pocas especies que
seguimos jugando a lo largo de todo nuestro ciclo vital como una manera más de
relacionarnos, socializarnos y utilizar el pensamiento abstracto a través del
uso de la imaginación y la creatividad. Muchas especies al llegar a su vida adulta
extinguen su necesidad de juego, el ser humano la conserva hasta el último día
de su existencia.
El apego que mantenemos, en un
principio con la madre y después con nuestra pareja, es otra característica
neoténica más. La mayoría de especies, solo guardan una relación de apego con
la madre mientras precisan cuidados, una vez que estos no son necesarios, el
apego desaparece para siempre, incluso no sustituyen el apego materno con ningún
otro miembro de su especie, al contrario que nosotros. El ser humano comienza
manteniendo un tipo de apego con su cuidador para más tarde entre la
adolescencia y la edad adulta, sustituir este apego primario (que suele ser materno),
por un apego entre iguales.
En definitiva, el ser humano
conserva algunos de sus rasgos y características
infantiles en la adultez con el fin de atraer, de despertar el deseo, fomentar la
socialización y mantener un vínculo cercano de confort y seguridad con otros
miembros de su especie. Las campañas de publicidad explotan estas
características biológicas humanas, aunque en más de una ocasión tergiversen y distorsionen
estas particularidades en pro de alcanzar un beneficio concreto.
4 comentarios:
muy interesante la verdad
¡Fascinante! ¡Más ejemplos de pedomorfismo humano, por favor!
Esto explica hasta cierto punto por que algunos hombres y/o mujeres son pedofilas y/o hebefilas.
MUY INTERESANTE EL PEDOMORFIP
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