El
termino sexología alude a la ciencia
que estudia la sexualidad humana de forma sistemática, abarcando amplias
cuestiones como erotismo, enamoramiento y amor entre otras manifestaciones humanas.
Es una ciencia en auge que comparada con otras grandes ciencias es una recién
nacida que comienza a entenderse así misma[1].
Autores
y autoras relevantes para la sexología a lo largo de su historia han sido: Sigmund Freud, Alfred Kinsey, William Masters y Virginia Johnson y
Helen Kaplan.
¿Y
por qué hablamos de una sexología
positiva?

A
esta “ciencia” se le critican tres aspectos básicos por los que en teoría no
debería ser reconocida como tal, de manera muy concisa las críticas son las
siguientes:
- Utiliza expresiones y términos coloquiales, haciéndolos
pasar por términos técnicos, estos conceptos no son un objeto material de
estudio (no posee un lenguaje técnico apropiado).
- No
tiene constructos teóricos propios pues estos emanan de la psicología “tradicional”
o como ellos la denominan de la psicología
negativa.
- No
tienen técnicas ni herramientas propias y las herramientas que utilizan aun no se ha
comprobado científicamente su eficacia a la hora de tratar a los pacientes.
En
la actualidad hay una seria discusión sobre estos planteamientos con la gran incógnita
de considerar a la psicología positiva como una ciencia válida. Una guerra que
promete dar mucho de qué hablar.
¿Entonces por qué
unir a la sexología el adjetivo de positiva?
La
razón básica es por el trato que se le ha dado a la sexualidad durante siglos,
un trato que la ha llevado al ostracismo, al mito, a los tabúes y se la ha secuestrado
de su valor positivo. Hoy entendemos la sexualidad como una fuente de bienestar
y placer del ser humano, una parte más de la personalidad, un espacio inherente
a la humanidad por el hecho de ser sexuada. Como ejemplo podemos indicar el
trato que desde siglos atrás se le han dado a ciertas peculiaridades sexuales pues en un principio se les dominaron con
el peyorativo nombre de perversiones
sexuales, pero el tiempo y las nuevas conciencias han ido borrando esta
negatividad sobre el hecho sexual, y en la actualidad el término perversión ha
sido borrado y cambiado por el de peculiaridades
sexuales, más acorde con la diversidad y la visión positiva de la
sexualidad[3].
La
idea básica no es crear de la nada una nueva corriente científica denominada sexología positiva como un esqueje superfluo,
bastante tenemos con que la sexología en si misma pueda concebirse como
disciplina única e independiente, más bien siguiendo los postulados de Goldiamond (1974), donde focaliza en
una de sus premisas el prestar atención a los aspectos positivos del desarrollo
de las personas, consideramos que la sexología debe atender a lo positivo y
constructivo del ser humano, alejándonos del modelo puramente médico donde la atención
se centra en el diagnóstico de un problema o de conductas “anormales” a
combatir.
La
sexología positiva estudia la
sexualidad humana de forma integral y alude a la necesidad de alcanzar una sexualidad
positiva y placentera. Por otro lado lucha contra las ideas y visiones
nocivas que ha dejado el patriarcado
sobre la sexualidad, lucha contra la desigualdad, el sexismo, y la visión
reduccionista de las relaciones eróticas, abocadas a la mera penetración
(coitocentrismo), a la mera búsqueda del orgasmo como objetivo inicial y final
(orgasmocentrismo), a la preponderancia del pene como objeto de placer por
excelencia (Falocentrismo) y a ver las relaciones heterosexuales como las
“normales” y válidas (heterocentrismo). Una lucha que tiene como bandera a la educación sexual, pues ella marca el
camino que nos aleja del oscurantismo y nos acerca al bienestar y desarrollo
integro del ser humano.
Aun
queda mucho camino por recorrer, muchos mitos y tabúes que eliminar, hemos de
dar paso a una educación sexual que
de permiso a la gente para conocerse mejor y quererse más. Por ello, de
momento, no es baladí unir al sustantivo
sexología el adjetivo positiva, para recordarnos el camino a seguir; tarde o
temprano decir sexología/sexualidad positiva será burdamente redundante, pues
todos podremos entenderla desde el bienestar y la búsqueda de felicidad, pero
hasta que ese día llegue, podemos mantener este adjetivo que nos marca el rumbo
hacia dónde dirigirnos.
[1]
Para gran parte de la comunidad científica la sexología aun no se entiende como
disciplina científica, en gran medida por el escaso kilometraje que lleva, pero
estamos en ello.
[2]
Datos hallados en: Piña López, J.A (2014). La Psicología Positiva: ¿ciencia y
práctica de la psicología? Papeles del
Psicólogo. La psicología del trabajo y las organizaciones en tiempos de crisis
económica (2ª parte). Vol. 35 (2), pp.144-158.
[3]
Para saber más sobre este tema acudir a: http://jalomanda.blogspot.com.es/2014/10/de-las-perversiones-las-peculiaridades.html
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