No
sabemos cuánto tiempo le dedicamos diariamente, a pensar, sentir, hablar y
mantener comportamientos y acciones eróticas al cabo del día, por más famosas
que se hayan hecho este tipo de investigaciones, que por la naturaleza de las
mismas, dejan bastante que desear en cuanto a lo rigurosamente científicas que
puedan llegar a ser. Lo que sí es cierto es que pensemos mucho, poco o demasiado, lo importante no es
la cantidad de tiempo que le dediquemos a la sexualidad sino la calidad de esos momentos.
La sexualidad es una parte inherente de
nuestra personalidad, pues la vivimos desde lo más profundo de nuestro ser,
formando parte de ella. Desfasadas
teorías han expresado que, al ser la personalidad un elemento tan estable, es
imposible de modificar, sin embargo, podemos cambiar pensamientos y
comportamientos eróticos a través del aprendizaje y la educación, si le ponemos,
a este deseo de cambio, una dosis de motivación y entusiasmo. Por lo tanto, podemos mejorar, siempre que nos
lo propongamos, nuestra forma de vivir y experimentar la sexualidad,
aprendiendo unas pautas o reglas que nos pueden ayudar en dicho cometido.
¿Cuáles son estas
pautas básicas que nos ayudarán a vivir una sexualidad sana y satisfactoria? A continuación exponemos las
siete reglas básicas para conseguirlo:
- Primera
regla: Conócete a ti mismo.
La
primera regla está basada en el aforismo griego de “conocerse a uno mismo”. El día a día puede ser muy estresante y
quizás no hayas tenido tiempo de ponerte a pensar en ti mismo. Solo tienes que detener, por unos minutos, el
tiempo, relajarte, tumbarte y pensar en lo que te gusta, pues si tu no conoces tus preferencias, va a ser
muy difícil que los demás puedan conocerlas, ya que, la ciencia infusa solo funciona con los
seres humanos muy creyentes y a veces Dios parece estar muy callado, por lo que,
quizás, no pueda ayudar a las personas que desean hacerte un poco más feliz. Explora tu mundo interior, investiga tu
cuerpo, tus preferencias eróticas, descúbrete y comprobarás que cinco minutos contigo mismo/a pueden ser los
minutos más maravillosos de un largo día. Descubrir tus preferencias eróticas y
tus prioridades es el primer paso para ayudarte a ti y a la persona con la que
deseas compartir tu sexualidad a encontrar el camino del erotismo más
satisfactorio.
- Segunda
regla: Conoce tu mapa erótico.
El
erotismo, al que dejamos fluir a través del cuerpo, se conoce como mapa erótico. Este se compone de las coordenadas erógenas de nuestra piel,
todos aquellos puntos sensibles que nos hacen
flotar y elevarnos hacia el hedonismo más sano y placentero. Indaga sobre tu propio cuerpo y deja que el
otro explore tus puntos sensibles, que conquiste todas las colinas de tu
piel y elimine las fronteras del miedo hacia el goce personal. Déjate conquistar, pues, en esta usurpación consentida de tu
cuerpo, sois ambos los que os
enriquecéis. El conocimiento de nuestra piel nos hace más libres, más sanos y
felices. Te damos una pista de donde se hayan estos puntos, pero tenla solo
como un soporte orientativo, pues lo ideal es averiguarlo con la persona
elegida, ya que cada mapa erótico corresponde a un mundo único e
idiosincrásico: orejas, hombros, zona axilar, senos femeninos y pezones
masculinos, cintura, articulación del codo, monte de Venus, clítoris, labios
mayores y menores, manos, boca, nuca, cuello, pene, escroto, perineo y
muslos.
- Tercera
regla: Cultivar la erotofilia.
Entendemos
por erotofilia[1] a
la actitud positiva que mantenemos hacia todo lo erótico y sexual, no teniendo
sentimientos de culpa, ni rechazando dichos comportamientos, por lo que, una
persona erotofílica puede mantener conversaciones sobre sexualidad sin sentirse
avergonzado o ridículo por ello. En el otro extremo hayamos a la erotofobia: actitud negativa hacia
lo sexual y erótico, la persona erotofóbica se niega a hablar de estas
cuestiones y mantiene sentimientos de culpabilidad ante ello. Estas personas no
disfrutan plenamente de su sexualidad pues el sentimiento de culpa, la negación
de conocerse a sí mismos o de dejarse
conocer es tan grande que viven con mucha ansiedad su erotismo, apareciendo disfunciones sexuales como: vaginismo,
dispareunia, disfunción eréctil, etc. Todos nos movemos en un baremo graduado
entre ambos extremos, cuanto más tendamos hacia la erotofilia mayor
probabilidad obtendremos de poseer una vida sexual satisfactoria y saludable.
Una actitud erotofílica se consigue, en gran medida, abriéndose camino hacia las dos primeras reglas mencionadas: conociéndonos
más a nosotros mismos y explorando nuestro mapa erótico.
- Cuarta
regla: Cultiva tu autoestima sexual.
La autoestima
sexual[2] es la valoración positiva o
negativa, de aceptación o rechazo de nuestro cuerpo, desempeño e intimidad
sexual. Está basada en experiencias
previas, creencias, valores y aprendizajes vividos al respecto, por el cual nos
sentimos bien o mal cuando pensamos en nosotros como referente erótico. Como
todo tipo de autoestima que se precie, ha de cultivarse para mantenerla
equilibrada y así poder vivir en paz con nuestro cuerpo y deseo sexual. Debemos
buscar experiencias placenteras para
reforzarla. Si nos sentimos a gusto con nuestro cuerpo, no nos provocará
ningún miedo o ansiedad mostrarlo y explorarlo o dejar que lo exploren para
encontrar nuestro mapa erótico. Si nos sentimos bien con nuestro desempeño
sexual, no mantendremos conductas ansiógenas a la hora de aproximarnos a una
relación erótica, pues nos veremos cualificados para llevarla a cabo
satisfactoriamente. La autoestima sexual
es clave para vivir relajados ante la sexualidad y el erotismo.
- Quinta
regla: practica el egoísmo funcional.
Esta
será la primera vez que la palabra egoísmo no vaya cargada de connotaciones
negativas. Hablamos de egoísmo funcional
cuando, al mantener una relación
erótica, nos centramos en el placer
que nos produce internamente, dejándonos abandonar por él. Nos centramos en nosotros mismos, con lo que nuestra excitación
se eleva, promoviendo, a su vez, que la excitación y el deseo de la otra persona aumente,
al vernos en este estado efervescente. Esta regla está enfocada sobre todo a las personas, que, al centrarse tanto en el
placer de su pareja, pierden el rumbo de su propia erótica olvidando su
propio estado y promoviendo, incluso, que la relación sexual se convierta
en un acto mecánico, en el que se desea que el otro llegue al orgasmo cuanto
antes. La finalidad de esta actitud errónea es la de sentirse gratificado por
el buen desempeño al provocar el orgasmo en el otro, dejando a un lado las
propias sensaciones y disfrute. A medio o largo plazo mantener esta actitud de
entrega completa al otro, para no
sentirse mal valorado, puede
acarrear problemas en el deseo y la función sexual. No está de más dejarse
abandonar por las sensaciones que el otro/a nos brinda, pues con ellas
alcanzaremos puntos de excitabilidad tan enaltecidos que conseguiremos elevar
la temperatura de la persona con la que estamos jugando. El autodisfrute no ha
de ser censurable.
- Sexta
regla: Comunícate con asertividad.
La comunicación productiva
y positiva es la
regla primordial para conocer al otro y darnos a conocer. Cada cuerpo es un mundo, cada mente un misterio, por lo que creer
que el otro, por el hecho de ser nuestra pareja, ha de saber todo lo qué nos gusta y cómo nos gusta, es uno de los
mayores errores que podemos cometer y que mayor frustración va a provocar en
ambos. Como ya hemos explorado la primera y segunda regla, estamos en disposición
de mostrar al otro qué nos hace felices sexualmente, siendo capaces también de
mantener una escucha activa sobre lo
que al otro le interesa y le place. Las reglas fundamentales para la
comunicación positiva de nuestros anhelos eróticos pasan por: mantener una actitud empática, no burlarnos de los
deseos del otro, crear un clima de confianza para que nuestra pareja pueda
soltarse, perder el miedo a exponer
sus preferencias y ser flexibles y razonables.
- Séptima
regla: Protege tus derechos sexuales.
Somos dueños y responsables de nuestra
sexualidad, hemos de saber que tenemos unos derechos que nos protegen y
amparan. Estos derechos sexuales son
derechos universales basados en la igualdad, dignidad y libertad. La
declaración se redactó en Valencia con el nombre de: “Declaración Universal de los
Derechos Sexuales o Declaración de València (XIII Congreso Mundial de
Sexología, 1997; València (España)[3]”.
Estos son los siguientes:
1.
El Derecho a la Libertad Sexual.
2.
El Derecho a la Autonomía Sexual, Integridad Sexual y Seguridad del Cuerpo
Sexual.
3.
El Derecho a la Privacidad Sexual.
4.
El Derecho a la Equidad Sexual.
5.
El Derecho al Placer Sexual.
6.
El Derecho a la Expresión Sexual Emocional.
7.
El Derecho a la Libre Asociación Sexual.
8.
El Derecho a Hacer Opciones Reproductivas, Libres y Responsables.
9.
El Derecho a Información Basada en el Conocimiento Científico.
10.
El Derecho a la Educación Sexual Comprensiva.
11.
El Derecho al Cuidado de la Salud Sexual.
Cada uno de nosotros es responsable de su propia
satisfacción y felicidad erótica,
no dependemos de nadie para ser autodidactas en nuestro descubrimiento sexual.
Jugar individual o colectivamente son dos maneras de disfrutar del placer de
nuestros cuerpos igual de válidas y saludables. Cada uno pone el acento en la cantidad y calidad de la erótica que
desea en su vida, pues hemos de ser los dueños de nuestra propia felicidad.
[1]
Para saber más sobre erotofilia acudir a: http://jalomanda.blogspot.com.es/2013/02/erotofilia-y-erotofobia-dos-maneras.html
[2]
Para saber más sobre autoestima sexual acudir a: http://jalomanda.blogspot.com.es/2014/09/que-es-la-autoestima-sexual.html
[3]
Para saber más sobre los Derechos Sexuales acudir a: http://www.fess.org.es/derechos-sexuales.php
2 comentarios:
Gracias por esto de verdad
Gracias por esto de verdad
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