Cada ser humano vive su sexualidad de manera idiosincrática,
basándose en su carácter, experiencias previas, creencias y personalidad. El
conjunto de todas estas variables promueven unas actitudes concretas hacia el
hecho sexual humano.
Las actitudes pueden definirse como la valoración positiva o
negativa de un objeto, persona o cosa. Tal valoración nos impulsa a acercarnos
a dicho objeto o por el contrario a mantenernos distantes. Las actitudes poseen
tres componentes:
·
Componente
cognitivo: creencia que tenemos respecto a algo, en este caso hacia la
sexualidad (la sexualidad es algo bueno, es algo malo, nos es indiferente).
·
Afectivo:
es el componente emocional que nos hace tener preferencias y motivaciones hacia
los objetos de nuestro interés o emociones de rechazo y evitación.
·
Conductual:
la acción motivada por el componente afectivo y cognitivo (si la sexualidad nos
avergüenza o sentimos rechazo, no realizamos conductas en este sentido).
Una persona que crea que la
sexualidad es algo negativo, que perjudica nuestras mentes, manifestará una
emoción negativa hacia esta, llevándole a realizar acciones de evitación o
rechazo. Esta persona manifiesta una actitud erotofóbica[1]
de la sexualidad, la cual repercutirá en su vida cotidiana cada vez que se
enfrente al hecho sexual humano.
En general podemos encarar la
sexualidad a través de tres tipos
bipolares de actitudes:
- Actitud de normatividad: actitudes basadas en la norma que impone o impera en la sociedad. Dos polos: actitudes prohibitivas y actitudes permisivas. Las actitudes prohibitivas están basadas en normas morales y religiosas, censurando determinadas conductas sexuales; y por razones políticas, como el control de natalidad. Las actitudes permisivas se basan en dos premisas, la primera, la reivindicación y pensamiento reaccionario ante las normas morales impuestas y segundo, el esnobismo: acabar con el peso de la represión pero sin una actitud crítica y reflexiva de la sexualidad. Estas actitudes se basan en, el: “debería hacer o ser”. Por otro lado, otra normatividad, proviene de los consejos que damos a los demás sobre sexualidad, basados en lo que nos ha ido bien o mal a nosotros, lo que nos agrada o desagrada, pudiendo condicionar la sexualidad del otro. Consejo desde la experiencia como modelo, con el riesgo de caer en un reduccionismo egocéntrico: “A mí eso no me supone un problema, tu deberías hacer lo mismo, pruébalo”.
- Actitud de combatividad: Si las anteriores actitudes se basaban en normas que establecemos, en este caso también se sigue el mismo criterio, con la diferencia de que, esta vez, se pasa a la acción, con la intención de cambio real. No propone sino que intenta imponer. Dos polos: ataque a la sexualidad y defensa a ultranza de esta.
- Actitud de comprensividad: Este enfoque es multipolar, pues viene determinado por una visión empática, comprensiva y de tolerancia hacia el hecho sexual humano. La sexualidad se cultiva, se estudia, se comprende, no se juzga, ni se critica, ni se silencia. Cada uno tiene su propio modo de pensar en sexualidad, y hay que comprender que existen otros modos igual de validos, siempre que se respeten las libertades y derechos.
Parece lógico
que la educación sexual se decante
por este último modelo actitudinal. Cada ser humano cultiva su propia
sexualidad, lejos de los prejuicios, estereotipos y reglas dogmáticas morales. Cultivar significa comprender, aceptar
y valorar nuestra sexualidad así como la diversidad sexual de los demás. No
generalizando, ni juzgando al otro, y huyendo de los “tengo que…” “debo de…”
Estos tres
tipos de actitudes dan como resultado o subproducto, 6 tipos de actitudes a la hora de vivir la sexualidad, en los que
cada uno de nosotros se asienta. Sería necesario reflexionar sobre el tipo de
actitud que poseemos para así reconocer cómo vivimos nuestra sexualidad, cómo
la expresamos y la proyectamos, pues cada uno de nosotros funciona como modelo
para los demás. Modelo de hermano/a, modelo de padre o madre, modelo de
profesor/a, modelo de pareja. Nuestras
actitudes modulan, transforman y educan a los demás, sea a nuestra familia,
nuestros amigos o en el trabajo. Por ello, plantéate en que modelo actitudinal
te encuentras para hacer una posterior reflexión de cómo este condiciona tu vida y la de los
demás:
·
Actitud
tabuizadora: basada en cuestiones morales y religiosas, donde la sexualidad
es vista como enemiga del ser humano. Negación, culpa, vergüenza, obsesión. El concepto de sexualidad que subyace es
el de sexualidad como instinto peligroso. Una persona asentada en esta
actitud no habla de sexualidad y si hace alguna referencia a ella, es para
coartarla, prohibirla y descalificarla. Un profesor/padre/madre con esta
actitud no desea que en su centro educativo se haga educación sexual, pues cree
que hablar de sexo incita a malos pensamientos (pecaminosos) de los jóvenes. La
mejor educación es el silencio.
·
Actitud
de dependencia: se encara la sexualidad desde la evitación y huida, se
delegan las responsabilidades en otros, Miedo a tomar decisiones al respecto. El concepto de sexualidad que subyace es
que este tema es muy delicado y del que mejor no opinar ya que se carece de
conocimientos suficientes para ayudar. Es la típica respuesta de un padre o
madre que delega en el otro la responsabilidad de hablar de sexualidad con los
hijos: “este tema mejor háblalo con tu
padre/madre”
·
Actitud
de falso naturalismo: actitud permisiva con un falso halo de progresismo. Postura que en apariencia es extremadamente
liberal pero que en realidad subyace un miedo a afrontar la sexualidad con
naturalidad y comprensión crítica. El clásico comentario de un padre/madre
que manifiesta su apertura de mente pues dice que puede hablar con sus hijos de
sexualidad de forma abierta y usa frases del estilo: “yo a mis hijos les compro los condones, soy muy abierto/a en este
tema” pero en realidad no se hace una valoración crítica ni comprensiva de
la sexualidad, dando como resultado una manifestación superflua y de cara a la
galería, nada profunda.
·
Actitud
individualista: solo se valoran las propias vivencias y creencias. Basado
en lo que le ha ido bien y lo que no. Se obvian las conductas sexuales que le
son ajenas. Subyace la idea de que solo
hay un tipo de sexualidad válido. Esta persona solo valora como válida su
postura sobre la sexualidad. Si es heterosexual, solo entenderá la posibilidad
de que sus hijos sean heterosexuales, no se le pasa por la cabeza otras
orientaciones.
·
Actitud
impositiva: reivindicación de libertad sexual, más como lucha política que
como verdadera búsqueda de conocimiento y visión critica de la sexualidad.
Rechazo manifiesto a las personas que no cambian sus actitudes sexuales,
ancladas en el modelo represivo. Es una defensa de la sexualidad superflua sin
ánimo de profundización ni visión crítica. La
sexualidad se usa como arma política. Esta persona utilizará la revolución
sexual para azuzar a las mentes retrogradas y menos progresistas, pero no hace
una valoración real de lo que es el hecho sexual humano.
·
Actitud
abierta: la sexualidad no asusta, tampoco asusta no saberlo todo, se busca
el conocimiento continuo, el diálogo, la comprensión y la empatía. El concepto de sexualidad que subyace es
que la sexualidad humana es una dimensión con múltiples posibilidades, se
entiende la diversidad humana como valor. El placer es entendido como un
bien legítimo, sin imposición, ni represión. Esta es la actitud que muestra una persona
abierta y sincera, que no tiene miedo a conocer su sexualidad y a comprender de
sexualidad de los otros. La educación sexual actual se posiciona desde este
marco.
Seguramente, mientras leías los
tipos de actitudes sexuales, habrás pensado en personas que conoces: padre,
madre, profesorado, amigos… y habrás podido encasillarlos en alguno de los
tipos, pero ¿dónde te ubicas tú? ¿Desde cuál
tipo de actitud vives tu sexualidad? A través de una reflexión profunda de
este tema, podrás conocerte mejor y vivir una sexualidad más plena y satisfactoria,
ayudando, como modelo a seguir, a las personas que tienes a tu alrededor, pues
por aprendizaje vicario, aprendemos
y nos empapamos de las conductas y actitudes de los demás. Se responsable con tus actitudes sexuales, para ser más feliz y libre.
[1]
Para saber más sobre erotofobia y erotofilia: http://jalomanda.blogspot.com.es/2013/02/erotofilia-y-erotofobia-dos-maneras.html
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