
No lo encuentro, no se donde puede estar. Si no hace mucho estuve jugando con él, lo tenia en mis manos y como todo lo que se tiene, a penas lo valoraba, sabía que me pertenecía, que era parte de mí y no podía valorar la falta que me haría si lo perdía, pues ahora no lo encuentro y lo echo tantísimo de menos...
Con él salía con toda la fuerza del mundo a comerme la ciudad, no importaba nada porque lo tenia siempre cerca, lo notaba, los demás también sentían que había algo en mí que me daba el poder suficiente como para mirar al resto del mundo sonreirle y que el mundo me devolviera esa sonrisa con igual fuerza, lo tenía , ¿para que iba a hacer una copia en mi memoria?, si lo hallaba disponible siempre.
En realidad sí lo sigo teniendo pero lo que no encuentro son las instrucciones de uso que están en un idioma ininteligible, son como códigos de barras de linea de distinto grosor que a la vista humana no significan nada pero que descifran el código de como se utiliza aquello a lo que ahora tanto añoro.
Ha sido como que mi memoria reseteó las más que aprendidas instrucciones de como funcionaba ese instrumento, ¿para qué lo quería si ya lo tenia todo?, pensaba que no iba tener que volver a utilizarlo, lo desprecié y lo deje apartado, pero un día también me despreciaron a mí como yo al susodicho aparato y es ahora cuando lo necesito, quiero que me devuelva el poder que me otorgaba su uso en mis manos.
Ahí está como un juguete roto que no sirve para nada delante mía, inservible porque no me acuerdo como ponerlo de nuevo en marcha, inservible él, roto yo en su defecto.
Recuerdo saber reiniciarlo y ponerlo en marcha, algunas veces arranca y el mundo vuelve a girar en la dirección adecuada, suena esa música que tanto me gusta y el Tiovivo se pone en funcionamiento, haciéndome sonreir, provocándome una sonrisa que mando fuera hacia los demás y que ellos me la devuelven, "todo marcha", pienso en ese momento, "todo marcha" piensa la persona que tengo cerca, me sigue sonriendo, mis frases son las adecuadas, sus frases también, pero de repente la maquina empieza a pararse, se desajusta y la música deja de sonar, ante mi preocupación me pongo nervioso, la persona que tengo cerca lo nota, se incomoda, me incomodo y se despide de mi, ¿por qué no funciona bien esta maldita máquina?, ¿en qué momento dejé de saber utilizarla?
Antes la usaba automáticamente, sabia manejarla sin pensar en los botones, sabia que tecla debía de pulsar para que la música siguiera sonando, para que el Tiovivo siguiera dando vueltas, para que quien me acompañaba siguiera sonriendo, pulsaba el botón exacto que me proporcionaba alegría.
Recuerdo ahora tirar las instrucciones a la basura cuando la encontré a ella, al principio no, seguían en mis manos y de vez en cuando usaba la maquinita solo para ver que aún la manejaba correctamente y que no se oxidaba, poco a poco con el paso del tiempo, deje de usarla definitivamente y recuerdo abrir la papelera, mirar las instrucciones y decirme a mi mismo: "seguro que ya no la voy a volver a usar más, ADIÓS", acto seguido tirar las instrucciones y cerrar el cubo de la basura.
En este momento estoy aquí rebuscando entre la basura lo que creía que era basura, ensuciándome las manos en busca de mi yo antiguo.