domingo, 13 de noviembre de 2011

La Paradoja de la Espontaneidad

Para describir con claridad en qué consiste esta paradoja recurriré a un ejemplo sencillo y de fácil entendimiento. Imagínese que a usted le encantan las flores y tiene una pareja/amig@ intim@ que desearía que un día viniera con un ramo de rosas para agasajarle, pero ese día nunca llega por lo que decide dar un paso y decirle la siguiente frase: “nunca me regalas flores”. A la mañana siguiente su pareja vuelve a casa con un ramo de rosas para usted y la paradoja de la espontaneidad hace su efecto, en vez de estar alegre y sentirse querida/o, se frustra y no le agrada el ramo, pues cree que ha sido porque usted le ha incitado y no por decisión natural, espontanea de su pareja, puesto que lo ve al fin y al cabo como algo falso e impuesto. Pretender que alguien haga algo espontaneo pidiéndoselo provoca un efecto adverso y contrario, pues lo percibimos como falso y desnaturalizado.

Ahora bien, ¿es lógico creer que la otra persona debe percibir lo que queremos a cada instante sin pedirlo explícitamente?

No es lógico, es un error de atribución, una distorsión cognitiva. No podemos pretender que la otra persona haga cosas por nosotros si no sabe que tal cosa puede sernos agradable, siempre es preferible pedir que esperar en silencio, porque de lo contrario nuestras expectativas nunca se cumplirán y provocaremos en nuestra pareja una sensación de indefensión aprendida (haga lo que haga está mal, así pues no haré nada)y como resultado nos mostraremos irritados, frustrados, dolidos y decepcionados y nuestra pareja se sentirá indefensa, sin saber que ha pasado, pues no conoce ciertamente nuestras apetencias y gustos, ya que no se lo comunicamos explícitamente, este efecto de creer que la pareja debe leer nuestra mente para satisfacernos es uno de los problemas más comunes y dañinos de las parejas con mala comunicación.

Entonces, sí pedimos algo que deseamos que hubiera sido espontaneo y provocamos la paradoja de la espontaneidad o sí no lo pedimos y nos frustramos porque nuestra pareja no hace lo que pretendemos para satisfacernos, ¿estamos ante un callejón sin salida? No estamos ante un callejón sin salida, debemos tener claro en primer lugar que las cosas que se quieren o se desean deben de ser factibles para ser realizables por tu pareja, no tengas pretensiones inalcanzables. Por otro lado la opinión de algunos expertos y de la cual yo parto, es que es más útil y sano pedir lo que deseamos sabiendo que al principio parecerá que nuestra pareja lo hace de forma forzada, pero se trata de un aprendizaje del que participaremos ambos miembros de la pareja.

Aprendemos a expresar lo que deseamos, a escuchar al otro, a obsequiarlo de manera efectiva, si mostramos lo que queremos, nuestra pareja aprende a satisfacernos y a la larga lo que parece forzado y no natural se convierte en espontaneo y verdadero. Por último debemos evitar actitudes encaminadas a la pretensión de cosas (deseos) que provoquen una situación paradójica, como la de querer algo anhelado, que una vez que se obtiene, se rechaza, “si pretendes que te quiera, cuando te quiera, no vas a querer creértelo”.

Ser comunicativos, expresar sentimientos, evitar tener la creencia de que nuestra pareja debe saber lo que deseamos sin pedirlo y evadir en la medida de lo posible la paradoja de la espontaneidad, puede llevarnos sin duda alguna a mantener una relación más sana y feliz.

1 comentario:

sandra dijo...

sí y otras veces por mucho que uno se quiera comunicar tambien hay quien que no quiere escuchar peticiones con tal de no tener que esforzarse, auqnue se intente tener comunicacion si una de las partes no se comunica todo se va al traste,es como decir:si yo ati no te pido nada tu a mi tampoco y ahí se quedan..y agua pa los peces!!!

DELIRIOS Y LOCURA

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Delirios y otros problemas

Bienllegados a la pagina donde todos vuestros delirios serán recompensados con miradas de incomprensión y rechazo amable.
Nos movemos incesantemente por sendas incautas, ataques de locura anonimos y vulgaridades encendidas por el alcohol de cualquier cantina.
No vengo a vender nada de valor ni a regalar una sonrisa verdadera, vengo para quedarme sentado mientras tu disfrutas de la ignorancia de los demás.
Vengo para quedarme sentado entre tus historias de a media tarde, para escucharlas, leerlas y enmudecer al ver que todos somos tan parecidos, tan complejamente simples.....
Me siento y te escucho. Sientate y escuchate. Sentemonos a escucharnos.Escuchame si puedes.