lunes, 24 de septiembre de 2012

Pautas para salir de la crisis en las relaciones de pareja. Mejora tu relación.

Puesto que a pesar de los conflictos, problemas solubles e insolubles que nuestra relación pueda estar sufriendo, siempre se puede mejorar la relación antes de que esta sucumba al fin, sin retorno.

Por ello, a continuación vamos a ver brevemente una serie de pautas que pueden ayudar a las parejas a salir de la crisis en la que se ven envueltas. Estas pautas son las siguientes:

Evitar críticas, reproches y ofensas. Debemos hacer uso de la queja constructiva sobre un hecho particular que nos afecta y no una crítica negativa sobre la personalidad del amado. Los reproches provocan sentimientos de desprecio y frustración, tanto para la persona que los emite como para el receptor. Reprochar implica censurar y criticar al amado a través de una reprimenda, que puede ser más o menos injusta ya que el reproche es una forma negativa de pedir que se cubran nuestras necesidades por parte del cónyuge, pero promueve el efecto contrario, cuanto más reprochemos, menos obtendremos del amado, pues este no empatizará con nosotros sino que se pondrá a la defensiva en un intento de proteger su propia estima y valía. El uso de las ofensas también causa daños que pueden ser irreparables, puesto que estas ofensas suelen partir de la vía inferior de nuestro cerebro (vía irracional), pudiendo expresar con muy poca delicadeza ideas muy negativas sobre el amado o la relación que realmente no pensamos. Las ofensas son aditivas y sumatorias, puesto que se van acumulado, dando un saldo negativo que luego es muy difícil de neutralizar, pues las últimas investigaciones indican que necesitamos tres alabanzas por cada improperio que decimos a nuestra pareja. Las conversaciones conflictivas con nuestro cónyuge deben permanecer en la barrera del respeto mutuo y si vemos que nuestro estado interno se empieza a acelerar es mejor dejar un espacio de tiempo para calmarnos de nuevo.

Reconciliarse con prontitud. Lo ideal después de una pelea acalorada es reconciliarse lo antes posible para evitar que el problema se enquiste, puesto que dejarlo pasar mucho tiempo puede provocar que la pareja piense que ya no hay nada de qué hablar y continúan la relación sin la sensación de reconciliación, tan necesaria para la salud mental de ambos.

Dialogar: comunicación efectiva y afectiva. Una comunicación efectiva implica que ambos miembros saben dialogar de forma constructiva, saben cuándo es su turno para hablar y cuando deben callar y escuchar al amado de forma empática. Una comunicación afectiva implica siempre un deseo positivo de mejorar la relación a través del dialogo, con un eje central de afecto positivo hacia el otro.

Expresar sentimientos. Las auto-revelaciones, es decir la expresión de nuestros sentimientos, anhelos y miedos, siempre son positivas, pues nos acercan más al amado, este puede conocernos mejor y actuar en consecuencia. Expresar de manera asertiva que necesitamos de la relación y del amado, es una buena manera de asegurarnos que el cónyuge entiende lo que necesitamos. Y siempre el oportunismo es la clave, es decir, debemos saber cuándo es el momento oportuno para expresar estos anhelos y miedos, puesto que hacerlo de forma exagerada en el peor momento posible, conlleva al efecto contrario que pretendemos, es decir sentirnos escuchados y entendidos, puesto que quizás no nos hemos sentido escuchados (porque las circunstancias del momento no lo permitían), provocándonos el recelo, la frustración y la sensación de que nos hemos abierto al otro desafortunadamente, promoviendo que quizás la próxima vez nos cueste aún más expresar lo que sentimos.

Conceder el derecho a equivocarse. Uno de los derechos personales que tiene el ser humano, es poder cometer errores, equivocarse y cambiar de opinión. Los pensamientos rígidos al respecto, solo provocan resentimiento, puesto que mostrarnos siempre con la expectativa de que el amado va a equivocarse y reprochárselo, solo promueve el desentendimiento y el afecto negativo, empezando a ver al otro como una persona intransigente y cruel. Debemos de conceder a nuestra pareja el derecho personal de equivocarse sin tener que reprochárselo, ni hacer montañas intransigentes de granos de errores, evitando magnificar cada error que comete el otro, como si por ello fuera a llegar el fin del mundo.

Aceptar al otro como es. Sabiendo que solo una pequeña parte de problemas pueden modificarse cambiando algunos aspectos de uno o de los dos cónyuges, puesto que la gran mayoría de problemas (y sobre todo los importantes)suelen ser insoluble, es decir sin una solución que no vaya más allá de la aceptación mutua, el sentido del humor y una amistad fuerte entre la pareja, lo que tenemos que saber hacer es aceptar al otro como es, con sus virtudes y defectos, no podemos exigir que el otro cambie algo para hacernos feliz a nosotros, lo ideal es sugerir algunos cambios que nos facilitarían la convivencia, pero siempre respetando que el otro desee modificarlo o no. Esto en el caso de que la conducta del amado no sea perjudicial para la salud de ninguna de las partes y dentro de unos límites del respeto y la tolerancia mutuos (puesto que en ningún caso podemos aceptar que nuestra pareja nos maltrate).

Evitar la dependencia. Para mantener el deseo y la pasión a parte de conservar sana la relación, debemos desterrar la dependencia excesiva sobre la relación o el amado y debemos abogar y apostar por la interdependencia, entendida esta como la dinámica de ser mutuamente responsable por igual de la relación compartiendo un conjunto de principios que han sido debidamente negociados, alejándonos a sí de la dependencia puesto que implica que ambos miembros sean emocional, económica y moralmente independientes, ya que hay todo un margen para ser uno mismo y a la vez poder desarrollar mutuamente la relación de pareja. Podemos salir fuera de la pareja para tener vivencias nuevas que de seguro enriquecerán a la misma, puesto que conocer nuevos sitios por separado, por ejemplo sirve para que después la pareja junta pueda disfrutar de esos lugares hallados. Salir para enriquecerse uno mismo con vivencias nuevas incrementa la posibilidad de que la misma relación se alimente gracias a la interdependencia que profesan ambos miembros.

No dejarse absorber por el trabajo u otras circunstancias afines. Cuando el trabajo (o alguna circunstancia análoga) se convierte en el centro de nuestro universo, interfiere de lleno en nuestra relación, sobre todo si no somos capaces de desconectar al volver a casa. A las mujeres el trabajo puede incrementar su postura hacia su lado masculino de resolver problemas, interponiéndose en su lado femenino de conversar libremente expresando emociones y sintiendo amor por el cónyuge. Si una mujer pasa demasiado tiempo en su lado masculino esta se abruma y se irrita, perdiendo su capacidad de empatizar con los demás. El hombre por su lado al centrarse demasiado en su trabajo, necesita a la vuelta, grandes dosis de soledad para rebajar su estrés, requiere de algo de ocio solitario donde no tenga que pensar en nada para así relajarse, con lo que desatenderá a la familia con las repercusiones que ello conlleva, sintiéndose la mujer desentendida emocionalmente e incluso esta puede reprocharle que no hace nada en la casa y llamando a su esposo holgazán, y justo esto hace que el hombre aun se aísle más, puesto que necesitará más espacio cuanto más reproches oiga. Al final, centrarse demasiado en el trabajo puede provocar que la relación caiga en un letargo emocional perjudicial.

Evitar la monotonía y el aburrimiento. Este es uno de los grandes toros con los que las relaciones han de lidiar, la caída al lado oscuro de la desidia y el aburrimiento. Debemos seguir siendo activos, tanto individualmente como en pareja, pues como acabamos de ver, si hacemos cosas por nosotros mismos, estas mismas cosas pueden ponerse en práctica en la relación enriqueciéndola. Tenemos que seguir ilusionándonos por proyectos comunes o individuales, mantener el sentido del humor como eje de una buena conversación, procurar mantener e incrementar el número de ilusiones vivenciales y conservar una vida social alegre y positiva. Deja que tu sillón coja polvo de vez en cuando y sal a descubrir nuevos proyectos, aficiones y lugares, te sentirás vivo de nuevo y harás revivir a tu relación.

Saber manejar momentos problemáticos. Ante una circunstancia que se vislumbra como problemática dentro de la relación, debemos tener el talante de realizar estas acciones:

1. Ignorar el humor del otro. No debemos estar siempre receptivos al humor del otro y más si este está cargado de negatividad. Lo ideal es ignorarlo el tiempo suficiente hasta que se apacigüe y después preguntar que le pasaba para estar de esa manera, de forma asertiva y empática. Si estamos receptivos al humor negativo de nuestra pareja, este puede absorbernos y acabar provocando una acalorada discusión, cuando lo mejor es esquivar y eludir dicho estado, no con la intención de quitarnos del medio sus emociones, sino con el objetivo de esperar a que se calme para saber que le ocurre, una vez que está disponible para hablar, pues la vía superior de su cerebro (vía racional) controla la situación con lo que el cónyuge se comportará de modo más racional, comprensivo y comprensible.

2. Desarmar con agrados. Cuando nuestro amado está en píe de guerra, lo más efectivo suele ser desarmarle con frases o palabras positivas y cariñosas, siempre que salgan del centro de nuestro corazón, puesto que si el cónyuge las siente como falsas puede acalorar aún más su estado. Contestarle en un tono más bajo de forma cariñosa y amable, suele desconcertar al amado que está batallando, haciéndole consciente de que su estado no se ajusta a la conversación y puede que empiece a sentir que no ha de ponerse de esa forma tan agresiva o guerrillera. Las caricias amansan a las bestias.

3. Cambiar el tema de conversación a otros más placenteros. Esto es eficaz sobre todo para cuando vuelven a surgir conflictos sobre un tema irresoluble que se ha hablado hasta la saciedad y en lo que al respecto, ningún miembro de la pareja va a ceder; es eficaz, si vemos que vamos a comenzar con una nueva batalla sobre uno de estos problemas más que hablados y sin solución, cambiar de tema a otros alegres y positivos que lleve a la pareja a un estado calmado. Cuando un miembro de la pareja comienza a cabrearse lo mejor es hacer que aminore este progreso a través de un intento de desagravio, que no es otra cosa que decir algo agradable sobre el amado, o un chascarrillo gracioso que le desarme, o incluso como venimos diciendo, un cambio de tema hacia algo positivo. Mejor cambiar de tema a tiempo que volver a batallar sobre un suceso que no tiene solución.

4. Empatía y asertividad. Y como siempre, estas son las dos mejores armas que una persona tiene a la hora de conversar con otra. La empatía nos sirve para poder ponernos en lugar del otro, percibir lo que siente para entenderle y aceptarle y la asertividad nos ayuda a decir lo que pensamos desde el respeto a las libertades y derechos tanto propios como los de la pareja.

5. Tiempo fuera. El tiempo fuera es una estrategia cognitivo-conductual, cuya finalidad es la de evitar que los conflictos empeoren. No debe usarse como una manera de evitar conflictos ni como arma en contra de la pareja, dejándola a medias de explicar que le pasa, yéndonos lejos de la conversación, sino a de usarse como señal de respeto sobre la relación, pues lo que no se quiere es que empeoren las cosas y por ello nos alejamos un tiempo hasta que estemos calmados, es importante entender este mensaje de respeto, para no provocar frustraciones innecesarias. Una persona utiliza el tiempo fuera de forma adecuada si sigue este tipo de frases y secuencias:

A) “Siento como si las cosas empezaran a estar fuera de control”
B) “Y no quiero hacer nada que estropee nuestra relación”
C) “Así que necesito salir fuera, tomar un tiempo fuera”
D) “Voy a dar un paseo por el jardín”
E) “Regresaré en (el tiempo que se estime necesario, sin alargarlo demasiado) una hora”.
F) “Y trataremos de hablar de nuevo de esto cuando vuelva, ¿te parece bien?”


Si la pareja acepta, se lleva a cabo el tiempo fuera, sino acepta se lleva igualmente a cabo, sin amenazas, ni contacto físico. Siguiendo estos pasos:

• Salga sin aspavientos, no dando portazos, etc.
• Mientras esta fuera, no consuma alcohol, ni drogas, ni realice ningún acto peligroso.
• Mantenga un dialogo interior neutral o positivo que le ayude a poner la situación en perspectiva o cambie de tema interiormente, piense en otras cosas, todo menos incentivar el enfado con diálogos internos dañinos y destructivos, pues estos solo estimulan el disgusto y el tiempo fuera no servirá de nada. Lo ideal es distraer la mente para no incrementar la discusión a la vuelta. Frases como estas pueden ayudarle: “Puedo calmarme y pensar cómo resolver la situación”, “Me estoy enfadando pero no quiero perder la calma”.

• Una vez que regresa cuando dijo que lo haría, puede:

1. Volver al tema de conversación, si ambos están de acuerdo.
2. Ambos deciden que el problema no era para tanto, por lo que se pone fin
3. Dejar el tema para otro momento más propicio, sí ambos están de acuerdo.

En definitiva, el tiempo fuera es una estrategia, en la cual abandonamos la conversación acalorada por un tiempo, apartándonos, con la finalidad de calmarnos o calmar la discusión para poder volver a la conversación cuando se estime oportuno. La idea es incentivar el respeto por la relación de pareja, prefiriendo abandonar cierta disputa antes de que sea peor. Los pasos del tiempo fuera son los siguientes:

1. Reconocer que hay un problema
2. Anunciar a la pareja que va a tomar un tiempo fuera
3. Decirle a donde va y cuanto tiempo va a estar fuera.
4. Tomar el tiempo fuera para relajarse y calmarse.
5. Volver con la pareja cuando se dijo, para acordar que hacer con respecto a la discusión: continuarla, finalizarla o postergarla.

En definitiva, si evitamos criticar, reprochar y ofender a nuestra pareja, usando en cambio la queja constructiva, la escucha activa, la empatía y la asertividad, si nos reconciliamos con prontitud, haciendo uso de una comunicación efectiva y afectiva, expresando libremente nuestros sentimientos, anhelos y miedos, concediendo el derecho de que ambos podemos equivocarnos y rectificar sin tener que estar reprochándonos nuestros errores, aceptando al otro como es, con sus virtudes y defectos, actuando desde una perspectiva interdependiente, huyendo así de la dependencia que aminora el deseo, la atracción y distorsiona el progreso saludable de la relación y no dejándonos absorber por la monotonía, el aburrimiento y el exceso de trabajo y sabiendo manejar los momentos problemáticos dentro de la relación con la postura de evitar e ignorar el estado de humor negativo del compañero, desarmándolo con frases agradables y sentido del humor, cambiando de tema a otros más atractivos y empatizando todo momento con él, incluso con el uso del tiempo fuera para cuando las cosas se ponen muy feas, estaremos en disposición de saber manejar los conflictos, aminorándolos e incluso resolviendo los que son factibles y adaptándonos a los que son irresolubles sabiendo llevarlos con la tolerancia y el respeto necesarios.

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DELIRIOS Y LOCURA

DELIRIOS Y LOCURA

Delirios y otros problemas

Bienllegados a la pagina donde todos vuestros delirios serán recompensados con miradas de incomprensión y rechazo amable.
Nos movemos incesantemente por sendas incautas, ataques de locura anonimos y vulgaridades encendidas por el alcohol de cualquier cantina.
No vengo a vender nada de valor ni a regalar una sonrisa verdadera, vengo para quedarme sentado mientras tu disfrutas de la ignorancia de los demás.
Vengo para quedarme sentado entre tus historias de a media tarde, para escucharlas, leerlas y enmudecer al ver que todos somos tan parecidos, tan complejamente simples.....
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