viernes, 6 de mayo de 2011

La importancia del equilibrio mental en las relaciones de pareja, ¿es tu pareja equilibrada?

En una relación de pareja la base de la solidez de esta se basa en una premisa necesaria y casi suficiente que ambas partes deben poseer: equilibrio mental, es decir ser personas equilibradas. La Real Academia Española define equilibrio como: “Ecuanimidad, mesura, sensatez en los actos y juicios”. Dándole un sentido más psicológico puedo definir equilibrio como:

“estado mental estable caracterizado por los siguientes ingredientes: inteligencia emocional, madurez y autoestima adecuada, a su vez la inteligencia emocional se divide en: autocontrol emocional y empatía; la persona equilibrada tiene una tendencia a poseer estos ingredientes estables a lo largo del tiempo y en alza, lo que le permite estar adaptado a las circunstancias y asentado en la realidad en la que vive”.

A continuación explico esta definición paso a paso.

Es un estado mental, pues el equilibrio proviene de una mente sana con una cognición adecuada y un juicio aposentado en la realidad que le lleva a cometer actos y conductas sensatos.

Es estable ya que para que tenga sentido este estado debe perdurar en el tiempo y no ser una ráfaga de nitidez en el mundo de la locura sino una tendencia solida perdurable, que nos hace pensar que tal persona es equilibrada continuamente y no que está equilibrada en un momento concreto.

Eso no quiere decir que una persona equilibrada no tenga momentos de desequilibrio o inestabilidad pues las pruebas de la vida nos someten a todos a tensiones que nos descolocan, la diferencia esta pues en el grado de este desequilibrio momentáneo y en ser conscientes de que se está desequilibrado, es decir, se puede producir un desequilibrio no drástico y a la vez esa persona sabe que está en un momento malo y que pronto con algo de tiempo y calma volverá a equilibrarse, si por el contrario la persona sufre algún desbarajuste mental drástico y no es consciente de ello, sino que lo cree como parte de su personalidad o que son los demás los que tienen un problema y no él (en el caso de la pareja: la persona desequilibrada cree que es el otro el que no está bien porque no le comprende) es entonces cuando esta persona tiene un problema con el equilibrio mental.

La persona equilibrada posee inteligencia emocional, caracterizada por: el autocontrol emocional y la empatía.

El autocontrol emocional se caracteriza por el control de las emociones, la persona sabe cuando debe estar triste o alegre, en el grado oportuno y en las circunstancias pertinentes, un ejemplo seria una persona se enfada con su pareja porque esta se ha olvidado de algo, si posee autocontrol emocional, se enfadara en la justa medida y con la persona adecuada, no pagándola por ejemplo con los hijos o amigos. Autocontrol emocional no es reprimir las emociones sino expresarlas en su medida de manera adecuada, no es callarse por no montar jaleos, sino explicar que le ocurre sin histrionismos o desmesura. Es saber regular el estado emocional interno y evocarlo de manera adecuada provocando que la otra persona entienda su situación sin inducir o minimizando que el otro pueda ponerse a la defensiva o rechazar su conducta por inadecuada, desmesurada o inhibida.

La empatía, es la capacidad que tenemos para ponernos en lugar del otro, si vemos a alguien triste nos sentimos tristes porque somos seres empáticos, comprendemos al otro y nos ponemos en su lugar. Muchas discusiones de pareja se prolongan más de lo debido porque por el fragor de la batalla perdemos la capacidad de empatía y nuestro ego desea superar al ego en este caso del rival con el que discutimos, lo que provoca que un simple debate aparentemente inocuo se convierta en un gas mortífero cuando perdemos la capacidad de empatizar con el otro y deseamos ganar el combate a costa de derramar sangre y provocar heridas (en el sentido figurado, no hablo de maltrato físico) a veces incurables por las barbaridades que podemos llegar a decir en pro de la victoria, que en definitiva se convierte en derrota y en la futura pérdida del ser querido. La empatía es necesaria pues con ella podemos conseguir decir frases sentidas del tipo: “entiendo lo que dices y si me pasara a mi me sentiría igual o peor pero no comparto cierta cosa que has dicho”, con la empatía podemos comprender al otro aunque no estemos de acuerdo con su postura o conducta, y tan solo por sentirnos comprendidos damos la batalla por terminada con una bandera de la paz como estandarte.

La madurez es crucial. El amor no es cosa de niños ni de adolescentes, es única del ser adulto maduro y con madurez en este caso me refiero sobre todo a la capacidad de las personas a adaptarse a los cambios que acontecen en el día a día. La relación de pareja sufre cambios como todo lo que acaece en la tierra, nada es inmutable e inalterable, todo se modifica, cambia para bien o para mal, nacemos, crecemos y morimos, todo pasa por fases de oxidación, de desgaste o de reconstrucción, como expondría Woody Allen: “no poder meter de nuevo la pasta de dientes en el tubo…” (“SI LA COSA FUNCIONA” 2009).

Una persona que no se adapta a los cambios, que le provoca estrés, que se altera, que se desajusta ante ellos, es una persona que sufrirá persistentemente y en las relaciones de pareja: por supuesto. No podemos vivir siempre con nuestra pareja como si estuviéramos en la etapa de enamoramiento profundo, en la etapa de “estamos conociéndonos y es emocionante”, de “lo dejo todo por ti”, pues con el paso de tiempo las relaciones se estabilizan y comenzamos a volver a abrirnos al mundo, a cambiar, que no quiere decir en absoluto a dejar de querer, que es el pensamiento típico de los que viven solo del enamoramiento y cuando este se apacigua creen falazmente que el amor y la relación ha muerto cuando únicamente ha cambiado, evolucionado. Nuestra pareja debe estar abierta a los cambios, debe ser madura o se sufrirá más de la cuenta. Una pista para detectar a una persona inmadura, seria que ante cualquier cambio lo vivirá como una amenaza para la relación, del estilo: “si te vas seguro que lo acabamos dejando”, “si haces esto seguro que es porque me quieres menos”, son expresiones de miedo al cambio por la creencia que el cambio comporta una fractura en la relación.

Y debemos tener una autoestima adecuada para ser felices y hacer feliz al otro. La frase manida de “si no eres capaz de quererte a ti mismo serás incapaz de querer a los demás” sigue completamente actualizada y pese al manoseo popular-cultural continuo de la que es víctima, es una frase veraz y necesaria a tener en cuenta si queremos tener una relación de pareja sana y una vida feliz. Una persona con baja autoestima (entendida la autoestima como la percepción positiva o negativa sobre uno mismo medida en grados, otra definición valida seria: la autoestima es la suma de la confianza y el respeto por uno mismo) no confía en sí misma, no se respeta y se valora de manera negativa lo que provoca errores cognitivos y pensamientos del tipo: “sé que acabará dejándome porque no soy suficiente para él/ella” , a su vez este pensamiento puede ser consciente, es decir lo verbalizamos, lo tenemos presente o inconsciente, no sabemos que está ahí pero a través de ciertas acciones como boicotear la relación, lo sacamos y exteriorizamos.

Si pensamos en ello de manera consciente, provocaremos lo que se llama profecía autocumplida, pues tenemos en mente una idea como puede ser: “me va a dejar” y al tenerlo tan presente vamos realizando actos que provocan esta conducta en el otro, nos distanciamos, cambiamos para peor, desconfiamos, nos volvemos celosos y acabamos agotando a nuestra pareja y esta nos acaba dejando con lo que termina reforzando nuestro pensamiento inicial: “ya sabía yo que acabaría dejándome” cuando en realidad la pareja era muy feliz al principio y ni se le hubiera ocurrido dejarlo, pero lo acabamos provocando y hacemos cumplir la profecía.

Si pensamos en ello de manera inconsciente (“me va a dejar pues no soy bueno para él/ella”) lo que estaremos haciendo sin saberlo a ciencia cierta es boicotear la relación, por ejemplo con discusiones provocadas continuamente sin saber muy bien él porque, alejamientos emocionales ambiguos, te quiero pero te castigo no hablándole o haciendo algo que te molesta, en definitiva intentamos provocar tensiones de diversa índole para que al final nos acaben abandonando y nuestro inconsciente pueda decir: “ya sabía yo que acabaría dejándome”.

Una pista para saber si alguien tiene la autoestima baja puede ser pillarla diciendo continuamente y sin motivo aparente cosas del tipo: “¿me sigues queriendo?, noto que últimamente no me quieres tanto” o los celos injustificados, que provocan conductas obsesivas o tristeza continua si te ven hablando con personas del sexo contrario.

Por último he de decir que todos estos ingredientes del equilibrio mental comentados, fluctúan, varían, cambian en una misma persona, según las circunstancias, las etapas y el desarrollo personal, por ejemplo podemos ser persona maduras pero de vez en cuando dejamos salir al niño caprichoso que llevamos dentro y nos enrabietamos por algo que queremos y nuestra pareja no nos da, la diferencia es que somos conscientes de ello, sabemos volver a encauzar nuestra madurez y podemos expresarlo verbalmente.

Nos podemos dejar llevar de vez en cuando sin que suponga un rasgo estable de desequilibrio o un problema serio para la relación.

Para más información sobre relaciones de pareja, madurez y autoestima recomiendo el libro:

Branden, N (2009) La psicología del amor romántico. El amor romántico en una época sin romanticismo. Paidós: Barcelona

Ahora que has leído en qué consiste el equilibrio mental, deberías pensar en tu relación de pareja, en ti y en tu pareja y hacerte las siguientes cuestiones:

 ¿soy una persona equilibrada mentalmente?
 ¿Es mi pareja una persona equilibrada mentalmente?
 ¿Es mi relación de pareja una relación equilibrada?

Del fruto de estas reflexiones podrás sacar conclusiones claves para el futuro de tu relación, que puntos fuertes tenéis y que ámbitos debéis de modificar para alcanzar la felicidad y una relación estable y sana.
¡Buena suerte!


Valora este artículo:

4 comentarios:

killer.Onion dijo...

Somos los mejores tacheseti!!!!

Jalo dijo...

Vale me pongo a valorar mi propio articulo y le doy al dedo pa´bajo, mu listo y sincero menos

Eco dijo...

Jalo, tengo una amiga que no lo está pasando precisamente bien en su relación y creo sinceramente que si leyeran ambos algunas de tus entradas (como ésta o la de Falacias del amor romántico) podría mejorar su situación. Ayer le hablé de tu blog y le dije que te leyera, pero el problema es que están en un piso de estudiantes sin Internet y es difícil, así que vengo a preguntarte si me puedes pasar los textos de esas dos entradas para que yo se los dé a ella. Por supuesto, si accedes, me hago responsable de que no acaben por ahí copiados ni nada parecido.

PD: no comento nunca, pero tus últimas entradas me parecen los mejores textos que he leído últimamente en la red. Un beso para ti y otro para la Piña de sonrisa bonita.

Jalo dijo...

Aspirantis, mandame un privado al facebook o tuenti me dices tu correo electronico y te paso los dos textos!!
Y gracias x comentar y valorarmeeee tan ricamente. Espero tu mensaje privado

DELIRIOS Y LOCURA

DELIRIOS Y LOCURA

Delirios y otros problemas

Bienllegados a la pagina donde todos vuestros delirios serán recompensados con miradas de incomprensión y rechazo amable.
Nos movemos incesantemente por sendas incautas, ataques de locura anonimos y vulgaridades encendidas por el alcohol de cualquier cantina.
No vengo a vender nada de valor ni a regalar una sonrisa verdadera, vengo para quedarme sentado mientras tu disfrutas de la ignorancia de los demás.
Vengo para quedarme sentado entre tus historias de a media tarde, para escucharlas, leerlas y enmudecer al ver que todos somos tan parecidos, tan complejamente simples.....
Me siento y te escucho. Sientate y escuchate. Sentemonos a escucharnos.Escuchame si puedes.