sábado, 1 de junio de 2013

Relaciones abiertas y patriarcado. Una dicotomía actual.

En la actualidad y pese a los innegables y rápidos avances de nuestra sociedad moderna, seguimos arrastrando el yugo del patriarcado.  Cuando hablamos de este concepto nos referimos a la distribución desigual del poder entre mujeres y hombres que provoca otra serie de contrariedades como las que  llegan a afectar incluso al tipo de relaciones amoroso-eróticas que deseamos mantener.


El patriarcado impone un tipo de relación estándar y normalizado, para todo buen ciudadano que se precie como tal, dejando el resto de relaciones marginadas, atropelladas y rechazadas, puesto que no cumplen con los cánones que la sociedad, religión y cultura marcan como deseables.

Y entre los tipos de relaciones denostadas encontramos las denominadas relaciones abiertas. Podemos definir relación abierta al acuerdo que se establece entre dos personas donde ambos  son libres para mantener otro tipo de encuentros, que suelen ser eróticos, con otras personas, sin que esto provoque una escisión o problema en la relación de origen. Podemos establecer diversos tipos de relaciones abiertas, pues va a depender del contrato verbal (o incluso firmado, según las preferencias de la pareja) que ambos estipulen, siendo los más corrientes:

  • Mantener relaciones eróticas esporádicas con personas diferentes, no siendo siempre con la misma, para no correr el riesgo de que la relación se resienta a causa de un nuevo enamoramiento.
  • Mantener relaciones eróticas sin ningún tipo de restricción, pues cada persona es libre de decidir sobre su propia vida, somos libres de decidir si deseamos abandonar una relación en cualquier momento.
  • Mantener relaciones eróticas y afectivas con otras personas, pudiendo originarse tríos amorosos (tríos en el sentido afectivo y no sexual de la palabra, aunque también puede dejarse espacio para esta circunstancia).
Las relaciones abiertas se nutren de la libertad máxima de elección por parte de ambas personas, puesto que esta sensación de libertad es la que promueve que sigan queriendo permanecer juntas, no notan el yugo del compromiso impuesto y se saben libres para volar hacia donde les apetezca y esta sensación les devuelve las ganas de volver con su compañero, amándole, deseándolo y respetando su libertad.

Pero cuán difícil se torna decir a la sociedad que uno forma parte de una relación abierta, pues al nombrar estas palabras, las caras de los oyentes se modifican hacía gestos de incomprensión, rareza, estupefacción, con un insustancial talante atónito, morando en sus pensamientos frases del tipo: “Ufff, yo no podría jamás formar parte de una relación abierta”, ambientando el dialogo con preguntas del tipo: “¿y no te sientes celoso/a? ¿Pero os lo contáis todo después? Y las preguntas se tornan evidentes ¿Por qué se nos hace tan difícil comprender que hay personas que viven felices en este estado libre? ¿Por qué no podríamos formar parte de una relación abierta?


Respetando que cada cual elije un tipo de relación que vaya más con sus preferencias, personalidad y tipo de apego, deberíamos plantearnos que hilos mueve el patriarcado para hacernos tan difícil asumir este tipo de relaciones. Lo primero que pensamos al oír “relación abierta” son las dificultades que creemos que emanan de ella, dificultades que intuimos que antes o después acabarán con este tipo de relación, como si las relaciones estándar no adolecieran de procesos precarios, rupturas y malentendidos. Toda relación sea de la forma que sea, conlleva unos riesgos, conflictos e irregularidades que con motivación y persistencia pueden ser remediados, acomodados, entendidos y solucionados; ningún tipo de relación está exento de problemas.
Por otro lado hay demasiados ojos desconfiados, ya que lo diferente provoca miedo y rechazo, y el patriarcado odia con gran firmeza, todo aquello que se aleja de sus cánones, pues para este, mantener una familia nuclear de padre y madre basada en el respetuoso matrimonio es lo ideal, ya que al firmar este acuerdo queda sellado su amor eternamente, pero el ser humano se compone de cambios y transformaciones y algunas personas que conocen sus necesidades saben que el matrimonio para ellas es como un yugo acosador que no les deja respirar el aire puro de la libertad.

Así pues, todo tipo de relación es respetable, desde el matrimonio hasta la relación abierta, siempre y cuando los participantes se encuentren bien consigo mismos, sientan que siguen creciendo y que sus vidas son plenas.

Al patriarcado le conviene que no andemos jugando con los tipos de relaciones, prefiere que nos cuestionemos toda relación que no sea la estándar, que la veamos con prejuicios e ideas distorsionadas, que no deseemos formar parte de ellas, desea que las mujeres sean sumisas y castas. Para el patriarcado no es asumible que una mujer desee mantener relaciones con más de un hombre y que encima él lo consienta, la mujer no ha de salirse de la línea recta de su pureza y devoción hacia un solo hombre. Las relaciones abiertas enturbian la mente de los que conviven en ellas, están desviados, son rechazables. El hombre que se precie como tal debe mantener una familia donde su esposa se deba a él y a sus hijos, con las relaciones abiertas la mujer pierde el sentido de la familia y se pierde así misma. Y así hasta un sinfín de axiomas falaces que se han ido insertando en nuestra piel y que roza nuestro ADN, menos mal que siempre hay personas a las que les gusta romper las reglas del juego cuando ven que estas amordazan a algunos de los jugadores.

1 comentario:

Victoria dijo...

me encanto

DELIRIOS Y LOCURA

DELIRIOS Y LOCURA

Delirios y otros problemas

Bienllegados a la pagina donde todos vuestros delirios serán recompensados con miradas de incomprensión y rechazo amable.
Nos movemos incesantemente por sendas incautas, ataques de locura anonimos y vulgaridades encendidas por el alcohol de cualquier cantina.
No vengo a vender nada de valor ni a regalar una sonrisa verdadera, vengo para quedarme sentado mientras tu disfrutas de la ignorancia de los demás.
Vengo para quedarme sentado entre tus historias de a media tarde, para escucharlas, leerlas y enmudecer al ver que todos somos tan parecidos, tan complejamente simples.....
Me siento y te escucho. Sientate y escuchate. Sentemonos a escucharnos.Escuchame si puedes.