martes, 22 de febrero de 2022

¿Cómo combatir la posmodernidad? Realismo Ilustrado: el freno necesario pero no suficiente ante la barbarie posmoderna


Si aceptamos la máxima “el conocimiento nos hará libres”, tres tipos de opresión ahogan esta adquisición de conocimiento y por ende de libertad: la opresión relativista, la opresión neoliberal y la opresión populista. Cada una de ellas está engarzada a un tipo de poder: el poder ideológico-cultural, el poder económico y el poder político, respectivamente. Estos tres tipos de opresiones son reduccionistas ya que conciben la visión del ser humano tan solo desde una parte del prisma. Y no son solo reduccionistas sino utilitaristas y deontológicamente equivocadas. En ellas lo útil o consecuencialista está por encima de lo verdadero o deontológico. Por ejemplo, una máxima del populismo es que el fin justifica los medios. Si tenemos que engañar a la población suscitando emociones para que nos voten, hemos de llevarlo a cabo pues realizamos esta acción por un bien superior: nuestra forma más pura de gobernar; mejor que la del rival. El neoliberalismo es utilitarista. Aboga por la maximización de lo bueno que en este caso es producir y consumir ya que, desde esta perspectiva, es lo que produce riqueza, aunque no se tengan en cuenta otras circunstancias como la destrucción del planeta. El construccionismo social es consecuencialista. Si la biología nos lleva a un modelo más cruel, por ejemplo entre hombres y mujeres, entonces hay que abolir lo biológico, aunque algunas premisas biologicistas puedan estar amparadas por la ciencia. Las consecuencias supuestamente funestas de asumir algunas conclusiones biologicistas están por encima de que estas puedan tener criterio de verdaderas. Se prefiere exterminar una conclusión verdadera si tiene consecuencias negativas para la humanidad (cuando esta supuesta consecuencia negativa pueda ser subjetiva o puramente ideológica). En definitiva, las consecuencias son más importantes que la propia verdad.

La relación de la libertad con el poder puede interpretarse como directa. Como afirmaba Nietzsche: “Se desea la libertad mientras no se tiene aún el poder”. Quien ostenta el poder es quien puede sentirse libre. Siguiendo a Bobbio el poder se manifiesta a través de tres medio: el de las ideas, el de la posesión de la riqueza y el de la posesión de la fuerza. Cada una de estos tres medios de poder se relacionan con tres sistemas, así tenemos:

·         El poder de las ideas: la ideología instaurada como sistema cultural.

·         El poder  de la riqueza: basado en la economía y el sistema económico.

·         El poder  de la fuerza: este es el sistema político.

Por ello quien acapara estos tres medios de poder es quien posee la hegemonía.

Veamos qué relación tiene cada uno de estos poderes con la posmodernidad. Entendida esta como el pensamiento o poder hegemónico de la actualidad.

El actual sistema cultural se basa en la ideología relativista, constructivista y construccionista. Donde la verdad es relativa y el conocimiento es construido. No hay universales, ya que todo depende del pensamiento individual de cada cual. Algunos afirman que todo es lenguaje, que todo es cultural y construido, por lo que cada región o  cultura interpreta la realidad a su manera, nadie está en lo cierto por lo que nadie está equivocado.

El actual sistema económico se centra en la visión neoliberal. Toda acción humana pasa por lo económico. El ser humano es visto desde el modelo de comportamiento denominado como  homo economicus. Vivimos para producir y consumir, esto genera prosperidad y bienestar. Los mercados se autorregulan solos y el Estado tiene que velar activamente por abrir el mercado a todos los sectores en nombre de la libertad económica e intervenir lo menos posible. Es activo en cuento a vigilancia para que se cumpla el ideal económico y pasivo ante la autorregulación del mercado.

Por último, el sistema político actual centra su interés en el populismo. El uso de las emociones para motivar al electorado. Estas emociones pueden ir desde la indignación,  la rabia, el miedo hasta generar sentimientos de inseguridad (los inmigrantes vienen a quitarnos el trabajo y son peligrosos). No es tan importante pensar como sentir.

¿Cuál es nuestra hipótesis de trabajo? La hipótesis de partida es que la posmodernidad en la que vivimos es producto de estos tres poderes: el relativismo amparado en el constructivismo y construccionismo social, el neoliberalismo económico y el populismo político. Dichos ingredientes son los que conforman el pastel posmoderno. Combatir la posmodernidad es intentar arrebatarle el trono a estos tres medios de poder. Como podemos observar tanto las ideas de cierta izquierda política que se amparan en el relativismo, el constructivismo y el construccionismo social para explicar y describir al ser humano, como las ideas de la derecha política a favor del modelo neoliberal y del populismo que tanto la izquierda como la derecha están utilizando para atraer votantes, es lo que está en tela de juicio. Son pues, tanto ciertas ideas de un  sector izquierdista como de gran parte de la derecha lo que fomenta el auge y amparo del pensamiento posmoderno actual. El poder cultural lo ha ido ganando la izquierda a través de inculcar ideas relativistas y construccionistas sociales. El poder económico lo lidera el ala derecha con la penetración del neoliberalismo en todos los aspectos de la vida humana y el populismo que es alentado por ambas posiciones.

Ya la Ilustración procuró la liberación de la sociedad de las manos del poder cultural sacerdotal y religioso, del poder económico feudal y del poder político principesco. Nos alejó de la oscuridad para entrar en la luz de la razón, a través del combate de estos tres medios de poder. En la actualidad la nueva oscuridad se reencarna en esta visión de la vida relativista, amparada en las emociones, la subjetividad y la individualidad competitiva. De la ilustración, volvimos al oscurantismo posmoderno y es ahora cundo hemos de protegernos a través de una nueva Ilustración amparada en el realismo: un nuevo realismo ilustrado.  De la lucha contra la cultura religiosa que llevó a cabo la Ilustración, pasamos a la lucha contra la cultura relativista del nuevo realismo ilustrado. De la lucha contra el sistema económico feudal a la lucha contra el neoliberalismo y de la lucha contra la política de príncipes y reyes a la lucha contra el populismo actual.

Este nuevo realismo ilustrado combate el relativismo amparado en la noción de que la verdad no existe con las nociones de realismo especulativo o nuevo realismo de autores como Maurizio Ferraris o Markus Gabriel, entre otros. Combate al sistema neoliberal de crecimiento económico con un sistema de desarrollo económico basado en el modelo GALA de Amartya Sen y escudados en los supuestos del desarrollo sostenible. Y combate el sistema populista de las emociones con una vuelta a reconocer el papel importante de la razón y el pensamiento crítico.

El nuevo realismo ilustrado vuelve a rescatar los universales frente al relativismo. Existe una realidad independiente del sujeto. Atendiendo a algunas de las ideas de Maurizio Ferraris entendemos que la ontología (lo que hay) precede a la epistemología (lo que conocemos). Existe una realidad (existe un lo que hay) y podemos llegar a conocerla, unas veces con más acierto y otras con menos, por lo que la realidad no es una construcción subjetiva sino una entidad objetiva por descubrir. Existe una realidad inemendable que choca con la arbitrariedad, una esfera real independiente de las interpretaciones. En definitiva, lo que está enfrente a nosotros no puede ser corregido o transformado a través del mero recurso a esquemas conceptuales. Hay un mundo externo respecto de nuestra mente, de nuestros esquemas conceptuales. La ontología es inemendable. Es necesaria una vuelta al realismo para contrarrestar el populismo imperante y la pérdida de la razón. El nuevo realismo, parte de la ontología para culminar en epistemología. Lo que hay es real y podemos llegar a conocerlo. Para ello rescatamos supuestos de la biología defenestrados por le consecuencialismo. Hay una débil naturaleza humana. Débil en el sentido de moldeable pero no por ello inexistente.

Si deseamos que el ser humano vuelva a ser libre hemos de ostentar el poder y para ello modificar los modelos ideológicos, económicos y políticos posmodernos. El conocimiento nos conduce a la verdad y esta a la libertad y la luz. Alejémonos de la nueva oscuridad posmoderna a través del realismo ilustrado, pues aunque nunca será la solución definitiva, puede al menos frenar el avance y tornar el péndulo hacia el conocimiento, la deontología y la verdad.

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