miércoles, 20 de septiembre de 2023

Como Imbécil que juega a hablar con fantasmas

Imagen de Dorothe en Pixabay

Trastocado, no hay otro termino, quizás imbécil como el que ha perdido su báculo y ya no sabe hacia dónde tiene que mirar para que le sonría alguien con menos miedo y más cordura. Lo excéntrico llama la atención, atrapa, te acaricia con su sorpresa, pero lo excéntrico también puede ser esquivo, malicioso, neurótico e infantil. Me dejo atraer por lo pernicioso aunque en la etiqueta ponga en grande que “fumar mata”. Pero muero cuando ya no puedo fumarte, al final eres una droga, has quedado reducida a un estrés postraumático, a porno dentro de mi amígdala, a cuerpo que añoro y a orgasmo que demanda luego lágrimas. Como posible amante ya solo eres fantasía erótica que va envejeciendo como una cinta de casete. No sabré donde ponerte para poder volver a escucharte gemir. Como fantasma sigues presente gracias a las tecnologías, continuas ahí, tirando y aflojando, a través de un teléfono móvil. Él más inteligente que yo. Tú mandas, él dispone y yo me drogo con cualquier frase neutra que me pones como reclamo.  Puedo saber que estás ahí gracias a la ouija tecnológica pero eres etérea pues es imposible que te materialices en cualquier fin de semana. A veces creo que no existes, que te he inventado, que hablo conmigo mismo, que banalizo, que me mando mensajes instrumentales, que hablo al vacío. Si no es por tu foto, diría que nunca fuiste.

Hacerte viejo y caer en el amor pueril. No hay edad correcta para errar, pienso mientras el corazón del tocadiscos me indica que se ha acabado la cara A y que la cara B me va a gustar infinitamente menos, pero es lo que hay, el destino que no he escrito yo, que me han impuesto. Ha sido como saber que apostaba por el caballo perdedor, herirle una pata a conciencia y encima pensar que ganaría esta apuesta. Un completo imbécil que jugaba a hablar con fantasmas. 

No hay comentarios:

DELIRIOS Y LOCURA

DELIRIOS Y LOCURA

Delirios y otros problemas

Bienllegados a la pagina donde todos vuestros delirios serán recompensados con miradas de incomprensión y rechazo amable.
Nos movemos incesantemente por sendas incautas, ataques de locura anonimos y vulgaridades encendidas por el alcohol de cualquier cantina.
No vengo a vender nada de valor ni a regalar una sonrisa verdadera, vengo para quedarme sentado mientras tu disfrutas de la ignorancia de los demás.
Vengo para quedarme sentado entre tus historias de a media tarde, para escucharlas, leerlas y enmudecer al ver que todos somos tan parecidos, tan complejamente simples.....
Me siento y te escucho. Sientate y escuchate. Sentemonos a escucharnos.Escuchame si puedes.