miércoles, 17 de diciembre de 2014

Siete reglas de oro para vivir una sexualidad sana y satisfactoria.

No sabemos cuánto tiempo le dedicamos diariamente, a pensar, sentir, hablar y mantener comportamientos y acciones eróticas al cabo del día, por más famosas que se hayan hecho este tipo de investigaciones, que por la naturaleza de las mismas, dejan bastante que desear en cuanto a lo rigurosamente científicas que puedan llegar a ser. Lo que sí es cierto es que pensemos  mucho, poco o demasiado, lo importante no es la cantidad de tiempo que le dediquemos a la sexualidad sino la calidad de esos momentos.


La sexualidad es una parte inherente de nuestra personalidad, pues la vivimos desde lo más profundo de nuestro ser, formando parte de ella. Desfasadas teorías han expresado que, al ser la personalidad un elemento tan estable, es imposible de modificar, sin embargo, podemos cambiar pensamientos y comportamientos eróticos a través del aprendizaje y la educación, si le ponemos, a este deseo de cambio, una dosis de motivación y entusiasmo. Por lo tanto, podemos mejorar, siempre que nos lo propongamos, nuestra forma de vivir y experimentar la sexualidad, aprendiendo unas pautas o reglas que nos pueden ayudar en dicho cometido.

¿Cuáles son estas pautas básicas que nos ayudarán a vivir una sexualidad sana y satisfactoria? A continuación exponemos las siete reglas básicas para conseguirlo:

  1. Primera regla: Conócete a ti mismo.
La primera regla está basada en el aforismo griego de “conocerse a uno mismo”. El día a día puede ser muy estresante y quizás no hayas tenido tiempo de ponerte a pensar en ti mismo.  Solo tienes que detener, por unos minutos, el tiempo, relajarte, tumbarte y pensar en lo que te gusta, pues si tu no conoces tus preferencias, va a ser muy difícil que los demás puedan conocerlas, ya que, la ciencia infusa solo funciona con los seres humanos muy creyentes y a veces Dios parece estar muy callado, por lo que, quizás, no pueda ayudar a las personas que desean hacerte un poco más feliz. Explora tu mundo interior, investiga tu cuerpo, tus preferencias eróticas, descúbrete y comprobarás que cinco minutos contigo mismo/a pueden ser los minutos más maravillosos de un largo día. Descubrir tus preferencias eróticas y tus prioridades es el primer paso para ayudarte a ti y a la persona con la que deseas compartir tu sexualidad a encontrar el camino del erotismo más satisfactorio. 

  1. Segunda regla: Conoce tu mapa erótico.
El erotismo, al que dejamos fluir a través del cuerpo, se conoce como mapa erótico. Este se compone de las coordenadas erógenas de nuestra piel, todos aquellos puntos sensibles que nos hacen  flotar y elevarnos hacia el hedonismo más sano y placentero. Indaga sobre tu propio cuerpo y deja que el otro explore tus puntos sensibles, que conquiste todas las colinas de tu piel y elimine las fronteras del miedo hacia el goce personal. Déjate conquistar, pues, en esta usurpación consentida de tu cuerpo, sois ambos los que os enriquecéis. El conocimiento de nuestra piel nos hace más libres, más sanos y felices. Te damos una pista de donde se hayan estos puntos, pero tenla solo como un soporte orientativo, pues lo ideal es averiguarlo con la persona elegida, ya que cada mapa erótico corresponde a un mundo único e idiosincrásico: orejas, hombros, zona axilar, senos femeninos y pezones masculinos, cintura, articulación del codo, monte de Venus, clítoris, labios mayores y menores, manos, boca, nuca, cuello,  pene, escroto, perineo y muslos.

  1. Tercera regla: Cultivar la erotofilia.
Entendemos por erotofilia[1] a la actitud positiva que mantenemos hacia todo lo erótico y sexual, no teniendo sentimientos de culpa, ni rechazando dichos comportamientos, por lo que, una persona erotofílica puede mantener conversaciones sobre sexualidad sin sentirse avergonzado o ridículo por ello. En el otro extremo hayamos a la erotofobia: actitud negativa hacia lo sexual y erótico, la persona erotofóbica se niega a hablar de estas cuestiones y mantiene sentimientos de culpabilidad ante ello. Estas personas no disfrutan plenamente de su sexualidad pues el sentimiento de culpa, la negación de  conocerse a sí mismos o de dejarse conocer es tan grande que viven con mucha ansiedad su erotismo, apareciendo disfunciones sexuales como: vaginismo, dispareunia, disfunción eréctil, etc. Todos nos movemos en un baremo graduado entre ambos extremos, cuanto más tendamos hacia la erotofilia mayor probabilidad obtendremos de poseer una vida sexual satisfactoria y saludable. Una actitud erotofílica se consigue, en gran medida, abriéndose camino hacia  las dos primeras reglas mencionadas: conociéndonos más a nosotros mismos y explorando nuestro mapa erótico.

  1. Cuarta regla: Cultiva tu autoestima sexual.
La autoestima sexual[2] es la valoración positiva o negativa, de aceptación o rechazo de nuestro cuerpo, desempeño e intimidad sexual. Está basada en experiencias previas, creencias, valores y aprendizajes vividos al respecto, por el cual nos sentimos bien o mal cuando pensamos en nosotros como referente erótico. Como todo tipo de autoestima que se precie, ha de cultivarse para mantenerla equilibrada y así poder vivir en paz con nuestro cuerpo y deseo sexual. Debemos buscar experiencias placenteras para reforzarla. Si nos sentimos a gusto con nuestro cuerpo, no nos provocará ningún miedo o ansiedad mostrarlo y explorarlo o dejar que lo exploren para encontrar nuestro mapa erótico. Si nos sentimos bien con nuestro desempeño sexual, no mantendremos conductas ansiógenas a la hora de aproximarnos a una relación erótica, pues nos veremos cualificados para llevarla a cabo satisfactoriamente. La autoestima sexual es clave para vivir relajados ante la sexualidad y el erotismo.


  1. Quinta regla: practica el egoísmo funcional.
Esta será la primera vez que la palabra egoísmo no vaya cargada de connotaciones negativas. Hablamos de egoísmo funcional cuando, al mantener una relación erótica, nos centramos en el placer que nos produce internamente, dejándonos abandonar por él. Nos centramos en nosotros mismos, con lo que nuestra excitación se eleva, promoviendo, a su vez, que la excitación y el deseo de la otra persona aumente, al vernos en este estado efervescente. Esta regla está enfocada sobre todo a las personas, que, al centrarse tanto en el placer de su pareja, pierden el rumbo de su propia erótica olvidando su propio estado y promoviendo, incluso, que la relación sexual se convierta en un acto mecánico, en el que se desea que el otro llegue al orgasmo cuanto antes. La finalidad de esta actitud errónea es la de sentirse gratificado por el buen desempeño al provocar el orgasmo en el otro, dejando a un lado las propias sensaciones y disfrute. A medio o largo plazo mantener esta actitud de entrega completa al otro, para no sentirse mal valorado, puede acarrear problemas en el deseo y la función sexual. No está de más dejarse abandonar por las sensaciones que el otro/a nos brinda, pues con ellas alcanzaremos puntos de excitabilidad tan enaltecidos que conseguiremos elevar la temperatura de la persona con la que estamos jugando. El autodisfrute no ha de ser censurable.

  1. Sexta regla: Comunícate con asertividad.
La comunicación productiva y positiva es la regla primordial para conocer al otro y darnos a conocer. Cada cuerpo es un mundo, cada mente un misterio, por lo que creer que el otro, por el hecho de ser nuestra pareja, ha de saber todo lo qué  nos gusta y cómo nos gusta, es uno de los mayores errores que podemos cometer y que mayor frustración va a provocar en ambos. Como ya hemos explorado la primera y segunda regla, estamos en disposición de mostrar al otro qué nos hace felices sexualmente, siendo capaces también de mantener una escucha activa sobre lo que al otro le interesa y le place. Las reglas fundamentales para la comunicación positiva de nuestros anhelos eróticos pasan por: mantener una actitud empática, no burlarnos de los deseos del otro, crear un clima de confianza para que nuestra pareja pueda soltarse, perder el miedo a exponer sus preferencias y ser flexibles y razonables.

  1. Séptima regla: Protege tus derechos sexuales.
 Somos dueños y responsables de nuestra sexualidad, hemos de saber que tenemos unos derechos que nos protegen y amparan. Estos derechos sexuales son derechos universales basados en la igualdad, dignidad y libertad. La declaración se redactó en Valencia con el nombre de: “Declaración Universal de los Derechos Sexuales o Declaración de València (XIII Congreso Mundial de Sexología, 1997; València (España)[3]”. Estos son los siguientes:

1. El Derecho a la Libertad Sexual.
2. El Derecho a la Autonomía Sexual, Integridad Sexual y Seguridad del Cuerpo Sexual.
3. El Derecho a la Privacidad Sexual.
4. El Derecho a la Equidad Sexual.
5. El Derecho al Placer Sexual.
6. El Derecho a la Expresión Sexual Emocional.
7. El Derecho a la Libre Asociación Sexual.
8. El Derecho a Hacer Opciones Reproductivas, Libres y Responsables.
9. El Derecho a Información Basada en el Conocimiento Científico.
10. El Derecho a la Educación Sexual Comprensiva.
11. El Derecho al Cuidado de la Salud Sexual.

Cada uno de  nosotros es responsable de su propia satisfacción y felicidad erótica, no dependemos de nadie para ser autodidactas en nuestro descubrimiento sexual. Jugar individual o colectivamente son dos maneras de disfrutar del placer de nuestros cuerpos igual de válidas y saludables. Cada uno pone el acento en la cantidad y calidad de la erótica que desea en su vida, pues hemos de ser los dueños de nuestra propia felicidad.


[2] Para saber más sobre autoestima sexual acudir a: http://jalomanda.blogspot.com.es/2014/09/que-es-la-autoestima-sexual.html
[3] Para saber más sobre los Derechos Sexuales acudir a: http://www.fess.org.es/derechos-sexuales.php

2 comentarios:

J.Vlc dijo...

Gracias por esto de verdad

J.Vlc dijo...

Gracias por esto de verdad

DELIRIOS Y LOCURA

DELIRIOS Y LOCURA

Delirios y otros problemas

Bienllegados a la pagina donde todos vuestros delirios serán recompensados con miradas de incomprensión y rechazo amable.
Nos movemos incesantemente por sendas incautas, ataques de locura anonimos y vulgaridades encendidas por el alcohol de cualquier cantina.
No vengo a vender nada de valor ni a regalar una sonrisa verdadera, vengo para quedarme sentado mientras tu disfrutas de la ignorancia de los demás.
Vengo para quedarme sentado entre tus historias de a media tarde, para escucharlas, leerlas y enmudecer al ver que todos somos tan parecidos, tan complejamente simples.....
Me siento y te escucho. Sientate y escuchate. Sentemonos a escucharnos.Escuchame si puedes.