domingo, 1 de septiembre de 2013

Breve manual del buen seductor. Trece estrategias/conductas que todo gran seductor/a ha de tener en cuenta.

La seducción es el arma que el ser humano ha utilizado a lo largo de su periplo evolutivo para atraerse mutuamente.

La historia nos muestra una serie de personajes masculinos y femeninos que han dado rienda suelta a su poder de seducción, desde el famoso Casanova, nombrado como el héroe absoluto de la historia libertina, donde en sus Memorias menciona a 122 mujeres con las que habría mantenido relaciones eróticas, pasando por una serie de cortesanas europeas que seducían y mantenían contactos amorosos con diversidad de amantes como María Bolena (1499-1543) que mantuvo una gran cantidad de relaciones amorosas, Lola Montes (1818-1861) que tuvo por amantes a la mayoría de coronados de su tiempo, la cortesana Ninon de Lenclos[1] (1616-1705) que conquistó cerca de 5000 amantes, hasta el mismísimo Don Juan, el gran seductor español que atrapaba bajo sus encantos a cientos de mujeres.

Así pues gran parte de la historia de la humanidad ha enfocado la seducción como un mecanismo previo a la relación  puramente sexual. Casanova[2] seducía para conseguir introducirse en el lecho de sus damas conquistadas, por lo que la seducción ha estado enfocada a la sexualidad como objetivo final.

Hoy día podemos entender la seducción de manera más amplia, como un encuentro deseado entre dos personas que quieren conocerse mejor, entenderse y fusionarse en un terreno más extenso que el puramente sexual, por lo que la sexualidad puede ser necesaria pero no suficiente. Aunque está claro que la seducción también puede llevarse a cabo para mantener un contacto sexual sin mayores pretensiones, cortejar para el acto sexual, pero como decimos, la seducción puede ampliar sus objetivos, enriqueciéndose del contacto emocional, cognitivo y erótico.

Y todo buen seductor/a ha de tener en mente una serie de conductas y estrategias para llevar a cabo su cometido seductivo, estrategias con las que podrá encandilar con eficacia y eficiencia.

A continuación expongo las trece conductas y estrategias que podemos llevar a cabo para iniciar contactos atrayentes y seductores positivos. Veamos las estrategias y comportamientos más comunes de los seductores/as eficaces:

©      El seductor/a se convierte en la imagen idealizada que el otro anhela. El seductor intentará aparentar ser como al seducido le gustaría ser, como afirma Vallejo-Nágera[3]: “Los seductores poseen lo que nos falta, ostentan cualidades que nutren nuestro lado psicológico más carente”.

©      Juega al acercamiento-alejamiento. El seductor se hace tangible, cercano, tocable, deseable, pero poco después se aleja, huye, se esconde, creando confusión y la necesidad de ser buscado. Juega constantemente con el sentimiento de posesión y pérdida.

©      El seductor/a observa, comprende y empatiza con el seducido. Imita gestos, escucha activamente con el fin de generar máxima confianza,  creando un ambiente de sintonía mutua. El seducido tiene la sensación de conocer de toda la vida al seductor (aunque apenas hayan pasado unas horas desde el primer encuentro), sin saber bien cómo ni por qué, puede abrirse a él de forma espontánea, producto de la sintonía que provoca la empatía y la imitación de los gestos (isopraxis[4]).

©      El seductor/a no muestra interés explicito en el seducido. Como afirma la misma autora anteriormente citada: “bajo ningún concepto el destinatario debe sospechar que está siendo intencionadamente seducido”. Sino que debe creer que está bajo los efectos de cierto magnetismo incontrolado carente de propósitos explícitos.

©      El seductor/a muestra interés. Pronuncia el nombre del seducido para llamar su atención, muestra su interés y expresa que entiende los entresijos mentales del otro, da muestra de que no es un enemigo, provee de placer al seducido, aporta seguridad, autoestima y diversión, se convierte en un ser imprescindible de enorme valor.

©      Juega a conectarse y desconectarse del otro. Como dice Vallejo-Nágera: “alterna momentos de sintonía total con otros de frialdad, inyectando en el destinatario el pánico a la pérdida y, con ello, garantizando su apego psicológico”.

©      Un buen seductor/a debe tener en cuenta dos cuestiones: conocerse lo mejor posible así mismo para sacar el máximo partido a sus fortalezas y conocer a la persona que va a seducir, sus carencias y sistemas de defensa.

©      Mantiene una autoestima equilibrada. No peca de soberbio, ni de vanidoso, no muestra una autoestima demasiado elevada que pueda apabullar al otro, pero tampoco se muestra débil e inseguro. Enseña con su comunicación no verbal que está tranquilo y confiado, las derrotas y los desplantes no desquebrajan su autoestima, sabe que a veces uno consigue sincronicidad y otras veces no se alcanza, por ello las pequeñas derrotas las vive como nuevas experiencias de las que aprender.

©      Respeta su propia independencia. La seducción no es la única afición que ocupa todo el tiempo del seductor, hace otras cosas, llena de valor su vida, sabe que puede vivir solo, sigue desarrollándose como persona. Y al desarrollarse como persona puede mostrar aun más valor y parecer una persona más interesante a la hora de mantener conversaciones seductoras.

©      El seductor/a baraja diversas estrategias. No utiliza una sola estrategia de seducción, baraja, prueba y se expone con nuevas formas de atraer. Cambia de look, de ambiente, etc.

©      Saca partido a su atractivo. Somos seres que nos gusta fijarnos en el atractivo de los demás, por lo que debemos cuidar nuestro look y proyectar una imagen adecuada a las personas que deseamos seducir. No importa tener unos kilos demás si sabemos conjuntar y mostrar nuestras fortalezas tanto físicas como intelectuales, destacando nuestros mejores rasgos, eligiendo la ropa que mejor nos sienta, incluso con la que nos sintamos más cómodos y seguros con nosotros mismos.

©      El seductor/a se muestra cercano y receptivo. Para seducir se necesita estar mental y físicamente abierto, con una comunicación no verbal que induzca al acercamiento, nada de brazos y piernas cruzados, ni barreras (como coger la copa y ponerla delante de nuestro cuerpo), sonrisa sincera y brazos abiertos que manifiesten nuestras ganas de conocer a los demás y que no muestre que somos agresivos, prepotentes o inseguros. 

©      El seductor/a honesto consigo mismo elige bien y no hace daño a los demás. El buen seductor no seduce a lo loco, pues sabe que solo está bien y que la finalidad de la seducción es el encuentro con alguien que también desea seducir y ser seducido, anhela un encuentro valioso, justo y placentero, lejos de la vanidad del ego, la hipocresía y la falta de sinceridad. El buen seductor no desea dañar a los demás, no quiere vanagloriarse de sus conquistas, no conquista por el mero hecho de conquistar y subir su autoestima a costa de los sentimientos de los demás.

A grandes rasgos estas son las estrategias y comportamientos generales que todo buen seductor/a utiliza cuando mantiene contactos con las personas de su interés. Utilícelas de forma sana, placentera y provocativa, en sus manos queda.



[1] Datos hallados en: Dannan, M. (2013). 1000 curiosidades sexuales. Descubra secretos eróticos que evitarán que se convierta en una persona aburrida y fría. Robinbooks: Barcelona.

[2] Aunque no ocurría lo mismo con Don Juan, pues este solo deseaba seducir, solo buscaba la conquista, el sexo no era su objetivo final. Para algunos estudiosos, este comportamiento de Don Juan muestra en esencia su animadversión al género femenino, al cual seducía para hacer sufrir, con la obsesiva conquista y daño posterior tras el abandono y la indiferencia.

[3] Datos hallados en: Vallejo-Nágera, A. (2008). Psicología de la seducción. Espasa Calpe: Madrid.

[4] Nos sentimos atraídos por personas que se comportan como nosotros pues esto induce a una sincronía que relaja, que hace que dos personas parezcan más similares y cuyo significado es: “Soy igual que tú. No supongo ningún peligro. Confía en mí”.

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