jueves, 5 de septiembre de 2013

Calefacción y miedo.

Cambios en tu respiración, en tus pupilas, en la forma de acudir y de esperar a que el semáforo se ponga en verde, ya no caminas como antes, algo te ha tocado y ha modificado alguna de tus neuronas más aventajadas y eso me hace tan inmensamente feliz.

Me miras distinto, como esperando a que ambos juguemos a lo mismo y tienes miedo, mientras yo intento relajarte con la calefacción de mi cuerpo y sin querer te quedas casi dormida, pero despiertas súbitamente para volver a mirarme por si he vuelto a cambiar de nuevo mi estrategia, no hay estrategia, solo me dejo llevar por tu olor descafeinado con tintes de vainilla genéticamente compatible.

Yo también tengo miedo, más que nunca porque amo tu libertad, no quiero volverme un guardián de los celos de mi alcoba, porque lo insano ya me ha visitado muchas veces en el pasado y ahora que siento que la bestia se fue a las antípodas y que ni siquiera me envía postales desde Nueva Zelanda, no quiero despertarme mañana y tenerla de nuevo mirándome con sus ojos rojos encolerizados dispuesta a transformarme de nuevo en la “insanidad” personificada. Por eso estoy sinceramente asustado, pero con un cosquilleo en el estomago cada vez que de reojo vislumbro tu sonrisa lisonjera.

Pero intentamos negar lo evidente y lo sabes, que algo ha cambiado entre los dos, que necesitamos otras cosas del otro, necesitamos su sombra, su cobijo, su anhelo, su escaparate azul, su cuerpo desnudo con gotas de sudor silencioso, pues las paredes oyen tus gemidos y nos delatan, que nadie sabe que estas en casa escondida, vistiéndote pero queriendo seguir desnuda, contraponiendo los designios del hoy con las ganas del mañana y nos tenemos muchas ganas, todas las ganas, es lo que te apetece, muérdeme otra vez pero esta vez que la sangre no pare.

No hay comentarios:

DELIRIOS Y LOCURA

DELIRIOS Y LOCURA

Delirios y otros problemas

Bienllegados a la pagina donde todos vuestros delirios serán recompensados con miradas de incomprensión y rechazo amable.
Nos movemos incesantemente por sendas incautas, ataques de locura anonimos y vulgaridades encendidas por el alcohol de cualquier cantina.
No vengo a vender nada de valor ni a regalar una sonrisa verdadera, vengo para quedarme sentado mientras tu disfrutas de la ignorancia de los demás.
Vengo para quedarme sentado entre tus historias de a media tarde, para escucharlas, leerlas y enmudecer al ver que todos somos tan parecidos, tan complejamente simples.....
Me siento y te escucho. Sientate y escuchate. Sentemonos a escucharnos.Escuchame si puedes.