Podemos definir manipulación como el conjunto de
conductas y acciones encaminadas a conseguir que la otra persona piense y/o actué
como deseamos, utilizando para ello mecanismo agresivo-pasivos o encubiertos/implícitos.
Dentro de la manipulación encontramos
al chantaje emocional. Este tipo de
chantaje es muy común dentro de las relaciones de pareja, utilizándose para
conseguir lo que se desea apelando a las emociones e inseguridades de la
pareja. Para la Psicóloga Helena Lebrija
el chantaje emocional es: “una forma de
manipulación muy poderosa, un abuso psicológico en la cual personas
afectivamente cercanas nos amenazan, directa o indirectamente, con castigarnos
de alguna manera si no hacemos lo que ellos quieren. Utilizan los sentimientos como
la principal arma[1]”.
La pareja manipuladora utiliza
armas como el castigo: dejar de hablarnos
si hacemos algo que no le agrada, dejar de besarnos, ponernos malas caras,
utilizar la ironía y el sarcasmo, hace uso de una comunicación manipuladora: utiliza expresiones como: “sé que tú eres lo suficientemente lista/o
como para realmente no pensar o hacer esto” o “se que tú no te enfadarías por
tal cosa” con este tipo de
expresiones el manipulador intenta que reflexionemos y que si actuamos como él quiere,
no se verá resentida nuestra imagen que tiene de nosotros, no se verá dañada
nuestra imagen de persona inteligente, coherente o sensata. Otro tipo de
expresiones puede ser: “con lo listo que
tu eres, cómo puedes hacer este tipo de cosas”, también intentando que
nuestra autoestima quede resentida. Otra expresión clásica de toda persona
manipuladora es: “Si me quisieras no harías
o dirías estas cosas”, poniendo de manifiesto que nuestras acciones son dañinas
para la relación o para la pareja.
Todo manipulador desea obtener la
razón y conseguir sus propósitos cambiando nuestras acciones, pensamientos y
sentimientos por otros que les convienen a ellos, no utilizan la agresividad
directa o explícita, por lo que incluso pueden hacer alarde de esto, diciéndonos
que no nos gritan, ni que se muestran airados cuando discuten con nosotros, haciéndonos
sentir mal por ello, sobre todo si hemos alzado la voz en la disputa.
Con la manipulación conseguimos
que nuestra pareja cambie de opinión pero a costa de hacerla sentir mal, de
mermar su autoestima y su capacidad de decidir libre y autónomamente. Cuando en
una relación habita un manipulador esta está avocada al fracaso, pues el
manipulador consigue lo que desea a corto plazo, minando los sentimientos positivos
y amorosos, arruinando así la relación a largo plazo, conseguirá sus propósitos
inmediatos pero destruirá la relación poco a poco.
Si un día te hayas manipulando a
tu pareja con frases o acciones parecidas a las mencionadas, plantéate la
posibilidad de que quizás ganes la disputa y consigas que tu pareja cambie de
parecer, pero el coste real a largo plazo, puede acabar yendo en tu contra, fomentando
el final de tu relación amorosa.
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