Hombres y mujeres somos distintos. En gran medida por nuestro dimorfismo sexual (los hombres tienen pene y las mujeres vagina) que nos lleva a tener ciertos comportamientos diferentes, entre ellos nuestra forma de vivir el sexo.
Cuando un chico y una chica se enamoran, sus cerebros cambian. En la mujer fluye una mayor cantidad de testosterona, lo que le lleva a aumentar sus ganas de tener relaciones sexuales, al chico, por el contrario, le disminuyen los niveles de testosterona, lo que le provoca que desciendan sus ganas de tener sexo indiscriminadamente y pueda centrase mejor en su ser amado (incluso algunos se sienten mal al masturbarse, ¿mala conciencia o cuerpo sabio?).
Una posible finalidad de este suceso, es que la pareja pueda centrarse más y mejor en sus quehaceres amorosos, ella desea sexo de forma continuada y el al descender sus niveles de testosterona, sigue deseando sexo pero con la pareja amada, ya no va mirando a lo loco, pensando lascivamente. Se produce una mayor unión en la relación. El enamoramiento provoca que se produzca una mayor afinidad sexual. Muchas mujeres declaran tener mejor sexo cuando sienten un vinculo emocional fuerte hacia otra persona, que en la mayoría de los caso suele ser su ser amado, es decir disfrutan más del sexo cuando están enamoradas y dicho sea de paso, desean tener más sexo pues este es considerado de mayor calidad.
Pero como tantas cosas buenas de la vida, el enamoramiento es una etapa considerablemente breve en la historia de una pareja, las sustancias que segregamos al enamorarnos poco a poco vuelven a su estado inicial (en parte porque el cuerpo se habitúa a los cambios, en parte porque el proceso de enamoramiento conlleva un gasto de energía que el cuerpo no está dispuesto a mantener más allá de lo necesario), se produce un estado de homeostasis, del griego homo (ὅμος) que significa "similar" y estasis (στάσις) "posición", "estabilidad", es la característica mediante la cual se regula el ambiente interno (metabolismo), para mantener una condición estable y constante (para más información consultar Wikipedia).
Esta homeostasis, puede provocar lo que yo denomino “La falacia del sin sexo no hay amor”. Me explicaré. Cuando pasa el tiempo los niveles de testosterona vuelven a un estado inicial en las parejas, al hombre le aumenta el deseo sexual y a la mujer le disminuye, en tanto en cuanto antes estos valores estaban trastocados, como hemos explicado antes. Si el amado era un ser muy sexual antes de conocerla y ella era una persona donde el sexo no jugaba una variable importante, se puede producir un problema temporal sexual, el quiere constantemente y ella ya no. Y lo que comienza provocando que una pequeña bola de nieve se pueda convertir en un alud, son los posibles pensamientos circulares de ella. Nuestra amada puede preguntarse a sí misma porque ya no nos desea tan fervientemente, y se plantea la posibilidad de que quizás ya no esté tan enamorada (“falacia del sin sexo no hay amor”) lo que la inquieta y al acercarse el amado con ganas de retozar amorosamente, ella se sienta bloqueada, confusa y con sus pensamientos circulares rondándole la cabeza, lo que le provoca mayor tensión y una evitación de esta sensación desagradable, a su vez el amado se siente rechazado y frustrado, pudiendo agudizar el estado de ella, presionándola, no entendiéndola y en definitiva tensando la cuerda aun más, lo que conlleva a que la palabra sexo se vuelva desagradable para ambos.
En definitiva, ella cree que ya no está enamorada porque el deseo sexual ha disminuido, el se siente frustrado porque ella ya no le desea y además tiene la necesidad fisiológica casi constante de mantener sexo, provocando en definitiva un conflicto sexual en la pareja debido a esta discontinuidad temporal sexual.
Las relaciones amorosas han de ir más allá del enamoramiento, esta es solo una etapa más en la vida de una pareja, es normal que se produzcan cambios en nuestro deseo sexual, debemos entenderlos para no provocar pensamientos erróneos y circulares, la pasión es un ser juguetón que aparece y desaparece, que necesita mimos, cuidados y carantoñas, no es una constante en la vida de pareja y que si desciende no es porque el amor haya expirado sino porque quizás se ha entrado en otra etapa, más profunda aunque menos pasional. Las plantas sobreviven si son regadas, la pasión también necesita regarse y no con pensamientos circulares tan peligrosos como venenosos. Y cuando tenemos problemas sexuales, necesitamos la comprensión del amado, no que nos presionen, que nos chantajeen emocionalmente, pues esta postura agudiza aun más el problema, pudiendo pasar de una situación soluble a una insoluble y mortal. Debemos entender que la pasión fluctúa, que este proceso de fluctuación es algo normal y que no conlleva necesariamente al fin de una relación.
Para terminar otros datos curiosos de cómo afecta el sexo a ambos lados de la cama.
El alcohol aumenta el deseo sexual en la mujer y disminuye en el hombre, incluso el hombre puede perder el control de su miembro viril, es decir, puede costarle tener una erección. Un pensamiento catastrofista podría ser “no somos compatibles ni cuando bebemos juntos”.
Por otro lado, después de mantener sexo con nuestra pareja, la testosterona afecta en el hombre dándole la sensación de sueño y la oxcitosina (del griego ὀξύς oxys "rápido" y τόκος tokos "nacimiento") es una hormona relacionada con los patrones sexuales y con la conducta maternal y paternal que actúa también como neurotransmisor en el cerebro. También llamada La hormona de los mimosos) en ella, le provoca las ganas de mantener un vínculo amoroso con el amado, lo que conlleva a mayores ganas de hablar. Así pues mientras él piensa en dormir ella piensa en mantener un vínculo amoroso. Las cosas del amor y del sexo.
Hay que dejar claro, que siempre que se habla de estos temas, se hace desde la perspectiva de lo general, de lo que le ocurre a la mayoría de las parejas, pero no a todas, esto no son matemáticas puras, no siempre uno + uno suma dos, cada relación varia en ciertos aspectos en lo que se considera una relación media o típica. Pero en todo caso seguramente a más de una pareja le resulte familiar lo comentado en este articulo. Espero que les haya servido para entender un poco mejor, en la manera de lo posible, como funcionamos hombres y mujeres en las relaciones de pareja. Ánimo y a seguir entendiéndonos, que remedio.
Delirios sobre el amor,el enamoramiento, la sexualidad, las relaciones interpersonales, los celos, el equilibrio, las emociones, el deseo, el humor, la imaginación y la conducta humana.
jueves, 3 de mayo de 2012
lunes, 23 de abril de 2012
Cuatro años de DELIRIOS. Gracias a todos los que un día me leyeron.
El 15 de Abril de 2008 comencé esta andadura por el mundo bloguero. Mis comienzos se destinaron a hablar de forma íntima de los sucesos de mi vida y relatos ficticios donde la temática amorosa tomaba la relevancia de Diosa de mi inspiración. Poco a poco este espacio fue “cientificandose”, tanto como mi contrastado corazón.
Hoy os doy las gracias a todos lo que entraron a leerme, a cotillearme, a querer saber algo de este espacio. Son tiempos en lo que queremos alimentos casi digeridos, escuetos, donde la visión externa de una parrafada nos empacha, abruma y castiga mentalmente, donde las frases cuanto más cortas y esquemáticas mejor son valoradas, podemos leer mil etiquetas de camiseta pero ninguna receta de cocina casera, variedad sin calidad pero que a uno le haga sentir libre de abandonar pronto antes de morir desangrado mentalmente.
Por ello doy las gracias a todos los que se han detenido a leer mis intencionados breves relatos (pues sabiendo y dejándome guiar por la moda del rayo, no he querido alargarlos más allá de lo necesario), gracias por la suerte que es que alguien vea que he escrito algo y le llame la atención lo suficiente como para hacer “click “y apreciar lo que un servidor, les sirve.
Seguiré poniendo mi granito de arena en esto de divulgar ciencia, hasta que las fuerzas de mi inspiración me abandonen, que espero que sea dentro de mucho tiempo.
Seguiré siendo feliz al ver que una persona ha entrado a leerme. Gracias por estos cuatro años de apoyo.
Hoy os doy las gracias a todos lo que entraron a leerme, a cotillearme, a querer saber algo de este espacio. Son tiempos en lo que queremos alimentos casi digeridos, escuetos, donde la visión externa de una parrafada nos empacha, abruma y castiga mentalmente, donde las frases cuanto más cortas y esquemáticas mejor son valoradas, podemos leer mil etiquetas de camiseta pero ninguna receta de cocina casera, variedad sin calidad pero que a uno le haga sentir libre de abandonar pronto antes de morir desangrado mentalmente.
Por ello doy las gracias a todos los que se han detenido a leer mis intencionados breves relatos (pues sabiendo y dejándome guiar por la moda del rayo, no he querido alargarlos más allá de lo necesario), gracias por la suerte que es que alguien vea que he escrito algo y le llame la atención lo suficiente como para hacer “click “y apreciar lo que un servidor, les sirve.
Seguiré poniendo mi granito de arena en esto de divulgar ciencia, hasta que las fuerzas de mi inspiración me abandonen, que espero que sea dentro de mucho tiempo.
Seguiré siendo feliz al ver que una persona ha entrado a leerme. Gracias por estos cuatro años de apoyo.
viernes, 20 de abril de 2012
Fijar contenidos. Con sexo sacarás mejores notas.
¿Querías una nueva excusa para tener sexo? Aquí la has encontrado. El sexo mejora la capacidad de aprendizaje.
Hace mucho tiempo escuche la conversación que mantenía una amiga con otra chica, esta acababa de salir de la biblioteca de estudiar y decía que se iba corriendo a casa a fijar contenidos con su novio. Aquella frase se me quedó grabada, retozando en mi memoria a modo de gran descubrimiento y es que parece ser que hacer el amor mejora la capacidad de aprendizaje puesto que al practicar sexo liberamos sustancias como la dehidroepiandrostona y oxitocina que favorecen el aprendizaje y la longevidad, entre otras cosas.
Con el sexo fijamos mejor los contenidos estudiados días antes. Aunque científicamente no esta comprobada la cantidad de mejora, pues se deberían hacer estudios rigurosos, poniendo tres grupos de sujetos, grupo a: sujetos en periodo de exámenes que practica sexo regularmente, grupo b: sujetos que no practican sexo en el periodo de exámenes, y grupo c: un conjunto aleatorio de sujetos, como grupo control. Animo a algún científico avispado a llevar a cabo este experimento para comprobar si se produce una mejora en el aprendizaje y en qué grado.
Por otro lado el sexo es un desestresante y analgésico natural, provoca que descienda en nosotros la ansiedad y el estrés y mejora el estado de ánimo, lo que conlleva a que nuestro nivel de arousal (“activación general fisiológica y psicológica del organismo, variable a lo largo de un continuo que va desde el sueño profundo hasta la excitación intensa” Gould y Krane, 1992) se regule y se establezca en unos márgenes apropiados para la concentración adecuada del estudio. Pues sabemos que un nivel elevado de estrés provoca fallos en la retención y la capacidad de aprendizaje al igual que un nivel mínimo de estrés produce que nos relajemos y no podamos concentrarnos en la tarea por falta de motivación y activación fisiológica. Así con el sexo mantenemos niveles estables de estrés que favorecen la mejora del aprendizaje, siempre y cuando no se haga de manera fatigosa y extra-jadeante, pues en este caso el sexo nos puede dejar exhaustos, provocándonos sueño, cansancio y en definitiva pocas ganas de volver al estudio.
Las sustancias que segrega nuestro cerebro al mantener sexo, provoca mejoras en la memoria, por otro lado emoción y memoria van muy unidas, ya que recordamos aquello que nos provoca emociones, así al hacer el amor, activamos las zonas del cerebro encargadas de la memoria, ejercitándola y mejorándola, y de ahí lo de irse directos de la biblioteca al catre, para fijar contenidos.
Señoras y señores fijen contenidos con su pareja para comprobar si se cumple esta hipótesis, hagan de sujetos experimentales, les resultará placentero a la vez que mejoraran su rendimiento académico, quien quiera que me comente como le ha ido, siempre desde una perspectiva científica y no morbosa de la situación. A fornicar y fijar contenidos. Suerte.
Hace mucho tiempo escuche la conversación que mantenía una amiga con otra chica, esta acababa de salir de la biblioteca de estudiar y decía que se iba corriendo a casa a fijar contenidos con su novio. Aquella frase se me quedó grabada, retozando en mi memoria a modo de gran descubrimiento y es que parece ser que hacer el amor mejora la capacidad de aprendizaje puesto que al practicar sexo liberamos sustancias como la dehidroepiandrostona y oxitocina que favorecen el aprendizaje y la longevidad, entre otras cosas.
Con el sexo fijamos mejor los contenidos estudiados días antes. Aunque científicamente no esta comprobada la cantidad de mejora, pues se deberían hacer estudios rigurosos, poniendo tres grupos de sujetos, grupo a: sujetos en periodo de exámenes que practica sexo regularmente, grupo b: sujetos que no practican sexo en el periodo de exámenes, y grupo c: un conjunto aleatorio de sujetos, como grupo control. Animo a algún científico avispado a llevar a cabo este experimento para comprobar si se produce una mejora en el aprendizaje y en qué grado.
Por otro lado el sexo es un desestresante y analgésico natural, provoca que descienda en nosotros la ansiedad y el estrés y mejora el estado de ánimo, lo que conlleva a que nuestro nivel de arousal (“activación general fisiológica y psicológica del organismo, variable a lo largo de un continuo que va desde el sueño profundo hasta la excitación intensa” Gould y Krane, 1992) se regule y se establezca en unos márgenes apropiados para la concentración adecuada del estudio. Pues sabemos que un nivel elevado de estrés provoca fallos en la retención y la capacidad de aprendizaje al igual que un nivel mínimo de estrés produce que nos relajemos y no podamos concentrarnos en la tarea por falta de motivación y activación fisiológica. Así con el sexo mantenemos niveles estables de estrés que favorecen la mejora del aprendizaje, siempre y cuando no se haga de manera fatigosa y extra-jadeante, pues en este caso el sexo nos puede dejar exhaustos, provocándonos sueño, cansancio y en definitiva pocas ganas de volver al estudio.
Las sustancias que segrega nuestro cerebro al mantener sexo, provoca mejoras en la memoria, por otro lado emoción y memoria van muy unidas, ya que recordamos aquello que nos provoca emociones, así al hacer el amor, activamos las zonas del cerebro encargadas de la memoria, ejercitándola y mejorándola, y de ahí lo de irse directos de la biblioteca al catre, para fijar contenidos.
Señoras y señores fijen contenidos con su pareja para comprobar si se cumple esta hipótesis, hagan de sujetos experimentales, les resultará placentero a la vez que mejoraran su rendimiento académico, quien quiera que me comente como le ha ido, siempre desde una perspectiva científica y no morbosa de la situación. A fornicar y fijar contenidos. Suerte.
jueves, 19 de abril de 2012
Las hembras son promiscuas. La falacia del principio de Bateman
Hasta hace bien poco la ideas científicas acerca de la promiscuidad de los machos y en general sobre el sexo de las distintas especies se basaban en principios como el del genetista ingles Angus John Bateman (1919–1996).
Este principio venía a decir que los machos son promiscuos y las hembras recatadas por naturaleza. La idea principal es que las hembras invertían más energía en engendrar a las crías que los machos, por lo que estos debían de competir entre ellos para conseguir que sus genes se perpetuasen en la siguiente generación. Se suponía que a los machos les daba igual una que otra hembra siempre y cuando fuera fértil, pero las hembras al invertir más en este juego sexual, les convenían elegir al mejor macho y no ir por ahí con cualquiera, por lo que estas rechazarían las numerosas invitaciones de los machos y solo aceptarían cuando viniera un galán realmente apetecible, con recursos y con los mejores genes en sus pudientes bolsillos colgantes.
Las ideas de Bateman se basaban en sus estudios sobre la mosca del vinagre, cuyas hembras son algo más recatadas que las de otras especies, pero que sin embargo también gozaban de relaciones sexuales más abiertas de lo que hasta la fecha se creía.
En definitiva, los espermatozoides son fáciles de producir y baratos, mientras que los óvulos están contados y al ser de mayor tamaño requieren de mayor energía, como consecuencia son más caros de producir, por lo que la fertilidad de la hembra se ve mucho más limitada que la del macho. Esto nos lleva a la idea principal de Bateman, en la que el macho desea cantidad y la hembra calidad en sus relaciones sexuales.
Pero desde 1980 con las nuevas tecnologías científicas encaminadas a descubrir la verdadera paternidad de los seres vivos, los biólogos evolutivos y otros científicos interesados, descubrieron que había más de un macho cornudo en casi todas las especies animales, es decir la hembra era más promiscua de lo que se creía. La mayoría de los machos de las especies, hoy ahí fuera en el bosque, están criando hijos que realmente no son suyos, pues la hembra más o menos a hurtadillas, mientras el macho esta distraído, obtienen lo que se denomina una CFP (copula fuera de la pareja).
Por lo que el principio de Bateman se venía abajo, las hembras son tan promiscuas o más que los machos. En lugar de aparearse una sola vez, copulan con varias parejas, para que entre otras razones se produzca una lucha entre espermatozoides y ¡que ganen los mejores!, asegurándose así una mayor eficacia reproductiva, pues ha quedado demostrado que las hembras que mas copulas tenían con diferentes machos engendraban mayor descendencia, siendo este uno de los mayores beneficios que sacan las hembras siendo promiscuas.
Por lo que los machos ya no solo luchan entre sí cuerpo a cuerpo, o mostrando sus mejores galas, sino que también deben luchar sus espermatozoides dentro de la hembra, por lo que tener los mejores soldados o un pene mejor preparado para la guerra, ahora cobra aun mayor importancia.
Aun así la hembra siempre que pueda elegirá al mejor macho de los que tenga alrededor, pero si hay más machos de calidad, ¿por qué no darse el gustazo? La monogamia parece ser una falacia más en el mundo animal y los seres humanos lo quieran o no son también animales, algunos más sofisticados que otros.
Puesto que la hembra es promiscua, ¿qué puede hacer el macho al respecto? Tiene básicamente dos opciones o vigilar a la hembra de cerca (volverse celoso) para que esta no tenga CFP (copulas fuera de la pareja) o bien volverse un galán empedernido yendo de cama en cama o de rama en rama, pensado que con cuantas más pueda copular mayores probabilidades tiene de que los bebés que nazcan sean suyos, y en este juego andan las especies, eligiendo cada una la opción que más les beneficia.
Si eligen controlar a la hembra (que suelen hacerlo teniendo copulas frecuentes, así la tienen distraída y no se fija en otros machos), estos se vuelven más fieles y menos promiscuos, puesto que mientras están vigilando no están fornicando, como bien se puede predecir. Así llegamos a la idea de que al final los machos en esta opción se vuelven más fieles que las hembras.
En definitiva, el hombre (Homo Sapiens) es más dependiente afectivo que la hembra y quizás todo lo comentado tenga que ver de una forma u otra. Por otro lado uno de los primeros indicios de problemas de pareja surge cundo la mujer deja de tener deseos sexuales por su amado, descendiendo su libido llegando incluso a puntos comatosos, mientras que al ver a otro hombre vuelven a subirle los ánimos amorosos, ¿será quizás esta una forma que tienen los genes de decirle a la mujer que ya es hora de cambiar de pareja y más si ha pasado el tiempo y no han tenido descendencia? Cada tres años más o menos, muchas mujeres se plantean que hacer con sus vidas, se plantean si están bien donde están y con quien están y si les merece la pena de seguir en ese camino, quizás este replanteamiento sea otra forma en la que sus genes, sus fueros internos, están reclamando cambios sexuales, nuevos retos amorosos y nuevas descendencias posibles.
La mujer, la hembra, ya no es ese ser recatado que solo busca calidad, sino que también busca lucha entre espermatozoides, por lo que es más promiscua de lo que se estableció en un principio. La monogamia parece ser un estado anti-natura biológicamente hablando, pero por otro lado es el estado más equitativo y democrático que ha encontrado el ser humano para convivir, puesto que la monogamia da la oportunidad a todos los machos y hembras a tener una pareja, pues la poligamia engendra desequilibrios, frustraciones para aquellos que no pueden tener un harén y se ven abocados a la más insulsa de las soledades, la soledad sexual.
miércoles, 18 de abril de 2012
La teoría del Bocadillo de Cebolla.
Y resulta que a veces estamos dispuestos a unas situaciones con unas personas concretas, pero esas m mismas situaciones con otras personas las rechazamos de raíz. Creemos que somos seres estables con comportamientos básicamente predecibles para nosotros mismos, podemos intuir como nos comportaremos en determinadas situaciones, porque se supone que nos auto-conocemos y entendemos, tenemos principios y creencias constantes, a veces inmutables e incluso por esa característica de inmutabilidad, creencias que se vuelven peligrosas porque no nos dejan avanzar, crecer, transformarnos. Pero sin saber cómo ni porque en ocasiones las cambiamos de raíz, nos dan igual, queremos compartir algo con alguien que en otra ocasión, en la vida lo hubiéramos hecho o pensado, es lo que yo he bautizado como “la teoría del bocadillo de cebolla”.
Imagínese que su amado le trae un estupendo bocadillo de cebolla, como regalo para usted y por nada en el mundo está dispuesto a comerse semejante manjar, así que lo rechaza dando argumentos, validos y quizás otros irrisorios pero al fin y al cabo convincentes y tajantes, “no pienso comerme ese bocadillo estupendo de cebolla”. Imagínese después que su relación se viene abajo por las circunstancias que sean, quizás incluso por tener como novio un chef tan estupendo, y encuentra a otra pareja. Esta pareja le dice que le encantan los bocadillos de cebolla y que le va a traer uno para que lo pruebe y esta vez sin saber cómo ni porque acepta el reto y se come encantada ese bocadillo de cebolla y para más inri su ex pareja les observa comiendo el manjar rechazado anteriormente. ¿Por qué unas veces rechazamos hacer algo con una pareja y sin embargo tenemos un nuevo amor y esa misma circunstancia la hacemos encantados? Esto no se reduce a un bocadillo de cebolla, también a escenas eróticas, con un amante nos negamos a hacer el amor en público, por ejemplo y con otro solo ese pensamiento nos erotiza hasta la última célula de nuestro escandalizado y retozante cuerpo.
Y resulta que la predisposición varia en nosotros, lo que vemos negativo en un contexto con una determinada persona, quizás porque queremos resaltar nuestro ego, nuestro yo ante el ser amado y por ello nos negamos a algo, lo vemos positivo en con otra persona, pues esta vez queremos agasajarla y premiarla para no contradecirla.
Así pues la predisposición varia, quizás por la fase en la que estamos con nuestra pareja, unas veces queremos reforzar nuestro ego ante ella, y otras veces queremos premiarla o agasajarla, cediendo a sus propuestas. Esto a su vez en un modo inconsciente o semi-inconsciente cuando nos negamos debemos darnos razones a nosotros mismos, argumentándonos que la cebolla es horrible y deja un mal sabor de boca, sin embargo cuando aceptamos, nos convencemos a nosotros mismos de que probar cosas nuevas no es tan malo y que quizás nos sorprendamos para bien.
En definitiva, según la fase en la que nos encontremos estaremos más dispuestos a hacer ciertas cosas con nuestra pareja, dependiendo de si queremos reforzar nuestro ego, nuestro yo o como comúnmente se conoce nuestra personalidad o por el contrario cedemos encantados a los designios ideáticos de nuestra pareja, para sentirnos más unidos a ella, de una manera u otra. Piense la de veces que rechazó hacer algo con alguien y sin embargo aceptó hacer ese mismo algo con otro alguien ¿qué explicación le da usted, querido lector?
Imagínese que su amado le trae un estupendo bocadillo de cebolla, como regalo para usted y por nada en el mundo está dispuesto a comerse semejante manjar, así que lo rechaza dando argumentos, validos y quizás otros irrisorios pero al fin y al cabo convincentes y tajantes, “no pienso comerme ese bocadillo estupendo de cebolla”. Imagínese después que su relación se viene abajo por las circunstancias que sean, quizás incluso por tener como novio un chef tan estupendo, y encuentra a otra pareja. Esta pareja le dice que le encantan los bocadillos de cebolla y que le va a traer uno para que lo pruebe y esta vez sin saber cómo ni porque acepta el reto y se come encantada ese bocadillo de cebolla y para más inri su ex pareja les observa comiendo el manjar rechazado anteriormente. ¿Por qué unas veces rechazamos hacer algo con una pareja y sin embargo tenemos un nuevo amor y esa misma circunstancia la hacemos encantados? Esto no se reduce a un bocadillo de cebolla, también a escenas eróticas, con un amante nos negamos a hacer el amor en público, por ejemplo y con otro solo ese pensamiento nos erotiza hasta la última célula de nuestro escandalizado y retozante cuerpo.
Y resulta que la predisposición varia en nosotros, lo que vemos negativo en un contexto con una determinada persona, quizás porque queremos resaltar nuestro ego, nuestro yo ante el ser amado y por ello nos negamos a algo, lo vemos positivo en con otra persona, pues esta vez queremos agasajarla y premiarla para no contradecirla.
Así pues la predisposición varia, quizás por la fase en la que estamos con nuestra pareja, unas veces queremos reforzar nuestro ego ante ella, y otras veces queremos premiarla o agasajarla, cediendo a sus propuestas. Esto a su vez en un modo inconsciente o semi-inconsciente cuando nos negamos debemos darnos razones a nosotros mismos, argumentándonos que la cebolla es horrible y deja un mal sabor de boca, sin embargo cuando aceptamos, nos convencemos a nosotros mismos de que probar cosas nuevas no es tan malo y que quizás nos sorprendamos para bien.
En definitiva, según la fase en la que nos encontremos estaremos más dispuestos a hacer ciertas cosas con nuestra pareja, dependiendo de si queremos reforzar nuestro ego, nuestro yo o como comúnmente se conoce nuestra personalidad o por el contrario cedemos encantados a los designios ideáticos de nuestra pareja, para sentirnos más unidos a ella, de una manera u otra. Piense la de veces que rechazó hacer algo con alguien y sin embargo aceptó hacer ese mismo algo con otro alguien ¿qué explicación le da usted, querido lector?
sábado, 31 de marzo de 2012
Libros sobre el amor y Psicología (segunda parte).
A continuación ofrezco nuevas reseñas, con su pequeño comentario, de los últimos libros que he leído sobre las relaciones de pareja y otros temas relacionados con la psicología, como ya hice en enero de 2011, espero que os sirvan de guía para la gente que esté interesada en estos temas apasionantes.
Psicología del amor y de la pareja.
Branden, N. (2009). La Psicología del amor romántico. El amor romántico en una época sin romanticismo. Paidós: Barcelona.
Este libro me gusta porque hace un breve pero interesante recorrido sobre las relaciones de pareja a lo largo de la humanidad hasta los días contemporáneos. Este libro es una agradable exploración sobre qué es esto del amor romántico a través de la historia, la filosofía, la fisiología y la sociología. Fácil de leer y entretenido.
Capafons, J y Sosa, C. (2009). Tratando… Problemas de pareja. Pirámide: Madrid.
Este pequeño manual está dividido en cuatro apartados, una introducción donde comenta que es el amor y que son los desajustes en la pareja, otro apartado sobre las entrevistas que se pueden realizar en consulta, utilizando la técnica de doble psicólogo, masculino y femenino, para entablar una mejor relación con la pareja, un tercer apartado sobre tipos de terapias de pareja y un último apartado sobre el entrenamiento en solución de conflictos. Es un manual corto y eficaz para los psicólogos iniciados en el mundo práctico de la terapia de pareja.
Carter, S (2000). Del amor al compromiso. Para alcanzar una relación de pareja estable. Urano: Barcelona.
Se centra en un apartado importante de las relaciones de pareja: el compromiso. Un viaje que descubre y desvela los fantasmas de las personas que tienen miedo a comprometerse, los llamados “compromisofóbicos”. La idea central es poner sobre la mesa que tipo de personas son las que tienen miedo al compromiso y a partir de aquí trabajar, para perder este miedo. Quizás este libro se hace algo tedioso en su parte central, pero sin duda, puede ser un buen libro para aquellas personas que solo buscan el enamoramiento inicial pero que cuando hay que llegar a comprometerse huyen, pues al fin y al cabo, con esta conducta, nunca llegan a ser felices con nadie, porque el miedo les atribula.
Otis-Cour, L (2000). Historia de la pareja en la Edad Media. Placer y amor. Siglo Veintiuno de España Editores: Madrid.
Un recorrido histórico sobre la pareja de la Edad Media, monogamia, concubinato, la familia, adulterio, prostitución, etc. Para entender como son las relaciones en la actualidad debemos comprender como eran las relaciones a lo largo de la humanidad. Es un buen libro para las personas interesadas en la evolución del amor, el matrimonio y las relaciones de pareja.
Libros sobre comunicación no verbal.
Knapp, M. (2010). La comunicación no verbal. Paidós Comunicación: Madrid.
Para mí el mejor libro que he leído sobre esta temática, por ser el más completo y detallado, argumentando todos los conocimientos científicos al respecto y aportando un resumen esclarecedor al final de cada apartado. También en su parte última nos ofrece un tipo de registro de conducta y de observación muy útil para poner en práctica y así observar la conducta no verbal de modo científico y riguroso. Un buen libro para empezar a conocer el mundo de la comunicación no verbal.
Givens, D. (2008). El lenguaje de la seducción. Atracción, conversación, contacto y sexo. Integral: Barcelona.
Como seducir a través de la comunicación no verbal y verbal, desde la postura del cuerpo, las miradas, los espacios, las palabras, el tacto. Un libro muy ameno e interesante que mezcla dos temáticas: la seducción y la comunicación no verbal. Se lee rápido y tiene un componente ameno pues podemos ponerlo en práctica cuando salgamos a la calle.
Wright, C. (1996). El lenguaje del cuerpo. Utilícelo para obtener lo que desea en el amor, el trabajo y las relaciones. Colección Biblioteca: Buenos Aires.
Un poco desfasado, pero puede servir como introducción en la temática de la comunicación no verbal, algunos detalles de este libro son interesantes, aunque como ya digo algo desfasados, sobre todo en relación a la entrevista de trabajo.
Fast, J. (2009). El lenguaje del cuerpo. Editorial Kairos: Barcelona.
Es uno de los best-seller de esta temática, analiza todo lo que se conoce científicamente hasta la fecha de la publicación, sobre comunicación no verbal, es didáctico y ameno, sin duda una buena introducción para conocer todo aquello que hacemos con el cuerpo cuando nos comunicamos.
Davis, F. (2010). La comunicación no verbal. Alianza Editorial: Madrid.
Parecido al libro anterior, pues también hace un repaso de los avances científicos en este tema, pero es más contemporáneo y actualizado, no se deja ningún apartado sobre comunicación no verbal, desde el tacto, al olfato, el rostro, los ritmos corporales, con numerosos ejemplos para entender mejor las cuestiones planteadas.
De la Fuente, L. (2007). ¿La Kynesia? 100Preguntas más frecuentes. Edimsa: Madrid.
Da a conocer la importancia de la comunicación no verbal entre paciente y doctor, como estrechar la mano, las miradas, las sonrisas, los microgestos. Es un manual corto pero directo con las preguntas frecuentes para enfrentarnos de manera adecuada a los pacientes, en cuanto a nuestra comunicación no verbal.
Otros temas.
Punset, E. (2011). Excusas para no pensar. Cómo nos enfrentamos a las incertidumbres de nuestra vida. Destino: Barcelona.
Vuelve nuestro divulgador científico preferido con un nuevo libro que compila toda la información científica relevante y candente. Siempre desde su enfoque de la búsqueda de la felicidad, preocupado por el amor y las relaciones de pareja, pasando por la evolución humana y del Universo. Muy ameno, se lee rápido y es entendible para todos los públicos. Esta en formato de noticia de periódico, pues son pequeños artículos sobre las últimas novedades. Un chute rápido de conocimientos amenos.
Musso, A. y Gadoni, O. (2008). El gran libro de la psicología para todos. De Vecchi: Barcelona.
Un repaso sobre una gama amplia de conocimientos psicológicos, que sirve como introducción para las personas legos en esta temática y como repaso de conocimientos para los psicólogos expertos o recién licenciados. Es un recorrido ameno sobre aspectos diversos de la psicología, como los trastornos de personalidad, pasando por las relaciones de pareja, la sexualidad y alcanzando puntos como la espiritualidad y la psicología transpersonal. Lo peor del libro es que hay demasiados ejercicios físicos para ser realizados por las personas que tienden a determinados trastornos de personalidad. Este apartado se hace farragoso y poco útil a mi entender.
De momento estos son los últimos libros que recomiendo sobre el amor y las relaciones interpersonales. En estos momentos llevo dos libros a medio, el origen del hombre de Darwin y el mito de la monogamia de Barrash y Lipton, pues ahora me estoy interesando en esta temática sobre si el ser humano es monógamo por naturaleza o no. En breve tendréis noticias al respecto. Espero que este post os haya servido de ayuda para aquellas personas que no saben que libro comprarse para leer o para quedarse durmiendo en una esquina.
Leer aporta felicidad a nuestra neuronas.
Psicología del amor y de la pareja.
Branden, N. (2009). La Psicología del amor romántico. El amor romántico en una época sin romanticismo. Paidós: Barcelona.
Este libro me gusta porque hace un breve pero interesante recorrido sobre las relaciones de pareja a lo largo de la humanidad hasta los días contemporáneos. Este libro es una agradable exploración sobre qué es esto del amor romántico a través de la historia, la filosofía, la fisiología y la sociología. Fácil de leer y entretenido.
Capafons, J y Sosa, C. (2009). Tratando… Problemas de pareja. Pirámide: Madrid.
Este pequeño manual está dividido en cuatro apartados, una introducción donde comenta que es el amor y que son los desajustes en la pareja, otro apartado sobre las entrevistas que se pueden realizar en consulta, utilizando la técnica de doble psicólogo, masculino y femenino, para entablar una mejor relación con la pareja, un tercer apartado sobre tipos de terapias de pareja y un último apartado sobre el entrenamiento en solución de conflictos. Es un manual corto y eficaz para los psicólogos iniciados en el mundo práctico de la terapia de pareja.
Carter, S (2000). Del amor al compromiso. Para alcanzar una relación de pareja estable. Urano: Barcelona.
Se centra en un apartado importante de las relaciones de pareja: el compromiso. Un viaje que descubre y desvela los fantasmas de las personas que tienen miedo a comprometerse, los llamados “compromisofóbicos”. La idea central es poner sobre la mesa que tipo de personas son las que tienen miedo al compromiso y a partir de aquí trabajar, para perder este miedo. Quizás este libro se hace algo tedioso en su parte central, pero sin duda, puede ser un buen libro para aquellas personas que solo buscan el enamoramiento inicial pero que cuando hay que llegar a comprometerse huyen, pues al fin y al cabo, con esta conducta, nunca llegan a ser felices con nadie, porque el miedo les atribula.
Otis-Cour, L (2000). Historia de la pareja en la Edad Media. Placer y amor. Siglo Veintiuno de España Editores: Madrid.
Un recorrido histórico sobre la pareja de la Edad Media, monogamia, concubinato, la familia, adulterio, prostitución, etc. Para entender como son las relaciones en la actualidad debemos comprender como eran las relaciones a lo largo de la humanidad. Es un buen libro para las personas interesadas en la evolución del amor, el matrimonio y las relaciones de pareja.
Libros sobre comunicación no verbal.
Knapp, M. (2010). La comunicación no verbal. Paidós Comunicación: Madrid.
Para mí el mejor libro que he leído sobre esta temática, por ser el más completo y detallado, argumentando todos los conocimientos científicos al respecto y aportando un resumen esclarecedor al final de cada apartado. También en su parte última nos ofrece un tipo de registro de conducta y de observación muy útil para poner en práctica y así observar la conducta no verbal de modo científico y riguroso. Un buen libro para empezar a conocer el mundo de la comunicación no verbal.
Givens, D. (2008). El lenguaje de la seducción. Atracción, conversación, contacto y sexo. Integral: Barcelona.
Como seducir a través de la comunicación no verbal y verbal, desde la postura del cuerpo, las miradas, los espacios, las palabras, el tacto. Un libro muy ameno e interesante que mezcla dos temáticas: la seducción y la comunicación no verbal. Se lee rápido y tiene un componente ameno pues podemos ponerlo en práctica cuando salgamos a la calle.
Wright, C. (1996). El lenguaje del cuerpo. Utilícelo para obtener lo que desea en el amor, el trabajo y las relaciones. Colección Biblioteca: Buenos Aires.
Un poco desfasado, pero puede servir como introducción en la temática de la comunicación no verbal, algunos detalles de este libro son interesantes, aunque como ya digo algo desfasados, sobre todo en relación a la entrevista de trabajo.
Fast, J. (2009). El lenguaje del cuerpo. Editorial Kairos: Barcelona.
Es uno de los best-seller de esta temática, analiza todo lo que se conoce científicamente hasta la fecha de la publicación, sobre comunicación no verbal, es didáctico y ameno, sin duda una buena introducción para conocer todo aquello que hacemos con el cuerpo cuando nos comunicamos.
Davis, F. (2010). La comunicación no verbal. Alianza Editorial: Madrid.
Parecido al libro anterior, pues también hace un repaso de los avances científicos en este tema, pero es más contemporáneo y actualizado, no se deja ningún apartado sobre comunicación no verbal, desde el tacto, al olfato, el rostro, los ritmos corporales, con numerosos ejemplos para entender mejor las cuestiones planteadas.
De la Fuente, L. (2007). ¿La Kynesia? 100Preguntas más frecuentes. Edimsa: Madrid.
Da a conocer la importancia de la comunicación no verbal entre paciente y doctor, como estrechar la mano, las miradas, las sonrisas, los microgestos. Es un manual corto pero directo con las preguntas frecuentes para enfrentarnos de manera adecuada a los pacientes, en cuanto a nuestra comunicación no verbal.
Otros temas.
Punset, E. (2011). Excusas para no pensar. Cómo nos enfrentamos a las incertidumbres de nuestra vida. Destino: Barcelona.
Vuelve nuestro divulgador científico preferido con un nuevo libro que compila toda la información científica relevante y candente. Siempre desde su enfoque de la búsqueda de la felicidad, preocupado por el amor y las relaciones de pareja, pasando por la evolución humana y del Universo. Muy ameno, se lee rápido y es entendible para todos los públicos. Esta en formato de noticia de periódico, pues son pequeños artículos sobre las últimas novedades. Un chute rápido de conocimientos amenos.
Musso, A. y Gadoni, O. (2008). El gran libro de la psicología para todos. De Vecchi: Barcelona.
Un repaso sobre una gama amplia de conocimientos psicológicos, que sirve como introducción para las personas legos en esta temática y como repaso de conocimientos para los psicólogos expertos o recién licenciados. Es un recorrido ameno sobre aspectos diversos de la psicología, como los trastornos de personalidad, pasando por las relaciones de pareja, la sexualidad y alcanzando puntos como la espiritualidad y la psicología transpersonal. Lo peor del libro es que hay demasiados ejercicios físicos para ser realizados por las personas que tienden a determinados trastornos de personalidad. Este apartado se hace farragoso y poco útil a mi entender.
De momento estos son los últimos libros que recomiendo sobre el amor y las relaciones interpersonales. En estos momentos llevo dos libros a medio, el origen del hombre de Darwin y el mito de la monogamia de Barrash y Lipton, pues ahora me estoy interesando en esta temática sobre si el ser humano es monógamo por naturaleza o no. En breve tendréis noticias al respecto. Espero que este post os haya servido de ayuda para aquellas personas que no saben que libro comprarse para leer o para quedarse durmiendo en una esquina.
Leer aporta felicidad a nuestra neuronas.
sábado, 24 de marzo de 2012
El improperio en las relaciones interpersonales.
Los científicos han descubierto que para resarcirnos de un improperio debemos de lanzar cinco cumplidos, es decir un insulto equivale a cinco cumplidos en la mente humana, por lo que si nos pasamos la vida insultando a los demás no tendremos el suficiente tiempo para resarcirnos.
Llevado este argumento a las relaciones de pareja, podríamos decir, que contradecir a nuestro amado continuamente “no tienes ni idea de lo que estás hablando, te equivocas completamente”, puede estar llevándonos al fin de la relación, pues nuestros cerberos almacenan con mayor contundencia, los insultos y las contradicciones que los elogios. El ser humano, está más atento a que no le perviertan su dignidad que a ser elogiados o aprobados.
Parece que rechazamos las conversaciones con personas que empiezan sus frases de forma negativa y desaprobante, “no, en verdad es lo contrario de lo que dices”. Personas que sistemáticamente empiezan sus frases con un no o un argumento negativo, después de nuestra locución o intervención.
A veces este rechazo es consciente y desagradable, otras veces, no sabemos porque la presencia de cierta persona nos desagrada o al estar ella, nos sentimos incómodos, pues quizás esa desaprobación continua no ha calado en nuestro consciente pero a nivel subconsciente o inconsciente esté más que presente.
Como conclusión diremos que la manera más fácil de llevarnos bien con los demás, de tener buenas relaciones interpersonales, no es la de ir alagando como un disparador automático, sino intentando no contradecir o insultar gratuitamente a la gente, esta es una habilidad social que podemos emparentar con la asertividad. Esta se define como un modelo de relación interpersonal que consiste en conocer los propios derechos y hacerlos respetar, respetando también a los demás, llegando esta conducta a ser un punto intermedio entre la pasividad y la agresividad.
Ahora sabemos que, de todas las formas de comportamiento posibles que el ser humano rechaza, la agresividad, el insulto y la contradicción es la que ocupa uno de los puestos superiores en el ranking. Si queremos que nuestra relación sea más positiva, intenta comprender los razonamientos e ideas de tu ser amado aunque no las compartas, y si esta errando en sus conclusiones, no te muestres agresivo, pues tus insultos quedaran guardados en lo más profundo de su ser y te costará 5 veces más volver a un estado de equilibrio con tu pareja. Defiende tus derechos y opiniones desde el respeto mutuo.

Parece que rechazamos las conversaciones con personas que empiezan sus frases de forma negativa y desaprobante, “no, en verdad es lo contrario de lo que dices”. Personas que sistemáticamente empiezan sus frases con un no o un argumento negativo, después de nuestra locución o intervención.
A veces este rechazo es consciente y desagradable, otras veces, no sabemos porque la presencia de cierta persona nos desagrada o al estar ella, nos sentimos incómodos, pues quizás esa desaprobación continua no ha calado en nuestro consciente pero a nivel subconsciente o inconsciente esté más que presente.
Como conclusión diremos que la manera más fácil de llevarnos bien con los demás, de tener buenas relaciones interpersonales, no es la de ir alagando como un disparador automático, sino intentando no contradecir o insultar gratuitamente a la gente, esta es una habilidad social que podemos emparentar con la asertividad. Esta se define como un modelo de relación interpersonal que consiste en conocer los propios derechos y hacerlos respetar, respetando también a los demás, llegando esta conducta a ser un punto intermedio entre la pasividad y la agresividad.

domingo, 18 de marzo de 2012
La infrecuencia mata el amor. El Problema del Erasmus.
La idea de la que parto, proviene de una frase del E. Punset hallada en su libro“Excusas para no pensar”(2011) que dice así: “la ausencia física prolongada mucho tiempo mata el amor”. Si no provocamos que en el cerebro de nuestro amado se produzca la señal en su sistema nervioso, este no se activa y no ocurre nada, las neuronas no informan de nada. Para que las neuronas alcancen el umbral necesario para transmitir información se necesita de un elemento clave: la frecuencia del estimulo, “si todos los estímulos se agolpan, la sensación será intensa; si se espacian en el tiempo, la sensación será débil” (Punset, 2011).
Por lo que resulta muy importante para mantener una relación en el tiempo, la necesidad de estar cerca con la frecuencia adecuada, besarnos, acariciarnos, de provocar que nuestras neuronas rebasen el umbral de acción para que se produzca continuamente "la magia del amor".
Las parejas que se ven forzadas a la lejanía de sus cuerpos debido a trabajo, estudios u otras circunstancias, pueden provocar el final de su relación, por la falta de frecuencia, ya que nuestro cerebro olvida más rápido de lo que nosotros podamos prever. Estar cerca es la clave para prolongar las sensaciones que el enamoramiento nos brinda. Pero entiéndanme, estar cerca no significa ir a todas partes con nuestra pareja, sin dejarle espacio, como explica Fina Sanz en su libro "Los vínculos del amor" una pareja debe caminar entre la sana complementariedad de la fusión-separación. Pasamos de estados "fusionales" donde ambos nos sentimos uno, a momentos en los que necesitamos separarnos del otro y volver a nuestra individualidad, necesitamos echar de menos al otro. Por lo que si la infrecuencia puede matar el amor, un exceso de frecuencia puede asfixiarlo hasta la anoxia emocional.
Un efecto que puede solapar durante un tiempo la infrecuencia de nuestros acercamientos amorosos, es el llamado efecto Romeo y Julieta, este viene a decirnos que ante una dificultad en la relación, se intensifican nuestras ganas de amar y de estar con la persona amada, pues nuestro cerebro deja una ventana abierta, ya que las cosas que no terminamos continúan siendo procesadas en un segundo plano, provocando que no podamos olvidarlas. Pero parece ser que la infrecuencia prolongada puede ser más potente que el efecto Romeo y Julieta, que la dificultad de vivir alejados de nuestro amado no sea suficiente para el cerebro y este deje de pensar en nuestra pareja, con la intensidad necesaria, llegando a estancar nuestra relación.
Siempre tuve en mente, la idea de que el Erasmus (beca Erasmus: permite viajar a profesores y alumnos universitarios por el Espacio Económico Europeo) mataba a muchas relaciones de pareja, indague, pregunté, me informé sobre parejas que habían pasado
por la experiencia en la que uno de los dos se marchaba una temporada a otro país, para tener vivencias nuevas y agradables separado del amado. Intenté que mis conclusiones no se dejaran llevar por mis concepciones previas (no quería provocar una ley de Murphy, esta ley viene a decir que solo nos fijamos en lo malo de los acontecimientos que nos pasan, haciéndolos más relevantes que los acontecimientos buenos, provocando pues que creamos que las cosas malas pasan más que las buenas), pero las evidencias (no científicas), parecían inclinar la balanza hacia la hipótesis sobre que el Erasmus, en ciertas ocasiones, provocaba lesiones medias o inoperables causando la muerte de la relación de pareja. Ahora Punset, en su libro, reafirma esta sospecha, con la idea de que la infrecuencia mata el amor.
Pero no todas las parejas se dejan después de un Erasmus, pues quizás este sirva de medidor del estado de la relación, es decir, una relación de pareja, fuerte, solida y sana, puede aguantar el peso de la infrecuencia mejor que una pareja, viciada, monótona o insana. El Erasmus puede servirnos para comprobar la calidad de nuestra relación y la capacidad de adaptación de esta.
Las nuevas tecnologías nos ayudan a acercarnos al otro por muy lejos que esté, estamos continuamente interconectados, este hecho puede mitigar la sensación de pérdida ante la lejanía, aunque cada día que pase se nos incremente más nuestra "hambre de piel", el tacto queda relegado al roce de las manos a la pantalla del ordenador donde se refleja el rostro del ser amado.
Por otro lado puede que aunque creamos que podemos soportar un viaje Erasmus con facilidad y que nuestra relación no se resentirá, quizás ocurra que las nuevas vivencias inunden nuestro sistema nervioso, con continuos refuerzos positivos y ya nunca volvamos a ser los mismos, y al volver a casa, a falta de estos estímulos placenteros, nos acaben provocando una sensación de que algo nos falta y de que nuestro ser amado ya no puede llenarlo, estamos en otra fase, ahora no paseamos en paralelo con nuestra pareja, ella quedó atrás, pues no somos los mismos y necesitamos de otras experiencias para continuar siendo felices.
Por todo ello, podemos inferir que la distancia provoca infrecuencia y esta a su vez promueve que nuestro cerebro deje de activarse, dejamos de pensar en el amado. La distancia se convierte en un medidor de la calidad de nuestras relaciones.
Si, cuando tenias pareja, has utilizado una beca Erasmus o similar, puedes contarnos tu experiencia, para comprobar si se cumple o no esta hipótesis señalada en el artículo. Anímate a participar.
martes, 13 de marzo de 2012
La soledad
El diccionario ilustrado de la lengua española, define soledad como: “Carencia de compañía. Pesar y melancolía que se siente por la ausencia, muerte o perdida de alguna persona o cosa”.
Y es que en definitiva la gran mayoría de nosotros somos seres con genes sociales, nos motiva la búsqueda incansable del calor humano, del abrazo sincero, de la sonrisa cómplice, necesitamos estar rodeados de los demás, no como átomos alocados y fríos, sino cerca de personas que consideramos que realmente lo son. Porque en las ciudades siempre caminamos al lado de desconocidos y no por ello nos sentimos arropados, agrupados, reconocidos, ese tipo de cercanía, es una cercanía lejana, inmunda y sinsentido, buscamos la unión con los demás de forma significativa. Y cuando la poseemos corremos el riesgo de perderla y al perderla nos sentimos solos, melancólicos, perdidos, vacios.
Juramos que intentaremos ser más independientes la próxima vez, que no necesitamos a nadie especial en nuestras vidas, que no queremos depender de besos, abrazos, caricias, susurros al oído. Dejamos relaciones con la esperanza de volvernos más nosotros mismos, pero al poco tiempo una pesada losa nos estrangula, nos aplasta y hunde, la losa de la soledad y del vacío existencial. Dejamos, nos desplazamos, pero no hacia nosotros mismos, sino hacia otros mares, otras espaldas a las que abrazar, otros labios, pues no sabemos estar solos, nos aterra y como dice la definición nos sentimos melancólicos ante la pérdida de lo que tuvimos y volvemos a nadar, a dormir y a bailar acompañados.
Las estadísticas muestran que las personas divorciadas o separadas viven menos años que las felizmente casadas, entre los factores que influyen están:
• La peor calidad en la alimentación.
• Mayores niveles de ansiedad
• Mayores niveles de estrés
• Mayores niveles de depresión.
Estos mayores niveles de estrés, ansiedad y depresión a su vez causan mayores tasas de enfermedad como los problemas circulatorios, hipertensión, carencias en el sistema inmunológico con la probabilidad de contraer mayores infecciones por virus y bacterias y un no menos extenso etcétera, que añadido a una alimentación precaria o no sana, provocan que la vida de las personas divorciadas y viudas decrezca considerablemente.
Por lo que parece que estamos hechos para ser felices en compañía, necesitamos el apoyo de los demás en los momentos difíciles, como si ellos se convirtieran en un tubo de canalización de nuestras tensiones y dificultades, necesitamos reír acompañados de los demás, no podemos, ni queremos estar solos.
La idea es alcanzar el punto equilibrado entre necesidad e independencia. Solo los seres ermitaños pueden vivir alejados de la complacencia de los demás sin que un vacio les corroa por dentro, pero no se trata de ser un ermitaño austero emocional, sino de encontrar un estado a medio camino, justo en el punto medio entre la cordura y la razón. No debemos ser seres volátiles, ligeros y gráciles que se dejan arrastrar por los vientos de la imperiosa necesidad de relación con los demás, necesitamos, para el equilibrio, poder gozar de nosotros mismos, sin que la angustia existencial de la soledad nos arroye y nos destruya. Somos seres sociales, pero no seres dependientes de afecto. Si somos capaces de disfrutar de nosotros mismos sin la necesidad imperiosa del afecto del prójimo, habremos recorrido un largo camino hacia la felicidad individual.
Y es que en definitiva la gran mayoría de nosotros somos seres con genes sociales, nos motiva la búsqueda incansable del calor humano, del abrazo sincero, de la sonrisa cómplice, necesitamos estar rodeados de los demás, no como átomos alocados y fríos, sino cerca de personas que consideramos que realmente lo son. Porque en las ciudades siempre caminamos al lado de desconocidos y no por ello nos sentimos arropados, agrupados, reconocidos, ese tipo de cercanía, es una cercanía lejana, inmunda y sinsentido, buscamos la unión con los demás de forma significativa. Y cuando la poseemos corremos el riesgo de perderla y al perderla nos sentimos solos, melancólicos, perdidos, vacios.
Juramos que intentaremos ser más independientes la próxima vez, que no necesitamos a nadie especial en nuestras vidas, que no queremos depender de besos, abrazos, caricias, susurros al oído. Dejamos relaciones con la esperanza de volvernos más nosotros mismos, pero al poco tiempo una pesada losa nos estrangula, nos aplasta y hunde, la losa de la soledad y del vacío existencial. Dejamos, nos desplazamos, pero no hacia nosotros mismos, sino hacia otros mares, otras espaldas a las que abrazar, otros labios, pues no sabemos estar solos, nos aterra y como dice la definición nos sentimos melancólicos ante la pérdida de lo que tuvimos y volvemos a nadar, a dormir y a bailar acompañados.
Las estadísticas muestran que las personas divorciadas o separadas viven menos años que las felizmente casadas, entre los factores que influyen están:
• La peor calidad en la alimentación.
• Mayores niveles de ansiedad
• Mayores niveles de estrés
• Mayores niveles de depresión.
Estos mayores niveles de estrés, ansiedad y depresión a su vez causan mayores tasas de enfermedad como los problemas circulatorios, hipertensión, carencias en el sistema inmunológico con la probabilidad de contraer mayores infecciones por virus y bacterias y un no menos extenso etcétera, que añadido a una alimentación precaria o no sana, provocan que la vida de las personas divorciadas y viudas decrezca considerablemente.
Por lo que parece que estamos hechos para ser felices en compañía, necesitamos el apoyo de los demás en los momentos difíciles, como si ellos se convirtieran en un tubo de canalización de nuestras tensiones y dificultades, necesitamos reír acompañados de los demás, no podemos, ni queremos estar solos.
La idea es alcanzar el punto equilibrado entre necesidad e independencia. Solo los seres ermitaños pueden vivir alejados de la complacencia de los demás sin que un vacio les corroa por dentro, pero no se trata de ser un ermitaño austero emocional, sino de encontrar un estado a medio camino, justo en el punto medio entre la cordura y la razón. No debemos ser seres volátiles, ligeros y gráciles que se dejan arrastrar por los vientos de la imperiosa necesidad de relación con los demás, necesitamos, para el equilibrio, poder gozar de nosotros mismos, sin que la angustia existencial de la soledad nos arroye y nos destruya. Somos seres sociales, pero no seres dependientes de afecto. Si somos capaces de disfrutar de nosotros mismos sin la necesidad imperiosa del afecto del prójimo, habremos recorrido un largo camino hacia la felicidad individual.
martes, 14 de febrero de 2012
La energía ambivalente que te transforma.
Es un poder, una fuerza, una atracción casi inevitable, confluyente, sinérgica, lúdica, erótica, una masa interna que envuelve toda tu presencia, cambia tu mirada, tus anhelos, tus pasiones, transforma a cada una de tus neuronas, convirtiéndolas en más pasionales, obsesivas, impunes, mágicas, modifica tu estatus, tu signo, tus ambivalencias. Es una energía mayúscula que se apodera de todo tu ser, si no sabes de lo que hablo es que nunca has estado enamorado.
Algunos no creen en esta fuerza, saben de ella por canciones, creen que es un mito, una utopía, dejar de ser persona para convertirse en otra cosa, en una energía que transforma todo lo que toca, no saben que aquello pueda existir y sobre todo no saben del poder de seducción y envolvimiento que otorga a quien lo tienta con un simple dedo.
Es puro, asombroso, una delicia para los sentidos, una delicia para la salud, pero también es voluble, cambiante, embaucador como el vino, pero provocador de terribles resacas, si no se usa con moderación. Es alto y bajo al mismo tiempo, es noble e impúdico, es apacible o se convierte en un vendaval intolerable, hace reír y llorar, te despreocupa o te tiene en vilo toda la noche. Es un juguete pero también una de las bombas más mortíferas, no tiene instrucciones pero son tan necesarias que sin ellas uno se siente perdido. Es el enamoramiento.
Unos no quieren encasillarlo, desean tenerlo en una burbuja de ensoñaciones románticas, no quieren saber que es producto de la química de nuestros cerebros, quieren cerrar los ojos y vivirlo, sin que nadie les cuente la película, sin que nadie les cuente el desenlace, no quieren instrucciones, quieren nadar sin manguitos y sin guía, pero corren el riesgo de ahogarse, de ser envueltos por la marea, de ser completamente destruidos, o de provocar la destrucción en los demás, se ciegan a sí mismos y a los que les rodean, viven de peligrosas falacias, como que el amor es sufrido para ser sentido, lo tienen en tan alto pedestal que pronto se desilusionan, porque el amado no cumple con las expectativas de lo que para ellos es el amor, lo ven un fraude, culpan al otro, en vez de a su creencia sobre este sentimiento, se autoengañan, siguen pensando que el amor es perfecto, que brilla por sí mismo, que tiene una batería inagotable, se equivocan porque no tienen el libro de instrucciones. No saben que el amor puede agotarse, que necesita ser recargado continuamente, que no brilla por sí mismo, que necesita de dos seres para hacerlo relumbrar, que es complejo, con miles de cables que significan miles de cosas y que provocan cambios constantes tanto internos como externos. Uno debe manipularlo con cuidado, debe nutrirse y equiparse antes de madurez, necesita poseer equilibrio, autocontrol, empatía y usar la razón. Si el corazón domina, también domina el impulso y con él la posibilidad de la lágrima y el dolor. El amor no es indomable, debe ser apaciguador y apaciguado para funcionar, cuando es entendido no provoca furia, ira, rabia, provoca anhelo, calma y serenidad mental.
Para amar hay que estar equipado, no protegido pero si equipado. Si te propones querer a alguien sin este equipaje corres el grave riesgo de desintegrare o desintegrar al otro en una espiral de desconcierto, lucha de egos y rabia contenida, pues lo que no se entiende, frustra y la frustración provoca enfado, dolor y cólera, siendo este coctel la semilla del fracaso. El amor es todo poderoso y por ello necesita corazones y mentes preparadas para saber sobrellevarlo y así poder disfrutarlo plenamente.
El amor es una energía ambivalente, capaz de provocar lo mejor y lo peor en nosotros, pero si sabemos encauzarlo, llegaremos al destino anhelado, la felicidad. Requiere esfuerzo, lucha y una gran dosis de fuerza, pero si se logra, este sentimiento rodara por ti suave e increíblemente revelador.
Algunos no creen en esta fuerza, saben de ella por canciones, creen que es un mito, una utopía, dejar de ser persona para convertirse en otra cosa, en una energía que transforma todo lo que toca, no saben que aquello pueda existir y sobre todo no saben del poder de seducción y envolvimiento que otorga a quien lo tienta con un simple dedo.
Es puro, asombroso, una delicia para los sentidos, una delicia para la salud, pero también es voluble, cambiante, embaucador como el vino, pero provocador de terribles resacas, si no se usa con moderación. Es alto y bajo al mismo tiempo, es noble e impúdico, es apacible o se convierte en un vendaval intolerable, hace reír y llorar, te despreocupa o te tiene en vilo toda la noche. Es un juguete pero también una de las bombas más mortíferas, no tiene instrucciones pero son tan necesarias que sin ellas uno se siente perdido. Es el enamoramiento.
Unos no quieren encasillarlo, desean tenerlo en una burbuja de ensoñaciones románticas, no quieren saber que es producto de la química de nuestros cerebros, quieren cerrar los ojos y vivirlo, sin que nadie les cuente la película, sin que nadie les cuente el desenlace, no quieren instrucciones, quieren nadar sin manguitos y sin guía, pero corren el riesgo de ahogarse, de ser envueltos por la marea, de ser completamente destruidos, o de provocar la destrucción en los demás, se ciegan a sí mismos y a los que les rodean, viven de peligrosas falacias, como que el amor es sufrido para ser sentido, lo tienen en tan alto pedestal que pronto se desilusionan, porque el amado no cumple con las expectativas de lo que para ellos es el amor, lo ven un fraude, culpan al otro, en vez de a su creencia sobre este sentimiento, se autoengañan, siguen pensando que el amor es perfecto, que brilla por sí mismo, que tiene una batería inagotable, se equivocan porque no tienen el libro de instrucciones. No saben que el amor puede agotarse, que necesita ser recargado continuamente, que no brilla por sí mismo, que necesita de dos seres para hacerlo relumbrar, que es complejo, con miles de cables que significan miles de cosas y que provocan cambios constantes tanto internos como externos. Uno debe manipularlo con cuidado, debe nutrirse y equiparse antes de madurez, necesita poseer equilibrio, autocontrol, empatía y usar la razón. Si el corazón domina, también domina el impulso y con él la posibilidad de la lágrima y el dolor. El amor no es indomable, debe ser apaciguador y apaciguado para funcionar, cuando es entendido no provoca furia, ira, rabia, provoca anhelo, calma y serenidad mental.
Para amar hay que estar equipado, no protegido pero si equipado. Si te propones querer a alguien sin este equipaje corres el grave riesgo de desintegrare o desintegrar al otro en una espiral de desconcierto, lucha de egos y rabia contenida, pues lo que no se entiende, frustra y la frustración provoca enfado, dolor y cólera, siendo este coctel la semilla del fracaso. El amor es todo poderoso y por ello necesita corazones y mentes preparadas para saber sobrellevarlo y así poder disfrutarlo plenamente.
El amor es una energía ambivalente, capaz de provocar lo mejor y lo peor en nosotros, pero si sabemos encauzarlo, llegaremos al destino anhelado, la felicidad. Requiere esfuerzo, lucha y una gran dosis de fuerza, pero si se logra, este sentimiento rodara por ti suave e increíblemente revelador.
miércoles, 8 de febrero de 2012
Los tres factores claves por los que abandonamos a nuestras relaciones amorosas.
Son diversas y múltiples las causas por las que podemos o elegimos abandonar el barco de una relación amorosa: diferencia de carácter, desajustes sexuales, celos, búsqueda de nuevas experiencias y un largo y casi inagotable sinfín de justificaciones más o menos elegantes y racionales.
Pero dentro de todas estas múltiples formas de huida, podemos enumerar tres factores que pueden ser determinantes a la hora de abandonar el nido de amor.
Estos factores son los siguientes:
• Refuerzo-castigo o coste-beneficio
• Cantidad de recursos empleados
• Otras alternativas
A continuación paso a describir y clarificar estos factores, para entender porque dejamos o somos dejados, con la frialdad de la razón como bandera.
1. Refuerzo-castigo o coste-beneficio
La idea central de este factor es que permanecemos en una relación que nos es reforzante y huiremos de las relaciones en las que nos sentimos castigados, inhibidos o menospreciados. Cuando nuestra relación empieza a costarnos energías y comprobamos que el beneficio (entendido este no como algo monetario, sino beneficio emocional sobre todo) está por debajo de nuestras expectativas, ilusiones o atribuciones, nuestra relación corre serio peligro de resentirse. Pasan entonces pensamientos por nuestras asombradas cabezas del tipo: “yo doy y doy pero no recibo nada a cambio” o “por mucho que dé en esta relación, no parece que este siendo compensado”. Empezamos a preguntarnos qué damos y qué nos dan a cambio, pues intuimos o certeramente comprobamos que no hay un equilibrio de fuerzas en el toma y da de la relación. Sí somos continuamente castigados o reprobados por nuestras conductas que parecen inadecuadas para nuestra pareja, sí cuando hacemos cosas positivas no nos vemos recompensados, ni con una mirada de agradecimiento, podemos sufrir un bloqueo al que Gottman denominaba actitud evasiva o distanciamiento, que se caracteriza por la pasividad ante las criticas, ya no se hace absolutamente nada, solo queda huir, para aliviar el estrés interno, pues uno se siente impotente y sin recursos para afrontar la relación y las criticas dolorosas. En este caso el cuarto jinete del apocalipsis de Gottman hace su aparición emborronando cualquier esperanza de una relación satisfactoria (para saber más sobre el tema leer el libro: Gottman, J. (2010). Siete reglas de oro para vivir en pareja .Debolsillo: Barcelona.)
Por último debemos decir que este factor por sí solo es necesario pero no suficiente para que una pareja rescinda su contrato de permanencia juntos, pues puede haber un desequilibrio en el toma y da y que este no afecte de forma profunda a la relación, es decir un miembro de la pareja puede dar muy poco a la relación y el otro mucho, pero no haber por ello ningún choque o escisión profunda, pues los tipos de personalidad influyen a la hora de que este factor sea determinante o no. Hay personas que les gusta dar mucho y recibir poco a cambio y por ello pueden mantener una relación desequilibrada (desequilibrio entendido en dar y recibir y no en términos de inteligencia emocional) por mucho tiempo o incluso por siempre.
2. Cantidad de recursos empleados
Otro factor clave, es la cantidad de recursos que hemos administrado en nuestra relación, si hemos gastado mucho tiempo, esfuerzo y dinero en ella, nos costará más dejar a la pareja. Siempre se suele recriminar, cuando somos dejados, este tiempo valioso que empleamos con el otro, con frases del tipo: “con todo lo que hemos vivido juntos y todos los planes que hemos hecho, cómo puedes dejarme tirado así sin más”. Suele ser uno de los factores que más duelen a la persona dejada, porque recuerda incesantemente todo lo vivido, que en términos materiales, es todo lo gastado en el otro: tiempo, esfuerzo y dinero, sobre todo. Una analogía para entender mejor este factor es el de la persona adicta al juego o ludopatía, en un primer momento uno juega una cantidad de dinero moderada pero conforme entra en la espiral de derrotas, el interés del adicto al juego ya no es ganar dinero sino recuperar lo invertido y perdido y es en ese instante cuando se establece el vínculo incesante y peligroso con la enfermedad. Por ello, a veces no dejamos a una pareja, no porque la queramos sino porque hemos invertido tanto en ella que uno siente que sino continúa se pierden todas las inversiones realizadas a lo largo del tiempo con el ser amado. Si percibimos que son mayores nuestras anisas de volar del nido que el coste que supone dejar a nuestra pareja, en términos de recursos empleados, podemos estar en disposición de abandonarla y comenzar un nuevo camino.
Nos damos cuenta entonces de la importancia de seguir gastando tiempo, dinero y esfuerzo en nuestras parejas, no vale relajarse, no vale dejar de hacer cosas junto al ser amado, sí comenzamos a detener o a acortar la cantidad de recursos que empleamos en la otra persona, esta quizás algún día le cueste menos dejarnos. Téngalo muy en cuenta.
3. Otras alternativas
En la vida hay muchos caminos por recorrer, muchas alternativas que elegir y muchos pasos por andar. Si estamos con una pareja pero de repente se nos cruza otra, que llama nuestra atención, que cambia nuestros esquemas mentales, que modifica nuestros sueños y que transforma nuestra realidad, podemos estar en disposición de abandonar a nuestro amado por una nueva y más emocionante relación. Las alternativas siempre están ahí, y como bien expresa la película “Closer”, siempre hay un punto que uno decide o no decide cruzar cuando se conoce a alguien nuevo y se tiene una pareja, siempre esta ese instante en el que te dejas llevar por lo nuevo o decides parar y cortar para regresar a casa con la persona a la que aún amas. Uno decide que otras alternativas tiene y qué prefiere, a veces acertamos pero en otras cometemos los mayores errores de nuestras vidas.
Estos factores afectaran de distinta forma y grado a nuestras relaciones, según lo sólidas que sean. Quizás solo baste uno de estos factores para romper una relación, como conocer a alguien nuevo, ello puede hacernos pensar que nuestra relación apenas si se sostenía, apenas si era algo real y tangible.
Una relación más solida necesitará de más factores para romperse: la relación se ha convertido en puro castigo, ya no se están empleando recursos para mantenerla, ya no se gasta tiempo ni dinero en la pareja, no se le sorprende con detalles, y encima tenemos otras alternativas con las que ilusionarnos, es en ese momento cuando podemos ponernos a temblar y a vaticinar que nuestra relación sufre un grave peligro de derrumbe.
Si le damos una visión positiva a todo lo mencionado hasta ahora, podemos hallar los factores por los que podemos mantener una relación de pareja más sana, tan solo debe pasar a positivo los factores mencionados. Tiene en sus manos unas breves indicaciones para ser más feliz, utilícelas como vea conveniente.
martes, 17 de enero de 2012
Un ser pequeñito
¿Cómo un ser tan pequeñito puede quitarme el aliento de esa manera?, no es posible que ese espejo que refleja juventud, por dentro esté tan cargado de sabiduría, no es posible que vuelva a suspirar por un bichito tan ideológico, tan parecido a mi estima, tan inspirador, tan complejo y tan adorable.
No es normal, tanta negación solo indica que quiero huir hacia delante. Hoy he pensado en ese bichito tantas veces que parece que se ha colado dentro de mi sistema nervioso, juega con mis neuronas como si las conociera de toda la vida, me habla perdiéndome el respeto con tanta gracia que solo puedo quedarme maravillado con su magia, con su desparpajo, ¿qué me está pasando? ¿Estoy rejuveneciendo? ¿Estoy enloqueciendo de nuevo como cuando era otro? Intento controlar utilizando el mando de la cordura, pero se ha quedado sin pilas, así que o bajo a comprar pilas nuevas o cierro los ojos y me imagino que todo cuadra.
Ella intuye que esta vez va a ser distinto, ella sabe que a partir de ahora empezará a faltarle algo cuando no le conteste, yo sé que estamos igual, pero nadie sabe lo atontados que podemos ser juntos y lo divertido que es sentirse entendido por alguien tan loco como uno mismo.
No es normal, tanta negación solo indica que quiero huir hacia delante. Hoy he pensado en ese bichito tantas veces que parece que se ha colado dentro de mi sistema nervioso, juega con mis neuronas como si las conociera de toda la vida, me habla perdiéndome el respeto con tanta gracia que solo puedo quedarme maravillado con su magia, con su desparpajo, ¿qué me está pasando? ¿Estoy rejuveneciendo? ¿Estoy enloqueciendo de nuevo como cuando era otro? Intento controlar utilizando el mando de la cordura, pero se ha quedado sin pilas, así que o bajo a comprar pilas nuevas o cierro los ojos y me imagino que todo cuadra.
Ella intuye que esta vez va a ser distinto, ella sabe que a partir de ahora empezará a faltarle algo cuando no le conteste, yo sé que estamos igual, pero nadie sabe lo atontados que podemos ser juntos y lo divertido que es sentirse entendido por alguien tan loco como uno mismo.
domingo, 8 de enero de 2012
Conducta de Flirt o semi-corte. Conducta sexual con fines no sexuales.
¿Por qué ocurre, con cierta frecuencia, que quedamos con
alguien con fines neutrales y acaban produciéndose confusiones de tipo sexual,
aun teniendo pareja?
La idea central es la siguiente: Todos los seres humanos
cuando quedan con alguien del sexo contrario (o del mismo sexo, según
preferencias eróticas) emplean elementos sexuales ya sean conscientes o
inconscientes a través de la comunicación no verbal, aunque no deseen hacer
nada de tipo sexual, es lo que se conoce como conducta de Flirt o semi-corte o encuentros semi-sexuales.

En español la conducta de Flirt, se conoce como flirteo,
para la Real Academia de la Lengua,
el flirteo se define como: “conquista
amorosa de transcendencia efímera”.
Sinónimos de flirteo serian: coqueteo, aventura, galanteo.
Simbolizan una especie de juego entre dos personas que aunque no desean nada
sexual, se provocan mutuamente, sobre todo de manera inconsciente y a través de
la comunicación no verbal.
Por último con encuentros
semi-sexuales, nos referimos a
encuentros neutrales, como pueden ser la
reunión de dos compañeros de trabajo que hablan de negocios, o dos compañeros
de clase que comentan un trabajo, o un profesor y una alumna que discuten sobre
algún tema o un terapeuta que explica lo que le sucede a su paciente, en estos
encuentros no se pretende a priori nada sexual, pero se producen sin embargo, a
través de signos corporales, un acercamiento de tipo semi-sexual, lo que puede
conllevar a errores cuando uno de los dos protagonistas se hace consciente de
que la otra persona esta flirteando y tendrá dos opciones: rechazarlo o seguir el juego.
Para rechazar
estas conductas y que la conversación se vuelva de nuevo lo más neutral
posible, el Doctor Albert E. Scheflen, especialista
en comunicación no verbal, propone que las personas pueden realizar alguna de
estas tres manifestaciones:
• Insistir de manera no ansiosa de que se trata de una
reunión de negocios, o de trabajo, de clase o una terapia, etc. Al insistir
hacemos consciente de que se trata de un acercamiento neutral, nadie pretende
otra meta que no sea solventar el problema de trabajo, de clase…
• Mandando señales de comunicación no verbal incompletas,
quizás ambas personas estén sentadas una enfrente de la otra, lo que provoca
sentimientos de intimidad, pero sin embargo tienen parte de su cuerpo enfocando
hacia otros miembros o hacia el resto de la sala.
• Negación formal, mencionando al novio/a o marido, para
que quede claro el mensaje: “somos
amigos, el hueco de amante ya está ocupado”.
¿No se ha sorprendido a sí misma/o, hablando a un compañero de su pareja, sin saber muy bien por qué lo menciona, pero siente la necesidad
de nombrarle y decir: “tengo pareja”?
Seguramente la respuesta provenga, de que percibe que hay
algo más que un encuentro neutral entre ambos y por ello siente la necesidad de
poner una barrera que prevenga de errores, mal entendidos e incluso de
sensaciones de atracción por parte de ambos.
La otra opción es seguir
el juego del flirteo, teniendo en cuenta de que si a ambos se les hace
consciente de que hay algo más allá que una reunión de compañeros, se pasará de
la semi-corte, directamente a la corte. Es por esto que es tan fácil que los
nuevos encuentros con gente que en un principio no nos atraían, puedan acabar
atrayéndonos, porque siempre hay un componente sexual en nuestras relaciones, citas
y conversaciones.
Debemos aclarar que, con lo mencionado hasta ahora, no
pretendemos provocar el caos en las parejas desconfiadas, pues lo expuesto,
para las personas recelosas puede ser una gran revelación y la excusa para
sentirse celosos con derecho y propiedad. Siempre hay que confiar en nuestra
pareja, la confianza es un paso seguro
hacia la salud psicológica.
En definitiva, se procede sexualmente cuando nos reunimos
con finalidades no sexuales a través de la comunicación no verbal, por señas
que muestran interés, que expresan: “Usted
me gusta. Míreme soy atrayente”. Y nunca hay garantía de que no se pase de semi-corte
a corte, en cualquier momento uno de los dos o ambos pueden ser conscientes de
este juego sexual y entrar a ello para ver qué ocurrirá después.
Por último, algunas explicaciones plausibles de porque nos
comportamos sexualmente aun cuando no deseamos hacerlo, pueden ser las
siguientes:
• Es una conducta
innata del ser humano, expresamos sexualidad, nuestra genética nos
predispone a que cada encuentro tenga un sentido sexual, en definitiva, a
nuestros genes no les gusta perder el tiempo.
• Lo utilizamos como método de influir en el otro, una de los elementos o comportamientos más
influyentes en el ser humano, es todo lo relativo al apartado sexual. Existen
investigaciones que estudian, a través de electrodos, que hace nuestro cerebro cuando
vemos sexo o imágenes sexuales y los resultados muestran que nuestros cerebros
se encienden como si de fuegos artificiales se tratara, surge una explosión de
conexiones neuronales y la atención se focaliza en los elementos sexuales. Por
lo que mandar mensajes de este tipo a otra persona la predispone a estar atenta
y dejarse influir.
• Con referencia a lo anteriormente dicho, podemos mandar
estas señas sexuales para llamar la
atención de la otra persona. Cuando en una reunión nos sentimos aburridos
y/o menospreciados, quizás podemos activar a los demás mandándoles señales
semi-sexuales y recobrar el interés de los demás en nosotros.
Parece que no podemos escapar al poder y la influencia
del sexo, ni siquiera, creyendo que para nada nos atrae cierta persona, pues
nuestros cuerpos, sin saberlo conscientemente, se estarán mandando señales que
al final pueden llevar a confusión o a un nuevo romance, así somos y así parece
que seguiremos siendo.
martes, 3 de enero de 2012
Entre la tristeza y yo.
Yo no entiendo de tristeza y parece que la tristeza tampoco quiere entenderme a mí. Somos dos indivisibles, no nos hablamos pero estamos todo el día juntos, agobiándonos mutuamente.
Quiero seguir adelante pero me corta el paso con sus pesadas ojeras, me detiene, con sus fuertes músculos, me contiene, esperando a que llore, pero hoy tampoco lo logrará.
Y es que hay caminos que ella cruza, irónicos pasos que hacen que mi vida tenga aun menos sentido; y yo sigo bebiendo a escondidas el elixir de la dependencia emocional, mientras ella vive grandes hazañas, nuevos retos y deja atrás lo nuevo viejo, para largarse con lo nuevo reciente, como si al final pudiera completar su vida, pero esta tan falta como yo, lo sé. Pierde el rumbo cada vez que cree alcanzar un nuevo paraje, se deja impresionar con facilidad, es una sensible inconsciente, pero al final acaba haciendo daño con su delicada forma de no enterarse de nada, pues solo vive, solo sueña, y cuando lo hace lejos de uno le hiere, porque promete cosas que cree que puede cumplir, pero se engaña a sí misma, engaña a los demás, y no podemos decirle nada porque lo hace con el corazón en la mano, ya que aun no se conoce lo suficiente como para ser responsable de sus actos.
Y volverá a herir a otro, volverá a sonsacar lágrimas incautas, porque es tan fácil enamorarse de ella, pues cuando te mira te derrite, tienes la sensación de querer protegerla de todo, incluso de ella misma, quieres arroparla, olerla, sentirla cerca con su sonrisa como aura y su aura como refugio eterno. Lo cruel es que es fugaz porque siente que se le escapan las horas, no puede entretenerse más de lo debido ya que siente que ese lugar esta expirando para ella y se agobia, se agita, se disuelve y desea correr al lado opuesto de la oscuridad. Se marcha, dejándote ese agridulce recuerdo, de quienes pudisteis ser y en quienes os habéis convertido.
Y me he despedido tantas veces de ella, pero tengo que seguir viéndola, otra mala ironía que purgó desde que no es la persona que conocí, sino otra opaca, dueña de su propio destino y tengo que seguir viéndola, despidiéndome por siempre y viéndola de nuevo, como un día eterno que pasa exactamente igual, una y otra vez y me nubla, porque creo saber llevarlo pero es la situación la que me lleva a mí, no es sano, cada una de las células de mi cuerpo lo sabe, que me estoy consumiendo, aun me agito por las mañanas pensando que ella ya no está dormida a mi lado, lo peor es que ya ha pasado el tiempo suficiente como para sentirme recuperado, pero no lo estoy logrando, pues mañana tendré que saludarla de nuevo…
Quiero seguir adelante pero me corta el paso con sus pesadas ojeras, me detiene, con sus fuertes músculos, me contiene, esperando a que llore, pero hoy tampoco lo logrará.
Y es que hay caminos que ella cruza, irónicos pasos que hacen que mi vida tenga aun menos sentido; y yo sigo bebiendo a escondidas el elixir de la dependencia emocional, mientras ella vive grandes hazañas, nuevos retos y deja atrás lo nuevo viejo, para largarse con lo nuevo reciente, como si al final pudiera completar su vida, pero esta tan falta como yo, lo sé. Pierde el rumbo cada vez que cree alcanzar un nuevo paraje, se deja impresionar con facilidad, es una sensible inconsciente, pero al final acaba haciendo daño con su delicada forma de no enterarse de nada, pues solo vive, solo sueña, y cuando lo hace lejos de uno le hiere, porque promete cosas que cree que puede cumplir, pero se engaña a sí misma, engaña a los demás, y no podemos decirle nada porque lo hace con el corazón en la mano, ya que aun no se conoce lo suficiente como para ser responsable de sus actos.
Y volverá a herir a otro, volverá a sonsacar lágrimas incautas, porque es tan fácil enamorarse de ella, pues cuando te mira te derrite, tienes la sensación de querer protegerla de todo, incluso de ella misma, quieres arroparla, olerla, sentirla cerca con su sonrisa como aura y su aura como refugio eterno. Lo cruel es que es fugaz porque siente que se le escapan las horas, no puede entretenerse más de lo debido ya que siente que ese lugar esta expirando para ella y se agobia, se agita, se disuelve y desea correr al lado opuesto de la oscuridad. Se marcha, dejándote ese agridulce recuerdo, de quienes pudisteis ser y en quienes os habéis convertido.
Y me he despedido tantas veces de ella, pero tengo que seguir viéndola, otra mala ironía que purgó desde que no es la persona que conocí, sino otra opaca, dueña de su propio destino y tengo que seguir viéndola, despidiéndome por siempre y viéndola de nuevo, como un día eterno que pasa exactamente igual, una y otra vez y me nubla, porque creo saber llevarlo pero es la situación la que me lleva a mí, no es sano, cada una de las células de mi cuerpo lo sabe, que me estoy consumiendo, aun me agito por las mañanas pensando que ella ya no está dormida a mi lado, lo peor es que ya ha pasado el tiempo suficiente como para sentirme recuperado, pero no lo estoy logrando, pues mañana tendré que saludarla de nuevo…
lunes, 26 de diciembre de 2011
Efecto Zeigarnik: La mejor manera para olvidar tus relaciones amorosas pasadas.
Kurt lewin (1890-1947), sus aportaciones e ideas influyeron considerablemente sobre la Psicología Social, aportando originalidad y autonomía a esta. De las aportaciones que hoy siguen vigentes y que se utilizan tanto en educación, como en marketing y de manera prosaica e inconsciente por todos nosotros, se encuentra este curioso efecto llamado Zeigarnik. El nombre proviene de la descubridora y alumna aventajada de Lewin, Bluma Zeigarnik.
De manera concisa puede definirse este efecto como la tendencia a recordar tareas inacabadas o interrumpidas con mayor facilidad que las que han sido completadas. Debido a que se genera una tensión psicológica, una preocupación basada en la motivación por terminar aquello que se empezó.
Bluma se interesó en este fenómeno al observar a un camarero que recordaba la lista de pedidos pendientes y sin embargo olvidaba con facilidad los platos que acababa de poner en las mesas. Por lo que más tarde decidió estudiar este fenómeno en el laboratorio, a través de un experimento, donde a una serie de sujetos se les daba unas tareas, la mitad de estas eran interrumpidas antes de que pudieran acabarlas, después se les pedían que recordaran la totalidad de las tareas llevadas a cabo. Los datos mostraban que estos sujetos recordaban más las tareas inacabadas que las acabadas. Como conclusión podemos decir que las personas recordamos mejor las tareas incompletas o a falta de termino que las completadas, debido a que se genera una tensión psicológica en nosotros, con ideas recurrentes y molestas a cerca de la tarea inconclusa, que solo es liberada cuando terminamos el ejercicio. Los seres humanos nos movemos por una motivación de terminación, necesitamos terminar aquello que hemos comenzado. No podemos dejar a medio una serie, pues el efecto “continuará…” provoca en nosotros una necesidad motivada por una tensión psicológica, que nos invita u obliga a ver otro capítulo, a ver terminar la película o terminar el libro de intrigas a las 3 de la mañana pese a que deberíamos dormir para ir a trabajar o a clase.
EFECTO ZEIGARNIK en educación.
Este efecto se utiliza en educación para provocar que los alumnos estén motivados, por ejemplo dejar una pregunta abierta al final de clase para que el alumno la tenga en mente hasta ser resuelta el próximo día. Resultan beneficiosos, en este ámbito educativo, los alentadores descansos de entre estudios, pues hacer un estudio de un tirón, una lección entera, bloquea este efecto, por lo que conviene mejor ir poco a poco y dejar algo a medio y descansar, pues nuestro cerebro seguirá en segundo plano trabajando con el tema inconcluso. Salir a hacer deporte, jugar a la videoconsola, charlar un rato antes de terminar un tema puede llegar a ser más beneficioso que terminar el tema de una sentada sin descansos. Estudia, descansa haciendo cualquier otra cosa o duerme un poco, antes de terminar una lección o tema, pues gracias al efecto Zeigarnik, retendrás mejor la información.
EFECTO ZEIGARNIK en Psicología clínica
En cuanto a posología clínica o psicopatología este efecto también se tiene en cuenta a la hora de tratar los traumas. Pues para superar un trauma debemos ser conscientes de que hemos alcanzado una meta o hemos concluido definitivamente una etapa de nuestra vida, por ello solemos necesitar responder al porqué de los sucesos, para entenderlos y poder ponerles punto y final, necesitamos cerrar etapas y fases teniendo la información necesaria que produzca en nosotros la sensación de culminación. Piense que termina una relación amorosa de manera traumática, lo primero que necesita saber es el porqué de la ruptura, necesidad que se ve agravada por el efecto Zeigarnik, ya que nuestro cerebro necesita poner punto y final, sino estaremos torturándonos todos los días con pensamientos obsesivos, pues la puerta sigue sin cerrarse por falta de información pertinente. Por ello para dar por terminada una relación y que no suponga un trauma indefinido, debemos tener la sensación de fin de etapa, nunca se puede terminar una relación teniendo la sensación de que se puede volver, pues no dejaremos descansar a nuestra mente, ni a nuestro cuerpo, exponiéndolo a dosis desenfrenadas de dopamina y estrés.
EFECTO ZEIGARNIK en marketing, películas y series de TV
Por último este efecto se utiliza en marketing y publicidad, en series y películas. Las series más recordadas son aquellas que nos dejan capitulo a capitulo una tensión, una necesidad de saber lo que va a pasar, la necesidad de terminar aquello que se empieza, (recuerde las temporadas de Lost, como cada capítulo te dejaba nuevas incógnitas que te alentaban e incluso obligaban a ver otro capítulo). Para muchos el final de Lost, les provocó una sensación de frustración y tomadura de pelo y en esta sensación entra en juego el efecto Zeigarnik, pues muchas de las incógnitas lanzadas se quedaron sin respuesta para siempre, provocando que nuestro cerebro no pueda cerrar esa fase, esa serie, con la posterior frustración y desencanto. Sobre esta última cuestión el efecto Zeigarnik, nos lleva a otro efecto o situación relacionada llamado: cliffhangers.
Los cliffhangers
Los cliffhangers (literalmente: “al borde del abismo”) es una frase o imagen que utilizan las series, películas y videojuegos para engancharnos a ellos, es un efecto shock que genera el suspense necesario para motivarnos a saber qué ocurrirá a continuación, es el efecto de no poder dejar de ver el siguiente capítulo de una serie, eso es un cliffhangers. Estamos genéticamente diseñados para que estas situaciones nos atraigan, necesitamos saber cómo acaban las cosas que vemos empezar, necesitamos cerrar fases y etapas. Esta necesidad la desata la dopamina que estimula los centros del placer y de búsqueda de recompensa, convirtiéndonos en adictos al fin y al cabo de una serie que nos abruma con incógnitas, desenlaces abiertos y sorpresas de última hora. Un capitulo malo que no cumple nuestras expectativas, provoca que generemos menos dopamina y por ello no lo apreciamos como emocionante y reforzador o por lo menos no tanto como otros capítulos. Como todas las drogas, existe el efecto de habituación, por lo que necesitamos mayor cantidad de alicientes para sentir el mismo placer que las primeras veces. Es por lo que muchas series suelen venirse abajo para nosotros, pues deben seguir proporcionándonos placer, siendo cada vez más geniales, de lo contrario nos habituamos y perdemos el interés. Así funcionan las series, las drogas y el amor.
Por todo lo explicado hasta ahora concluyo que es normal que cuando un amor nos deja, solamos engancharnos a otras cosas que nos vuelvan a producir felicidad (emisiones continuas de dopamina), unos utilizan drogas (sabiendo que las drogas tienen un gran efecto adverso a medio plazo), otros se regocijan en series o películas, otros hacen deporte y otros comen chocolate….
Deja solo a medio aquellas cosas que quieras recordar por siempre, culmina lo que no quieras recordar.
Según lo expuesto y teniendo en cuenta el efecto Zeigarnik, te lanzo una pregunta para que reflexiones y la comentes en el futuro: ¿cuál parece la mejor manera de olvidar una relación amorosa infructuosa?
miércoles, 30 de noviembre de 2011
Dos Planetas
Pese a que éramos dos seres de dos planetas distintos conseguimos atraernos mutuamente, no dimos importancia a que tu vivías en un entorno de viento frio y húmedo y yo en un hábitat de viento cálido y seco, pensamos que eso no tendría relevancia y continuamos besándonos, abrazándonos, intercambiando sensaciones, fluidos y agitando nuestros sistemas nerviosos, tan distintos y dispares como la noche y el día, en la noche más oscura y el día más radiante.
Continuamos, sabiendo que algún día uno de los dos decidiría volver a su planeta, volver a su vida normal, a sentir el frio o calor de su estado lúcido, de su existencia vacía.
Poco a poco, los besos se dicotomizaban, explosionaban, se separaban, mi calor interior se hacía evidente y tu frio genético también y esos besos se resbalaban inevitablemente en una sensación de beso en un espejo y no en un rostro humano. Sabíamos al fin que aquello no podía continuar, pese a que yo cerraba los ojos para no verlo, pues aun sentía que era cómodo vivir sin saber la verdad, pero ella estaba allí, evidente, clara, absoluta, despeinándonos, jugando con nuestros cuerpos y separándonos al fin, como un ente travieso, que confirma nuestra sospechas.
Somos de dos planetas tan distintos, que solo nosotros creímos que funcionaria y solo nosotros comprobamos que no sería así.
domingo, 13 de noviembre de 2011
La Paradoja de la Espontaneidad
Para describir con claridad en qué consiste esta paradoja recurriré a un ejemplo sencillo y de fácil entendimiento. Imagínese que a usted le encantan las flores y tiene una pareja/amig@ intim@ que desearía que un día viniera con un ramo de rosas para agasajarle, pero ese día nunca llega por lo que decide dar un paso y decirle la siguiente frase: “nunca me regalas flores”. A la mañana siguiente su pareja vuelve a casa con un ramo de rosas para usted y la paradoja de la espontaneidad hace su efecto, en vez de estar alegre y sentirse querida/o, se frustra y no le agrada el ramo, pues cree que ha sido porque usted le ha incitado y no por decisión natural, espontanea de su pareja, puesto que lo ve al fin y al cabo como algo falso e impuesto. Pretender que alguien haga algo espontaneo pidiéndoselo provoca un efecto adverso y contrario, pues lo percibimos como falso y desnaturalizado.
Ahora bien, ¿es lógico creer que la otra persona debe percibir lo que queremos a cada instante sin pedirlo explícitamente?
No es lógico, es un error de atribución, una distorsión cognitiva. No podemos pretender que la otra persona haga cosas por nosotros si no sabe que tal cosa puede sernos agradable, siempre es preferible pedir que esperar en silencio, porque de lo contrario nuestras expectativas nunca se cumplirán y provocaremos en nuestra pareja una sensación de indefensión aprendida (haga lo que haga está mal, así pues no haré nada)y como resultado nos mostraremos irritados, frustrados, dolidos y decepcionados y nuestra pareja se sentirá indefensa, sin saber que ha pasado, pues no conoce ciertamente nuestras apetencias y gustos, ya que no se lo comunicamos explícitamente, este efecto de creer que la pareja debe leer nuestra mente para satisfacernos es uno de los problemas más comunes y dañinos de las parejas con mala comunicación.
Entonces, sí pedimos algo que deseamos que hubiera sido espontaneo y provocamos la paradoja de la espontaneidad o sí no lo pedimos y nos frustramos porque nuestra pareja no hace lo que pretendemos para satisfacernos, ¿estamos ante un callejón sin salida? No estamos ante un callejón sin salida, debemos tener claro en primer lugar que las cosas que se quieren o se desean deben de ser factibles para ser realizables por tu pareja, no tengas pretensiones inalcanzables. Por otro lado la opinión de algunos expertos y de la cual yo parto, es que es más útil y sano pedir lo que deseamos sabiendo que al principio parecerá que nuestra pareja lo hace de forma forzada, pero se trata de un aprendizaje del que participaremos ambos miembros de la pareja.
Aprendemos a expresar lo que deseamos, a escuchar al otro, a obsequiarlo de manera efectiva, si mostramos lo que queremos, nuestra pareja aprende a satisfacernos y a la larga lo que parece forzado y no natural se convierte en espontaneo y verdadero. Por último debemos evitar actitudes encaminadas a la pretensión de cosas (deseos) que provoquen una situación paradójica, como la de querer algo anhelado, que una vez que se obtiene, se rechaza, “si pretendes que te quiera, cuando te quiera, no vas a querer creértelo”.
Ser comunicativos, expresar sentimientos, evitar tener la creencia de que nuestra pareja debe saber lo que deseamos sin pedirlo y evadir en la medida de lo posible la paradoja de la espontaneidad, puede llevarnos sin duda alguna a mantener una relación más sana y feliz.
Ahora bien, ¿es lógico creer que la otra persona debe percibir lo que queremos a cada instante sin pedirlo explícitamente?
No es lógico, es un error de atribución, una distorsión cognitiva. No podemos pretender que la otra persona haga cosas por nosotros si no sabe que tal cosa puede sernos agradable, siempre es preferible pedir que esperar en silencio, porque de lo contrario nuestras expectativas nunca se cumplirán y provocaremos en nuestra pareja una sensación de indefensión aprendida (haga lo que haga está mal, así pues no haré nada)y como resultado nos mostraremos irritados, frustrados, dolidos y decepcionados y nuestra pareja se sentirá indefensa, sin saber que ha pasado, pues no conoce ciertamente nuestras apetencias y gustos, ya que no se lo comunicamos explícitamente, este efecto de creer que la pareja debe leer nuestra mente para satisfacernos es uno de los problemas más comunes y dañinos de las parejas con mala comunicación.
Entonces, sí pedimos algo que deseamos que hubiera sido espontaneo y provocamos la paradoja de la espontaneidad o sí no lo pedimos y nos frustramos porque nuestra pareja no hace lo que pretendemos para satisfacernos, ¿estamos ante un callejón sin salida? No estamos ante un callejón sin salida, debemos tener claro en primer lugar que las cosas que se quieren o se desean deben de ser factibles para ser realizables por tu pareja, no tengas pretensiones inalcanzables. Por otro lado la opinión de algunos expertos y de la cual yo parto, es que es más útil y sano pedir lo que deseamos sabiendo que al principio parecerá que nuestra pareja lo hace de forma forzada, pero se trata de un aprendizaje del que participaremos ambos miembros de la pareja.
Aprendemos a expresar lo que deseamos, a escuchar al otro, a obsequiarlo de manera efectiva, si mostramos lo que queremos, nuestra pareja aprende a satisfacernos y a la larga lo que parece forzado y no natural se convierte en espontaneo y verdadero. Por último debemos evitar actitudes encaminadas a la pretensión de cosas (deseos) que provoquen una situación paradójica, como la de querer algo anhelado, que una vez que se obtiene, se rechaza, “si pretendes que te quiera, cuando te quiera, no vas a querer creértelo”.
Ser comunicativos, expresar sentimientos, evitar tener la creencia de que nuestra pareja debe saber lo que deseamos sin pedirlo y evadir en la medida de lo posible la paradoja de la espontaneidad, puede llevarnos sin duda alguna a mantener una relación más sana y feliz.
El pescador
Y soy aquel pescador, paciente, inmóvil, tranquilo, que descansa bajo la sombra viendo como la tempestad arrasa con mis esperanzas de lograr un sustento. Los demás pescadores, uno a uno van abandonando su puesto, pues saben que con este tiempo nada se puede hacer pero yo me he negado en rotundo, no creo en tiempos, ni en lugares, ni en épocas mejores, creo en el mañana, imagino que el rio, la mar, vuelve a su cauce, a su dulzura natural, al salitre embaucador y que el sol brilla, que yo también brillo.
Pero el mar, el rio, anda muy revuelto, sin esperanzas y yo sin el cebo que atraía al mejor pescado, a las mejores ideas, a las más nobles intenciones, me quedo solo, con una botella medio vacía que representa mi estado mental, mi situación agónica personal, porque no sirvo para otra cosa, no se me dan bien otras labores que no sea esperar pacientemente a encontrar lo que un día hallé, a esperar de nuevo lo que ya ha zarpado a otros mares y ríos menos revueltos, más novedosos, menos parecidos a mí esencia, a mi olor, a mi tiempo, a mi ser.
Y debo levantarme y recoger mis enseres, debo claudicar por fin, pues la lluvia esta borrando lo poco que quedaba de mi y siento como me evaporo, como me transformo en un ser escamado, resentido, apocopado, hundido, como las piedras que voy tirando al mar, al rio, en forma de despedida amarga. Ya no volveré a pescar en este mar, en este rio que tanta riqueza y abundancia me dio en su día. Emigro a otras rutas y me duelen los pies pues mis botas estan ya viejas y quebradizas por haber visitado a otros tantos ríos y mares que creía idóneos y que al igual que este se volvieron bravos, extraños y distantes.
Quizás mi destino no sea el de pescador, quizás sea el de lobo solitario, terrestre y taciturno, que no encuentra nunca una luna que le acoja, quizás sea un ser errante y errático o tal vez un alma de difícil comprensión que añora la simpleza pero que solo se conforma con lo complejo.
Me despido de una vez por todas del mar, del rio y me alejo, dándole mi última lagrima como despedida silenciosa pero despedida al fin y al cabo….
domingo, 16 de octubre de 2011
El tacto. Hambre de piel.
Investigaciones sobre distintas culturas demuestran que italianos y españoles son más táctiles, es decir, los españoles tendemos a tocarnos más entre nosotros, que otras regiones como los norteamericanos, canadienses o los bretones, pero aun así ¿nos tocamos los unos a los otros lo suficiente? ¿Necesitamos ser tocados más a menudo? ¿Estamos satisfechos con la calidad táctil de nuestras relaciones?
El tacto es el sentido más antiguo del ser humano, recorre nuestra basta existencia, nos recubre por completo, nos acoge y delata. Es uno de los grandes centros del placer, solo piense en la última vez en la que alguien recorrió suavemente con la boca, su indefensa oreja, recordará como se le erizaban los pelos de la parte del cuerpo correspondientes al lado de esta oreja, recordará un inmenso, agradable, silencioso y acogedor placer táctil, una delicia para los centros de placer de su cerebro. El tacto representa la sensualidad y por ello no nos tocamos con la suficiente calidad temporal, pues el tabú del sexo recorre nuestro sistema de creencias absurdo y nos encauza hacia una postura reacia sobre el tacto, incluso podríamos decir que esta sociedad es más sexual que sensual, más directa que táctil. Y es una pena, porque nos obliga a caer en los que algunos investigadores han denominado “hambre de piel”, la necesidad imperiosa de querer ser tocados y de tocar a los demás, de reunirnos con otros seres humanos con la excusa de sentirnos unidos, porque el contacto nos hace conscientes de que existimos y de que los demás también existen y con el tacto nos hacemos visibles a ellos.
La falta de sentirnos tocados puede inducir al consumo de drogas, pues con los psicotrópicos se abren ante nosotros centros placenteros de nuestro organismo, experiencias extrasensoriales, táctiles y reveladoras. El “hambre de piel” puede estar detrás de la necesidad de muchas personas de utilizar drogas para suplirlo o calmarlo. Como puede comprobar creo que la opción más correcta seria relajar el tabú sexual del tacto y potenciar en todos los individuos unas creencias favorables hacia tocar y ser tocados como algo común, normal y natural.
Nos tocamos al saludarnos, mostrando que no somos peligrosos, que somos de fiar, porque solo tocamos a personas que nos parecen no agresivos, individuos que sabemos que no nos harán daño. Nos tocamos para despedirnos, indicando que queremos volver a vernos, que seguimos unidos a pesar de la distancia que comenzará a rondar justo cuando nos separamos, nos tocamos cuando queremos sexo, porque es imprescindible, sensual y necesario, nos tocamos poco, no queremos demostrar vulnerabilidad ante los demás, somos fuertes, no necesitamos abrazos, besos ni caricias, pero a la vez esta postura nos devuelve un puñado árido de soledad, vacio y “hambre de piel”.
Reivindico la necesidad de abrazarnos más, de sentirnos unidos como una energía sinérgica, donde el todo es mayor que la suma de las partes, donde nos sintamos vivos, cómodos con la sensualidad, donde dar besos en la frente, mejilla, ojos o boca no sea solo como un indicador de sexo, sino de unión entre personas que se reconocen mutuamente, que desean expresar que están vivas, que quieren, que nos son cobardes, me indigna pensar que una persona pueda sentirse incomoda por ser besada en la frente, y no porque invada su espacio vital, sino porque se sienta vulnerable, necesitamos mitigar nuestra hambre de piel, necesitamos por fin estar más unidos ante las dificultades, ante las injusticias, ante la desesperación, necesitamos por ello ser sinceros, abiertos y completamente táctiles.
Abraza, besa, toca a los demás y deja que ellos te toquen, porque al fin serás visto, sentido y querido como persona, como la persona que merece ser entendida en todos los niveles y sobre todo a nivel afectivo. Toca y deja tocar y empezaras a ser tu mismo.
El tacto es el sentido más antiguo del ser humano, recorre nuestra basta existencia, nos recubre por completo, nos acoge y delata. Es uno de los grandes centros del placer, solo piense en la última vez en la que alguien recorrió suavemente con la boca, su indefensa oreja, recordará como se le erizaban los pelos de la parte del cuerpo correspondientes al lado de esta oreja, recordará un inmenso, agradable, silencioso y acogedor placer táctil, una delicia para los centros de placer de su cerebro. El tacto representa la sensualidad y por ello no nos tocamos con la suficiente calidad temporal, pues el tabú del sexo recorre nuestro sistema de creencias absurdo y nos encauza hacia una postura reacia sobre el tacto, incluso podríamos decir que esta sociedad es más sexual que sensual, más directa que táctil. Y es una pena, porque nos obliga a caer en los que algunos investigadores han denominado “hambre de piel”, la necesidad imperiosa de querer ser tocados y de tocar a los demás, de reunirnos con otros seres humanos con la excusa de sentirnos unidos, porque el contacto nos hace conscientes de que existimos y de que los demás también existen y con el tacto nos hacemos visibles a ellos.
La falta de sentirnos tocados puede inducir al consumo de drogas, pues con los psicotrópicos se abren ante nosotros centros placenteros de nuestro organismo, experiencias extrasensoriales, táctiles y reveladoras. El “hambre de piel” puede estar detrás de la necesidad de muchas personas de utilizar drogas para suplirlo o calmarlo. Como puede comprobar creo que la opción más correcta seria relajar el tabú sexual del tacto y potenciar en todos los individuos unas creencias favorables hacia tocar y ser tocados como algo común, normal y natural.
Nos tocamos al saludarnos, mostrando que no somos peligrosos, que somos de fiar, porque solo tocamos a personas que nos parecen no agresivos, individuos que sabemos que no nos harán daño. Nos tocamos para despedirnos, indicando que queremos volver a vernos, que seguimos unidos a pesar de la distancia que comenzará a rondar justo cuando nos separamos, nos tocamos cuando queremos sexo, porque es imprescindible, sensual y necesario, nos tocamos poco, no queremos demostrar vulnerabilidad ante los demás, somos fuertes, no necesitamos abrazos, besos ni caricias, pero a la vez esta postura nos devuelve un puñado árido de soledad, vacio y “hambre de piel”.
Reivindico la necesidad de abrazarnos más, de sentirnos unidos como una energía sinérgica, donde el todo es mayor que la suma de las partes, donde nos sintamos vivos, cómodos con la sensualidad, donde dar besos en la frente, mejilla, ojos o boca no sea solo como un indicador de sexo, sino de unión entre personas que se reconocen mutuamente, que desean expresar que están vivas, que quieren, que nos son cobardes, me indigna pensar que una persona pueda sentirse incomoda por ser besada en la frente, y no porque invada su espacio vital, sino porque se sienta vulnerable, necesitamos mitigar nuestra hambre de piel, necesitamos por fin estar más unidos ante las dificultades, ante las injusticias, ante la desesperación, necesitamos por ello ser sinceros, abiertos y completamente táctiles.
Abraza, besa, toca a los demás y deja que ellos te toquen, porque al fin serás visto, sentido y querido como persona, como la persona que merece ser entendida en todos los niveles y sobre todo a nivel afectivo. Toca y deja tocar y empezaras a ser tu mismo.
miércoles, 21 de septiembre de 2011
El Lek (zona de juego).
La palabra lek es una palabra que deriva del sueco y significa juego. Es el territorio donde los machos se exhiben para atraer a las hembras. Estos leks han sido estudiados por zoólogos y etólogos durante décadas. En los rituales humanos también se observan estas zonas de juego, un lugar por excelencia catalogado como lek, es la discoteca. Ya en la adolescencia humana podemos observar comportamientos característicos, pues es en esta época donde las hormonas recorren el cuerpo de forma más evidente y voluptuosa, provocando que los jóvenes se junten en plazas y parques y actúen de forma característica, exhibiéndose, gritando, haciendo alardes de fuerza y en definitiva haciéndose notar y provocando que las jóvenes les miren, mientras estas aparecen sentadas tranquilas y observadoras. Esa imagen pictórica y llamativa es un autentico lek, una zona de juego, de exhibición, de conquista, de dejarse ver y en definitiva una zona de poder y dominio. Porque un lek es un lugar donde hay dominantes y dominados, los dominantes en la especie animal se denominan machos alfa, son los fuertes o los más hábiles, los más llamativos o los que mejor cantan, según a la especie animal a la que nos refiramos. En los humanos, es en la adolescencia la época que mejor queda representado el lek. Para los adultos, este proceso es más sereno y requiere de otros espacios mejor definidos, como una discoteca. La discoteca es una zona de juego por excelencia, esto es tan así que incluso las personas que no quieren jugar, por el hecho de formar parte de ese entorno ya están jugando consciente o inconscientemente. La única forma de no participar es no entrando en la discoteca. Para algunas personas saber conscientemente que una discoteca es una zona de juego, les puede deprimir, enfadar e incluso crearles frustración, llegando a pensar que los hombres son simples y burdos y las mujeres malas y arpías, dado que al entrar a la discoteca forman parte de un juego al que no quieren participar, pero es una realidad, si entras estas en el juego, eso se debe asumir, para evitar frustraciones y malos estados de ánimo. Pues incluso siendo consciente de que no se va a participar, ya es una manera de entrar y participar en el juego. Un ejemplo seria un chico que decide entrar en una discoteca con la intención única de tomar una cerveza, se sienta, no mira a nadie, esta relajado y en ese momento entra una chica que cansada de lo que se cuece siempre en las discotecas decide que también está harta dejugar, no quiere más moscardones, solamente tomarse un cubata . Ambos están cerca, relajados, sin ganas de conocer a nadie, sin querer participar, pues en el momento en el que sus miradas se crucen, sin ninguna otra intención que el mero conocimiento de quien tienen al lado, en ese instante están más que dentro del juego, están jugando. No se puede evitar el juego, por mucho que uno quiera huir de él, la única forma es no entrar. Incluso cuando yo mismo decido que no quiero entrar en el juego se que de una manera u otra estoy jugando a no jugar, por el hecho de que mi sola presencia provoca cambios en los demás. Provoca miradas, pensamientos, gestos. No deseo jugar pero los demás ya me han incluido en el juego, pues estoy dentro.
Y como todo juego tiene sus reglas. La regla básica es que es una competición, una lucha no salvaje, un hacerse notar por encima de los demás. Quien no entienda esta regla, no sabe jugar, se frustra al ver a otros pisarles objetiva o subjetivamente, consciente o inconscientemente, suave o bruscamente, se enfada cuando después de unos minutos u horas de conversar con una chica, llega un chico y en cinco minutos se eleva por encima de los demás y es elegido como la mejor opción del momento. Una discoteca es un lek, un lek es un juego de exhibición, poder y dominancia, un terreno llamado a la lucha intelectual y emocional por la conquista.
Mucha gente al hacerle consciente de que una discoteca es un lek, suelen enfadarse, suelen verlo machista, escandaloso, animal, pueril, retrogrado e incluso enfermizo. No son conscientes de que el ser humano es un animal territorial que busca pareja a través de la muestra de lo que es y de lo que puede conseguir. Estas personas no quieren oír hablar de la comparación del hombre con el animal, son dos conceptos que no les casan, que no deben ir juntos. Piensan en la superioridad del ser humano, piensan erróneamente.
Los hombres se exhiben a las mujeres, con su físico, su intelecto, su inteligencia emocional, las mujeres se exhiben también y a la vez eligen, si les apetece, al mejor postor que se encuentre disponible en aquel momento. Nos seducimos mutuamente con miradas, con gestos, abrazos y palabras. Es un juego con reglas casi siempre implícitas, excitantes, llamativas y duras. No es apto para los que no saben perder, para los que se frustran con facilidad, para los débiles emocionales. Se debe aceptar el juego y dejarse fluir por él como una gota más de un inmenso rio de sensaciones, neurotransmisores, de juegos no verbales y verbales, un juego de seducción, dominancia y sobre todo de autoestima.
Y como todo juego tiene sus reglas. La regla básica es que es una competición, una lucha no salvaje, un hacerse notar por encima de los demás. Quien no entienda esta regla, no sabe jugar, se frustra al ver a otros pisarles objetiva o subjetivamente, consciente o inconscientemente, suave o bruscamente, se enfada cuando después de unos minutos u horas de conversar con una chica, llega un chico y en cinco minutos se eleva por encima de los demás y es elegido como la mejor opción del momento. Una discoteca es un lek, un lek es un juego de exhibición, poder y dominancia, un terreno llamado a la lucha intelectual y emocional por la conquista.
Mucha gente al hacerle consciente de que una discoteca es un lek, suelen enfadarse, suelen verlo machista, escandaloso, animal, pueril, retrogrado e incluso enfermizo. No son conscientes de que el ser humano es un animal territorial que busca pareja a través de la muestra de lo que es y de lo que puede conseguir. Estas personas no quieren oír hablar de la comparación del hombre con el animal, son dos conceptos que no les casan, que no deben ir juntos. Piensan en la superioridad del ser humano, piensan erróneamente.
Los hombres se exhiben a las mujeres, con su físico, su intelecto, su inteligencia emocional, las mujeres se exhiben también y a la vez eligen, si les apetece, al mejor postor que se encuentre disponible en aquel momento. Nos seducimos mutuamente con miradas, con gestos, abrazos y palabras. Es un juego con reglas casi siempre implícitas, excitantes, llamativas y duras. No es apto para los que no saben perder, para los que se frustran con facilidad, para los débiles emocionales. Se debe aceptar el juego y dejarse fluir por él como una gota más de un inmenso rio de sensaciones, neurotransmisores, de juegos no verbales y verbales, un juego de seducción, dominancia y sobre todo de autoestima.
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DELIRIOS Y LOCURA

Delirios y otros problemas
Bienllegados a la pagina donde todos vuestros delirios serán recompensados con miradas de incomprensión y rechazo amable.
Nos movemos incesantemente por sendas incautas, ataques de locura anonimos y vulgaridades encendidas por el alcohol de cualquier cantina.
No vengo a vender nada de valor ni a regalar una sonrisa verdadera, vengo para quedarme sentado mientras tu disfrutas de la ignorancia de los demás.
Vengo para quedarme sentado entre tus historias de a media tarde, para escucharlas, leerlas y enmudecer al ver que todos somos tan parecidos, tan complejamente simples.....
Me siento y te escucho. Sientate y escuchate. Sentemonos a escucharnos.Escuchame si puedes.
Nos movemos incesantemente por sendas incautas, ataques de locura anonimos y vulgaridades encendidas por el alcohol de cualquier cantina.
No vengo a vender nada de valor ni a regalar una sonrisa verdadera, vengo para quedarme sentado mientras tu disfrutas de la ignorancia de los demás.
Vengo para quedarme sentado entre tus historias de a media tarde, para escucharlas, leerlas y enmudecer al ver que todos somos tan parecidos, tan complejamente simples.....
Me siento y te escucho. Sientate y escuchate. Sentemonos a escucharnos.Escuchame si puedes.